El Investigador Cap. 10

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'¡Mierda. Estoy desnudo!' exclamó, también en un susurro, imitando casi inconscientemente el tono bajo empleado por Catherine, por alguna razón que no se pudo explicar en ese momento.

Sintió el aliento de Catherine contra su mejilla que decía: "Sí, y yo también".

Manteniendo el mismo tono, Chase le preguntó "¿Tienes alguna idea de en dónde estamos?".

"No. Creo que desperté unos minutos antes que tú. Recuerdo vagamente que me pincharon, inyectándome algún líquido adormecedor. Y me encontré desnuda aquí. Tuve un horrible presentimiento, hasta que sentí que te movías" Le dijo, mientras se abrazaba a Chase, como buscando protección.

Poco a poco Chase comenzó a tomar conciencia de la situación. También él recordaba sólo el momento en que había sido embestido, lo demás era un borrón mental. En ese momento estaba acostado sobre una especie de tatami, esas esteras que se utilizan para la práctica de artes marciales, como las que él utilizaba al menos unas cuatro veces a la semana en los gimnasios que tenía la NSA. Pero lo que más lo complicaba mentalmente, era el estar desnudo, especialmente ahora que sentía el cuerpo de Catherine al lado del suyo. De pronto, sin que pudiera controlar esa reacción, comenzó a tomar consciencia de la desnudez de ella y sintió un calor que comenzaba a subir por debajo de sus bolas, y se trasladaba lenta pero inexorablemente a su verga.

"Chase, ¿Eres tú?" Preguntó una nueva voz, también baja. La reconoció de inmediato.

"¿Karen? Sí. ¿Cómo te sientes?" Contestó él.

Karen al sentir su voz, por toda respuesta, se apegó a él llevando su brazo derecho por el costado para colocar su mano sobre su torso, al tiempo que con sus pechos rozaba el costado del cuerpo de Chase. Pronto él sintió también el vientre desnudo y los muslos que se apegaban contra él temblando. Ella también estaba desnuda. Eso, terminó de completar la reacción instintiva de su cuerpo. Sentía su verga totalmente erecta ahora.

Pronto ambas mujeres pegadas a ambos costados del cuerpo de él, comenzaron a darse cuenta de la extraña situación que los había reunido. '¡Estaban desnudas con Chase!' Recordaban ahora lo que ambas habían conversado en el automóvil, antes de ser interceptadas por esos orientales. Durante todo el camino tocaron tangencialmente el tema de qué relación tenía cada una de ellas con él. Karen le había insinuado muy al pasar, que se había reunido a almorzar un día x, en donde Chase le había hablado de la investigación. En ningún momento le dio a entender a Catherine que ellos hubieran tenido una mayor interacción personal.

Pero si algo complica una conversación entre dos mujeres, es el que una sepa lo que la otra ignora. En este caso, Catherine sabía que Chase se había acostado con Karen. Y por parte de Karen, ésta sólo intuía que Catherine podría tener alguna relación más íntima con Chase, era algo que no le constaba. Por ello, durante todo el trayecto ambas lanzaban frases llenas de doble significado, en un duelo verbal sordo, pero que nunca rozaba la verdadera situación que ambas querían abordar. Había hasta cierta complicidad en ambas al hacerlo. Era algo así como una partida de ajedrez en que las palabras eran las piezas, las que insinuaban que algo más profundo venía, pero todo quedaba como un anuncio. Todo ese juego verbal de palabras casa bobos, había sido interrumpido abruptamente cuando fueron interceptadas y ambas fueron trasladadas inconscientes hasta la van que las llevó raudas por la autopista.

Ahora, todo estaba en un nuevo terreno. Ambas ya no necesitaban hablar. Estaban desnudas abrazadas a Chase, en completa obscuridad y era todo lo que importaba. Sus mentes ni siquiera analizaban el estado precario en la que estaban los tres. Tal vez eso mismo, hacía que el instinto de sobrevivencia, las llevara a centrarse en ese hecho de que estaban con el hombre que ambas deseaban.

