C & D.Cosquillas y Dragones Ch. 03

Historia Información
Eldara castiga y humilla a una Temible Guerrera del Mal.
9.6k palabras
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Parte 3 de la serie de 3 partes

Actualizado 03/18/2021
Creado 05/25/2013
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Cosquillas y Dragones.

Libro Uno. De la Elfa Eldara y otras creaturas.

Capítulo Tres. Eldara la Castigadora.

I. Una Nueva Aventura.

Por el cielo cruzaba el poderoso Tezcal; un dragón del Continente Perdido de Atlán-Titan; su especie tenía piel negra y brillante como la obsidiana, y tenía el lomo y otras partes de su cuerpo adornadas con plumas de color azul marino y rojas; en muchos aspectos era parecido a un wyvern negro, pero su tamaño era mayor, así como su ferocidad, poder e inteligencia.

Sobre el lomo del dragón viajaban el Paladín conocido como Sir Vinxent de Nex. En sus brazos abrazaba a la Alta Elfa de nombre Eldara, una Maga de Gran Poder que habitaba en los Reinos que se ubicaban más allá del mar. Tanto el humano como la elfa se acariciaban sensualmente mientras surcaban por los aires.

La elfa estaba bajo el efecto de una poderosa poción que incrementaba en forma casi ilimitada su poder mágico. Ese brebaje prendió dentro de ella una pasión que se convertía en energía, que hacía que cuando se emocionaba se encendía en una llamarada que envolvía tanto a ella como a su caballero, que si bien ese fuego no era dañino para sus cuerpos, tenía en ellos un efecto estimulante.

Sin embargo, esa llamarada si resultaba ardiente para su montura alada; por lo que el dragón se desesperó de sus tripulantes, y decidió "aterrizar" en un lago cercano zambulléndose en el agua... Lo cual no les pareció nada gracioso al humano ni a la elfa.

Momentos más tardes, en la orilla del lago se encontraban el caballero con su armadura, algo incómodo y mojado; y la maga, quien levitaba a escasos centímetros del suelo, conservaba el mismo aspecto que tenía al salir de su torre horas más temprano:

Su cabellera dorada ahora estaba transformada en miles de cabellos escarlata de fuego; en su entrepierna había una llama que hacía las veces de ropa interior, sus ojos también tenían un rojo resplandor, y fuera de esas llamas, se encontraba totalmente desnuda.

El dragón se despidió de sus amistades, y aunque estaba un poco harto de la presencia erótica de sus compañeros, se alegró de que horas antes le hubieran salvado la vida. Ahora el reptil alado se dirigía a realizar cosas propias de dragones.

El día en el lejano continente había avanzado y ahora se alcanzaba a ver el atardecer sobre el lago, así como los últimos rayos del sol.

En segundos Eldara, en forma mística, levantó un campamento en la orilla de ese cuerpo de agua, el cual estaba compuesto por distintas carpas. Para ser sinceros, ese campamento podría pertenecer a los de la realeza cuando salen en sus viajes, pues el lujo de esas tiendas hubiera satisfecho a cualquier monarca.

Justo antes de entrar a la carpa mayor, escucharon una voz, que pronunció palabras en el idioma atlante:

"Muchas bendiciones les otorguen los dioses en esta noche".

Vinxent en forma inmediata llevó su mano a la empuñadura de su espada, pero en segundos reconocía a la persona que los saludaba.

(Traducido del idioma atlante) "Que a usted también la protejan, oh Noble Guardiana." Respondió Vinx, haciendo una reverencia.

Frente de ella, se encontraba Katrina, era la Suma Sacerdotisa del Dios de la Región de nombre Kaltipoca.

Kaltipoca es la Diosa de la Muerte, y a diferencia del Dios Quelsar-Kor, que se representa por un dragón emplumado negro; las leyendas afirman que Kaltipoca asume la imagen de un Dragón emplumado blanco.

La Sacerdotisa era un personaje venerado en todo el continente, pues a diferencia de los Reinos del Oeste, en este lugar la muerte se ve como una parte importante del ciclo de la vida a la que hay que respetar.

Traducido del idioma atlante: "Poderoso Paladín del Quelsar-Kor, es una grata sorpresa verte."

