El Profesor de Tenis Cap. 05

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Cuando la vida toma nuevos caminos.
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Parte 4 de la serie de 8 partes

Actualizado 06/08/2023
Creado 10/12/2016
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Cuando la vida toma nuevos caminos

****

Parte 1

Esa mañana, Verónica estaba colocando en una vitrina, algunas artesanías nuevas que le habían llegado, cuando sintió sonar la pequeña campanilla de la puerta de la tienda, cuando levantó la vista, se quedó pasmada. En el dintel de la puerta se recortaba la figura de Germán, su novio.

"Hola, mi amor" le dijo él acercándose y, tomándola por los hombros, la besó en los labios con un beso muy casto.

"Hoolaa... ¿Qué haces aquí, un miércoles... No te esperaba hasta el viernes en la noche..." tartamudeo Verónica, sin reaccionar aún.

Sin percatarse de cierta frialdad con que lo había saludado, él continuó: "Es que a raíz de la semana valdiviana, los organizadores de la feria de animales que se celebra anualmente, decidieron adelantarla, así es que me vine con mis mejores ejemplares. Bueno, no se vinieron en la camioneta conmigo," agregó, tratando de hacer un chiste. "Por lo que me quedaré aquí durante los próximos diez días. ¿No te parece fantástico?".

"Oh. Sí" le dijo ella, mientras trataba de acomodarse a la idea de la presencia de Germán. Lo miraba, sin realmente verlo.

"Bueno, amor. Pasé de una carrerita a verte, porque tengo que volver a la feria para ver dónde quedarán mis animales. ¿Te parece que te pase a buscar para que almorcemos juntos en la feria. Y así aprovecho de mostrarte el recinto?"

"Bu..eno. Cierro la tienda como a la 13:30. Te espero" le dijo Verónica, suspirando no muy alegre.

"Perfecto. Te veo a esa hora" y dándole un beso en la mejilla, salió de la tienda.

Verónica se dejó caer en el sofá que había en el pasillo de la tienda, y se quedó inmóvil, pensando en todo lo que significaba esta intempestiva aparición de German. Su mente se convirtió en un torbellino de ideas dispersas. Nada tenía coherencia. Su vida había dado un vuelco de ciento ochenta grados, con la aparición en Julián. Su mente iba y regresaba, recordando lo que estaba pasando con él y se daba cuenta que todo parecía estar llegando a su fin. Y ahora, con Germán en ciudad, todo se había vuelto patas arriba. Debía serenarse, pensar. Primero, debía llamar a Julián para comunicarle que no podría verle durante los próximos diez días. ¡Diez días, no podía creerlo! Tenía su celular y tendría que ver a qué hora era apropiado llamarlo. Miró la hora en el reloj de la tienda: eran un poco más de las 10. Sabía que en este momento debería estar entrenando a Pedro. Los partidos en que participaba Pedro se programaban a partir del mediodía, porque lo que calculó que las 11, sería una buena hora para llamarle. También pensó en llamar a su amiga Alicia para comentarle este nuevo acontecimiento. Iba a hacerlo, cuando la campanilla de la tienda sonó nuevamente. Esta vez era una clienta. ¡Diablos! Y se dirigió con su mejor sonrisa a saludar a la recién llegada.

****

Alicia estaba reunida en uno de los salones de estadio, conversando con el comité coordinador del torneo de tenis, afinando los detalles para la cena inaugural del torneo, el que oficialmente se iniciaba el domingo a las 12 horas.

"Alicia, el comité decidió que será una cena bailable la del sábado, así que me gustaría que reprogrames la cena para que comience a las 8 de la noche, a más tardar, porque tu comprendes, todo el evento no podrá alargarse más allá de la 1 de la madrugada, ya que los partidos oficiales comienzan el domingo a las 12," le dijo una de las dirigentes.

"Y además, deberemos cuidar el tema de lo que se beberá" Agregó otra.

"Y también el menú, que deberá ser liviano" Dijo otra de las participantes a la reunión.

"Eso significa que la orquesta tendrá un horario bastante acotado", Comentó la primera que había hablado.

A Alicia le pareció oír a los tres chiflados hablando. Y no pudo evitar sonreír.

