Corriendo en el Parque

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Una chica se ve sorprendida por un competidor tenaz...
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Eran las 6am, y como siempre a esta hora ya estaba en la pista de jogging del parque.

Todas las mañanas era lo mismo. Salía de mi casa a las 5:40, llegaba al parque y después de algunos ejercicios de calentamiento me ponía a correr alrededor del lago principal. En total unos 5 kilómetros diarios.

Desde niña lo hacía, y ahora a mis 22 años se había vuelto una obsesión. No podía pasar un día sin que corriera. Y bueno, también he de confesar que era divertidísimo dejar a los demás corredores atrás. No había nadie que pudiera conmigo, y eso elevaba mi ego a niveles insospechados.

"Vamos a ver, Martina, a ver a quien le ganamos hoy... " Me dije con una sonrisita arrogante, realizando los últimos estiramientos.

En eso estaba cuando de repente una hermosa pareja de viejitos paso caminando a mi lado, y el señor se me quedo viendo de una forma bastante sugerente. El pobre ancianito me quería casi comer con la mirada, y no pude evitar sonreír con vanidad ante eso.

Me sabia bonita. Bueno, más que bonita, espectacular. Como mi padre era holandés y mi madre mexicana, había heredado lo mejor de dos mundos.

Tenía prácticamente todo. Largas y poderosas piernas que terminaban en un culito redondito y respingón, cinturita de avista, pechos firmes, hombros definidos y un rostro casi perfecto, como de niña, con los ojos avellana más tiernos del mundo. Y por si fuera poco también tenía un cabello dorado espectacular, que hoy traía amarrado en una coqueta colita de caballo que llegaba a media espalda.

Y claro, también procuraba vestirme siempre de forma muy sexy, especialmente cuando salía a correr.

Hoy traía puestas unas mallas negras de licra que se me pegaban como si fuera una segunda piel, un bra deportivo ajustado rosa y finalmente unos simpáticos tenis negros.

"Ay ese viejito... " Me dije con una mueca simpática al ver como el ancianito me seguía admirando a la distancia. Me mordí los labios con coquetería, pensando en que ojala no le de un infarto al verme pasar.

Pero ya no quería pensar en mas distracciones. Con determinación voltee a ver la pista de jogging, y al sentir como mi corazón palpitaba con fuerza y la adrenalina comenzaba a fluir supe que mi cuerpo estaba listo para la acción. El momento había llegado...

Apreté un poco los puños y entonces comencé a trotar muy suavemente. Pero no pude contenerme por mucho tiempo y después de algunas pocas curvas ya iba a una velocidad considerable. El viento en mi rostro era delicioso, y casi podía sentir como cada uno de mis poros se iba cubriendo de mi delicioso sudor.

Me sentía viva. Feliz. Eufórica.

De repente un tipo paso a toda velocidad junto a mí y con frialdad me dijo:

"Con permiso..."

Durante un segundo me quede asombrada, ya que no era normal que me rebasaran de esa manera. Y lo peor era que el tipo no era precisamente un jovencito. Tendría unos 45 años y venia vestido con unos shorts negros y una pechera azul. Y era obvio que se ejercitaba regularmente, ya que sus brazos y piernas mostraban una musculatura poderosa, muy bien definida.

Pero cuando pude ver su cara me quede impactada. El tipo era guapísimo. Casi parecía el doble de Pierce Brosnan, aunque un poco mas estilizado. Si no fuera porque mi orgullo estaba herido, mis instintos de mujer me hubieran dicho que podría ser material para galán.

Apreté los puños con enojo, y acelere casi hasta mi máxima velocidad. Me le fui acercando rápidamente y cuando lo rebase le dije con una risita sarcástica:

"Adiós..."

Pero poco me duro el gusto.

Apenas unas curvas más adelante el tipo volvió a rebasarme, pero esta vez de forma más agresiva que la anterior. Y al pasar su frase fue contundente:

"Con permiso, estorbas..."

Alcance a ver en su cara que el tipo estaba muy divertido con la situación. "No solo tiene el descaro de venir a mi parque y desafiarme, sino que encima se burla..." Dije poniendo una mueca de enojo. "Estúpido, voy a demostrarle quien manda..."

Y haciendo uso de toda mi velocidad en apenas unas curvas más le volví a dar alcance y lo rebase como si estuviera parado, pero entonces no me pude contener y le di un pequeño empujón que casi lo saca de la pista.

