Costeñita

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No me aguanté, tuve que acercarme, besarla, tocarla. Trataba de tomar fotos con mi mano, pero no estaba segura de lo que iba a salir. La hice acostar de espaldas sobre él mientras acariciaba, besaba su cuerpo y lamía su sexo.

Su espalda se arqueaba y sus costillas emergían, presionaba el obturador esperando que el lente captara lo mismo que yo. Me monté a horcajadas sobre ellos, sentando mis nalgas en su pelvis para poder capturar ese mágico momento en su rostro. Abrió los ojos jadeando, me miraba justo a la lente. Sus cejas bailaban expresando sus placeres, sus ojos estaba completamente dilatados y sus labios secos de tanto gemir.

Podía sentir a Julian levantar sus nalgas para penetrarla más rápido y ella deformar su cara, empezó a besarle el cuello, ella se agarró de mis brazos, cerró los ojos, se mordió los labios y solo un segundo de silencio me regalo las mejores expresiones de placer.

Las venas de su cuello se brotaron, ella apretó sus cejas, abrió sus ojos buscando los míos, hice la cámara a un lado. Ella sonrió y empezó a venirse de la forma más deliciosa y sensual que alguna vez hubiera visto.

El timbre de un teléfono se escuchaba a la distancia, su cara cambio por completo, se podía ver el susto en su expresión.

- Erda, mi tía

Ni siquiera pudo terminar de disfrutarlo, me pidió que me bajara y salió corriendo a la sala a tomar su ropa y teléfono. Antes de contestar nos pidió que hiciéramos silencio con su dedo.

- ¿Dónde estás Karen que no te veo?

- En la piscina tía

- No te veo desde acá

- Porque estoy en el sauna

- El sauna no lo prenden a esta hora

- Si yo sé tía, solo necesitaba un ratico a solas

- Éntrese ya que está muy tarde

- Si si --con risa nerviosa-- en un momentico voy

Colgó el teléfono y se nos tiró encima, comiéndonos a besos claramente feliz por lo que acababa de suceder, abriéndose campo hasta quedar en medio, agarrando la cámara para ver las fotos.

- Wow, me encanta esta

- Esa es tu cara de placer

- ¿Con ustedes dos como no enloquecer?

Se levantó de la cama para ponerse su bikini y la salida de baño con prisa.

- ¿Lastimosamente los debo dejar, pero nos vemos mañana temprano?

- Claro que sí, acá te esperamos

Le dije mientras le quitaba el preservativo a mi esposo y ocupaba su lugar dándole la espalda para quedar frente a él.

- ¿A qué horas?

Miré mi reloj y eran las 12:40 pasada la medianoche. Se lo volteé a mostrar y mientras me metía el delicioso miembro de mi esposo les respondí entre gemidos.

- A la 1 de la mañana podría ser --con una risa--

- Ojalá me pudiera quedar toda la noche...

Se acercó par dame un beso, tocar mi sexo y probar mis jugos con sus dedos.

- ...pero trato de estar aca para el desayuno, así que guarden un poco de proteína para mi

Se acercó a Julian para darle un beso y me empujo hacía adelante para que los acompañara.

- Estoy de acuerdo con tu esposo, a mí también me encantan las nalgonas

Se levantó dándome una palmada en las nalgas y se fue con una sonrisa mientras nosotros teníamos sexo frenético que nos dejó exhaustos en minutos. Nos había dejado con la adrenalina a mil y un poco frustrados porque al fin habíamos tenido una experiencia positiva con alguien, obviamente queríamos disfrutarla más tiempo del que habíamos podido.

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El timbre sonó a las malditas 6 de la mañana, mi cerebro ni siquiera procesaba la idea de estar despierta a esa hora un sábado. Me levanté como pude y le abrí la puerta, no podía ser nadie diferente a ella. Estaba vestida con una trusa deportiva empapada en sudor.

- Rayos, ¿estaba haciendo deporte a esta hora?

- Fue la unica forma creíble de salir de la casa de mi tía sin levantar sospechas, pero como llegué tan tarde sospechaba que iba para otro lado y estuvo viéndome por el balcón. Me toco trotar alrededor de la piscina casi 1 hora para disimular hasta que al fin se entro

No sabía si eso era buena o mala noticia, esta mujer debe ser o muy intensa o muy ansiosa para tomarse literal lo de venir a cualquier hora.

