La Pianista Cap. 04

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Poco después cuando abrió los ojos, se encontró a Carol y Pablo a su lado que la contemplaban. Carol estaba a horcajadas sobre Paulo y se movía lentamente con un movimiento cimbreante de caderas.

"¿Cuánto dormí?" Preguntó Yuca levantándose para acercar su rostro a Pablo mientras acariciaba su torso con su mano.

"Calculo que unos veinte minutos." Contestó Pablo, atrayéndola para besarla a su vez.

Pablo al tenerla tan cerca nuevamente, le preguntó a Yuca "¿Hablaste en vietnamita antes?"

"¿Me escuchaste hablar?"

"Sí"

"Humm. Probablemente. Creo que mi intención era expresarte lo que sentía, te decía que no me dejaras..., que no te detuvieras..., que me dieras duro!"

"¿Y lo hice?" Preguntó él sonriendo.

"Cuando terminé, me sentí como una bebé a la que le dan su mamadera y después la dejan dormir"

Los tres se echaron a reír.

"Humm. Me iré a la ducha, mientras ustedes siguen conversando" Dijo riéndose, mirando a Carol que había apoyado sus manos sobre el pecho de Pablo y había comenzado a apurar su ritmo, mientras ella se dirigía a la ducha.

****

4

Carol decidió darles tiempo suficiente a ambos. Sabía que Yuca quería estar a solas con Pablo. Había recibido el mensaje claro de ella en ese sentido cuando habían conversado esa mañana. Creía que se lo debía de algún modo. La relación que ambas tenían en la actualidad, había transcendido hacía mucho, de lo que había sido al principio. Yuca la trataba como una amiga, hasta podría decir casi como una hermana. En este momento ambas eran familia y Yuca en todo momento, así se lo manifestaba. Ambas, hacía mucho que habían dejado a sus familias en Estados Unidos debido a las constantes giras de Yuca. Incluso en las fechas importantes, como navidad y año nuevo, en los últimos cinco años juntas, sólo en una oportunidad habían podido viajar a visitar a sus respectivas familias para pasar esas fiestas, por lo que en estas fechas de tanto significado para ambas, era habitual que estuvieran juntas, lo que había estrechado aún más ese delicado vinculo que las unía. Muchas veces conversaron de esto, cuando se encontraban en momentos de intimidad y recordaban precisamente aquella ocasión en que no estuvieron juntas en esa navidad y año nuevo, y a pesar de estar con sus familias, se dieron el tiempo de chatear vía internet y sin poder contenerse rompieron a llorar frente a sus respectivas pantallas y fue tanto, que al poco rato estaban sus familiares detrás de ellas, consolándolas.

Todo eso para Carol, era la principal razón por la que no le importó que Pablo en esta ocasión estuviera con Yuca. Por otra parte, la levedad de la relación que la unía a Pablo se lo permitía. Después de una media hora, cerró su correo y decidió ir a ver a la pareja. Cuando entró a la suite, lo hizo con cierto temor, no quería que se dieran cuenta de su presencia si aún estaban haciendo el amor. Y tuvo razón en su aprehensión. Efectivamente al acercarse al dormitorio, pudo escuchar claramente los gemidos de Yuca. Se detuvo y con sumo cuidado se asomó apenas y pudo ver la escena que ambos protagonizaban.

Pudo ver claramente como Pablo penetraba a Yuca quien estaba de espalda, con sus piernas en el aire. Podía verla gemir, con su boca abierta; otras en que ella buscaba la boca de Pablo para besarlo, anhelante, con sus ojos brillantes, su cuerpo cubierto de sudor, mientras Pablo con sus brazos y piernas en tensión, la penetraba con su verga que se veía enorme, en el delgado cuerpo de Yuca. La escuchó gritar, cuando Yuca tuvo su orgasmo en esa posición, y sus gritos continuaron cuando él saliendo de entre sus muslos, se colocó acostado detrás de ella y continuó penetrándola. Yuca se recuperó de su orgasmo y aceptó sus embates. Yuca con sus piernas recogidas, le permitía a Pablo tomarla de las rodillas. En esa posición, Carol ahora veía con mayor claridad la gruesa verga que brillaba húmeda mientras entraba y salía de la hinchada vulva de Yuca. Un poco rato después, nuevamente Yuca se retorció en los brazos de Paulo, y esta vez buscó su boca mientras nuevamente explotaba en otro orgasmo.