Las tres se quedaron mirando a la hermosa rubia, que sonreía mientras tomaba nota. Con su pelo largo, recogido en una coleta, hacía que se destacaran sus finas facciones y sus hermosos ojos verdes, dejando clara su ascendencia alemana. Vestía un buzo deportivo, que se ajustaba a su cuerpo casi atlético. Ellas adoraban a la joven, desde que se había hecho cargo de todo lo relacionado con la logística del torneo, como la atención de los jugadores extranjeros, cenas de gala y la atención de los periodistas que cubrirían el evento. Confiaban plenamente en el trabajo que estaba haciendo. Había sido recomendada por una de las dirigentes del comité, que la conocía por otros eventos que ella había organizado para algunas instituciones de gobierno, por lo que decidieron contratarla para que se hiciera cargo de la logística alimentaria de este torneo. Había sido todo un hallazgo. Las mujeres del comité vieron cómo ella había participado en cada reunión que ellas habían tenido para planificar ese importante torneo ATP, y en los horarios más increíbles, tanto que las otras dos dirigentes que no la conocían, le preguntaron en una oportunidad, si esta muchacha no tenía vida propia; a lo cual, la que la había recomendado les confidenció:

"Alicia está casada con un agregado militar de la embajada alemana, que en este momento se encuentra en comisión de servicio, nada menos que en el Medio Oriente. Por lo que se encuentra viviendo sola aquí en Valdivia con sus padres. Antes vivía en la capital."

"Oh. ¿Y cuánto tiempo lleva sola?" preguntó una.

"Por lo que sé, más de siete meses" contestó la que la conocía.

"Pobrecita. Tan joven. Debe ser todo un problema para ella" dijo la otra.

"¿Por qué lo dices?", preguntó.

"Pues, por razones obvias. ¿Has visto la figura que tiene?, los hombres deben pulular alrededor de ella. Creo que la pobre debe estar con sus hormonas a punto de estallar", dijo la otra.

Esa había sido la conversación que había sostenido el trío en esa ocasión y ahora, observaban atentas los movimientos de la joven.

"Sí. Tienen razón. Hablaré con la gente encargada de la cocina y también confirmaré el arribo temprano de la orquesta. Por suerte esto lo había pensado y las invitaciones se enviaron para que todo el mundo llegara a las siete, hora que está programada para se inicien los discursos de las autoridades deportivas. Sobre este último punto, revisaré la agenda y conversaré para que se limite el tiempo de participación de cada uno. También les envié las invitaciones a todo el grupo de las patinadoras artísticas que nos acompañarán esa noche, ya que con eso resolvimos el tema de la falta de mujeres. Sino los hombres habrían tenido que bailar entre ellos" Dijo con una sonrisa.

"No te dije. Tiene la típica eficiencia alemana" comentó una de las dirigentes, "esta muchacha es una verdadera computadora" y se echaron a reír.

Alicia las miraba complacida, cuando su celular que tenía entre los papeles frente a ella, sonó en ese momento.

"Si me perdonan, debo contestar," les dijo mientras se levantaba y se retiraba hacia un ventanal que daba a las canchas. En ese momento pudo ver que estaban entrenando dos jugadores que reconoció de inmediato. Eran Pedro y Julián que realizaban su práctica. Presionó el botón de 'contestar'.

"Hola, amor. Te escucho muy mal" dijo ella en alemán.

Las dirigentes miraron el perfil de la rubia que conversaba frente al ventanal, y no pudieron dejar de admirar su figura, que a pesar de vestir buzo, y sin estar ceñido, realzaba sus redondos y parados pechos, su redondo trasero y sus potentes muslos. Sintieron cierta envidia al mirar su cuerpo joven y bien formado. Pero, al instante, recordaron su última conversación relacionada con la pobre e inexistente vida sexual que tendría que estar soportando esta simpática muchacha, y sintieron lástima por ella.

