El Masajista

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Un joven fisioterapeuta se encuentra con desafíos inesperado.
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Parte 1 de la serie de 8 partes

Actualizado 03/18/2021
Creado 11/27/2014
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El masajista

La verdad pocas veces es pura y nunca simple

Oscar Wilde

Capitulo 1

Esteban despertó sobresaltado. Todavía en su mente seguían girando imágenes de la mujer que le hablaba en el sueño. Se sentó en la cama y ese momento se dio cuenta que tenía una erección. Tenía la boca seca y decidió ir a la cocina a buscar agua helada del refrigerador. Se puso las pantuflas y se encaminó por el pasillo vestido sólo con el pantalón de su pijama. Al llegar, sin encender la luz de la cocina, abrió la puerta del refrigerador y miro aún adormilado. Por fin fijó la vista y vio la jarra, al momento en que la tomaba, sintió el ruido de la puerta de un automóvil cerrarse y se escucharon voces.

Los sonidos en la noche parecen tener otra dimensión, más nítidos casi más íntimos. Sintió la voz de un hombre y después una risa y la clara voz de Josefa su madrastra contestando algo. La limpia y cantarina voz de su madrastra le hizo reaccionar molesto, sintió algo en su interior que no supo interpretar, pero que no le gustó. Miró el reloj de la cocina que se destacaba en la oscuridad. Eran más de las 3 A.M. Esa nueva realidad conformó en él un escenario que lo puso rígido.

¿Qué hacía Josefa llegando a esa hora a casa? Su mente comenzó a trabajar como una máquina de contar billetes. Últimamente Josefa había estado llegando bastante tarde; pero, nunca a esta hora. ¿Es que estaría teniendo alguna aventura? Después de todo su padre prácticamente los había abandonado ya hacía más de 1 año, tratando de huir de los acreedores, tras haber girado varios cheques sin fondo según él, para darse tiempo de arreglar los problemas en que se había metido. A partir de ese momento, Josefa se vio obligada a buscar trabajo para hacer frente a los gastos de la hipoteca, amén de los estudios de Esteban y los de la casa en general. Por eso él no la juzgaba para nada su comportamiento de que quisiera salir con alguien; aunque igualmente, sentía cierta inquietud ante esa perspectiva. Una pareja desconocida.

Se sirvió el agua en un vaso que tomó de la encimera y se sentó en la obscuridad.

De pronto la cocina se iluminó. Esteban pestañeo y miró a Josefa que estaba en el dintel.

"Cariño, qué haces a oscuras", le preguntó ella acercándose a él. Al mirar al muchacho semidesnudo, algo recorrió su cuerpo, al observar los bíceps y los deltoides marcados y los fuertes muslos del muchacho.

Esteban estuvo a punto de preguntarle 'que hacía ella llegando a esa hora', pero se dio cuenta que él no tenía ningún derecho de hacer tal pregunta a su madrastra.

"Me desperté y tenía sed. Eso es todo" contestó con un dejo de reproche en su voz que no pudo ocultar. Joseba se dio cuenta del tono un tanto duro de su respuesta y se dio cuenta de inmediato de la situación.

Mientras dejaba su cartera sobre la mesa de la cocina, le dijo casi en forma descuidada.

"Tuvimos una pequeña fiesta en la oficina porque cerramos una venta que estábamos esperando hacía tiempo", le dijo Josefa, mientras tomaba un vaso y se servía agua.

"O.K., me voy a tratar de dormir. Mañana tengo unas pruebas. Buenas noches, Josefa". Se levantó sin acercarse a ella y cuando pasaba a su lado para dirigirse hacia el pasillo, ella lo miró y le tomó de la mano.

"Hey, no te vas a despedir?"

"Huy, perdona". Josefa no sobrepasaba el metro sesenta y cinco de estatura, y Esteban con su 1,90, debió inclinarse hacia ella para darle un beso en la mejilla.

"No quiero sentirte así, tu sabes cuánto te aprecio", le dijo ella al levantar su rostro hacia él. Al hacerlo, Esteban sintió el aroma particular de ella, pero también el leve olor a alcohol que emanó de su boca.

