Amigas

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Mientras esperaba a Celia sentada sentada junto a una de las mesas del Mylans, Alicia volvió a pensar en Timmy. Tras unos meses de relación, tenía que reconocer que era realmente encantador, un chico muy majo que desde el principio había pulsado algunas de las teclas que normalmente llevaban a Alicia a pasar de la fase aventura-fugaz a la de posible-relación: Timmy era agradable en el trato, cariñoso, interesante en la conversación --que solía girar en torno a temas de mutuo interés--, y no estaba, por qué no decirlo, nada mal Fsicamente.

Aunque luego, oh, había venido aquella pequeña decepción... digamos que la naturaleza --en estos términos prefirió pensarlo, amonestándose a sí misma sobre la primera expresión que le había venido a la cabeza al verlo-- no se había mostrado demasiado generosa con él en lo referente a esa parte de la anatomía masculina que... bueno, esa parte que de forma más evidente define la masculinidad.

Los siguientes días al pequeño descubrimiento habían supuesto una constante agitación interior para Alicia. No era que ella pensara dejarle (aunque tampoco podía negar que era una de las opciones a contemplar), al fin y al cabo una relación no se sostiene solo en eso. Lo cierto es que él se hacía querer y era difícil renunciar a todo ese lado positivo, lleno de esa, por así decir, proclividad a satisfacer. Pero la eventualidad no dejaba de ser un problema (¿para qúe mujer no lo sería?) con el que había que tratar, sobre el que había que meditar, que había que intentar asimilar.

El bolso zumbó sobre la mesa, sacándola de sus pensamientos. Sacó el dispositivo y vio en la pantalla un mensaje de Celia, anunciando que tardaría diez minutos en llegar. Alicia respondió con un tranquila, te espero. Tenía ganas de ver a Celia. ¿Quién mejor que una amiga para compartir sus inquietudes? A mediodía Celia le había preguntado por teléfono qué tal iba todo, y Alicia le había respondido con un ¿te apetece quedar luego y tomamos un café?, de modo que Celia debió de captar que Timmy andaba cerca y aceptó la invitación con un uy, uy... claro rebosante de expectación y curiosidad.

Tampoco es que hubiera sido brusca expresándose con Timmy acerca del tema, ni siquiera del todo explícita al principio, aunque obviamente tampoco es fácil disimular la pizca de frustración que había sentido. Él lo había percibido, sin duda, ya esa primera vez. La actitud un tanto ausente de ella, el incómodo y --aunque una intente evitarlo-- significativo silencio posterior, aquel tímido (revelador de que él sabía) "¿quieres que te acaricie otra vez" y la respuesta un poco fría de ella --confirmándole a él que sí, que aquello era una pega--: "no, está bien así, cielo", seguida de otro meditativo silencio, incómodo para ambos pero --por motivos más que evidentes-- especialmente incómodo para él.

Aun evitando la brusquedad, tampoco quería que él tuviera la impresión de que todo estaba perfecto, después de todo sería engañarle a él, y sería engañarse a sí misma. Y también sabía que para buscar soluciones a un problema había que tratarlo de forma más explícita. Así que había comenzado a matizar un poco sus comentarios. A los:

--No te preocupes, cielo, de verdad que no tiene tanta importancia,

les sucedía ahora un:

--a ver, si de verdad quieres que sea del todo sincera, sí, es cierto que una mujer tiene ciertas necesidades...,

y cuando ella, durante algún momento íntimo, en medio de caricias y tiernas sonrisas, soltaba un "¿no te parece que es mejor ser abiertos sobre las cosas?" él ya había aprendido a anticipar que ella no tenía un día de reprimir sus impresiones sobre el asunto, y que estaba a punto de sacar este a un primer plano para comentar algún aspecto sobre el mismo.

Parecía clara en Timmy cierta actitud solícita, una evidente tendencia a complacerla en todo cuanto pudiera. Tal vez, como Alicia habia escuchado sobre otros hombres en su mismo caso, se trataba de una especie de tendencia a compensar esa carencia. No es que ella esperara una actitud servicial por parte de él, pero desde luego, especialmente en los momentos más íntimos, tenía que reconocer que ese estar pendiente de los gestos de ella para aprender a descifrar lo que quería en cada momento (la prontitud, por ejemplo, de Timmy en responder a una mínima y cariñosa presión hacia abajo de las manos de ella sobre sus hombros, la premura con que él bajaba la cabeza hacia sus muslos para complacerla) a Alicia no le desagradaba en absoluto. Así que decidió dejarse llevar un poco y dejar que las cosas evolucionasen de modo natural.

Recordó, la cara de Timmy la primera vez que ella le mostró el juguete. Esa noche ella estaba especialmente excitada (tal vez por haber pasado gran parte de la tarde pensando en las posibles opciones --algunas de ellas un tanto divertidas-- para hacer las presentaciones entre el juguete y Timmy). Tras terminar él de atenderla oralmente por segunda vez, estuvieron acariciándose, riendo... ella se sentía especialmente atrevida y aprovechó la intimidad y ternura del momento para susurrar junto al oído de Timmy un: "bueno, y ahora qué vas a hacer para no dejar a tu novia a medias...?" Fue como pulsar un interruptor de la luz, siendo la bombilla la cara de Timmy en el momento de escucharlo.