Sin decir palabra, como buscando refugio, las dos mujeres se abrazaron a él. Todas las dudas que ambas tenían del significado que Chase tenía en sus vidas, parecían haberse esfumado, como si ya no importara, y lo más extraño es que aceptaban esta particular circunstancia. Pareciendo como si el tiempo se hubiera detenido en esta obscuridad ominosa que cubría sus cuerpos desnudos.

De pronto él sintió primero la pierna de Catherine que subía por su muslo izquierdo y después su mano que se apretaba a su torso, y después fue la pierna de Karen la que subió hasta su ingle, acariciando su muslo con el suyo.

Todo para Chase dejó de tener sentido, excepto su verga erecta que cabeceaba contra su vientre, excitado al sentir la tibieza de los cuerpos de ambas mujeres. Pronto sintió la mano de Karen que tímidamente al principio, había bajado de su torso, recorriendo su vientre, hasta que sus dedos bajaron hasta sus bolas acariciándolas tiernamente, para después enterrar sus dedos en la base de su verga para asirla firme, como dándole a entender que eso le pertenecía.

"¡Oohh. Chase!" La sintió susurrar a Karen junto a su oído, mientras comenzaba a acariciar su erección con su puño. "¡No saber cómo te he echado de menos!" Agregó, mientras pasaba su lengua por su oreja. Ella sintió la reacción que tuvieron sus palabras en él, cuando sintió que su verga se endurecía aún más en su mano.

Chase sintió que Karen se despegaba de su costado, para notar que su cabeza y su cabello rozaban ahora su vientre. Karen se había metido entre sus piernas, seguramente arrodillada. Pronto sintió su boca acariciando su glande. Se estremeció ante esa sensación tan deseada. De pronto sintió la boca de Catherine que buscaba la suya.

"No sé qué va a pasar con nosotros. Lo único que me importa es que estás aquí" Dijo ella contra su boca, mientras lo besaba y rodeaba con su brazo su cuello. Chase ahora sintió ambas tetas de Catherine apoyadas en su torso. Bajo su mano acariciando su espalda hasta encontrar ese trasero que lo volvía loco. Toda la situación era demencial, pero la excitación que sentía en ese momento, desplazaba todo otro pensamiento que el de gozar de ese momento. Acarició sus nalgas. De pronto le susurró "Monta mi cara."

"¿Qué quieres hacer?" Susurró ella, con su boca pegada a la de él.

"Tan sólo hazlo. ¡Quiero sentir tu concha en mi boca!" Contestó, oprimiendo con sus labios el labio superior de ella.

Catherine, no lo pensó dos veces y tanteando su cabeza en la obscuridad, se montó sobre su pecho. Chase tomándola de sus nalgas la atrajo hacia arriba. Pronto sintió los muslos de ella rodeando su cara, besó su interior hasta que pudo colocar su boca en la entrada de su vulva. Allí su boca sorbió sus labios mojados, introduciendo su lengua y lamiendo su raja a todo lo largo. En ese momento apreció cuánto le zumbaba su cabeza, pero todo el malestar del golpe recibido, lo omitió mientras recorría con su lengua los labios totalmente mojados por los jugos de Catherine y su propia saliva, rugiendo a veces, cuando sentía a Karen que engullía prácticamente toda su verga, una y otra vez en la mamada que le propinaba sin perder el ritmo.

Los tres tenían exacerbado el sentido del tacto en esa total obscuridad. Las manos de los tres recorrían los cuerpos, como si quisieran grabar en su memoria cada protuberancia, cada hendidura. Chase sentía que su cerebro estallaría del placer cuando recorría las suaves carnes de ambas mujeres. Algo parecido ocurrió cuando Karen dejó de mamarlo y lo montó y guiando la punta de su furiosa erección, en un solo movimiento bajó sus caderas y hundió toda la verga dentro de su vagina que lo recibió como si fuera lo último que iba a hacer en su vida.

"¡Aaaaaahhhh!" Gimió contenida Karen, cuando sus nalgas quedaron apoyadas sobre los muslos de Chase. Éste, ante esa placentera sensación de sentir su verga aprisionada entre los suaves pliegues de las paredes de la vulva de Karen, casi muerde el clítoris de Catherine, que también gritó un '¡Aaaahhhh!' cuando sintió que su pequeño botón de placer era apretado entre los labios de Chase.

