El Masajista 2da. Parte

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La mujer no cesó de gritar mientras el orgasmo la consumía. Y ese mismo momento Esteban sintió una oleada de calor que recorría sus testículos y chorro tras chorro comenzó a acabar dentro de la vulva de Isabel.

Isabel quedó de espaldas sobre el cuerpo del muchacho, exhausta, tratando de recuperar el aliento, mientras sentía que la verga del muchacho comenzaba a salir de su vulva, junto a sus jugos mezclados con la enorme cantidad de semen que el muchacho había depositado dentro de ella.

Esteban le siguió acariciando sus pechos y pinchando los pezones con sus dedos; pero, sintió que lo hacía de forma mecánica. No había emoción ya. Si bien el cuerpo de Isabel le parecía excitante, se daba cuenta que su mente estaba en otra parte, ahora que había acabado en ella. Y sabía dónde y no se sentía bien, porque era como si estuviera engañando a Josefa.

Isabel se incorporó y le preguntó si quería algo de beber. Esteban le dijo que sí, e Isabel se acercó a la mesita y preparó una trago para ella y un jugo para él, recordando que el muchacho había llegado en automóvil.

"Yo me voy a dar una ducha. ¿Me acompañas?" Le preguntó Isabel.

Estaban se dio cuenta que estaba en su territorio y asintió con un leve movimiento de cabeza. "Vamos" le dijo, levantándose.

Una vez en la ducha, dejaron que el agua escurriera por sus cuerpos sudorosos. Isabel tomo el gel de ducha, y comenzó a cubrirlo, primero el rostro, bajando por el cuello, los hombros, su pectorales; bajó por su estrecha cintura presionando sus marcados músculos abdominales. Se agachó y comenzó a cubrir sus testículos con el gel. Al hacerlo vio como el tronco de su verga comenzaba a hincharse delante de sus ojos, y la cubrió con sus manos acariciándola de arriba abajo, mientras el agua tibia quitaba el jabón y Esteban la miraba complacido.

Pronto Isabel se dio cuenta que por la pequeña hendidura de la cabeza que acariciaba, comenzaba a fluir el líquido cristalino.

Aplicó sus labios y lo chupo con ansias. Esteban tembló ante la boca y la lengua que jugaban con su verga, se inclinó y tomándola por los hombros la giro contra la puerta de vidrio de la ducha. Sin miramientos la tomó de los muslos y la instó a que abriera sus piernas mientras todo el largo de su pene quedaba incrustado entre sus nalgas.

Se retiro y tomándose la verga la bajó a lo largo de su raja, buscando la entrada de su vagina.

Pero, Isabel tenía otra idea

"No, ¡Métemelo por el culo, quiero tu sentir tu pico en el culo!" le dijo con voz ronca de excitación.

Esteban entonces, soltó su verga y abriéndole las nalgas, busco su pequeño orificio arrugado. El agua tibia se escurría a lo largo de las nalgas de Isabel, lo que facilitó que pudiera introducir la punta de la cabeza y después con un pequeño salto en su esfínter, se deslizór completamente dentro de ella.

"¡Oh. Eso, Esteban, mete tu pico así, así, mételo todo!" y empujaba su trasero hacia el muchacho, para que se hundiera más profundo en ella.

Isabel era muy verbal cuando tenía sexo, y esa particularidad le había llamado la atención a Esteban y lo excitaba sobremanera. Retiró sus caderas, para empujar con fuerza y esta vez al sentir las nalgas de ella totalmente presionadas contra su ingle, de dio cuenta que estaba alojado dentro de ella. Apretó más su pubis contra las nalgas de Isabel y se mantuvo allí unos instantes, disfrutando de las palpitaciones de su esfínter alrededor de su base de su pico. Fue una sensación que también Isabel gozó.

"¡Tu pico es enorme, me tienes totalmente empalada, pero es rico, rico!" le grito Isabel.