Ahora Carol podía escucharlos hablar a la pareja, guiándose, instándose a más.

"¡Así...así... dámelo todo... te quiero más adentro!" Le suplicaba Yuca, con su boca pegada a la de él. Mientras con un brazo rodeaba su cuello y con la otra acariciaba la verga que se movía entrando y saliendo de ella.

"¿Te gusta mi concha, te gusta sentir tu pico dentro de mí? ¿Te gusta culearme? ¡Dime que te gusta. Dímelo!" Le susurraba ella. Y sentía que él le respondía bajito al oído de ella, al mismo tiempo que golpeaba con su pubis sus nalgas al penetrarla, afirmando su respuesta. La escena era tremendamente excitante para Carol, viendo cómo Yuca cerraba sus ojos, abría su boca y se estremecía una vez más entre los brazos de Pablo, gritando cada vez que él lo hacía.

Fue en ese momento en que se atrevió a entrar y vio que Yuca aún penetrada por Pablo, se quedaba acurrucada y cerraba los ojos totalmente exhausta mientras él acariciaba sus muslos sin dejar de moverse en ella. Se sentó en la cama al lado de Pablo, quien la miró con una cara llena de interrogantes, como pidiéndole excusas. Paula le tomó la barbilla y lo besó, entregándole tranquilidad para que aceptara la situación. Después se levantó y mirándolo, comenzó a desnudarse, mientras él habiéndose retirado del cuerpo de Yuca, se quedó contemplándola, mientras se tomaba la verga totalmente mojada y se la acariciaba para mantener la erección. Tan pronto estuvo desnuda, se subió a la cama y montó a Pablo, que fue la posición en que Yuca la encontró cuando despertó.

La urgencia por liberarse y la propia excitación de Carol, hizo que Pablo se irguiera en la cama y abrazada a ella, la tirara de espalda para poder penetrarla a su propio ritmo. Carol lo rodeó con sus pesados muslos, respondiendo golpe por golpe mientras gritaba de placer. En esos momentos, sus manos apretaban la espalda de él, otras veces bajando sus manos para introducirlas entre sus cuerpos y palpar el lugar en donde ellos unían sus sexos, acariciando parte de su erección o tocando su clítoris, mientras sentía las manos de él estrujando sus grandes pechos o chupando sus pezones; eso enloquecía a Carol, haciendo que le pidiera, le rogara que lo repitiera, que continuara, que la culeara más duro y su boca demandaba su lengua, para atraparla entre sus labios. Eran los momentos en que Carol rogaba por la existencia de algo que detuviera el tiempo, aunque ese placer pareciera hacer explotar su mente.

Pronto ella se dio cuenta que él no duraría más; sentía su verga enorme y dura contraerse y expandirse más en su vulva trémula. Por su parte, sabía que tampoco ella duraría mucho más; había quedado muy excitada viendo cómo él culeaba a Yuca y ya podía sentir las primeras contracciones de su vientre. Hasta que ambos se encontraron milagrosamente en el punto que buscaban y se apretaron gimiendo en una larga exhalación en el momento en que eso se produjo.

Yuca cuando entró al dormitorio, secándose el pelo con una toalla, totalmente desnuda, los contempló y sonrió al ver a Pablo cubriendo aún con su cuerpo el dorado cuerpo de Carol.

"Vamos, es tiempo de ducharse para que vayamos a almorzar, estoy muerta de hambre" Les dijo.

****

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