Karen tanteando con sus manos en la obscuridad total que los rodeaba, se encontró con la espalda de Catherine, apoyó sus manos sobre los hombros de ella y comenzó a mecer sus caderas de adelante hacia atrás lentamente, sintiendo el grosor de la verga de Chase, deslizándose suavemente dentro de ella.

"¡Ooooh Dios... Ooooh Dios... Ooooh Dios...! " Gemía Karen con cada penetración, sintiendo ahora como su vulva comenzaba a palpitar enloquecida, cada vez que empujaba sus caderas hacia él, buscando hacerla más profunda, recordando de inmediato todas las sensaciones de la última vez que había estado con él. Quería apurar el movimiento de sus caderas, apurar las veces que entraba y salía esa gruesa y dura verga dentro de ella, pero sabía que si lo hacía no duraría mucho antes de estallar en un orgasmo incontenible. Ella se conocía. Quería dilatar al máximo esa exquisita sensación de tener a Chase dentro de ella. Pero su vulva le pedía más y sin pensarlo más, sus manos bajaron desde los hombros de Catherine y llevándolas hacia adelante, se apoderó de sus pechos y apretó sus pezones al tiempo que pegaba su boca a su cuello, mientras sus caderas comenzaban un ritmo endemoniado.

Catherine sintió los pechos de Karen contra su espalda y las caricias que sólo una mujer sabe hacer a sus pechos. Eso la hizo llevar también al máximo de su excitación, sintiendo además que la boca de Chase hacía estragos en su vulva. Ahora la penetraba con su lengua, que ante los embates de las caderas de Karen contra su espalda, se hacía más profunda. Y en ese instante todo cambió, cuando Chase bajando sus manos, introdujo sus dedos entre las protuberancias de sus nalgas hasta que pudo colocar uno de ellos en el borde de la rosa de su culo y comenzó a introducirlo allí. Era todo lo que el cuerpo de Catherine aguardaba, porque comenzó a estallar en un temblor intermitente, y que fue intensificado cuando sintió a Karen convulsionándose contra su espalda, al tiempo que sentía que sus dedos que asían sus pechos, se crispaban en sus pezones endurecidos.

Catherine abrazó las manos de Karen que estrujaban sus pechos y dejó que juntas, sus cuerpos temblaran en esta obscuridad que las hacía aferrarse a lo único conocido y se dejaron ir en ese cúmulo de sensaciones, para consumirse en el fuego que las unía al hombre que ambas deseaban y que era la única realidad de ese momento.,

La verga de Chase salió con un chasquido de la vulva cuando Karen cayó desmadejada hacia un costado sobre el tatami. Catherine, no sostenida ya por los brazos de Karen, lo hizo hacia adelante, quedando con sus muslos abiertos a centímetro de la cabeza de él.

Ambas mujeres quedaron con sus cuerpos relajados, tomando aliento, con sus cuerpos húmedos de transpiración, mientras de vez en cuando tenían pequeños temblores, resabios de sus respectivos orgasmos. Se sentían satisfechas, pero sabiendo que esto recién comenzaba para ellas.

Chase, se giró y su cabeza chocó contra los muslos de Catherine, levantó su cara salpicada con los líquidos que ella le había arrojado al acabar y la posó entre sus nalgas. Catherine se estremeció al sentirlo allí, y más cuando él comenzó lentamente a subir su cara pasándola entre la hendidura de sus glúteos tibios, por la curva de su cintura, por su espina dorsal hasta que de pronto sintió que su cuerpo era cubierto por el macizo cuerpo de Chase. Nuevamente la obscuridad producía sensaciones encontradas en ella, que la hacía sentir el pesado cuerpo de él, como un manto protector que su propio cuerpo requería y ansiaba. Toda su mente se centró ahora en aquello que ansiaba: la dura verga que guiada por el puño de él, comenzaba abrirse paso entre sus nalgas. Su vulva agradecida, se abrió como una flor ante el calor del sol, cuando sus labios inflamados comenzaron a recibir primero el ariete de la punta esponjosa de su glande, para permitir después que la gruesa y rígida verga entrara toda dentro de ella.