- Pasa pasa... si quieres te puedes dar una ducha y te acuestas un rato con nosotros

- No, solo vine a dejarte esto --un papel con su número-- ¿hablamos más tarde para ver qué hacemos? --levantando sus cejas con gracia--

- Claro que sí, yo te escribo

- Descansa reina, descansa bien que hoy los necesito con toda la energía del mundo

Se acercó para darme un beso, pero como ni siquiera me había lavado los dientes la esquive y se lo di en la mejilla.

- Nos vemos más tarde nalgona

Se rio maldadosamente y dio la vuelta meneando su delicioso trasero con gracia para dejarme antojada de volver a meter mi lengua en ese agujero. La condenada tenía tanta energía que hasta prefirió bajar por las escalas para continuar con su rutina en vez de tomar el ascensor.

Cerré la puerta y volví a acurrucarme al lado de Julian. Lo hice que me abrazara para poderme quedar dormida de nuevo.

- ¿Quién era?

- Los mormones

- Jess, en serio

- Karen, vino a dejarnos su numero

- Esta bien

Me abrazó por la cintura, me metió entre sus brazos y con un beso en el cuello volví a caer dormida.

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A las 10 me despertó una llamada de mi agente, se me había olvidado por completo que hoy estábamos invitados a una exposición fotográfica y arte a la que no podía faltar.

Vaya problema ¿ahora cómo hacemos para no dejar plantada a Karen y perder semejante oportunidad?

- Pues invítala --dijo mi esposo y no me pareció tan descabellado--

Le escribe para contarle de los planes de ir primero allá y luego nos escapábamos los tres a terminar lo que habíamos dejado empezado. El único obstáculo era la tía.

Al rato me escribió que si nosotros la podíamos llevar al aeropuerto al día siguiente, ella dejaba las maletas en mi casa y hablaba con su mamá para que se encargara de la tía con mentalidad del siglo pasado. Obviamente le dijimos que sí.

Se me ocurrió una idea bastante loca y aunque mi agente me iba a matar por tomar esa decision de último minuto tirando atrás todo lo que ya estaba listo, era algo que sentía que tenía que hacer.

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A eso de las 7 de la noche sonó el timbre, nosotros estábamos terminando de arreglarnos. Cuando abro la puerta me he quedado de una sola pieza al ver tremenda mamacita.

- Wow, estas divina

La hice pasar y le ayudé a entrar un par de maletas de mano. Tenía un vestido enterizo color negro un poco más arriba de los muslos y bisutería de colores alegres y extravagantes, maquillaje fiestero y sus rulos color castaño alborotados. Me encantaba.

- Te voy a presumir toda la noche

- ¿Acaso cómo me vas a presentar?

- Si por mi fuera como "el postre perfecto" --enmarcándola entre mis manos--

Me acerqué a ella la tomé por la cintura y le di un gran beso.

- Hoy si espero comerte todita de pies a cabeza

- Que rico paisita, por donde quiera me mete mano y lengua

Me separé y la invité a sentarse en la sala mientras nosotros terminábamos de vestirnos. Pero ella no se aguantó y se fue para la habitación para poner conversa.

- Uy Karen --se acercó Julian a saludarla y la hizo girar sobre su mano-- estas hecha...

- ...todo un postre --terminé su frase--

- Exactamente --afirmó Julian con su mirada pervertida-- todo lo rico

- Y si nos saltamos la comida y vamos directo al postre --insinuó--

Julian se fue al closet a buscar un saco que hiciera juego con su camisa sin que se viera demasiado formal. Yo me acerqué a ella colocando una mano debajo de su falda para acariciar su sexo.

- Lastimosamente no puedo faltar, pero ten por seguro que con esa falda voy a intentar meterle dedo al postre cada que pueda

- Entonces esto va sobrar --coquetea con su sonrisa endiablada--

Se levantó el vestido, se quitó las tangas y las metió en el bolsillo del saco que él se estaba probando en el espejo.