Alicia seguía la conversación de su marido, casi con monosílabos, con su mirada recorriendo el cuerpo de Julián, mientras lo veía desplazarse ágil, casi sin esfuerzo, como un bailarín da ballet por la cancha. Miraba su rostro sonriente mientras le gritaba instrucciones a su amigo. Era la primera vez que lo veía en el club en su indumentaria de tenis, y al ver su torso desnudo y sus brazos húmedos por la transpiración, recordó los relatos de su amiga Verónica, que también le había descrito sus hombros y brazos potentes cuando la abrazaba, y especialmente cuanto metía esos potentes y musculosos muslos entre los de ella, haciéndole el amor. De inmediato sintió que su cuerpo reaccionaba con un calor que la recorrió entera, mientras escuchaba casi lejana la voz de su marido, que le hablaba de algo relacionado con las ciudades que había visitado, sus largos viajes por la zona de conflicto, etc., etc. Pero nada de eso parecía interesarle. Su largo celibato la estaba afectando, y ¡de qué manera! Sentía, al ver a ese hombre traspirando bajo el sol, como si le transmitiera esa humedad en su propio cuerpo, como si se deslizara entre sus propios muslos. Apretó las piernas instintivamente. Por un momento pensó que su humedad que sentía en su entrepierna, traspasaría la tela del buzo. Giró la cabeza hacia las dirigentes, que no habían dejado de mirarla, mientras seguían su dialogo telefónico, aunque no entendieran una palabra de alemán. Les sonrió, como buscando cierta complicidad. Ellas le sonrieron de vuelta. Alicia siguió pegada al celular, aunque ya su marido había cortado.

Como una colegiala cachonda, decidió fingir que seguía hablando, para poder seguir mirando a Julián. Las dirigentes le hicieron un gesto con la mano de que se retiraban y que la llamarían después. Alicia les hizo una seña aceptando y suspiró aliviada, manteniendo el celular pegado a su oreja. Nadie podría acusarla de estar dando ojeadas a los jugadores. Ella estaba simplemente hablando por celular y punto. Mientras seguía recorriendo con sus ojos fijos en Julián, como si pudiera acariciar con ellos cada centímetro de su cuerpo, pensaba cómo podría justificar el acercarse de algún modo a él. Piensa, piensa, se dijo. De pronto, se retiró del ventanal y se dirigió hacia la zona de la cocina del recinto deportivo. Allí encontró a una muchacha que ayudaba en las labores del almuerzo.

"Cristina, ¿Me podrías hacer un favor?" Le dijo.

"Por supuesto. ¿Qué desea?", contestó la chica, una morena bajita, bastante agraciada.

"Mira, quiero que le lleves unas aguas minerales a los jugadores de la cancha 3, y le digas que es de parte del comité organizativo... Bah.., no le digas nada y simplemente llévalas".

La muchacha hizo lo que le pedía y cuando Alicia calculó que había llegado en donde estaban los jugadores, volvió al salón y se acercó al ventanal, nuevamente colocándose el celular en su oreja, mientras seguía el recorrido de la muchacha. Los jugadores cuando vieron que la chica traía unas bebidas y se paraba frente a ellos, detuvieron su práctica y se acercaron sonriendo. La muchacha se las pasó y miró hacia el ventanal, diciéndoles algo. Ambos miraron al ventanal y vieron a la muchacha rubia que frente al ventanal hablaba por celular. Julián, muy buen fisonomista, la reconoció de inmediato y levanto la botella en señal de saludo. Ésta hizo un pequeño gesto con su mano libre. ¡Diablos! La muchacha les había dicho que ella había sido la que les había enviado las bebidas. ¡Qué fiasco! Pero, usaré eso como una ventaja, pensó de inmediato.

****

Parte 2

Después de haberse dado una ducha, los amigos volvieron del camarín y se instalaron en una pequeña glorieta y se pusieron a conversar mientras hacían hora, esperando el partido que debía jugar Pedro.

"Te agradezco Julián, tu sugerencia de tomar desayuno fuera de la hostería. Eso me evitó tener que enfrentarme a Inga" Dijo Pedro.

"Mira. De lo único que tienes que preocuparte en este momento, es del partido que te toca ahora. Supe que es zurdo y su drive con esa mano es su mejor golpe, por lo que tendrás que cuidar tu revés, ya que te dará con todo. Trata de mantener la pelota en juego, sin apresurarte. Mantén el foco en tu propio drive. Usa eso que entrenamos: lo apuras hacia su derecha y te vas a la red con slice hacia su propio drive, bien pegado a la derecha de la cancha y trata de cerrar los puntos allí." Le decía Julián, cuando con el rabillo del ojo vio una rubia alta, casi 1,80 de estatura, que se acercaba a ellos. Era Alicia. Levantó la vista y la observó con detención. La primera vez que la había visto, estaba detrás de un mesón, por lo que no pudo apreciar su figura en esa ocasión, ahora vestida de buzo, se notaba cómo sus pechos enhiestos presionaban la chaquetilla, que se estrechaba en una cintura increíblemente ceñida. Podría imaginarse cruzándola con ambas manos y se tocaría los dedos, pensó.