"Disculpa, pero si no sabes correr no lo hagas.." Dije con ironía.

El tipo no dijo nada y como pudo volvió a agarrar el ritmo, pero a paso lento pero seguro fue acercándose de nuevo. Voltee a verlo con angustia, sin saber que otra cosa hacer. Y lo peor de todo era que mi cuerpo no podría aguantar mucho más tiempo corriendo a este ritmo. Mi respiración estaba aceleradísima y el corazón se me estaba saliendo del pecho.

Y el tipo se seguía acercando...

"Uff... uff... ¿Qué ese... tipo... no se cansa nunca...?" Dije jadeando.

Y no. Parecía sacado de una película de Terminator. Ni siquiera parecía estar cansado.

Sentí como los músculos de las piernas comenzaban a fallarme, y con desesperación me di cuenta que quizás esta sería una carrera que no podría ganar. Justo entonces el tipo paso a mi lado y me dio una nalgada.

¡Slap!

"Óyeme, ¿Qué te...?" Proteste enérgicamente.

"¿Ya te cansaste, chiquita?" Me dijo mientras bajaba un poco la velocidad y volteaba a verme con un gesto encantador, que me dejo desarmada. El tipo era aun más guapo de lo que pensaba, y a pesar de que no era un jovencito ni siquiera estaba respirando agitado por la carrera. Me mordí coquetamente el labio.

"No, no me he cansado.." Dije con actitud infantil.

Entonces el tipo me señaló un pequeño puente a unos 100 metros.

"¿Ves ese puente? Te apuesto a que te gano..." Dijo con confianza.

"¿Ah sí?" Respondí con una mueca de incredulidad "No sé si te hayas dado cuenta, pero soy buenísima en distancias cortas..."

"No importa. Pero si llego antes que tu, te daré otra nalgada. Si tu llegas antes, te daré... hm... $500 dólares. ¿Te parece?"

Me reí un poquito ante la situación. Sin duda, serian los $500 dólares más fáciles de mi vida.

"Si, vamos.." Respondí muy ufana.

"Pero antes, ¿Cómo te llamas?"

"Martina... " Dije con una sonrisa de niña arrogante. "¿Y tú..?"

"Lo siento, es confidencial" Dijo sin poder contener una sonrisita coqueta.

"Oye, eso no es justo, yo sí te dije el mío... "

"Nada en la vida es justo, nena.." Y con eso el tipo se arranco a correr a toda velocidad, dejándome muy atrás.

"¡Oye..!" Dije sorprendida, y con muchísimo coraje acelere con desesperación. El tipo me había sacado ya varios metros de ventaja, y a pesar de su increíble condición física era evidente que en una carrera a velocidad no tenia oportunidad contra mí. Aun así y pese a que me le estaba acercando, vi con nervios que quizás no lograría alcanzarlo antes de llegar al puentecito.

"V..vamos... grrr.....vamos..." Me dije entre jadeos, acelerando aun mas mis zancadas. Mi espectaculares piernas estaban siendo probadas al límite, y ahora las sentía como si tuviera fuego en la piel. Mis pulmones bombeaban oxigeno a mi corazón, que latía como loco, y la adrenalina fluía por mis venas de una forma escandalosa.

Pero aun así..

La meta estaba ahora a pocos metros, y solo un milagro me daría la victoria.

Apreté aun mas los puños y acelere aun mas. Al límite de mis fuerzas.

Pero la vida es injusta. Perdí..

Con frustración vi como el tipo llego a la meta apenas medio segundo antes que yo.

Sin poder detener la inercia de mi cuerpo y con las fuerzas al mínimo caí pesadamente al pasto, respirando agitadamente.

"Ahhhhhh.... Uff.........uf..." Dije entre jadeos, sintiendo como cada musculo de mi cuerpo estaba a punto de explotar por el esfuerzo.

Pero lo que más me dolía era el ego. Había sido vencida en mi propia pista, y a pesar de los atenuantes la idea me era insoportable. Trate de contener las lagrimas, mientras mi rival se inclinaba cerca de mí con actitud claramente de victoria.

"¿No era esto tu especialidad..?" Dijo dándome una fuerte nalgada.

¡¡¡SLAP!!!!

"A..auch..." Dije con la cara aun en el pasto. "H..hiciste trampa.."

"¿Trampa? No, señorita, creo que más bien te confiaste.." Dijo con un tonito travieso.

