Inicios de Un Matrimonio Cuckold 02

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Mientras decía esto se salió de mi interior, o lo que quedaba de mi interior, me giro como quien mueve una muñeca de trapo para dejar mi cabeza colgando de la orilla de la cama, mientras eso ocurría el negro salió del baño con un bote en la mano. "let´s splitroast this bitch" "vamos a ensartar esta perra" fue lo único que salió de su boca.

Esta sería mi primera experiencia con hacer gargantas profundas. El ángulo de una cabeza colgando ayuda a alinear la boca con el resto del tracto, facilitando así que en segundo sus huevos estuvieran estrellándose contra mi frente y nariz. Una sensación nueva que no tuve ni el menor tiempo para procesar, pues otra vez tenía un macho entre mis piernas, solo que esta vez eran sus dedos los que hurgaban entre mis labios abultados y mi clítoris inflado por el exceso de roce en tan corto tiempo.

Creo de fiel manera que, en un intento de hacer más placentera la experiencia para mí, quizá por lástima, el negro me lubricó antes de volver a calzarme su enorme verga. su embestida inicial fue tan dolorosa como reconfortante, al fin volvía a sentirme llena, completa, al fin me sentía cumpliendo mi propósito esa noche. Quizá estuve consiente aguantando las embestidas de ambos por al menos unos 15 minutos, después perdí la noción del tiempo y mis recuerdos de la noche son borrosos, solo sé que los orgasmos huían de mí, quizá por el esfuerzo mental que suponía no ahogarme con cada embestida en mi boca y coordinar la cogida que me estaban dando en mí ya destruida concha, quizá porque llegué al límite de lo que podía dar, nunca lo sabré.

Cuando desperté, vi el reloj y eran casi las 5 a.m, el dolor en mi cabeza era casi tan fuerte como el dolor en mi garganta, piernas y vientre. Los hechos de la noche me golpearon de frente al notar un cuarto ajeno al mío; asustada vi cómo seguía desnuda junto a dos desconocidos. Como pude me levanté de la cama notando dolor inmenso en cada parte de cuerpo, como quien corre un maratón, pensé en mi esposo, en que debía regresar pronto antes que despertase, y mierda, tenía que regresar a nuestra suite antes que llegara el personal del lugar, pues no veía mi biquini por ninguna parte.

Por primera vez en horas abrí algo que no fueran mis piernas, la puerta, vi la costa libre y salí a paso lento caminando como bebé escaldo, pues mis labios vaginales me ardían, tenía una taquicardia inmensa, presa de la adrenalina de estar desnuda por los pasillos del hotel, y quizá en parte por la inmensa goma que sin duda estaba iniciando. Al llegar al área de la piscina y ver que seguía despejada, di una búsqueda rápida con mi mirada; sin embargo, ni rastros de mi bikini, solo unas botellas vacías de flor de caña y suprema verde (combinación que jamás volveré a hacer).

Algo sí encontré, una mancha rara seca de color carmesí, justo en el área donde ocurrió todo. Más no pude dedicar mayor atención, pues el ruido de una persona caminando me obligó a tomar paso acelerado hacia las gradas de nuestra suite. El momento canónico de la velada llegó justo cuando di el primer paso de las gradas, una punzada de dolor en mi esfínter me hizo doblarme, no, no, no, esto no puede ser, traté de reponerme y subir rápido a pesar del dolor, entré a nuestra suite, vi a mi esposo aun dormido ajeno a todo lo que su esposa pasó al consumar el matrimonio.

Me fui directo a la ducha, ahí abrí la regadera, me acurruqué en una esquina recibiendo el agua sobre mi cabeza, no pude evitar llorar mientras las imágenes de toda la noche pasaban por mi mente, y por más que intenté no puede recordar haber tenido sexo anal esa noche, es algo que nunca había intentado y que me parece desagradable la verdad. Volví a revisar cada momento en mi mente, sin darme cuenta. Mi mano estaba sobre mi clítoris, intentando estimularlo a pesar de lo lastimado que estaba. No podía parar, quería parar, me daba asco por estar excitada recordando lo que viví, pero no pude parar.... Aun cuando mi mano se manchó con restos de semen y sangre, y como no, estaba sangrando por un desgarre interno, aun con todo eso no pude parar.

Esa mañana, en aquella ducha, algo en mí se rompió, ósea, aparte de lo físico, algo en mi cabeza hizo clic y desató cosas que no puedo controlar y no inicio a comprender, ni después de más de dos años. Terminé masturbándome, metiendo cuatro dedos en mí mientras lloraba y recibía un orgasmo. No tengo cara para defender mis acciones de esa noche y mucho menos las de ese momento en la ducha, pero la claridad que viene después del orgasmo me ayudó a darme cuenta que sentía algo atorado en mi culo, aparte de sentir un ardor tremendo en mi esfínter, sentí algo aprisionado, con miedo dirigí mi mano mientras giraba mi cadera.