- Diabla

- Queras decir diablas, ¿o acaso te da miedo?

- Competitiva la niña, está bien

Apoyé la mano en Julian para levantar uno de los pies me saqué las tangas y las metí en su otro bolsillo. No la iba a dejar tomar el mando de esta noche.

- ¿Nos vamos? --pregunto Julian--

- Voy por mis cuadros y salimos --le dije--

Cogí de la sala las fotografías a blanco y negro que había mandado a imprimir a última hora y montar sobre unos marcos de madera para lienzos envueltas en papel maché.

- ¿Vas a exponer? --preguntó intrigada--

- Si por eso no puedo faltar

- ¿Puedo ver?

- No, hasta que lleguemos, es una sorpresa

Bajamos al parqueadero, los metimos en el maletero y Julian caballerosamente nos abrió la puerta a cada una para subirnos, tratando de cubrir las camaras con su cuerpo para que los vigilantes no fueran a ver más de lo que debían al sentarnos.

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Al llegar a la galería, los presenté con algunos conocidos y la dejé a cargo de Julian mientras yo terminaba el montaje con los otros artistas.

Todo esto lo hice sin pensarlo demasiado, pero afortunadamente me corren en el estudio con lo que pida saben que les pago bien por ello. La calidad de impresión y enmarcado había sido perfecta.

Elegí uno de las esquinas más oscuras para presentar mi obra, necesitaba ese toque lúgubre para darle sentido.

Terminé de ayudar a otros colegas, nos dimos un abrazo de buenas energías para que todo saliera bien y se vendieran varias de nuestras obras pues era un evento de caridad.

Salí tras bambalinas al recinto de bienvenida a buscar donde andaban y ella como buena costeña extrovertida se las arregló para crear un buen ambiente con desconocidos.

- Hola ¿cómo la están pasando?

- Super, nunca había estado en una galería, todos son unos amores

- No linda, son unos lobos hambrientos para que tengas cuidado

- Caperucita ya creció y sabe defenderse

Charlamos por aquí y por allá, conociendo personas, degustando canapés y nosotras algunas copas porque Julian al ser el conductor elegido decidió no tomar, pero eso si prometimos recompensarlo más tarde.

El gerente de la fundación benéfica se encargó del discurso de bienvenida haciendo especial énfasis en que fueran generosos con sus billeteras. Se abrieron las puertas de la galería y me volví un manojo de nervios. Siempre me siento igual cada que expongo al escrutinio público.

Ellos dos me abrazaron, para darme coraje y seguridad. Igual no quería que vieran mi ala al inicio o me iba a dar un infarto, así que los guíe justo al extremo contrario a ver las obras de los demás.

Llegamos a una de las alas de pintura al óleo, a degustar las obras de un joven bastante prometedor. Él se acercó feliz para hablarnos de su trabajo porque éramos los primeros interesados.

Mientras él nos hablaba, Julian me pasó la mano por la cintura y cuando quedamos con la espalda hacia un muro sentí como me levantó un poco la falda por detrás.

- ¿Qué haces? --le recriminó entre dientes, mirando a los lados--

- Yo nada --curveo sus labios de forma divertida--

Me concentró en lo que dice el expositor. Abro los ojos de par en par y mi espalda queda recta al sentir uno de los dedos húmedos de Karen pasar sin prisa entre mi sexo, mi trasero y subir por mi espalda. Se mueren de la risa y yo los miro sorprendida sin poder disimular mi cara.

- ¿Sucede algo? --preguntó el pintor sin darse cuenta de lo que sucedía--

- No, es que me impresiona la técnica que usaste para blah blah blah blah --balbucíe cualquier idiotez--

Me alejé con él pare ver las otras pinturas y ellos se quedaron atrás abrazados hablando en secreto y riendo. Rayos, el corazón latía en mi sexo, delataba el gusto de lo que me acababan de hacer y sin ropa interior corría el riesgo de que mi humedad me delatara bajando por mis muslos.

Al salir de la sala entre un tumulto los enfrente.

- ¿Asi que dos contra uno, no?

- No, este juego es tuyo y mía reina, él solo se va a encargar de distraerlos

Caminamos por varias alas y se volvió una competencia entre nosotras de cual le metía más la mano a la otra sin que los demás lo notaran. No íbamos a dejar un solo espacio sin hacerlo.

