El Feriante. Parte 12.

Historia Información
Conclusión.
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Parte 12 de la serie de 12 partes

Actualizado 06/11/2023
Creado 03/08/2022
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Esta historia es una traducción del texto original The Carny escrito por BHART1. Al final del capítulo añadiré un enlace al original. Agradezco desde aquí a BHART1 por darme su permiso para traducir su historia y poderla publicar.

*****

"Hogar, dulce hogar", dijo Roy mientras apagaba el motor.

Nos habíamos detenido en una pequeña casa estilo Frank Lloyd Wright de finales de los 40 o principios de los 50 de techo inclinado. Era modesta y estaba ubicada en un barrio que comenzaba a crecer, pero que estaba muy ordenado y bien mantenido.

Había dos dormitorios con un baño y tenía una cochera para un único automóvil que también albergaba un pequeño trastero. Allí había una pequeña lavadora que estaba desactualizada incluso para los años 70, pero funcionaba y era todo lo que Roy necesitaba.

La mayor parte del secado se hacía en el tendedero del patio trasero. Era del tipo cuadrado que giraba. Los artículos más pesados se podían lavar y secar en una lavandería de la esquina que estaba a poca distancia a pie, si se planteaba la ocasión.

Era muy modesta y satisfacía todas nuestras necesidades básicas. Si alguien me hubiera pedido que dibujara cómo pensaba que sería la casa de Roy, creo que habría sido casi exactamente lo que me esperaba en Pensacola.

Roy cumplió su palabra. Cada una de sus referencias a ella en el viaje había sido unida a las palabras 'nosotros' y 'nuestra'. Desde el momento en que lo vi, 'hogar' fue exactamente como lo sentí.

Todavía estaba un poco conmocionado por la confrontación que habíamos tenido con Bruce. Que alguien tan cercano, como siempre habíamos estado, de repente me diera la espalda por algo tan simple y natural como el amor, fue devastador. También estaba la incertidumbre de mi futura relación con mis padres que se cernía sobre mí.

Pasaron un par de semanas antes de que reuniera el coraje para tratar de llamarlos para ver qué sabían y dónde estábamos. Es innecesario comentar que no fue bien.

En su ira, Bruce se fue de la lengua con mi padre respecto a su descubrimiento. No tenía idea de cuán detallado podría haber sido, pero mis padres eran 'cristianos temerosos de Dios' que encontraron demasiado difícil de manejar la idea de su hijo en una relación amorosa con un hombre, y mucho menos con uno que era un poco mayor que ellos. Fui efectivamente, repudiado.

Además, estaba el asunto de mi coche. Roy se ofreció a llevarme allí para recuperarlo. Le fui honesto en cuanto a que pensaba que era mejor que yo mismo me ocupara de ello.

Papá había quedado muy impresionado con la imponente constitución de Roy como mi guardián, pero ¿quién sabía qué tipo de escena se desarrollaría con la revelación de que él era mi amante y compañero sexual?, Roy dijo que lo entendía.

Acordamos que tomaría el autobús de regreso a Kentucky para recoger mi automóvil y las pocas pertenencias que aún me quedaban de la vida que había llevado allí. La experiencia fue discordante por decirlo suavemente. Se comportaron como si yo fuera un extraño.

Fue un viaje difícil, pero me dio tiempo para pensar en mi futuro. Rápidamente decidí que cualquier futuro que no incluyera a Roy, sería uno del que no quería formar parte. En mi mente me había comprometido con él para bien o para mal durante ese viaje de más de novecientos cincuenta kilómetros desde Brístol a Pensacola.

Cuando regresé allí con mi automóvil, ya había aceptado mi condición de huérfano y sabía que no había vuelta atrás; solo hacia adelante.

Roy había permitido que los lazos de su propia familia se desmoronaran y sentía que eran extremadamente importantes. Siempre me animó a dejar la puerta abierta a la reconciliación.

Mis padres y yo finalmente nos reconciliamos, pero Roy ya no estaba y nunca lo aceptaron como el aliado que también les debía pertenecer. Me enseñó antes de su fallecimiento que no les recriminara aquello; no me lo dijo tanto con palabras sino con sus buenas acciones y la simple bondad de su corazón.

Pero esa es otra historia para otra ocasión.