Malditos, mil veces malditos, no bastando con que me cogieron por el anal mientras estaba inconsciente, me dejan un condón atorado en el culo, sí, encontré un condón usado atorado en mi culo, y por el tamaño estaba casi segura que fue el gringo, bueno eso y el hecho que podía caminar con semi normalidad, cosa contraria de haber sido el negro quien me cogiera por la puerta trasera. Al menos tuvo la decencia de solo destruirme un agujero. Con ese pensamiento retiré el condón de mi interior, sorpresa otra vez, estaba lleno de semen, qué raro no....

Tiré al basurero la evidencia de mi sodomía, me terminé de duchar con mucho jabón tratando de lavar la experiencia de mi cuerpo. Por suerte traje nuestro botiquín de medicamentos, una esposa ejemplar, tomé dos salvadol migraña junto con un ibuprofeno para calmar mis dolores, apliqué pomada para quemaduras en mis labios vaginales y esfínter, me puse una camisa de mi esposo y uno de sus bóxeres para regresar a cama con él.

Solo quería dormir y borrar todo lo ocurrido, quizá era la goma, quizá la culpa, pero me sentía mal, muy mal. Desperté cómo a las 11 a. m. mi esposo no estaba, pero noté un exceso de humedad en mi entrepierna, mierda, eso no era normal. Llegué como pude al sanitario, bajé el bóxer y me encontré con lo único que podía tener lógica: semen... semen rezagado que estaba saliendo poco a poco de mi útero. Mierda, estaba fértil esos días, como pude ser tan idiota en mi verguera para no pensar en eso, y es que en nuestros planes estaba el implantar un DIU en mi útero para no quedar embarazada, por el momento tomaba las pastillas anticonceptivas, pero no eran cien por ciento efectivas ni yo me recordaba a diario de tomarlas. ¿Cómo pude ser tan tonta? Ni modo a lo hecho pecho y por pendeja, esas fueron mis palabras de confort.

En esos pensamientos me encontraba cuando escuché a mi esposo ingresar a la suite, venía con alguien más, pude comprender que era alguien de servicio y que dejó algo sobre nuestra mesa del comedor.

-cariño, ¿estás bien?

-si amor estoy el baño, no te preocupes.

- ok amor, yo vengo fatal. Nos pedí desayuno a la suite, estoy con una goma terrible y me siento mal por haber tomado de más en nuestra noche especial.

- Amor, no te preocupes por eso, que yo también me excedí.

-sabes, me comentó el camarero que se armó en grande esta mañana en el hotel, recuerdas a los gringos, pues esta mañana los echaron fuera.

- y eso amor? - el miedo me invadió, y claro recordé que había una cámara cerca de la piscina, doblemente tonta.

- pues después que nos fuimos ingresaron a una puta al hotel y se la cogieron en la piscina, después en la habitación e hicieron tanto ruido que los vecinos se quejaron esta mañana.

- juela qué yuca, amor. - Maldita sea, al menos estaba libre de problemas, ellos que coman mierda, pero al menos evité el escándalo y solo fui confundida por una puta cualquiera que contrataron para destrozar, si supieran....

Jamás podría imaginar todo lo que esa luna de miel desató en mí y en nuestras vidas, creo fielmente que esa noche mi cabeza creó un alter ego para poder lidiar con lo fuerte de lo que ocurría, y desde ese día mi alter ego se pelea contantemente por el control de mi vida, batalla que cada vez pierdo más y más.

Nuestra luna de miel siguió con normalidad, a diferencia que te pedí nos retirásemos ese día del hotel para continuar nuestro tour de pueblos vivos, sabías que llevarme la contraria era inútil, te preocupaste por mí, pero no tenías como atar los cabos que me ocurría, quizá pudo ser extraña mi falta de interés en el tema sexual, pero no tenías forma de saberlo, ese día camino a Ataco te retiré el cinturón de castidad y te masturbe mientras manejabas, no tenías la culpa de lo que ocurrió y te merecías al menos un orgasmo que tanto habías esperado por semanas...

Pasaron meses antes de que te comentara lo que realmente ocurrió ese día, meses en los que asimilé todo y lo saqué de mi sistema. Me comprendiste, quisiste apoyarme y, sin que lo supieras, tu amor me sanó. Al fin comprendiste por qué fuimos de emergencia con la ginecóloga al llegar a Santa Ana, comprendiste el porqué de mi tratamiento para una "infección vaginal" y mis dolores por toda una semana.

Yo, por otro lado, abracé a mi alter ego en esos meses, me hice su amante y copiloto de fantasías, descubrí que muy a mi pesar lo que esa noche quedó grabado en mi mente fueron fetiches nuevos, quizá cosas que antes consideraría locuras. Desde entonces me excita que me asfixien mientras me cogen duro, fantaseo con ser tomada por la fuerza, veo porno con temática de violación y el fetiche que más me preocupa es uno que creció exponencialmente después de ese día, y fue el morbo de salir embarazada producto de una noche de locura mientras mi cornudito está encerrado en castidad.

Y si bien en más o menos 20 días mi vagina volvió a ser la misma de siempre, comprendí la frase de la porno interracial que dice "once you go black, you cant go back", ósea, "una vez que pruebas lo negro, no puedes volver atrás" y es que no he podido evitar el buscar las vergas más grandes que encuentro a mi alcance para poder llenar el vacío que desde ese día porto en mi interior.

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