Me vas a pedir que te folle delante

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J: Vamos a ver como huele

Pedro disentio, agitando la cabeza negativamente, y comento

P: Así no se hace para saber como huele un perfume, me permites?

Aunque estaba hablando con José, miraba a Diana,

J: Claro, claro

P: En primer lugar, el perfume genera un olor especial en contacto con cada piel, y los de mujeres, solo han de usarse con pieles de mujeres, y en segundo lugar, el perfume no debería entrar en contacto directo con la piel, y aunque pregunto mirando a Diana, fue su marido el que respondió

P: Puedo

J: Si claro

Entonces tomo la mano de Diana, y alzo un poco la manga de su vestido, para a continuación disolver una pequeña cantidad de perfume en el aire, y agitarle la mano, con la parte interior de la muñeca de ella hacia arriba, para que esta se impregnara del perfume, que flotaba en el aire.

Diana se dejaba hacer muy sorprendida por la iniciativa de Pedro, y enfadada con José, por responder a preguntas que iban dirigidas a ellas. El muchachito, estaba empezando a vencer sus defensas, la manejaba como si fuera una niña, y la verdad es que no dejaba de tener cierto encanto.

A continuación, tomo su mano, sin pedir permiso esta vez, y se la acerco a José

P: Huela ahora, a ver que te parece

José tomo la mano, y oliéndola afirmo

J: vaya, mucho mejor que antes, muy buena elección

Una vez que José olió a su mujer, Pedro, manejando muy bien la situación, le pregunto, claramente a el, si le permitía olerla.

Diana se sentía fuera de juego, en una especie de divertimento, en la que ella era la protagonista, pero no tenia oportunidad, de jugar ningún papel, pero esa sensación, estaba generándole un malestar hacia su marido, que consentía ese juego, y una ligera simpatía hacia Pedro, que era capaz de convertir cualquier sencillo acto, en una ceremonia vistosa y llamativa.

Pedro, tomo su mano, y el contacto con sus dedos, le resulto electrificante, no sabia si existía esa palabra, pero era una mezcla de electricidad y una sensación edificante. Suavemente, acerco su mano hacia su cabeza, que inclino ligeramente, para acercarla a su muñeca, y a continuación aspirar su olor intensamente.

A su vez, ella noto como el había aprovechado ese movimiento para acercar su pierna a su rodilla, y establecer un primer contacto bajo la mesa. Sencillamente estaba como enganchándose a nuevas sensaciones, por encima de la mesa se sentía sutilmente olida, y por debajo, sensualmente tocada, estaba completamente fuera de juego.

P: Tu mujer huele deliciosa, José, si estuviera aquí sola, no dudaría en hacerle una proposición indecente

J: Ja, ja, ja, ya te dije Diana, que Pedro es muy divertido Diana, se sonrió y no se atrevió a abrir la boca. Conociéndose como se conocía, sabia, que su voz hubiera sonado quebrantable, tal y como se encontraba ahora su voluntad, y su firmeza. No sabia que hacer, ella que cinco minutos antes había llegado, con la mano por delante para impedir cualquier contacto, se encontraba ahora, en las manos de Pedro, literalmente hablando, y rodilla con rodilla bajo la mesa, fuera del alcance visual de su marido, y lo que aún era peor, sin una voluntad clara de como podía terminar con esa situación.

P: Y, tu, ya sabes que hacer cuando quieras entregarte a tu marido, vestida solamente con el perfume, no?

José, que con las copas que llevaba encima, estaba perdiéndose la sutileza de la conversación, pregunto despistado

J: Como te puedes vestir solo con el perfume?

Diana sentía que la tensión subía hasta su cabeza, y que su cara enrojecía, el muchacho, Pedro, le estaba diciendo como debería impregnarse de perfume, y se imagino a si misma, desnuda, en el cuarto de baño, echando el perfume a aire, y sumergiéndose en esa mezcla, vistiéndose con ese aire, con esa emulsión de perfume disuelto, y se sentía muy sexy, para a la vez se sentía desnuda, delante de Pedro, que seguía sosteniendo su mano boca arriba, y había empezado un movimiento de sus dedos, por la parte de abajo, sin que su marido pudiera verla, que la estaba poniendo muy nerviosa

J: Bueno, como nadie contesta creo que voy a tomarme otra copa, queréis algo?

Cuando ella escucho eso, sintió un ataque de pánico, no tanto por que su marido siguiera bebiendo, que también, sin sobre todo por quedarse a solas con Pedro. Sabia que su voluntad empezaba a quebrantarse, que su espíritu comenzaba a flaquear, y no quería de ninguna manera pasar por ese trance, así que rápidamente respondió

D: José, no crees que ya has bebido bastante, pronto tendremos que volar, y no se como reaccionaras, en el avión, si sigues así

J: Vamos cariño, no sabemos cuanto tiempo mas vamos a estar aquí, y mientras mas amena hagamos la espera, menos nos molestara la situación

P: Claro mujer, además nunca mas vas a estar en la situación de que una compañía aérea te invita, deberías aprovecharlo

Diana se estaba viendo acorralada, su marido y Pedro la estaban llevando a una situación sin salida, bajo ningún concepto quería quedarse a solas con Pedro, y tampoco quería tomarse ninguna copa. Se le ocurrió una idea con la que al menos ganar un poco de tiempo..