"N..no, no me confié. Arrancaste antes.." Le recrimine.

"Bueno, podemos salir de dudas muy rápidamente.. ¿Ves ese otro puente?"

Con esfuerzo me levante un poco, y en efecto vi un puente a unos 100 metros de distancia.

"Bueno, nena, si me ganas ahora no solo te daré los $500 dólares de la anterior carrera, sino que duplicare la suma. ¿Aceptas?"

Poco a poco me levante, limpiándome el sudor de la cara. El trato sonaba muy bueno. El tipo me había vencido una vez, claro, pero era porque había hecho trampa. No me volvería a ganar de nuevo, y además la distancia ahora era mayor.

Pero.. algo no estaba bien.

"Y.. ¿Qué pasa si tu ganas?" Pregunte con inocencia.

"Bueno, me tienes que prestar tu cuerpo para mis sucios propósitos durante 15 minutos." Dijo con picardía.

Me puse roja ante el comentario, y casi sin darme cuenta adopte una postura ligeramente más sensual.

"¿Ah sí? Pues, creo que no tendrás nada.."

El se limito a sonreír, y rápidamente los dos nos colocamos lado a lado en la pista. Esta sería una carrera épica.

"Uno... dos..." Comenzó a contar.

"¡Tres!" Dije con malicia y en un segundo mi cuerpo acelero como nunca antes lo había hecho. En apenas 2 metros ya estaba casi a mi máxima velocidad, y cada musculo en mi cuerpo estaba trabajando al 200% para asegurarse de que siguiera acelerando.

"Vamos, Marianne...Grrrrr... vamos..." Me dije con fuerza, fascinada con mi arranque. Estaba segura de que a estas alturas el tipo ya estaría muchos metros atrás.

Pero al oír una respiración a mi lado me quede helada. Voltee ligeramente el rostro y vi que mi rival estaba apenas 1 metro atrás de mi.

¡No! ¿Cómo es posible...?

Pero no había tiempo para lamentos. El momento era ahora. Tenía que demostrarle quien manda en esta pista.

Fui aumentando mas y mas mi velocidad, hasta que llegue a un ritmo brutal, casi como una cheetah corriendo para cazar una cebra. Mi estilizada figura cortaba el aire con violencia, y el mundo a mi alrededor era solo una mancha borrosa.

En mi mente solo estaba la meta.

Pero sorprendentemente, mi rival no solo estaba logrando mantener el paso, sino que se acercaba lenta e inexorablemente a mí. No sé de donde saque fuerzas, pero aumente aun mas mi velocidad. Me dolían las piernas y el estomago, pero mi voluntad se impuso. TENIA que ganar esta carrera, aunque me costara la vida.

La meta estaba ahí, a tan solo 20 metros ahora. Prácticamente nada.

Aun le llevaba 50 cms al tipo, y al ver que había dejado de acercarse me di cuenta que no habría forma de que me alcanzara. Entonces con una sonrisita coqueta voltee a ver a mi rival, que de repente dijo:

"Te vas a ver preciosa mamando mi verga..."

No sé que me sucedió. Por un segundo perdí la concentración, y cuando volví a mirarlo el ya había llegado a la meta antes que yo.

¡Oh Dios, no...!

Exhausta, fui bajando la velocidad hasta que me detuve en seco contra un árbol cercano y con esfuerzos me sujete a él. Mi respiración iba a mil, y el sudor cubría por completo mi cuerpo y empapaba mi ropa.

"M..maldición.. eres una estúpida, Martina.." Me dije con frustración, golpeando el árbol con las palmas.

Sentía muchísima rabia. Muchísima. La furia fluía por mi venas por la forma tan estúpida en la que había perdido. Una sola desconcentración me había costado muy caro. Pero aun así reconocí la habilidad de mi rival para desorientarme de esa manera. No a muchos se les hubiera ocurrido tan genial maniobra. Y quizás esa era la única forma de ganarme.

De repente mi rival se me acerco por detrás y con sus brazos me hizo voltear hasta quedar con la espalda contra el árbol. Sin darme tiempo a reaccionar se apretó contra mí, y su boca busco la mía con seguridad.