Ella le tranquilizó dándole un beso casi maternal, y entonces, sin dejar de mirarle ni de sonreír, se giró un poco y extendió de forma resuelta el brazo hacia atrás, abriendo el cajón de la mesilla, y se volvió hacia él con el juguete en la mano. La cara de Timmy era todo un poema, encendida más intensamente que antes. Ella volvió a tranquilizarle: le subrayó la confianza que implicaba compartir con él algo tan íntimo, le dijo que así debía entenderlo, que era natural hacer uso como pareja de ese tipo de recursos.

Y al mismo tiempo (dios mío, se dijo Alicia), ¿cómo obviar el aspecto crecientemente divertido que acompañaba a la excitación que crecía como un oleaje en su interior? Ver la cara Timmy, que no sabía qué hacer con los ojos, esforzándose infructuosamente en no mirar el juguete en la mano de ella. Su cosita a la vista, muy cerca del juguete. Alicia sonriendo, mirándole la cara, esperando a que su turbación se calmase un poco. La mirada de él posándose finalmente en la de ella, ambos mirándose durante un momento. Y entonces ella, con la sonrisa explayándose sin el menor tapujo, dirigiendo la mirada --y arrastrando con ella la de Timmy-- hacia el juguete, sujetando este con la mano, exhibiéndolo, tan cerca de la cosita de él... no pudiendo evitar el descaro --el excitante descaro-- de compartir con él la inevitable y obscena comparación...

--Alicia! --Celía estaba junto a ella, despojándose de su elegante abrigo, no había advertido su llegada, ensimismada como estaba en sus pensamientos--.

--Hola!

--No te levantes, qué guapa estás --dijo Celia mientras se inclinaba para besarla. Después rodeo la mesa con pasos rápido y se sentó frente a Alicia--. Bueno, ¿qué tal estás?

Intercambiaron algunos comentarios sobre los temas de actualidad que más les interesaban, pero sin profundizar en ninguno, sino más bien pasando rápidamente sobre ellos. Tras la conversación telefónica durante la que se habían citado Celia tenía claro que el asunto que las reunía tenía que ver con Timmy, y no disimuló su impaciencia.

--Bueno, cuéntame --dijo mirándola y componiendo un gesto de expectación y curiosidad.

Se produjo una larga pausa, que contrastó con la carrerilla que habían cogido en los comentarios anteriores, un preámbulo silencioso que las introdujo rápida y nítidamente en el mucho mas pausado ritmo de la confidencia. Alicia apretó los labios y ladeó la cabeza, como buscando las palabras.

--A ver, cómo te lo digo...

--Tranquila, niña --dijo Celia, manteniéndose expectante pero relajando el rostro y eliminando de él todo gesto de impaciencia; posó suavemente su mano sobre la de Alicia, por encima de la mesa--, tenemos tiempo, no hay ninguna prisa.

Entonces Alicia se decidió. Desprendió su mano de la de Celia, pero no la retiró. Solo la elevó un poco y extendió los dédos índice y pulgar, como si fuera a utilizarlos a modo de pinza. Pero no los utilizó como pinza, simplemente mantuvo una separación fija entre ellos, como... indicando una longitud. No era una longitud extremadamente corta (no se trataba, al fin y al cabo, de uno de esos casos extremos), aunque sí lo suficientemente corta como para... bueno, como para resultar llamativamente corta.

Levantó la vista desde su propia mano hacia el rostro de Celia, en el que un primer y muy fugaz reflejo de confusión dejó paso a un gesto de comprensión, al que su vez sucedió otro de sorpresa, mientras devolvia la mirada a Alicia y esta asentía con la cabeza.

--No...! --dijo Celia, y a esas alturas de su dinámica expresiva su rostro era claramente la antesala de una sonrisa, solo contenida por el respeto hacia su amiga, a quien en una situación así ambas sabían que le correspondía decidir el momento de la misma.

--Sí, hija.

--Qué sorpresa, quién lo hubiera dicho! --dijo Celia, y esta vez Alicia apartó un poco la mirada, con un ligero rubor en las mejillas, principalmente por Timmy, ante la evidente referencia que Celia acababa de hacer a él, pero también en parte por ella misma, por la confesión que acababa de hacer y el "sí, me ha tocado" que conllevaba.

--Imagínate la mía al verlo --a pesar de la punzada de ternura hacia Timmy, no pudo evitar el tono de complicidad con Celia. Una sonrisa no podía ser tan mala, incluso diría que se hacía necesaria, aunque solo fuera por intentar restar un poco de importancia al asunto. Se produjo, y la compartieron.

--Sé discreta, ¿vale?

--Claro, ya lo sabes.