Esteban ensayó una leve sonrisa hacia su madrastra. Se dio vuelta y se dirigió al dormitorio. Se sentía como marido engañado. Josefa en el último tiempo se había convertido en algo más que la figura materna y eso le preocupaba sobremanera. Ella tenía sólo 33 años y no dejaba de apreciar su belleza. Ella se había casado bastante joven con su padre, cuando él sólo tenía 10 años. Después había nacido Lucía a quien Esteban protegía como su real hermana. Pero, él creció y ahora a los 20 años, en que sus hormonas rugían diariamente, la figura de Josefa en la casa, le producía inquietud, por decir lo menos.

Capitulo 2

"Pero aún no tengo el título de fisioterapeuta" le dijo Esteban a su amigo, mientras se tomaban una cerveza esa tarde en un local de Providencia, lugar en el que habían quedado de juntarse.

"Te digo que te puedes postular" le dijo Jorge. "Yo conozco a la dueña, que de paso te digo que es un disparo al aire de lo rica que es"

"Y qué, ¿ya te la tiraste?" le preguntó Esteban, sonriendo.

"Ganas no me faltan, pero hasta ahora no me ha dado la pasada."

"¿Y por qué estás tan seguro de que me pueda contratar?" le preguntó Esteban.

"Porque el otro día me comentó que está por abrir un local en Huechuraba y va a necesitar gente. Me preguntó si conocía gente joven que quisiera trabajar. Así que estai listo!".

"Puchas, te agradezco el dato. Me dai la dirección para contactarme con ella cuanto antes."

"Por supuesto. Te mando un email con los datos. Oye, y a propósito de nada, ¿cómo te va con la chica que conocimos la semana pasado en la piscina del cerro?"

"¿Marián? Mira, bien. Quedamos de juntarnos este sábado y a propósito, vive en Huechuraba con su mamá, y me pidió que la fuera a buscar a su casa. Mala señal, porque me compromete más de la cuenta. Probablemente me presente a su mamá."

"Humm, sí, mala señal. Lo más probable es que quiera pololeo formal."

"Aunque por otro lado no sé. ¿Te diste cuenta que ese día en la piscina se mostraba bastante desinhibida. ¿Te diste cuenta cómo le tiró los cortes a Juan, el salvavidas de la piscina?"

"Si. Pero el tipo tú sabes, que se las trae con la pinta que tiene. Ese día tenía varias minas a las que le tiraba los cortes. A las minas les atraen los tipos entradores y si tienen buena pinta, mejor", le contesto Jorge mientras seguía con la mirada a una muchacha que pasaba frente a ellos, moviendo las caderas más de lo necesario. Los había mirado con el rabillo del ojo y se dio cuenta que ambos se veían bien. Especialmente se había fijado en Esteban, que ese momento usaba una camiseta sin mangas, quien lucía un físico bastante desarrollado, por el ejercicio casi diario que realizaba dada la especialidad de fisioterapeuta que había elegido. Con su 1,90 de estatura, su torso y sus brazos mostraban una musculatura trabajada, cosa que no pasó inadvertida a la rápida mirada de la muchacha.

Esteban siguió la mirada de su amigo y estuvo de acuerdo, la muchacha tenía todo en su justa proporción.

"Bien Jorge, creo que es tiempo de volver a casa, me queda una serie de tareas que terminar, además tengo prueba este viernes.", le dijo Sebastián levantándose.

"O.K. Nos vemos. No te olvides de enviarme tu curriculum por email para pasárselo a mi jefa. Después te cuento cómo me va con esta lola", le contestó Jorge, mientras le indicaba con un gesto a la muchacha que se había sentado un poco más allá de donde ellos estaban.

La muchacha cuando vio acercarse a Jorge y vio alejarse a Esteban, pensó: 'hoy no es mi día de suerte'.

Capitulo 3

"¡Mamá, llegué!" gritó la lola cuando entraba a la casa.

"Estoy en la cocina!" le contestó su madre.

Marián tiró sus libros sobre el sofá del living y se dirigió hacia la cocina.

Marianela, se dio vuelta para mirar a su hija mientras entraba. Observó orgullosa el aspecto que mostraba la muchacha a sus dieciocho años. Alta, de pechos erectos y con una cintura estrecha que realzaba sus caderas y su trasero levantado, era su viva imagen cuando ella tenía esa edad.

"Cómo te fue, preciosa?" le preguntó mientras Marián la abrazaba y la besaba en la mejilla.