Esta historia continúa con mi regreso a Roy y los lazos que formamos a medida que avanzábamos. Dejó implícitamente claro que eran incondicionales de su parte y me esforcé en todos los sentidos para corresponderle.

Cumplí veinte años ese noviembre. Solo éramos Roy y yo.

No teníamos consciencia de que tuviéramos otros semejantes. Pensacola era una ciudad militar y muy hostil a la heterodoxia de las relaciones entre personas del mismo sexo. Un romance con tanta diferencia de edad como el nuestro, habría sido mal visto aún más.

Cuando cumplió cincuenta en febrero siguiente, todo seguía igual. Puede sonar como una vida solitaria, pero nunca lo vimos de esa manera. Mientras nos tuviéramos el uno al otro, ambos creíamos que teníamos todo lo que podíamos pedir. Supongo que lo aprendimos estando en el camino.

Esto no quiere decir que no hubiera momentos estresantes. Roy era un jefe de equipo que ya no tenía equipo. Por poco que dejase que se notara, creo que perder eso debió pesarle mucho a veces.

Siempre estaba al acecho de nuevos circuitos feriales, pero rehusaba todas las ofertas cuando le excluían poder llevarme con él como asalariado. Le animé a seguir la vocación que había elegido, pero no quiso ni oír hablar de ello. Decía que ocho meses al año sin mí, no valía la pena vivir por lo que a él respectaba.

Parecía que mi corazón se rompía mucho más que el suyo cuando ese hombre orgulloso tenía que reclamar el subsidio de desempleado para llegar a fin de mes durante esos primeros veintidós meses. Roy siempre decía que no era una limosna. Decía que lo había pagado mientras trabajaba, por lo que era suyo por derecho. Por supuesto él estaba en lo cierto.

Su fuerza de carácter y su lúcida sabiduría nunca se resquebrajaron. Más que cualquier otra cosa, eso fue lo que nos ayudó a continuar.

Siempre que estaba inseguro y necesitaba su sexo para consolarme, nunca me lo negaba. Le consolaba de ese modo durante sus acontecimientos más vulnerables.

Por muy débil que fuera financieramente, la vida con él me estaba dando un nivel de confianza que nunca había conocido.

Mi miedo constante al 'descubrimiento' me mantuvo manso antes del inicio de nuestra relación. Había estado viviendo mi vida como una oveja, siendo pastoreada por la voluntad de otros. La influencia de Roy cambió eso.

La noche que me invitó a su cama por primera vez, me di cuenta de que compartía mis inclinaciones sexuales con un hombre que nadie podía confundir con nada más que un hombre. Mi confianza en mí mismo inmediatamente comenzó a florecer. Cuanto más tiempo estábamos juntos, más florecía.

Una tarde teníamos que lavar una gran carga de ropa de cama que nuestra lavadora no tenía capacidad de soportar. Roy necesitaba ocuparse de algunos asuntos en el banco.

Se detuvo en la lavandería y cargamos nuestra ropa en un par de lavadoras. El lugar estaba vacío a excepción de nosotros, así que le dije que se fuera al banco mientras yo me quedaba con la ropa.

Roy no se había ido hacía mucho cuando escuché una motocicleta rugir afuera. Entró un tipo.

Era del tamaño de Roy, pero de aspecto más suave en comparación. Probablemente andaba por los treinta y tantos años, vestido con vaqueros rasgados y un chaleco de cuero sin nada debajo.

El cuerpo del hombre era probablemente el más peludo que he visto en mi vida; Estoy hablando de 'eslabón perdido'. Su cabello era grasoso y largo de corte. Tenía una barba descuidada y tenía un ceño fruncido que siempre estaba presente.

Se acercó a mí y se burló. Su olor corporal era asqueroso y olía a alcohol.

"Tú debes ser el nuevo culito".

"¿El qué?", pregunté con incredulidad.

"culito... ¿estás sordo?"

"No sé a qué te refieres".

"Bueno, reconozco a Roy Manus cuando lo veo. Te dejó aquí para que lavaras su ropa. Si lo que dicen sobre él es cierto, apuesto a que no es todo lo que haces por él... culito".

Le dio un apretón a su entrepierna.

Mi corazón ya latía con fuerza en ese momento. Tenía una idea bastante clara de hacia dónde se dirigía con la confrontación y no me gustó.