Con el rostro levantado sobre el tatami, la boca de Catherine se fue abriendo, conteniendo el aliento, con todo el sentido del tacto de su cuerpo centrado en el único lugar que tenía importancia en este momento: su vulva que recibía esa carne dura que iba entrando en su cuerpo y que comenzaba nuevamente a generar esa excitación que la remecía entera. La total obscuridad que la rodeaba en esa habitación, generaba una sensación de espacio sin límites para ella. Para su mente era como estuviera perdida en un espacio infinito. Esa mente que convertía todo su cuerpo en el centro del universo, y ese universo lo constituía su sexo que absorbía el cuerpo el cuerpo de Chase, que abría las paredes de su vulva, que la recibían apretándose alrededor... esperando... hasta que llegó el instante de la unión máxima con el cuerpo de Chase.

Exhalando todo su aliento contenido mientras Chase la penetraba, sólo en ese instante el rostro de Catherine se posó sobre el tatami, cuando sintió que sus duras nalgas se fundían en el hueco de la ingle de Chase al tiempo que las paredes de su vulva se comprimían en pequeños espasmos alrededor de la dura y gruesa verga que ahora la llenaba plenamente.

Su concha decía a ese pico: 'el centro del mundo está aquí y no allá', en el momento en que comenzó a palpitar esperando... esperando... Hasta que sus nalgas comenzaron a recibir el azote exquisito de las arremetidas de Chase. Largos minutos pasaron hasta que la 'pequeña muerte' llegó nuevamente y el cuerpo de Catherine una vez más, la recibió como una bendición. Su cuerpo vibró y de pronto sintió la mano de Karen que tomaba la suya, como queriendo ser partícipe de ese instante sublime, al tiempo que su vulva era inundada por los chorros de semen de Chase, quien estremecido en su clímax se relajó sobre ella cubriéndola. Para Catherine poco importó sentir el pesado cuerpo de Chase sobre ella y apretó la mano de Karen, transmitiéndole en ese gesto, lo que estaba sintiendo en ese momento, y Karen respondió con el mismo gesto, haciéndose cómplice de su placer.

Chase después rodó hacia un costado y los tres quedaron relajados con sus cuerpos esparcidos sobre el tatami, Karen tomada de la mano de Catherine y ésta de la mano de Chase.

Perdida la noción del tiempo, la obscuridad como una ola que barriera sus cuerpos, hizo que sus cuerpos se buscaran nuevamente. Ambas mujeres apretaron sus cuerpos y quedaron acurrucadas contra el cuerpo de él. Exacerbados por esa experiencia de haber perdido el sentido de la vista, sus manos tocaron, buscaron, acariciaron nuevamente. El cuerpo de quién sus manos rozaban, había cesado de tener importancia. Era un triángulo que buscaba su reafirmación. Sus piernas y muslos se entrelazaban, sus manos buscaban rostros, protuberancias, hendiduras, sus bocas buscaban bocas o sus respectivos sexos, que mamaban, mordisqueaban, succionaban, como si trataran de saciar una sed que los consumía en una perfecta simbiosis. Los tres habían perdido la identidad, no importando quién daba placer a quién. Desconocían cuál sería su destino que les deparaba el mañana, e instintivamente seguían el consejo del poeta, buscando aquello que el otro le brindaba, sin tapujos, sin inhibiciones de ningún tipo, porque sólo tenía sentido el hoy.

***

El anciano jerarca vietnamita observaba la pantalla infrarroja, que le devolvía una imagen que más parecía una suerte de nube roja de cuerpos que se retorcían en la obscuridad. Suya había sido la idea de que cuando el trío había sido capturado, aún inconscientes, había sido desnudado e instalado en esa habitación sin ventanas y absolutamente obscura y a prueba de ruidos.