En una de ellas bastante concurrida no tuvimos más de otra que usar a Julia como escudo y terminamos tocándonos las dos. Muertas de risa sacamos nuestros dedos empapados y los chupamos mirándonos a los ojos. Una señora de edad avanzada se nos quedó viendo escandalizada.

Tomamos a Julian de las manos y salimos huyendo de ahí entre risas mientras nos bajábamos la falda. Ese juego me había tenido tan distraída que ni había notado que ya habíamos llegado a mi ala. Respiré profundo antes de entrar.

- Espero que te guste Karen

- Me muero de intriga

Para mi sorpresa había demasiadas personas, esperando con el gerente de la fundación para que llegara a hablarles de mi obra y del precio. Cuando entramos y ella pudo ver el mural con las fotos dejó de caminar, se quedó en shock con la boca abierta y sin siquiera pestañear.

Ella era la musa de esta improvisada exposición, quise mostrar sin su permiso algunas de las fotos únicas que le había tomado la noche anterior.

Antes de siquiera poderle hablar o escuchar que pensaba, el director de la galería en compañía del gerente de la fundación me arrastró entre la multitud. Volteé a mirar hacia atrás mientras me perdía entre esa selva de personas y dejaba atrás a mi esposo solo para lidiar con mi atrevimiento.

Las fotos como acostumbro al exponer no muestran nada de lo que ya nos venden los medios todo el día: tetas, culos, vaginas o cuerpos perfectos. A mí me gusta más mostrar lo profundo del ser, el momento, lo que siente.

Las tres fotos que elegí son unas de las que tomé cuando estaba boca arriba sobre Julian y yo me les monté encima. Un encuadre entre sus pómulos y la parte superior de sus senos sin incluir sus pezones. En tres fotos mostraba lo que nadie más ve en el cuerpo de una mujer, esos detalles mínimos que nadie ve justo al tener un orgasmo, su boca entreabierta, la tensión en su cuello, sus venas marcadas, la curvatura de sus clavículas y corazón latir tan fuerte que se puede ver en su piel.

Intencionalmente difuminé a mi esposo besando su cuello para restarle protagonismo y entre líneas era obvio que ese orgasmo era el producto de un trio, aunque pocos lo notarían, solo los que se pregunten ¿y entonces quién tomo la foto?

Un tríptico con una carga erotica al que llamé: "orgalma". Una expresión perfecta de lo que siente una mujer cuando llega a ese punto perfecto en que tu alma se desprende por unos segundos y cede todo al placer.

Entre la gente de vez en cuando les daba una mirada, se notaba que ella no estaba para nada cómoda y Julian hacia todo lo posible por calmarla. Al fin después de cerrar la venta con un dueño de unas tiendas de juguetes sexuales a cambio de un jugoso cheque para la fundación; de no tener prisa por escaparme a buscarlos, habría preferido que no terminaran convertidos en un artilugio más para vender sexo.

Me disculpé por dejarlos y caminé hacia una esquina cerca a una de las salidas de emergencia. Cuando ella me vio llegar, empujó la barra y salió enojada. Julián levantó los hombros y me miró abatido sin haber podido lograr demasiado.

- Es mejor que hables con ella --dijo afligido, sosteniendo la puerta--

El corazón se me iba a salir y se me ocurrían mil excusas para darle sin que ninguna me convenciera de solo decirle: "perdón".

Al cruzar esa puerta me jaló contra una pared y me sorprendió al chocar sus labios de forma frenética contra los míos mientras sus manos recorrían todo mi cuerpo. La detuve un instante, separando su cara con mis manos, mirándola a los ojos.

- Perdón

- ¿Perdón? --siguió con sus besos intensos--

Se metió en mi cuello y sentí su rodilla metida entre mi sexo.

- Si, perdón por no pedirte permiso

- Reina, me encantó, por un momento me hiciste sentir como si estuviera desnuda en esa sala y todos pudieran ver teniendo un orgasmo

Cogió mi mano y la metió en su sexo, estaba completamente empapado hasta sus muslos.

- ¿Y entonces porque hiciste esa cara?