"Es Roy 'MAC'Manus..."

¿Por qué me molesté en corregirle?, nunca lo sabré.

"... y todavía no sé de qué estás hablando".

"No importa", dijo, mirándome lascivamente, "Ya terminé de hablar. Quiero que me chupes la polla. Lo vas a hacer... y antes de que regrese... ahora entra en ese baño!", me ordenó, señalando el pequeño aseo.

"No".

Me agarró del pelo y me abofeteó. Usando el mechón de mi cabello para obtener mi cooperación, me puso de pie y luego comenzó a caminar hacia el baño conmigo detrás de él.

Luché tratando de liberarme de su agarre. Me giró y tiró de mí hasta que estuvimos cara a cara. Su mirada fría podría haber detenido un tren de carga.

"Podemos hacer esto de la manera más fácil, o podemos hacerlo de la manera más difícil. Tú eliges. No me importa. De todas formas, lo que tienes que hacer es mamarme la polla.

Me abofeteó de nuevo, más fuerte. Sentí algo cálido en mi barbilla. Me había partido el labio.

El tipo separó su postura y levantó mi cara a un par de pulgadas de la suya para recalcar su punto.

Vi mi oportunidad. Se había quedado completamente abierto de piernas y rápidamente planté una rodilla en su entrepierna con todas mis fuerzas.

Me soltó y cayó de rodillas con ambas manos cruzadas sobre él. Lo quería hundir hasta el fondo y le di un puñetazo en la boca, partiéndole el labio también.

Todavía no estaba K.O. así que le di una patada más, pero esa vez a su estómago hundido. Se desplomó hacia adelante y se apoyó sobre sus antebrazos.

Pareciendo bastante inofensivo en ese momento, me senté en una silla y mantuve mis ojos en él mientras trataba de recobrar el juicio. Mientras tanto, apareció Roy. Lo miré por encima del hombro y vio que mi labio estaba sangrando.

"¡Oh, Dios mío! ¡Ed! ¿Qué ha pasado?"

Vino corriendo hacia donde yo estaba sentado y descubrió a Bigfoot inclinado en el suelo frente a mí.

"Sea lo que sea... parece que te encargaste de ello", dijo.

Roy sacó un pañuelo de su bolsillo y me lo entregó. Me sequé el labio y la barbilla con él.

Echó un segundo vistazo al tipo y lo reconoció, "¡Oh, joder! ¿Tú otra vez?"

"¡Vete a la mierda, viejo!"

Roy agarró un puñado del cabello del tipo y levantó la cabeza. Sus dos manos volaron hacia la muñeca de Roy. Parecían pequeñas en comparación.

Tomando una de las muñecas de Bigfoot con su mano libre, procedió a levantarlo. El tipo fácilmente pesaba 135 kg, pero Roy no tuvo problemas para cogerlo con un movimiento fluido.

Una vez que lo tuvo de pie, Roy soltó su brazo y lo agarró por la garganta. Se puso justo en su cara como el infante de marina que todavía era en esencia.

"¡Cabrón de mierda! Parte de mi mente dice que te golpee hasta dejarte sin sentido otra vez... pero veo que mi amigo aquí ya se encargó de eso".

Me puse de pie y observé a Roy hacerlo marchar hacia atrás hasta la puerta doble delantera y empujarlo bruscamente a través de ella. El tipo aterrizó de espaldas en el pavimento.

Lentamente se puso de pie y se tambaleó hacia su moto. Roy le observó mientras la ponía en marcha y se alejaba. Luego se sentó para ocuparse de mi labio mientras le explicaba lo que había sucedido.

"Oh, Ed... siento mucho haberte dejado solo así... por favor, perdóname".

"Está bien... no fue tu culpa".

Roy pareció que se sentía como en un carrusel. Resultó que había tenido un encontronazo con el tipo en un juego de billar en un bar mientras yo estaba en la universidad.

Bigfoot decidió que no iba a quedarse con pérdidas y esperó a Roy en el estacionamiento. Cuando sacó un cuchillo para recuperar su dinero, aparentemente tampoco le fue bien.

Roy pensó que debía habernos observado desde algún lugar cercano y, después de verlo irse, pensó que sería una presa fácil para igualar el marcador.