"Creo que me fue bien en la prueba, pero tengo un kilo para estudiar, mañana tengo otra prueba. Ah, se me había olvidado contarte: ¿Te acuerdas que después de la votación para presidente del centro de alumnos de la universidad, nos fuimos a un paseo a la piscina del cerro? Pues bien, me hice amiga de un par de compañeros de otra facultad, especialmente de uno. Pues bien, le dije que me viniera a buscar este sábado para salir de carrete".

"Me parece bien que sea así. Prefiero que tus amigos te vengan a buscar y no que te encuentres con ellos, sin que yo los conozca.

"Si, mamá. Ahora me voy a dar una ducha" le dijo la lola dando la vuelta y dirigiéndose hacia su dormitorio.

Capitulo 4

Esteban cuando llegó a casa esa tarde, encontró a su madrastra que estaba leyendo en el living. Cuando lo vio levantó la vista y le dijo: "Hola cariño. Carlos escribió, quieres ver la carta?"

Esteban se acercó, sentó junto a ella. Josefa le pasó la carta de su padre y al mismo tiempo que le tomaba la cara y le daba un beso en la mejilla.

Esteban tomó la carta y leyó rápidamente. Su padre escribía desde Perú. Les decía que los extrañaba y que no hallaba la hora de poder regresar, cosa que veía difícil que pudiera hacerlo en un corto plazo, ya que en Perú la situación económica no era buena, por lo que no existían muchas oportunidades de emprendimiento. "Y de estafa", pensó con amargura mientras le devolvía la carta a su madrastra.

"No te pongas así, cariño" le dijo su madrastra cuando vio su expresión de desencanto. "Saldremos adelante, tu sabes que me está yendo bien en la venta de propiedades."

"Josefa, si no hubiese sido por tu trabajo, no habría podido terminar mis estudios, No sabes cómo te agradezco tu ayuda", le dijo Esteban mirándola con aprecio.

"Cariño, cuando me casé con tu padre hace 10 años y te conocí, te quise desde ese momento y siempre te consideré como si fueras mi hijo." Le dijo Josefa abrazándolo.

"Gracias Josefa" le dijo él abrazándola a su vez.

Para Josefa, después de tanto tiempo sin compañía masculina, sentirse aprisionada en los fuertes brazos de Esteban, le producían estremecimientos que estaban lejos de ser maternales como ella pretendía que fueran.

Ella era de temperamento fogoso. Acostumbrada a tener sexo casi diariamente con su marido, la presencia de Esteban en este momento era como un paliativo. Ansiaba verlo llegar en las tardes después de la universidad. Y en este momento en que él la abrazaba se dio cuenta de que esa ansiedad, no tenía nada que ver con lo que le había expresado recién de que lo quería como su hijo.

Esteban se levantó y Josefa se quedó observándolo mientras se alejaba. Esteban, al pasar por el dormitorio de su hermanita, entró para saludarla.

"¿Hola, pequeña, cómo te fue en la escuela?" la niña que estaba en su escritorio, saltó al verlo y se arrojó en sus brazos

"¡Esteban! ¿Sabes?, me dieron un demerito hoy por contestarle a la profesora" le dijo apoyándose en su pecho.

"Y fue muy feo lo que contestaste?"

"No, sólo le dije que podía guardarse su tonta tarea sobre el zoológico en donde maltrataban a los animales, porque ya nos había dado una igual la semana pasada!"

"Hum. Creo que eso fue feo, tendrás que disculparte"

"Pero,..."

"No, pequeña, no hay peros. Mañana hablas con la profesora y le dices que no tuviste la intención de ofenderla, y ahora te dejo, porque tengo que estudiar. Dame un beso". Besó a su hermana y se fue a su dormitorio.

Abrió su notebook entró a Internet y revisó sus correos. El primero era de Marián que le daba su dirección y le decía que lo había pasado muy bien en la piscina. El segundo correo era de su amigo Jorge en que le confirmaba que había hablado con su jefa y ésta le decía que necesitaba entrevistarlo el próximo lunes y que le enviara su currículum; le daba su teléfono para que la contactara para fijaran hora y lugar de la entrevista.

'Que bien, si logro ese trabajo, creo que podré bajar la presión que tiene Josefa en este momento con los gastos de mi educación, al menos.' Pensó mientras cerraba el notebook.