"Hola, muchachos. ¿Cómo están para la competición?" Preguntó Alicia cuando de detuvo frente a ellos. Ambos la saludaron y la invitaron a sentarse con ellos.

"Por favor toma asiento. Y gracias por las bebidas. Estamos a la espera de mi partido que juego dentro de una hora más."

"Ah, estás en las clasificatorias" Dijo ella sentándose enfrente de ambos.

"Sí. Julián es el profesional. Y es mi coach en este momento" Dijo Pedro.

Alicia levantó sus cejas con admiración. Julián era de otra serie.

"Qué bien, ¿así es que partirías el domingo?" Preguntó, dirigiéndose a Julián.

"Sí. Y veo que estás bien informada" Iba agregar algo más, cuando sonó el celular que tenía en su bolso de tenis. Lo tomó y miró quien era y les dijo: "Perdonen, tengo que contestar" y se levantó alejándose unos pasos de Alicia y Pedro que lo quedaron mirando.

Pedro, a modo de explicación dijo: "Debe ser su amiga valdiviana", sonriéndo.

"¿Tiene una amiga aquí?" Preguntó ella, tratando de ver qué información tenía Pedro al respecto.

"No, es la primera vez que viene a Valdivia. La conoció el lunes cuando llegamos"

"Humm. Veo que trabaja rápido tu amigo" le dijo Alicia, sonriendo a Pedro con cara de malicia.

"Bueno, tengo que confesar que sí. Pero eso no le ha impedido ser hoy mi coach" Contesto Pedro, tratando de llevarla a otra línea de conversación, sin percatarse que le había dado una nueva información a Alicia.

"¿Por qué dices que no le ha impedido ser tu entrenador, es que ha llegado muy tarde en las noches?" Le insistió Alicia, haciéndose la inocente.

"Si, pero, aparentemente está en muy buen estado físico" Dijo Pedro.

"Ah, por tus palabras deduzco que su primeras noches en Valdivia han sido intensas" Insistió Alicia. Lo había puesto en jaque.

Pedro iba a contestar no muy convencido de salir del aprieto en que lo había puesto la joven, cuando vio que se acercaba Julián, guardando el celular nuevamente en su bolso y se sentaba junto a ellos.

"He quedado soltero" Dijo, lanzando su mensaje hacia Alicia, que lo había quedado mirando, como esperando una mayor información.

"¿Cómo es eso, es que tenías compromiso?" Le preguntó, no pudiendo resistir más su curiosidad. Su amiga Verónica no le había dicho nada y esto que decía Julián, la ponía en alerta.

"No, en ningún caso. ¿De qué estaban hablando?" Preguntó a su vez, tratando de desviar la conversación.

"Que has sido un excelente entrenador y profesor." Dijo Pedro.

"Así que además de jugar, ¿das clases?" Preguntó Alicia, dirigiéndose a Julián.

"Sí. En la capital trabajo dando clases en el Country Club, no sé si has oído hablar de ese club."

"Si, mi... un amigo es socio allí y cuando vam..voy a la capital, acostumbro a ir a ese club a practicar equitación. Pero me gustaría practicar tenis. ¿Me darías algunas lecciones mientras te quedas en Valdivia?" Le preguntó Alicia, pensando que casi había tenido un desliz; su marido era efectivamente socio de ese Club, y allí ambos practicaban equitación cuando estaban viviendo en la capital, antes de que su marido viajara al extranjero y ella decidiera venirse a vivir con sus padres en Valdivia.

"Encantado, ¿y cuándo querrías empezar?"

"¿Tienes tiempo hoy por la tarde?" Le preguntó Alicia, mientras Pedro seguía el diálogo, mirándolos a ambos. Se dio cuenta de inmediato que algo se estaba gestando allí mismo. No había que ser muy astuto para no percibir la tensión que se percibía entre ambos.