Recordaba que esa había sido la técnica utilizada en la última guerra contra los invasores norteamericanos, a quienes al ser capturados, se los mantenía aislados y en esas condiciones. La sensación de desnudez en los prisioneros, los hacía sentirse tan indemnes, que pronto su voluntad de resistirse al interrogatorio, se esfumaba en pocos días y sin mucha presión les entregaban toda la información que se les pedía.

El anciano, recostado en su sillón, pensaba en cómo los americanos se habían dado cuenta de la validez que tenía este sistema para bajar las defensas de los prisioneros, tanto así que era el sistema que utilizaban en Guantánamo con los prisioneros musulmanes que mantenían allí. Pero claro, ellos le incorporaban métodos de torturas adicionales, que él no pensaba utilizar con este trio cuyas imágenes infrarrojas seguía viendo agitarse en la pantalla. Miró la hora: eran sólo las diez de la noche. Se iría a dormir, para conversar con el trio al día siguiente, sin apuro.

*******

11

El grupo vietnamita nunca supo que habían sido seguidos. Tan pronto los agentes de la NSA vieron que los vehículos se detenían en la casa que estaba situada a las afuera de la ciudad, metida dentro de un pequeño bosque, procedieron a rodearla a unos trescientos metros de distancia. Como a las seis de la mañana, un grupo de fuerzas especiales se incorporó en un segundo anillo. En esta oportunidad el Director de la NSA comandó todo el operativo de rescate. Sabían ahora que Chase había sido secuestrado junto a la científica Karen Trump y Catherine Solano. Ahora sólo había que estrechar el cerco para elegir el mejor momento para iniciar las acciones. Cuando clareó la mañana, ordenó enviar un drone de reconocimiento del área, cuyas fotos le permitieron determinar cuál sería la mejor ubicación de los grupos que comenzarían a estrechar el círculo alrededor de la casa. Una van equipada con instrumental de comunicación de alta tecnología, monitoreaba la señal del celular que al correr de las horas, se hacía cada vez más tenue, a medida de que la batería perdía carga. Al menos sabían que la científica estaba allí. Pero les preocupaba no contar con las señales de los GPS de Chase ni de Catherine, ya que ambos celulares habían quedado abandonados en los vehículos en los que viajaban.

***

Temprano en la mañana después de desayunar, Bu Phan sentado junto al anciano jerarca vietnamita, escuchaba sus instrucciones.

"El hombre deberá ser interrogado. Necesitamos saber qué rol tiene en que haya escoltado el vehículo de la científica. Y ahora que me he dado cuenta que tuvo sexo con ambas mujeres, será fácil que nos entregue la información que necesitamos."

Bu Phan no podía creer lo que escuchaba. 'qué fáciles son estas mujeres' pensó. "¿Las mantendremos desnudas?" Preguntó.

"No, no será necesario. Sólo el hombre. Sácalas de la habitación y haz que se bañen y se vistan y tráelas a mi presencia. Respecto del hombre, espera una hora después que saques a las mujeres de la habitación y haz el interrogatorio en la misma sala. Tendrás que soportar algunos olores." Le dijo, sin que se le moviera un músculo de la cara, aunque sonriera interiormente por lo que había dicho.

"Si señor" Dijo Bu Phan, saliendo del comedor se dirigió a la cocina y habló a dos sirvientas para que lo siguieran. Si bien se consideraba bastante rudo en todo lo que tuviera que ver con su trabajo de agente, no lo era cuando se trataba de enfrentar a mujeres, y menos desnudas.

Después bajó al sótano y miró por el monitor y pudo observar que las tres figuras yacían en el suelo de tatami. Cuando abrió los cerrojos de la puerta blindada, sus hombres estaban con las armas desenfundadas cuando entraron a las sirvientas con un par de mantas con las que cubrió a las dos mujeres antes de salir. Vio que el tipo se había sentado y permanecía así agarrando sus rodillas.

Bu Phan había hecho iluminar la habitación. Allí Chase pudo ver que la sala era grande y en un costado había una mesa y dos sillas. Vio que cuatro hombres armados entraban y uno de ellos le colocaba unas cintas de plástico en sus muñecas y lo llevaban a la silla, y aguardaban cerca, mientras otro hombre se sentaba frente a él.

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