Capitulo 5

Isabel la jefa de Jorge, sentada en su oficina del spa examinaba la propuesta del arquitecto al que había encargando el diseño del proyecto 'Huechuraba'. Miró las fotos y los planos y cuando miró el presupuesto, se dio cuenta de que excedía de la cifra estimativa que le había dado cuando hablaron del proyecto.

'Como siempre, la realidad supera a la estimación. Tendré que conseguir financiamiento, además tendré que ver cómo va el trabajo de mis 'gatitas' como para ir cubriendo ese financiamiento; aunque creo que eso no va a ser problema por lo que me anticipó Helen, ya que cada día se reciben más solicitudes de nuestras damas de compañía, especialmente ahora que se acercan las fiestas de fin de año. Espero que el amigo de Jorge me llame, ya que necesito urgente comenzar a contratar los especialistas encargados del área de masajes para señoras ', pensó mientras guardaba en el presupuesto en el cajón de su escritorio.

Capitulo 6

Esteban salió de clases esa tarde como a las 6 de la tarde. Se instaló en una de las bancas del jardín que rodeaba el edificio en donde estudiaba y sacó su celular y marco el número de la jefa de Jorge.

"Srta. Isabel, soy Esteban el amigo de Jorge. Él me dio su número para que la llamara" le dijo cuando escuchó la voz femenina que contestaba su llamada.

"Llámame simplemente Isabel. Esteban, podrás encontrarte conmigo esta tarde en Marañón 2040? Como a las 19 horas, ¿Te parece bien?" La voz profunda de la mujer se escuchó segura.

"Claro Señ... Isabel. A esa hora estaré. Adiós". Esteban la escucho despedirse también y corto.

Miro la hora en su celular. La dirección quedaba en Las Condes. Decidió esperar a su amigo Jorge, ya que había prometido llevarlo.

Un rato después apareció Jorge.

"¿Y, que te dijo?" Le preguntó su amigo a Esteban

"Me confirmó la entrevista para hoy a las 19 horas. Esperaba que me alcanzaras hasta su oficina". Le dijo Esteban mientras caminó junto a su amigo en busca de su vehículo estacionado en el campus de la universidad.

"No es la oficina, es en el Spa, en donde trabajo yo todas las tardes. Así es que ningún problema. Te llevo"

"Pero yo se que tu trabajas como trainer, pero tú sabes que mi especialidad es la fisioterapia. ¿Qué monos pintaría yo en un Spa?" le preguntó mientras subían a la camioneta.

"El Spa tiene una zona dedicada a los masajes. Allí es donde trabajarías inicialmente, mientras la señora Isabel abre el local en Huechuraba. Eso lo que me dijo. En todo caso, me dijo que necesita conocerte para ver si das con el perfil" Le explicó Jorge mientras se dirigían hacia Las Condes.

"¿El perfil? Y tienes idea qué quiere decir con eso?" le preguntó extrañado Esteban a su amigo.

"¡La pinta, poh, la pinta! Ella siempre se ha preocupado que todos los hombres que trabajan con ella, tengan buena pinta, como este pechito", le dijo riendo Jorge.

"Ah! Comprendo!"

Una media hora más tarde se enfrentaron al edificio en que funcionaba el spa. Este ocupaba toda la planta baja, en donde se podían ver las instalaciones con máquinas de ejercicio físico, y gente realizando sus rutinas.

Bajaron hasta el estacionamiento subterráneo y subieron hasta el 1er piso. Allí Jorge lo condujo por las salas hasta lo que parecía la administración. Al entrar a una gran recepción lujosamente amoblada, una joven que hacía de recepcionista, los atendió.

"Aquí te dejo, partner" le dijo Jorge retirándose a continuación para dirigirse al área del gimnasio.

La chica sonrió a Esteban y le dijo "La Sra. Isabel está por llegar. Me dijo que la esperara. Le ruego tomar asiento"

La muchacha miro de reojo con admiración la estampa de Esteban.

Esteban miró su celular y vio que eran ya las 19. En ese mismo momento vio entrar por otra puerta del vestíbulo de la recepción a una mujer que estimó tendría no más de 40. Vestía un traje negro bordado de 2 piezas que enmarcaban una silueta ceñida, levemente matronil. La chaquetilla dejaba entrever la zona de su ombligo, además de ceñir su busto muy prominente y bastante erguido. '¿Siliconas?' pensó Esteban al verla. La falda terminaba en una pieza de encaje que traslucía también levemente el comienzo de sus muslos. De piernas largas, se veía una mujer preocupada de su físico. Esteban en todo caso, se quedó de una pieza. La mujer realmente era hermosa.