D: Esta bien Pedro, ya que tanto insistes, no te importaría ir tú mismo a buscar algo para mí

P: Claro que no, será un autentico placer, que vas a tomar

D: Lo mismo que vosotros, no voy a ser menos...

P: Y tu José?

J: Siguo con lo mismo P: Muy bien, enseguida estoy de vuelta

Diana, asintió y cuando se volvió para dirigirse al bar, no pudo evitar fijarse en su culo...aunque su marido enseguida la saco de sus consideraciones...

J: Me alegro que te unas a nosotros, cariño, veras que amena se nos hace la espera

Ella se concentro de nuevo en su marido, y no pudo evitar expresarle su enfado, por todas las situaciones y por el juego morboso, que según su parecer había propiciado

D: José, estoy muy enfadada contigo, no creo que te estas comportando correctamente, desde que has llegado no has hecho mas que recriminarme por el viaje, emborracharte, y juntarte con extraños, te parece eso una bonita manera de empezar una vacaciones?

J: Creo que te equivocas, no estamos haciendo nada malo, solo estamos haciendo más amena la espera, y además Pedro no es ningún extraño, es un tipo muy simpático, no crees?

Diana lo miro muy enfadada, se daba cuenta que estaba hablando bajo los efectos del alcohol, y además, no quería ni podía contestarle a lo que ella creía de Pedro, cuando estaba pensando en esto, su culo se le vino a la cabeza...

D: Sabes lo que te digo, me voy a dar una vuelta, no os aguanto

Se levanto, y se dirigió a la zona de tiendas. De nuevo intento evadirse, buscando algo para comprar, aunque se tratara de un tópico, cosa que a ella no le gustaba mucho, necesitaba poner su cabeza en otro sitio, habían sido, esta vez definitivamente si, demasiadas sensaciones, demasiadas emociones, que no eran necesarias para ella.

Se maldijo a si misma, por sentir que había entrado en un juego, al que no quería jugar, estaba participando en una guerra en la que tenia mucho que perder, y poco que ganar

Lo curioso del caso, es que había empezado muy bien, le había contestado adecuadamente al mensaje, no había querido besarlo al saludarlo, pero desde entonces las cosas habían empezado a ir mal, en parte por la actuación un tanto imbecil por parte de su marido, en parte por el encanto y el saber de estar de Pedro, aunque al pensar en el en esos términos, en Pedro, el lugar del muchachito, o el muchacho, tal y como pensaba de el al principio, sentía que estaba cediendo, que estaba claudicando, y no quería, no podía hacer eso.

Vio una Boutique de ropa cara, y se metió en ella, dispuesta a mirar ropa, a comprar lo que hiciera falta, a gastar el dinero que fuera, con tal de quitarse cualquier otra idea de la cabeza.

Había un vestido muy bonito, y un pantalón vaquero que quiso probarse. El vestido no le quedo muy bien, en eso coincidieron tanto la vendedora como ella, pero luego el pantalón le quedaba que ni pintado. Le hace un culo estupendo, fue el comentario que le hizo la vendedora, y ese simple comentario basto para que la imagen del culo de Pedro volviera a su cabeza.

Tuvo que pensar en algunas conversaciones sobre culos y fantasías que había tenido últimamente con sus amigas.

Ella tenía una teoría sobre las fantasías sexuales, en las que discrepaba con sus amigas. Para ella, cada persona, manejaba en su vida dos o tres fantasías sexuales como máximo, que iban y venían, que podrían mezclarse entre ellas, aparecer con mayor o menor intensidad, pero al fin y al cabo eran siempre las mismas.

Sus amigas opinaban lo contrario, que las fantasías podían cambiar a lo largo de la vida, y que podía haber infinidad de ellas.

También discrepaba con sus amigas en cuanto a la calidad, al sentido de las mismas. Sus fantasías eran ambiguas, intangibles...,sin embargo la de sus amigas eran un poco mas materialistas, por decirlo de alguna manera, simplemente un buen culo de hombre.

Hasta hoy ella había considerado esas fantasías un poco infantiles, algo vacuas, pero el culo de Pedro la estaba haciendo cambiar de opinión, ahora sentía que un culo de hombre, el culo de Pedro también podía ser una fantasía sexual, y allí sola, en el probador, mirando como le quedaban los vaqueros, y recordando el culo de Pedro, embutido en sus vaqueros, se le estaba subiendo un poco el tono, y aunque podía sentir algo, que no quería definir, pero si alguien le hubiera dicho que era excitación no podría negarse en modo alguno a ello, si se tratara de ser sincera, de igual modo, siendo sincera consigo misma, le disgustaba esta situación, porque ella era una mujer a la que le gustaba mantener el control sobre todas las cosas, y por encima de todas las cosas, sobre ella misma, y eso no era lo que estaba pasando.