--No quiero que él... aunque, ¿sabes lo que me preguntaba esta tarde, antes de venir? No podía dejar de preguntarme si lo saben...

--¿Saber qué?

--Ya sabes... ese tipo de chicos, si son conscientes de... --hizo otra pausa, buscando de nuevo las palabras con que decirlo.

--¿De que su relación con las mujeres conlleva el cachondeo de estas sobre su pequeño secreto? --concluyó Celia resueltamente.

Alicia le dirigió un juguetón gesto recriminatorio, pero la verdad es que no podía reprocharle la crudeza del comentario, al fin y al cabo bastante realista.

--Sí, de eso --dijo.

--Créeme, claro que lo saben. Acuérdate de Javi.

Realmente no era necesaria que Alicia le recordara el caso de Javi, a ella misma le había venido a la cabeza varias veces durante los últimos días, y era inevitable que también Celia hubiera pensando inmediatamente en él tras la confidencia sobre Timmy.

Javi había sido pareja de Miriam, una de las amigas del grupo. Un día (durante la relación, que había durado unos meses) ella les había contado el pequeño problema que tenía con él. Se trataba, en fin, de la misma incómoda carencia de la que adolecía Timmy.

Alicia recordó las primeras sonrisas nerviosas, mientras las chicas aportaban a la frustrada Miriam ideas sobre las consabidas alternativas en un caso así. Y cómo después el tema, sin haber llegado a copar todas las conversaciones, sí había resultado ser desde luego recurrente entre ellas. Pensó, con un poco de apuro por Timmy, en el amplio repertorio de bromas a que había dado lugar, las expresiones inventivas (ella misma había aportado, entre risas, más de una), las referencias veladas cruzadas entre ellas durante el transcurso de alguna fiesta o reunión, y... la anticipada agitación --con más de un comentario telefónico previo, a modo de un casual "sí, Miriam me dijo que no sabe a qué hora llegarán, ella y Timmy"-- de que a veces fuera a ocurrir estando él presente.

No es que hubieran sido descaradas y del todo explícitas delante de él, pero sí: rebasado el punto en que una de ellas no había podido resistirse a la tentación, no era extraño el cruce de algún comentario furtivo entre ellas, o que algún tema relacionado surgiese por casualidad en una conversación de grupo en la que él estuviese también. Hasta una o dos veces, por parte de alguna de ellas al dirigirse a él, tuvo lugar un poco disimulado escrutinio de cierta parte de su anatomía por parte de la interlocutora. En fin, sin haber sobrepasado nunca ellas el límite de las buenas maneras, no había sido extraño asistir todas más de una vez a un intenso y repentino rubor encendiéndose en las mejillas de Javi, asistiendo Miriam también al show (si es que en algún caso no llegó a ser ella misma quien había suscitado el desenlace el mismo aportando el primer comentario).

La sonriente cara de Celia --sin duda recreando en su cabeza los mismos eventos que ella estaba recordando-- le envío un gesto de asentimiento, enarcando las cejas, desde el otro lado de la mesa. Alicia se dio cuenta de que la sonrisa en su rostro no era más que un reflejo de la suya propia. Volvió a sentir el apuro por Timmy, pero la verdad es que era muy difícil evitar el lado divertido de un caso así, una vez compartida la confidencia.

--Supongo que les costará asumirlo --reflexionó Alicia sin perder el tono divertido--, pero no creo que en el fondo a un chico así le sorprenda lo más mínimo, al fin y al cabo él es el primero consciente del tema.

--Bien pensado, creo --y aquí la risa de Celia perdió todo vestigio de contención-- que hasta debería sentirse orgulloso de hacer pasar más de un buen rato a un grupo de señoritas.

--Eres incorregible --Alicia compartió sin tapujos la risa.

--¿Se lo has dicho ya a Miriam? --Celia sabía que, al igual que ella misma, Miriam era de las más cercanas a Alicia dentro del más amplio grupo de amigas.

--Aún no... --Alicia dudo un momento, pero lo soltó--, aunque no será por falta de ganas. Está fuera.

--Ya sabes que la discrección no es su fuerte...

--Ya. Intentaré que al menos se contenga un poquito delante de él.

En ese momento sintió un enorme cariño por Timmy, y al mismo tiempo --tuvo que reconocer-- un poco de impaciencia por el nuevo rol que él iba a tener en el grupo de chicas. Los momentos de --no pudo evitar la pequeña crueldad de pensarlo con esa expresión-- protagonismo que iba a tener en el mismo.

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Anonymous
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1 Comentarios
AnonymousAnónimohace 2 meses

Admiro que dediquen tiempo a escribir una historia en toda regla y con una prosa tan suave y lenta. Especialmente cuando este tipo de fetiches suelen ser más vistos en historias pornograficas, inmediatas y poco realistas. Hiciste un buen trabajo. Especialmente en las pausas y ambientes. Los cambios de escena en medio pueden ser confusos, pero no deja de ser una buena historia, y un pie para más.

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