La Sacerdotisa vestía un traje de lino blanco, adornado con diversas flores, tenía un penacho de plumas altas. Su edad era muy avanzada, revelaba al menos unos cien años, pero aun cuando era de estatura baja, tenía una postura firme y una larga cabellera de canas plateadas.

Vinxent: (Traducción): "¿Sorpresa? ¡Ja! ¿Cómo podría sorprender a la conoce tan bien el mañana como si hubiera sido ayer? ¿A la que puede adivinar lo que sucede en el invierno cuando apenas es primavera? Lo dudo... permíteme presentarte a..."

Katrina: (En idioma común) "Eldara..,, Tu debes ser Eldara, he oído mucho de ti... He oído a Vinxent hablar de ti, he oído a las personas hablar de ti.. he oído a las sombras hablar de ti. Bienvenida seas a estas tierras, mi nombre es Katrina, Suprema Sacerdotisa de la Benévola Kaltipoca."

Eldara: "Le saludo sacerdotisa, mi nombre es Eldara... pero evidentemente ya lo sabe...."

Vinxent iba a hablar pero de pronto fue interrumpido..

Katrina: "Únicamente paseaba por estos lugares...

Vinxent: "Lo dudo..."

Katrina: "... Me acerque cuando vi que se levantaban las carpas, pero lamento que tengo que despedirme de ustedes... hasta luego Paladín, que el Dragón de Obsidiana te siga guiando en tu camino.

Vinxent: "Que los dioses la guarden."

Eldara: "Hasta luego Sacerdotisa"

Katrina: "Adiós mujer inmortal, que encuentres la paz cuando el sol deje de salir en tus incontables días...y que también encuentres algo de ropa..."

Eldara sonrió y la mujer vestida en blanco se retiró.

Pero luego dijo.... "Es curioso, justo ayer soñé contigo, de la misma manera como te encuentras ahora, con tu bella piel al descubierto y con las llamas en tu cabellera... pero lo curioso es que te soñé que portabas el Amuleto de Shaarett..." La mujer volteó a ver a la maga, mirándola desde los pies hasta la cabeza, pasando por sus muslos, caderas, tetas y rostro, sin lograr encontrarlo.

Eldara: "¿El legendario amuleto de Shaarett? ¿Uno de los canalizadores más asombrosos de poderes psiónicos? ¿Alguna vez lo ha visto?"

Katrina: "Jamás, de alguna manera supe que era esa joya cuando lo soñé en tu encuerado cuerpo.. Se dice que hace miles de años nuestros gobernantes se los dieron a la gente importante del Antiguo Imperio, como un regalo...pero que ahora está perdido.. es una lástima..."

Eldara: "¿Perdido?"

Katrina: "Sí... perdido.. es algo muy triste.. En fin. Hasta luego...Que el mal nunca los alcance."

Así como de la nada apareció la sacerdotisa, en un segundo se perdió en lo oscuro del bosque.

Vinx: "Curioso personaje, ¿no lo crees?... Para todos en Atlán-tidan es muy importante... es nuestro oráculo, sus consejos nos han orientado sabiamente por mucho tiempo..."

Eldara estaba pensando en voz alta: "Conque el amuleto de Shaarett se encuentra perdido..."

Vinxent había entrado en el campamento y empezaba a ver su lujoso contenido.

Eldara caminaba distraídamente, conjeturando conocimientos y leyendas que tenía sobre ese artefacto...

Vinxent: "Vaya, que lugar más agradable"

Eldara se concentró, y sus ojos emitieron pequeñas llamas, como si tuviera una mirada calorífica, en segundos pudo ver con claridad la joya de cuyo nombre no dejaba de pensar.

Eldara: "Vinxent, ¡La encontré!

Vinxent: "¿De qué hablas?"

Eldara: "Tengo que irme, fue agradable pasar un tiempo contigo..."

Vinxent: "Espera, podrías conjurar un portal para regresar al otro lado del mar... en una semana tengo que regresar al Cuartel de mi Orden que está en Avalonia."

Eldara: "Por supuesto." En un segundo Eldara abrió sus manos, y apareció un portal en frente de ellos; y luego dijo, "Me gustó verte Vinx", lo besó apasionadamente, y enseguida desapareció con una pequeña llamarada.