Nos quedamos sentados en silencio por un minuto. Me sonrió.

"¡Seguro que has dejado para el arrastre a ese grandullón, campeón! ¡Estoy muy orgulloso de ti!"

"No está mal... para un ser un 'culito', supongo".

Roy se rio a carcajadas. Escuchar su voz profunda resonando en una risa como esa siempre tenía el efecto más calmante para mí.

"¡Apuesto a que lo piensa dos veces antes de ir a buscar otro!", confirmó.

Yo también comencé a reír. Fue en parte por su elogio, pero creo que más por la sensación de liberación que sentí al estar fuera de peligro.

Mi labio finalmente dejó de sangrar, pero el pañuelo de Roy estaba inutilizable. Lo cogió y lo tiró.

"Tal vez debería llevarte a casa. Volveré más tarde a por la colada".

"No quiero estar solo, Roy... necesito estar contigo".

"Está bien", dijo y tomó mi mano entre las suyas.

Llegamos a casa después de terminar de lavar la ropa y me hizo envolver un cubo de hielo en un paño para reducir la hinchazón. Un poco más tarde lo trató con un ungüento y nos acurrucamos como de costumbre.

Fue un refuerzo de confianza saber que tenía los recursos suficientes para defenderme cuando surgía la necesidad. Roy aun así decidió darme algunas instrucciones básicas en el cuerpo a cuerpo que había aprendido como infante de marina para estar seguro.

Afortunadamente nunca me llegaron a hacer falta, pero como resultado me volví aún más seguro de mí mismo. No hace falta decir que participar en un combate físico con el coloso condujo a algunas de nuestras relaciones sexuales más calientes.

Resultó que Roy también era un gran cocinero, así que también me enseñó cómo moverme en la cocina. Me encantó lo cerca que llegamos a trabajar juntos en nuestras comidas, tanto emocional como físicamente.

Me las arreglé para mantenerme en contacto con Millie para estar al tanto de mi familia. Las llamadas por teléfono público se programaban cada dos semanas más o menos para cogerla sola, de modo que no me arriesgara a contactar accidentalmente con el tío Bruce.

Siempre fue un placer hablar con ella. Además de la charla familiar, fue agradable recordar con ella nuestro breve tiempo juntos como feriantes y ponerla al día con Roy.

Echaba terriblemente de menos aquella vida después de solo dos temporadas parciales. Solo puedo imaginar lo difícil que fue para Roy abandonar aquello después de vivirlo durante un cuarto de siglo. A veces venía conmigo y hablaba con ella también.

Habló abiertamente sobre el lío que mi tío había formado con las cosas. Resultó que el resto de la temporada en la que nos había despedido a Roy y a mí, fue un fiasco. Designó a Larry como el nuevo jefe de equipo y, a pesar de lo agradable que era, no era el líder nato que era Roy. El equipo se desintegró rápidamente en una lucha interna, ya que simplemente carecía de las habilidades para liderarlo.

En una llamada, me dijo cuánto nos echaban todos de menos y que el negocio había terminado en un fracaso financiero ese año. Bruce estaba muy desanimado y ella me rogó que hablara con él acerca de volver a llevarnos a Roy y a mí.

"Oh, cariño... ese equipo os ama, muchachos, y no les importa cómo sea vuestra relación", suspiró con su cadencioso acento sureño, "Esos son mis amigos y solo quieren un trabajo estable bajo el tipo de liderazgo sólido que Roy aporta".

"Millie, nada nos haría más felices... pero no creo que Bruce cambie de opinión nunca. Su orgullo nunca se lo permitiría".

"Bueno... seguiré intentándolo con él, cariño. Pero haznos un favor a todos y piénsalo... no puede empeorar las cosas si hablas tú mismo con él".

"Está bien... lo pensaré. Hablaré contigo pronto".

Mientras tanto, Roy y yo continuamos ganándonos la vida. Siendo tan joven como era, abundaban los trabajos de servicio de alimentos en una zona costera como esa.

Entre sus períodos de paro, por lo general podía conseguir que lo contrataran como personal de apoyo haciendo trabajos de lavaplatos o cocinero. Eso nunca le molestó tanto como a mí.

Nunca perdí por completo mi adoración de héroe por Roy, supongo. Verlo relegado a trabajos que desperdiciaban su talento y escondían su imponente presencia de los clientes a menudo me hacía sentir pena por él.