"E..espera..." Trate de decir, pero sus labios se apretaron con violencia contra los míos, y su lengua entro con voracidad en mi boca. Me puse muy tensa, pero lejos de reaccionar defensivamente se me escapo un gemido dulce, que le dio más ánimos a mi guapísimo rival. Su lengua seguía moviéndose por todos lados dentro de mi boca, y aunque la mía trato de hacerle frente rápidamente las dos se trenzaron en un baile apasionado, voraz, depravado.

"Por cierto.. me llamo Armand." Me dijo de repente, y antes de que pudiera contestarle volvió a besarme. Su poderoso y sudado cuerpo se apretó con lujuria contra el mío, mientras sus manos sin mucha sutileza agarraban la parte de abajo de mi top y lo subían agresivamente, dejando mis firmes pechos expuestos ante sus ojos. Con infinita lujuria me los apretó deliciosamente a la vez que su lengua seguía explorando el interior de mi garganta.

"Ah..." Gemí suavemente.

"Eres hermosa, Martina.." Dijo Armand mientras besaba y lamia mi cuello, bebiéndose mi sudor. Mis reacciones no dejaban lugar a dudas, y era evidente que a estas alturas mi voluntad era completamente suya. El cazador había cazado a la liebre. Y él, al verme tan indefensa, deslizo su mano por debajo de mis mallas y la apretó contra mi sexo. Sus dedos comenzaron a frotar los pliegues alrededor de mi clítoris de una forma deliciosa, mientras yo me retorcía de placer contra el árbol.

"Ahhh.....mmmmm..." Gemí poniéndome tensa con una actitud juguetona. Sus dedos hacían maravillas entre mis piernas, y no sabía cuánto más podría aguantar así.

"Estas empapada.. " Me dijo mientras volvía a besarme, y esta vez pude sentir el sabor de mi piel en su lengua. Era delicioso.

"N..no pares..." Dije entre jadeos, arqueando la espalda.

Sus dedos se movían de arriba para abajo justo alrededor de mi pequeño botoncito, en una cadencia sensual que parecía no terminar nunca. Y al ver cómo me retorcía de forma descarada, Armand entendió que era el momento de atacar y comenzó a moverse aun mas rápido entre mis piernas.

"Oh.. D.dios.." Dije con apuros, temblando ligeramente. Estaba a punto de venirme.

Abrí la boca y saque mi lengua de una forma lujuriosa, deslizándola por mis labios. Mis manos se apretaron contra el tronco del árbol, y de repente sucedió. Una explosión de cimbró mi clítoris y me invadió por completo, llevando a todos los nervios de mi cuerpo a un estado de lujuria indescriptible.

Mi mente se quedo en blanco, mientras el más exquisito placer me azotaba sin piedad.

Hasta que pasados varios segundos fui volviendo en mi, y lo primero que sentí fueron mis piernas, que temblaban ligeramente por la emoción. Y cuando pude abrir los ojos vi que Armand solo sonreía complacido, viendo mis reacciones.

Pero de repente y con una actitud dominante me sujeto de los hombros y me hizo dar la vuelta contra el árbol, al que me sujete con dificultad.

"Bájate las mallas y luego inclínate hacia delante, contra el árbol..." Me dijo al oído, apretándose contra mi espalda. "Pero no dobles las rodillas.."

Asentí con actitud tierna, y entonces agarre el elástico de mis mallas y lo baje hasta que deje mi espectacular colita completamente expuesta. Entonces sentí una de sus manos en mi cuello, obligándome a inclinarme hacia delante hasta que mi torso quedo completamente horizontal, con la espalda deliciosamente arqueada. Me sujete como pude al árbol mientras que mis largas piernas se mantenían rectas, sin doblar las rodillas.

Sentí muchísima impotencia, y quizás hasta algo de enojo. Aquí estaba yo, en la posición más vulnerable, y después de haber sido vencida de forma humillante por Armand. Pero...

... Mi naturaleza opinaba diferente. Quería una verga, y la quería ya. Sin importarle nada.

Armand parecía entender perfectamente mi dilema, porque sin darme tiempo a seguir pensando se apretó vigorosamente contra mi culito, y sin avisarme agarro mi delicada tanga y de un jalón me la arranco.

"A..au..." Dije dando un coqueto saltito.

Armand solo se rio un poco, y entonces oí como se bajaba el short y sacaba algo de él. Sin poder contener la curiosidad voltee para atrás, y durante medio segundo pude admirar su deliciosa verga, que se erguía majestuosa contra mis nalgas. Me mordí nuevamente los labios con una expresión de niña tierna, pero de repente sentí una mano poderosa detrás de mi cabeza, que me agarro de la colita de caballo y me obligo a mirar de nuevo al frente.