Vinxent cruzó el portal, estaba un poco confundido del cambio dramático de su amiga, pero ahora le urgía descansar, las últimas horas fueron asombrosas.

II. El Territorio del Norte.

Eldara se teletransportó a un muy antiguo puesto de vigilancia. Estaba abandonado, en ruinas.

En sus días fue una especie de pequeño fuerte, que se encontraba en una montaña. Había algo de nieve en ese lugar.

La construcción era blanca, con acabados muy detallados, algunas columnas detenían los techos, otras se encontraban rotas.

Eran vestigios del Antiguo Imperio que dominó los Territorios del Oeste, parte de los Territorios del Este y todas las costas del Mar del Comercio. Ahora el fuerte tan sólo era un vestigio de lo que alguna vez fue el máximo esplendor de la civilización humana.

El lugar se situaba en la parte más al Norte de los Reinos de Occidente.

Era la región en la que residió el Temible Reino de Drakotar.

Después de la Era Imperial, es decir, una vez que cayó el Gran Imperio, los territorios se dividieron y cada uno fue gobernado por un rey, es decir, después de la Era del Imperio surgió la Era de los Reinos.

En esta época surgieron los actuales reinos humanos como Avalonia, Malorea, Ferocia, Guerrier, Ritter, etc... Pero de todos los Reinos, la historia más terrible es la de Drakotar, el Antiguo Reino del Norte.

Drakotar fue gobernado por el Poderoso Rey Negro, y estuvo a punto de traer a la miseria y esclavitud a hombres, elfos, dwarfos, orcos, y demás creaturas existentes, pero finalmente, hace tan sólo quince años, la Guerra de la Alianza acabó con esa horrible tiranía y el Reino de Drakotar fue totalmente detruido.

En los últimos quince años habitaba la paz en el mundo, y así debía permanecer.

La Elfa no tenía por sí misma poderes de clarividencia, pero con su esfera de cristal, podía ver lo que acontecía en lugares distantes o a veces soñaba con eventos futuros, personas, lugares.

Sin embargo, la Poción de la Llama Interna mejoró impresionantemente sus dotes de clarividente, y ahora podía encontrar un objeto que se encontraba perdido por siglos, a kilómetros de distancia, con tan sólo concentrarse, y además trasladarse a ese lugar en un instante.

Ella estaba en lo que alguna vez fueron unas escaleras de ese edificio militar que estaban talladas en la montaña, aunque con el tiempo, resultaba casi imposible distinguirlas con claridad.

Justo antes de entrar al edificio en ruinas, tuvo un presentimiento... como si algo aconteciera a lo lejos, a varios kilómetros de ahí, pero finalmente, ignoró esa sensación y procedió a entrar al lugar.

El interior del fuerte también estaba destruido.

Con su magia removió escombros, derribó muros y tumbó puertas.

En el lugar no había ningún cuerpo o esqueleto, pero había manchas oscuras de lo que probablemente alguna vez fue sangre, así como espadas y escudos rotos, cascos y armaduras destrozadas, parecía que ese fuerte imperial finalizó con una última batalla.

Ella sabía que había un pasadizo en una pared, y con un mínimo esfuerzo abrió la entrada oculta.

Detrás de ella, vio el cadáver seco de una persona que se recostaba sobre la entrada secreta. Por las barbas del cuerpo se dio cuenta que probablemente era un anciano, quizás un político o un militar de alto grado; de acuerdo a los restos del lugar, dedujo que la persona que estaba sin vida probablemente se ocultó en la bóveda secreta mientras que los invasores trataban de entrar, pero era obvio que nunca pudo salir.

Dentro de la bóveda, vio monedas de oro pertenecientes al Antiguo Imperio, algunas joyas, ropas de seda, que estaban podridas, y varias botellas de vino, pero sospechaba que no estaban debidamente preservadas.

También había diversas espadas cortas, propias del imperio, con empuñaduras de alta calidad y joyas incrustadas.

Pero le llamó la atención un escudo.

Era un escudo grande, redondo y liso, parecía de oro blanco, pero por el peso y la fortaleza de la pieza, parecía que era de otro material, probablemente mágico.

Tenía bordado una especie de "M"

Con un poco de reflexión lo reconoció, de hecho, recordaba que hace unos miles de años lo vio en las manos de un guerrero, era el Escudo de Miranda. Un gran artefacto de increíble poder que tiene el poder de reflejar los ataques mágicos que recibía.

