De Otro Modo No Puedo Pensar

Ya pasó medianoche. Pienso en tí.
Llevo en la mente las imágenes
de tu cuerpo envuelto por sueños,
y recuerdo haber leido la revista
de tu comportamiento, muy impresionado
por todos los ejemplares.

Hace poco pasó la una. Dete cuenta,
pienso en tí. De otro modo
no puedo pensar, ni saborear
al mundo que me rodea. Porque
fuera de tí, me muero en toda la muerte
del mundo, que vive brillante en tí.

Y acaso es una enfermedad muy grave
que me toca cuando estamos separados,
pero la distancia me parece anormal
cuando cae entre nosotros, y la ausencia
de tu voz, aún de tus pensamientos,
me arrancan de mi mismo.

Tu cabello está malpuesto
cuando no fluye por mis dedos,
y tu cuello tan liso y larga
nunca tendrá palabras como aquellas
con ritmo de sangre que se hechan
contra mi palma, el oido de mi corazón.

Ay, me hablas sin palabras,
y te oigo sin comprensión verbal,
pensando a la vez de muchas cosas,
mi pasado confuso, porvenir desconocido,
hasta que los fuegos en mi mente
bailan como estrellas en el cielo.

Ya vienen las dos, y vivo en tu reloj,
mi amor. Sean tres, o seis, o doce,
pienso en tí, y cuando se quietan mis
ideas, se asoma el sol de tu ser, y ahí
en mi cielo reluciente, piensas en mí,
que luego no puedo pensar.