Era amado por todos los que trabajaban con él en la cocina, por supuesto, y a menudo lo consideraban como su líder no oficial. ¿Quién podría resistir esos ojos gris carbón que brillaban como locos entre sus patas de gallo profundamente arrugadas y de aspecto mundano, sin mencionar esa sonrisa completamente desarmante?

Millie continuó manteniéndome al día sobre mamá y papá, Bruce y la feria. La siguiente temporada fue de mal en peor. Larry había sido un fracaso tan grande que Frank fue su próximo intento de arreglar las cosas. Los miembros del equipo comenzaron a abandonar el barco, ya sea encontrando otros circuitos feriales o simplemente retirándose del negocio por completo.

Me fastidiaba oír eso y a Roy también. Nunca albergó mala voluntad hacia Bruce por lo que hizo, pero ciertamente siempre quiso lo mejor para su antiguo equipo. Se quedaba cabizbajo al escuchar cómo se estaban desmoronando.

Un día llamé a Millie y me sorprendí cuando Bruce contestó. Casi colgué por miedo a que él me colgara primero.

"Hola... hola... ¿alguien al aparato?"

Finalmente hablé.

"Sí... soy yo... hola, tío Bruce".

"¿Eddie? Lo siento... Ed. ¡Dios, es increíble escuchar tu voz!"

Mi enojo por lo que estaba haciendo pasar a Roy, se desvaneció inexplicablemente con su alegría aparentemente sincera al tener una oportunidad de hablar conmigo. Charlamos y me dijo que sabía que había estado hablando con Millie.

Ella había estado detrás de nosotros dos para enterrar el hacha que habíamos sacado. Supongo que el destino de alguna manera logró ponerse de su parte y al menos cumplió su deseo de que Bruce y yo volviéramos a hablar.

Ocultó sus tambaleantes esfuerzos por mantener la feria a flote, y prefirió hablar sobre su principal empresa comercial, que aparentemente estaba funcionando muy bien. Finalmente, comenzó a preguntarme sobre mi vida, sin hablar nunca directamente y sin mencionar a Roy por su nombre.

Respondí sobre nosotros tan evasivamente como él lo había hecho sobre la feria y traté de dejar la impresión de que habíamos dejado atrás el negocio con éxito. Dar el paso de hablar sinceramente con él sobre la posibilidad de llevar a Roy de regreso para cambiar el negocio, todavía estaba más allá de mi alcance en ese momento.

Concluimos la conversación cordialmente y prometí volver a llamar pronto.

En la tarde de mi vigésimo primer cumpleaños estaba acurrucado con Roy en nuestra cama chupándole la polla. Esa mamada en particular fue más que un regalo de cumpleaños para mí, según recuerdo.

Había algo acerca de llenarme la cara con esa cosa gorda y deliciosa, que siempre hacía que el mundo pareciera un lugar más agradable para vivir. Roy bromeó conmigo diciéndome que yo tenía que soplar su vela.

Hubo un golpe suave en la puerta principal. Estaba haciendo tanto ruido que casi no lo oímos. Nunca habíamos tenido a nadie llamando a nuestra puerta.

Salté y metí mi erección en mis vaqueros. Me puse una camisa, dejándomela por fuera para ocultarla y fui a ver quién era.

Cuando abrí la puerta encontré a Millie ya un Bruce con aspecto arrepentido de pie detrás de ella.

"¿Podemos entrar?", preguntó con ese acento cadencioso.

"¡Por supuesto que podéis!"

"Muévete, Bruce... entra", instruyó rotundamente a mi tío mientras pasaba pavoneándose junto a mí.

Ahogué mi risa cuando saltó ante su orden. Era tan 'Frieda'... supongo que una vez que eres un feriante, serás un feriante para siempre.

Roy apareció completamente vestido, luciendo elegante en sus pantalones caqui con una camisa deportiva azul pastel metida en ellos. Creo que podría haber estado conteniendo las lágrimas mientras levantaba a Millie en sus brazos.

De hecho, incluso siguió llamándola Frieda, pero obviamente estaban tan contentos de verse que nadie se molestó en corregirlo. Al final él estaba acostumbrado a llamarla así de todas formas.