Por último, encontró un cofre, lo abrió y encontró ahí, más monedas, diversos papeles que casi se deshacían con tocarlos y no sólo eso.. también estaba el amuleto de Shaarett.

Eldara se llenó de emoción, puso los objetos de valor en un cofre, creo un portal a su torre y empujó el cofre que éste cruzó el portal, pero ella no lo cruzó.

Estaba emocionada, quería poner sus manos en el amuleto... pero había algo que la inquietaba.

Dejó que el portal se cerrara, y se fue a la torre de vigilancia del fuerte, con sus poderes advirtió algo que lo alarmaba... estaba a kilómetros de distancia, pero logró percibir que era

Un ejército de zombies.

III. El Terrible Castigo Mágico.

En lo que era el Reino de Drakotar, estaba un terrible lugar, llamado el Valle de los Muertos.

Era un lugar maldito en el que cientos de cadáveres de los guerreros caídos de todas las razas formas y tamaños, se levantaban en forma de esqueletos, zombies o algún otro tipo de No-Muertos.

Afortunadamente, con la muerte del Rey Negro, la maldición se debilitó, y los no muertos, solamente pueden existir en ese valle, o de lo contrario, tan pronto pongan un pie fuera, caerán como los cadáveres inanimados que son.

Sin embargo, como algunos individuos lo sospechaban, y entre ellos Eldara, era posible que los no muertos fueran dirigidos por un necromancer, y que con su poder, fueran liderados a zonas pobladas.

Eldara se dirigió a ese lugar y se posicionó en un lugar elevado, donde pudo ver una horda de al menos 1500 seres no-vivos que transitaban en formaciones de guerra por el Valle de los Muertos, tan sólo estaban a unos 12 kilómetros de la frontera del Reino de Malorea.

Advirtió que la gran mayoría eran esqueletos armados con espadas, mazos o lanzas, aunque en forma rezagada los seguían algunos zombies.

Por cada 100 esqueletos que avanzaban, había un General que se diferenciaba de los demás por ser tener unos tres metros de altura, con una armadura totalmente funcional y contar con un arma descomunal (hachas o espadas), del cráneo se desprendía un fuego fantasmagórico verde.

La maga se cuestionaba quien era el que orquestaba esa improvisada invasión y de pronto se dio cuenta. En la mitad del ejército, había un carro jalado por dos corceles, que si bien no eran caballos, eran los huesos de esos animales.

El carro era grande, y lo manejaba un guerrero, que estaba vestido con... ¡Una Armadura Necromántica!

Eldara: "¡No es posible, todas esas armaduras fueron destruidas en la Guerra de hace quince años!"

Enseguida se dio cuenta que la persona que la portaba debía ser una mujer, reconoció que ese tipo de armaduras se les otorgaba exclusivamente a las féminas guerreras que lideraban las tropas del Rey Negro. Esa armadura estaba hecha de un especie de metal, que aparentaba que estaba formada de huesos, y cubría de los pies a la cabeza a su ocupante. Era una armadura muy resistente y que además, tenía el poder de comandar a los no-muertos.

La situación era peor de lo que se imaginaba, ¡Por primera vez en 15 años, la Extinta Armada Negra iba a realizar un ataque contra los Reinos del Oeste!

Eldara no se iba a quedar con los brazos cruzados y menos con su poder infinito.

En un instante se transportó a escasos cincuenta metros de la primera Línea del Ejército.

Eldara: "¡En nombre de la Alianza de Seres Libres, ordeno su inmediata rendición, así como la entrega de esa armadura maldita!"

El carro tirado por los caballos esqueléticos se frenó, la Comandante que lo guiaba alzó una mano, y todos se detuvieron. "Únete a la Armada Negra, o muere." Todos los esqueletos y zombies aullaron horríficamente cuando su líder terminó de decir esa frase.

Eldara: <THUNDAAAAGAAAAAA>

La hechicera se volvió frenética, todo su cuerpo se volvió eléctrico, líneas de energía se transportaban en su hermosa figura.