Lentamente el muchacho comenzó a moverse dentro de ella, mientras Isabel gemía de placer.

Esteban rodeándola con sus manos, buscó con sus dedos los labios de su vulva y su clítoris y comenzó a chocar con fuerza su ingle contra las nalgas de Isabel. Cada vez más rápido sacó y metió su verga hasta que comenzó a sentir que el esfínter del culo de Isabel se apretaba y soltaba mientras ésta gemía enloquecida de placer ante el nuevo orgasmo interminable, que hacía contraer su torso y empujar sus nalgas contra el muchacho.

Isabel hizo algo inesperado. Cuando sintió que su cuerpo se relajaba, retiró sus nalgas haciendo que la enorme verga aún hinchada saliera de su culo con un sonido sibilante, y le dijo:

""Quiero que acabes en mi boca", y tomando la hinchada verga se la metió en boca y usó su boca como si fuera su concha sacándola y metiéndola , al mismo tiempo que recorría con su mano arriba y abajo como si lo masturbara.

Isabel paladeó esa carne firme, pasando una y otra vez su lengua por la cabeza, confundiendo su saliva con el líquido que brotaba de la pequeña hendidura para después succionar con fuerza, haciendo que el hongo duro y suave a la vez, recorriera toda su cavidad bucal hasta sentirlo en el fondo de su garganta.

Largamente chupó su pico, haciendo chasquear su lengua cuando lo retiraba totalmente desde su boca, para volverlo a tomar con su boca ansiosa. Sentía al hacerlo, como su propia concha se retorcía de espasmos y se mojaba lentamente por la enorme excitación que a ella le producía al mamar la verga dura del muchacho.

El muchacho duró largo rato el juego sexual de Isabel, hasta que ésta comenzó a acelerar el ritmo con que lo sacaba y lo metía en su boca, haciendo restallar cada vez con más fuerza la succión de la cabeza. Y comenzó el punto de no retorno de Esteban, porque Isabel pudo notar cómo el pico se tensaba en su boca al mismo tiempo que el interior de su lengua recibía chorro tras chorro el semen.

Isabel escucho los gemidos intermitentes de Esteban y, en ese mismo instante, ella comenzó a sentir su propio orgasmo que hizo retorcer sus caderas. Sin embargo, agitada de placer como estaba, mantuvo todo el pico de su boca para así seguir gozando cómo el muchacho acababa interminable en su boca.

A duras penas Isabel se levantó de la posición arrodillada en que estaba, para abrazarse al cuerpo del muchacho, que la contuvo así por un rato tratando de volver a la normalidad.

Terminaron de ducharse. Ella lo ayudo a secarse la espalda cosa que él retribuyó también. Salieron de la ducha y Esteban buscó su ropa para vestirse, mientras Isabel sacó una de las batas del vestidor y se arrebujó en ella, y fue a sentarse en el sofá mientras esperaba al muchacho.

Tomó un trago en silencio, mientras se felicitaba de no haberse equivocado con la primera impresión que le produjo el muchacho cuando lo conoció. Sería un perfecto asociado en su negocio. Se manejaba bien con las técnicas de masaje y lo principal, era capaz de hacer bien el amor con una rudeza que al mismo tiempo era delicada. Un perfecto complemento para lo que tenía en mente. Hablaría el lunes con Helen, para contarle de su proyecto y que también le dijera cómo le estaba yendo con la organización del evento internacional.

Cuando estuvo vestido, Isabel lo acompañó a la puerta en donde se despidieron. Isabel le dio un beso en la boca, diciéndole "Te quiero en la empresa, Esteban y, por supuesto, cuando tengas ganas de pasar un buen rato, tan sólo llámame. ¿O.K.?"

"O. K. Isabel", le dijo Esteban. Salió, subió al automóvil y se dirigió a su casa, mientras pensaba en la prueba a la que había sido sometido.

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