"A..ah... " Dije sonrojándome.

"Las niñas que perdieron su carrera no pueden ver, solo sentir..." Me dijo al oído Armand, lo cual me erizo sensualmente la piel.

Y entonces agarro con una mano su miembro y fue guiando la gruesa cabeza del mismo entre mis nalgas, frotándolas descaradamente de arriba hacia abajo. Mi poderoso culo apretó con desesperación su nuevo juguetito, y pude sentir como mi clítoris pulsaba de nuevo con impaciencia.

Y con un empujón, Armand comenzó a penetrarme.

"Uhh..." Gemí apenas, arañando la corteza del árbol.

Su carne se fue metiendo en la mía, abriendo mis delicados pliegues de par en par mientras me ensanchaba deliciosamente. Mi boca se mantenía abierta de par en par, respirando agitadamente mientras mi lengua se deslizaba sexualmente por mis labios.

Oh Dios.. qué rica verga..

Centímetro a centímetro Armand fue metiéndome su instrumento, hasta que con un coqueto empujón mis nalgas golpearon contra su cuerpo. Me la había comido toda. Y supongo que al verme así, tan vulnerable, algo se despertó en el interior de guapísimo Amante, porque casi inmediatamente comenzó a bombear mi sexo de una forma animal, bestial... despiadada.

"A..aprietas delicioso... Martina..." Dijo Armand entre jadeos, jalándome de la colita de caballo con fuerzas.

"Ah....mmm...m.mas duro.." Respondí entre gemidos, perdiendo el pudor. Y mis nalgas rebotaban violentamente contra Armand, que sin piedad me impalaba una y otra vez. Mi cuerpo temblaba con cada acometida y yo sentía que me estaba a punto de volver loca de tanto placer.

El movimiento de su verga en mi interior me tenía en éxtasis.

Sin poder evitarlo puse una carita de angustia, recordando lo que acababa de suceder en la carrera. Había sufrido una derrota humillante frente a un desconocido, y ahora estaba aquí, siendo cogida por él. El sentir tanta impotencia y rabia, y luego una lujuria tan brutal...

... parecía ser una receta segura para llevarme al límite.

De repente Armand me sujeto aun con más fuerza contra él, acelerando el ritmo de sus caderas. Instintivamente supe que estaba a punto de venirse. Entonces me dijo al oído con dificultad:

"Martina, quiero que.. te arrodilles.. ya...." Y entonces me la saco y continuo masturbándose vigorosamente, mientras yo en un segundo ya estaba con las rodillas en el pasto de frente a él. Armand me sujeto de nuevo la cabeza con su mano izquierda, mientras que la derecha seguía frotando su verga firmemente frente a mi cara.

"Abre la boca... " Me ordeno.

Y mis tiernos labios se abrieron de par en par.

Cerré los ojos mientras bajaba los brazos, incapaz de oponer resistencia. Solo ansiaba tener en mi boca la verga de Armand. Era mi más grande deseo.

Y de repente su leche comenzó a caer en espesos chorros sobre mi lengua, labios, nariz y mejillas. Era una lluvia deliciosa, y el sentir su calidez contra mi piel me volvió a poner a mil. Mi lengua se retorcía entre un exquisito mar blanco, que poco a poco se iba pareciendo a un diluvio.

Delicioso...

Y sin avisar su verga se abrió paso entre mis labios hasta dejarme callada. Y como perra en celo, inmediatamente comencé a mamar tan delicioso instrumento. Entre suaves gemidos fui moviendo mi rostro a todo lo largo, aplicando una exquisita presión por todas partes mientras mi lengua se retorcía de forma agresiva en la punta.

"¿Ves como tenía razón? Te ves hermosísima mamándome la verga..." Dijo entonces Armand acariciándome el rostro.

Me puse muy roja, no sé si de pena o excitación. Pero seguí mamando.

Mi boca aplico una poderosa succión, hasta que finalmente el miembro de Armand fue perdiendo fuerza y se puso suave. Entonces me lo saco de la boca y lo volvió a meter en sus shorts, dándome antes una pequeña palmadita en la cabeza. Me levante con dificultad, sintiendo mi cuerpo aun muy débil y tembloroso, y como pude volví a subirme las mallas.

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