Isabel no pudo menos que estremecerse cuando Esteban se levantó del sillón para enfrentarla. El muchacho de pelo enmarañado, de grandes ojos negros, mostraba un rostro que para ella, era para ser besado. Además con esa altura y ese físico impresionante. Sintió una atracción inmediata. 'Este muchacho hay que probarlo' pensó.

"Esteban, qué gusto conocerte. Pasa a mi oficina" y le indicó la puerta que decía 'Gerencia' en una placa.

Una vez adentro, Isabel lo invitó a un sillón de cuero que había en la enorme habitación, en la que se destacaba un escritorio con cubierta de vidrio empavonado y una hermosa lámpara direccional.

Esteban se sentó un tanto cohibido por el ambiente tan elegante de la oficina, como también ante la presencia de esa hermoso mujer que se había sentado al lado de él, mirándolo fijamente.

"Esteban, quiero que hablemos claro desde el principio. Tengo entendido de que estás por graduarte de fisioterapeuta. Yo pronto abriré un local diseñado exclusivamente para atender a mujeres del barrio alto de la capital, en la que quiero entregar servicios muy personalizados de lo que representa tu especialidad. La idea es que las clientes que se atiendan, obtengan en cada sesión, un servicio que les permita mantener un físico activo y altamente relajado. Y allí entras tú"

"¿Cómo así?", preguntó Esteban, un tanto confundido por las palabras de Isabel.

"Vamos Esteban, ¿me permites que te llame Esteban, no es verdad?" le dijo Isabel mientras colocaba su mano sobre la rodilla del muchacho, como para darle un sentido de más confidencialidad a lo que quería darle a entender. "Cuando me refiero a 'altamente relajado', es a lograr que en el masaje que me proporcionen, me sienta en las nubes. Necesito que cada parte de mi cuerpo haya sido tratado apropiadamente para lograr esa laxitud que uno anhela, después de una larga jornada de trabajo, y si no de trabajo, de una larga y tediosa jornada en la que ha tenido que lidiar con un esposo poco afectuoso y dedicado. ¿Me comprendes lo que quiero decir, Esteban?".

Esteban había empezado a abrir sus ojos, cada vez más confundido.

"Ahora, si tú logras con ese 'expertise' que espero en parte hayas adquirido en la universidad, más el entrenamiento que yo personalmente te entregaré, que dicho sea de paso puedo hacer, ya que también soy fisioterapeuta diplomada en España, lograrás una remuneración mucho mayor que la que actualmente reciben los trainers y los masajistas en el mercado. Mi idea es orientar esta área de la empresa, hacia un público mucho más exigente". Por lo que tu remuneración podría superar a los $ 500 mil, para empezar.

Los ojos de Esteban se abrieron como huevos al oír la cifra, pero también porque poco a poco Esteban comenzaba a aterrizar las palabras de Isabel.

"Bueno, Señ...Isabel. Tu sabes que sólo tengo experiencia teórica y no laboral" le dijo mirándola un tanto confundido.

"Esteban, trátame de tú" le dijo sin apartar la mano que presionaba firme su rodilla, mientras miraba fijamente a los ojos del muchacho, como hipnotizándolo. "Estoy consciente de eso, pero yo te aseguro que con tu conocimiento teórico y el entrenamiento práctico que te proporcionaré, podrás comenzar antes de 1 semana. Te lo aseguro".

"¿Quiere decir que usted me guiará?". Al decir eso, lo hizo sabiendo que estaba utilizando el mismo código verbal implícito en las palabras que ella había utilizado. Había esta vez entendido muy bien las implicancias de lo expresado por Isabel. Si bien tenía poca experiencia con las mujeres, tampoco era un ingenuo para no darse cuenta que esta mujer mayor, se la estaba poniendo pelada en su boca.

"Por supuesto" le contestó ella sonriendo, dándose cuenta también que un juego verbal se había iniciado entre ellos. Un juego lleno de sugerencias que los guiaba hacia zonas imbricadas, solapadas de futuro incierto. "¿Entonces, te gustaría trabajar conmigo, Esteban?" le dijo Isabel apretando su muslo con su mano.

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