Finalmente, separó rápidamente sus brazos a los lados con las manos abiertas, y en el lugar en donde estaba un esqueleto grande que hacía las veces de general, apareció una explosión eléctrica que lo redujo a cenizas, luego, otro general también fue fulminado por un rayo eléctrico que apareció precisamente donde estaba, luego otro también fue calcinado, y en tan sólo diez segundos, los quince generales fueron reducidos en polvo.

Comandante Negra: "... -Gulp- A..a....a.. ¡Ataquen!"

Los mil quinientos no muertos se lanzaron hacia la hechicera, rugiendo, alzando sus armas, deseando devorarla.

"Arrgghhh" Exclamó la elfa... Enseguida, su poder infinito salió a relucir. Su cuerpo se envolvió en fuego, y ella dejó que la energía fluyera.

El poder de la rubia surgió de nuevo. Toda su piel estaba envuelta en energía, era ilimitada. Eldara pudo controlar ese poder, y el fuego que la envolvía lo incrementó, formando, así un tornado de llamas que se elevaba al menos unos cien metros en el aire.

Enseguida, manipuló el tornado ígneo y con él materializó un inmenso muro de fuego, que puso delante de la primera línea del ejército enemigo, lo que hizo que cientos de los irreflexivos cadáveres fueran achicharrados, luego, con un movimiento de sus manos, hizo que el muro se convirtiera en una marea de llamas, que se dirigió a sus oponentes haciendo que todo el ejército se incendiara.

En cuestión de minutos, la armada de muertos estaba vuelta cenizas, y los que no, se arrastraban achicharrados mientras el fuego destruía sus cuerpos.

El fuego que cubría la entrepierna de Eldara se había extinguido, ahora estaba visiblemente desnuda, y su cabello ya no era centellante, ahora tan sólo tenía un escaso brillo flamígero, dándole una apariencia pelirroja; sin embargo, sus ojos seguían brillantes.

La maga sentía como el poder tuvo un efecto en la parte sensible de su entrepierna, y pasó su mano para darle una leve caricia a su feminidad.

Un sólo soldado alcanzó a resistir el ataque y acercarse la maga, éste estaba envuelto en llamas pro aun quería pelear.

Eldara, con la simple mirada lo cristalizó en una estatua de hielo, y con solo desearlo, lo convirtió en mil pedazos.

Ya no había ejército sólo montones de ceniza.

La Elfa se acercó al carro donde estaba la comandante. Al ser de metal maligno el vehículo había sobrevivido, pero no así los huesudos corceles.

Como bien lo sospechaba, la Comandante también había resistido a la marea de fuego, se acababa de levantar, y agarró una fuerte mazo de tamaño descomunal.

Comandante Lydian: "Tu... Tu... ¿Crees que puedes derrotarme? ¿¡No te das cuenta que me protege la Armadura Necromántica?! ¡En este mismo instante he llamado a más cadáveres para que te combatan...y los huesos que ahora arden, pronto se levantarán!"

Justo después de esa amenaza, la mujer de un metro con ochenta centímetros se abalanzó hacia la maga, empuñando el poderoso mazo que tenía en sus manos.

Eldara apuntó uno de sus dedos a su oponente y pronunció: <Arcanae Explosionis>

Una esfera de energía se dirigió a la abalanzante guerrera y sin que pudiera esquivarla hizo impacto con ella y la esfera explotó.

La mujer fue derribada al suelo y su mazo fue disparado a una gran distancia.

Eldara veía fríamente como su oponente se reincorporaba. La armadura era toda blanca, su diseño era grotesco, de color marfil como los huesos, y el casco tenía la forma de un cráneo humano, con una corona, además de que tenía tallado distintos cráneos en todas partes. Le causaba repulsión ese armatoste.

La mujer logró ponerse de pie, y la hechicera decidió no perder más tiempo, por lo que junto sus manos, y al momento en que las separó rápidamente pronunció <Expelivestimentus> , enseguida una energía morada rodeo la armadura de su contrincante, y la energía hizo vibrar y temblar a esa protección... sin embargo, el objeto que cubría a la Comandante pudo resistir el hechizo de la maga.

Lydian: "¡Estúpida! ¡Esta armadura es invencible, sólo las más grandes guerreras de la Armada Negra podemos usarlas!" Confiada con su aparente invulnerabilidad, la enemiga de los Pueblos Libres embistió a Eldara.