"¿Cómo están programadas nuestras horas de entrenamiento para hoy, Pedro" Le preguntó Julián.

"Tenemos cancha de las 15 hasta las 16, para tu práctica habitual"

"Julián, si no te importa darme esa clase después de tu entrenamiento, yo me consigo cancha. Después de todo, tengo ciertas prerrogativas, ya que puedo usar las canchas que quedaron libres para los socios del club."

"Estupendo. Terminado mi entrenamiento, comienzo contigo" Dijo Julián.

"Excelente. Ahora, si ustedes me disculpan, tengo que juntarme con la comisión organizadora del torneo. Los veo esta tarde" Se levantó y extendió su mano a Pedro para despedirse y acercó su rostro a Julián para que este le diera un beso en la mejilla, dejando clara la dirección de sus simpatías.

Ambos hombres se quedaron viéndola caminar hacia el interior del recinto deportivo, y ambos se solazaron con el esbelto y cimbreante cuerpo de la rubia, que jurarían movía las caderas un poco más que cuando la vieron llegar.

"Usted no diga nada, amigo. Que ésta en capilla" Le dijo Julián a Pedro cuando esté lo miró levantando las cejas y abriendo exageradamente los ojos.

"Vamos, no me lo recuerdes. De sólo pensar, se me pone la carne de gallina que Paola pueda descubrir mi desliz."

"Tendría que ser bruja. Está a más de 600 kilómetros de aquí."

"Oye. Lo es. Tú no la conoces. Tiene una intuición, que pareciera que leyera mis pensamientos. Además, piensa que me llamó justo después que salió la chica del dormitorio. No sé qué cara tendría yo en ese momento. Espero que la poca luz que había en la habitación, haya ocultado mis ojeras en su celular" Le dijo Pedro.

"Para empezar, esta noche me voy temprano a la hostería, por lo que no te quedarás solo." Dijo Julián.

"¿Qué pasó con Verónica. Fue ella la que te llamó, ¿supongo?"

"Me llamó para decirme que lo sentía, pero que no podría volverme a ver hasta un poco más de una semana, porque había aparecido el novio que vive en el campo o en el fundo, o algo así. Allí tienes un real ejemplo de intuición. El novio debe haber sentido un cosquilleo en la frente o una molestia en la nuca" Dijo riendo Julián.

"¡Puchas! Estos huasos son de armas tomar, así que ni te atrevas en aparecerte por la tienda de artesanía" Le dijo Pedro, uniéndose a su risa.

****

Cuando entró al salón en donde se reuniría para su segunda cita de coordinación con el comité femenino, que aún no llegaba, justo sonó su celular y lo miró. Era su amiga Verónica.

"¡Que justo me llamaste, Vero. Pensaba hacerlo, ya que no me llamaste temprano!" Le dijo habilitando la llamada.

"¡Hola, amiga. No pude llamar temprano para contarte los pormenores de mi salida de anoche con Julián, y pensé hacerlo cuando llegara a la tienda; pero, no vas a creer quién apareció justo cuando te iba a llamar. ¡Estoy de muerte!" Dijo Verónica.

"¿Pero qué pasa, amiga?", preguntó haciéndose la gansa.

"Germán apareció hoy por la tienda y se quedará probablemente más de una semana en la ciudad." Dijo con voz dolida.

"Puchas, no sabes cómo te entiendo, amiga" Contestó sorprendida realmente por la noticia, y tratando de aparecer lo más sincera posible, mientras su mente corría a mil. Las cosas no podrían estar mejor: Julián estaría disponible durante todo ese lapso; era campo libre, por lo que ella no se estaría interponiéndose entre él y Verónica. Ahora era su tarea conseguir lo que anhelaba, conocer lo que su amiga había conocido en sentido bíblico, además de otras maniobras que Verónica no había alcanzado a realizar con él, de acuerdo a lo que había alcanzado a contarle.

"¿Y por qué vino?"

"Le informaron que la feria anual de animales se anticipaba, por la semana valdiviana" Explicó Verónica.

"Y al le toca participar junto a sus animales" Dijo Alicia, no pudiendo resistirse de jugar con el sentido de las palabras.

"¡Ay, no seas pesada! ¡Sé lo que quieres decir!" Le dijo Verónica captando la broma.

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