- Para reírnos de vos

- Malditos

Le di la vuelta contra la pared, mientras la besaba y metía mi lengua desesperada en su boca levantaba su enterizo de forma apresurada hasta su cuello y al notar que tampoco llevaba sostén me metí entre sus senos chupando, mordiendo apretando, bajé por su torso delineándolo con mi lengua. Me hice de rodillas, monté una de sus piernas sobre mi hombro y me embadurné la cara con sus fluidos mientras me comía su sexo con la boca.

- Coño Jess --se tapaba la boca para no gritar-- que lengua

La empujé de las nalgas, me abrí paso con la punta de la lengua hasta su abultado botón y me concentré en darle placer. Ella colocó las manos detrás de mi cabeza empujando para que no me fuera a mover ni un milímetro, estaba en el punto perfecto.

- Ay Jesss, ahhhh ahhhh

Sentí unos golpes en la puerta, era Julian avisando que estábamos haciendo mucho ruido. La mire a los ojos, ella sonrió tapándose la boca y mantuvimos la mirada hasta que sus fluidos tibios empaparon mi boca.

Me levanté a besarla para compartirlos con ella y entre risas la ayuda a bajar el enterizo.

- Coño, estas loca

- Me las tenías que pagar de alguna forma

- ¿A eso le llamas venganza? ¿o algo así?

- No, le llamo: venirse

No soltamos a reír sin control y Julian de nuevo le dio unos golpes a la puerta para alertarnos. Nos arreglábamos y cada una se encargó de la imagen de la otra para salir de ahí como si nada hubiera pasado.

Le dimos un par de toques a la puerta para que Julian la abriera porque desde nuestro lado no había como. Espero unos segundos a no tener moros en la costa y nos recibió con una sonrisa.

- Esta me la pagas Julian

- ¿Yo que hice? --colocando su mano en el pecho con su risita de idiota--

Nos mezclamos entre la multitud de nuevo, pero no veíamos la hora de irnos. El olor a feromonas nos delataba demasiado o tal vez solo era mi paranoia.

Decidimos escabullirnos sin despedirnos, pero justo en la salida nos encontramos el dueño de la galería que nos retuvo para brindar y nos invitó a cerrar la exposición en su casa con otros artistas.

No tenía ni cinco de ganas de hacerlo, solo quería llegar a mi casa y tener sexo con ellos dos hasta morir. Lastimosamente no podía rechazar esa invitación si quería que me tuviera en cuenta en las próximas muestras.

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Su mansión ubicada en una de las laderas de las montañas de la ciudad en un sector ultra exclusivo y con vista elevada de la ciudad era impresionante. Al menos 50 personas habían terminado allá, muchos de ellos ni siquiera los vimos en la galería.

Me esperaba una aburrida fiesta con música clásica, pero nos llevamos la sorpresa al encontrarnos con un ambiente desbordado de locura, música, alcohol y hasta drogas. Una oportunidad que mi lente no podía desaprovechar.

Era una crueldad no dejar que Julian se quedara sin beber y lo convencimos de llamar el conductor de la aseguradora para que nos recogiera más tarde. Bailamos, brincamos, bebimos y como a nadie parecía importarle hasta nos besábamos con Karen sin preocupación.

Los lugares más oscuros se ponían candentes y al ver a la famosa fotógrafa del orgasmo me invitaban a tomarles fotos mientras se besaban y metían mano hasta que las perdía de vista.

Como diría una famosa filosofa: hombre con hombre, mujer con mujer, así en el mismo modo y en sentido contrario. Esa noche vimos de todo tipo de cosas... y que cosas.

Estábamos en medio de la sala, levantando copas, bebiendo, bailando electro y Karen de repente separo sus manos. Se quedó quieta y nosotros la miramos sin entender mientras ella olía el aire como un sabueso. Volteo a mirar hacia uno de los ventanales y al ver el humo grito:

- Esa es de mi tierra, lo sé

Nos cogió de las manos y nos llevó a rastras para afuera, al salir por el ventanal doblamos por un balcón y llegamos a una terraza que no se veía desde adentro.

- ¿Sierra Nevada? --preguntó con una sonrisa--