No podía dejar de pensar, en sus otras fantasías sexuales, y en la manera que tenia de tratarlas. Para ella sus fantasías siempre habían sido situaciones morbosas y excitantes, hacerlo en un sitio mas o menos público, hacerlo con un desconocido, hacerlo con un hombre mas joven que ella, pero siempre había mantenido que las fantasías tenían que quedarse en eso, en fantasías.

Su profesionalidad, era lo que marcaba su forma de ser, ella, ante cualquier situación, requería información exacta y precisa, que ella a su vez, manejaba, estudiaba, y aportando su contribución, redefinía y enviaba a sus jefes, que apreciaban su pulcritud y exactitud, sin embargo odiaba la información intranscendente, los borradores.

Así, en ese sentido, sus fantasías sexuales eran como borradores, que solo servían como comienzo de algo realmente útil, pero ahora se daba cuenta, que todas estas situaciones que manejaba en forma de borrador, podían llevarla a algún sitio.

Si juntaba todas las piezas del puzzle de sus fantasías, aparecía la situación que estaba viviendo, estar en un sitio más o menos público, un semidesconocido, haciéndole proposiciones deshonestas, un buen culo...

Pero no, ella no podía acceder a esto, no podía permitirse el lujo de transigir en sus convicciones mas profundas...

Nada que ver con las fantasías de los hombres, con la de su marido, por ejemplo. Ella , para que el aceptara el viaje, tenia que haberle prometido, que le dejaría probar su culito, intentar oradar su ultimo vestigio de virginidad, aunque, para ser sincera, dudaba de la capacidad y sobre todo de la firmeza de su marido, para lograr este fin

Al mismo tiempo que pensaba todo eso, probándose los pantalones en el probador, se los subió un poco inocentemente, y pudo notar el contacto de la costura de los vaqueros, con su entrepierna, lo que la provoco un escalofrió, que ahora si que asumía abiertamente como una señal de excitación, no solo por el contacto en si, sino por la situación, encontrarse ella sola en el probador, pensando en el culo de un hombre, que no paraba de insinuársele, que le proponía cumplir todas sus fantasías sexuales. Tal vez no estuviera tan mal, llevarlas a cabo, se sorprendió pensando en eso, aunque asumiendo que podía ser una cosa factible y placentera.

Imbuida en esas reflexiones, en el probador, escucho como un nuevo mensaje entraba en su móvil, y se estremeció al pensar en el contenido del mensaje.

Respiro profundamente, para tranquilizarse y coger fuerza, y pensó que si el mensaje le proponía un punto de encuentro, iba a dejar todas sus precauciones de lado, e iba a aceptar la cita, a la mierda su marido, al diablo sus cautelas, al cuerno con su prudencia.

Se sentó en la banqueta del probador, se sentía excitada, enardecida, si porque no pensarlo, cachonda perdida. Se quito los pantalones, y el roce que le generaba el asiento con los movimientos de bajarse los pantalones la enardeció aún más. Estaba casi jadeando, no se reconocía a si misma.

Tomo el móvil, y abrió el mensaje, dispuesta a todo, pero el contenido la descoloco totalmente:

Me vas a pedir que te folle delante de tu marido, pervertida.

Diana se enfado mucho cuando lo leyó, que pretendía este hijo de puta, este cabronazo. Hubiera bastado un simple te espero en los servicios de minusvalidos, o nos vemos en los probadores, pero el pervertido no tenia bastante con eso, quería seguir degradándola, que se habría creído, a la mierda con el, no le iba a permitir que le tocara ni un solo pelo, ya vería el desgraciado con quien estaba topando.

Se puso el vestido y el abrigo, y devolvía los vaqueros a la dependiente, y con una excusa cualquiera le dijo que no le gustaban

Cuando regresaba hacia la zona de bares, escucho el anuncio de salida de su vuelo, y francamente se alegro mucho de ello. El aeropuerto se estaba convertiendo en una sala de esperas agobiante, condicionada por todo lo que le estaba pasando, y la situación se estaba convirtiendo en un trance insoportable para ella, la estaba ahogando, y por fin parecía que habría una salida, aunque al llegar adonde estaban los hombres lo que vio no le gusto mucho.

Su marido había seguido bebiendo, pudo ver un par de botellitas más sobre la mesa, y conociéndolo, sabia que su comportamiento podía ser impredecible. Por el contrario, Pedro aparentaba serenidad y frescura. Al llegar se encontró con las recriminaciones de su marido.

J: Vaya, por fin llega nuestra princesa, ya estábamos pensando en irnos sin ti...

Diana, al reconocer su tono, y confirmar sus temores, no quiso entrar en la discusión.

D: Esta bien, entonces vamos...

J: Vamos, Pedro, para la sala de embarque

Diana miro a Pedro y asintió con la cabeza. No quería ahora discutir con el marido, pero tenia ciertos resquemores de cómo podía terminar todo aquello.

Cuando se dirigían al mostrador de embarque, Pedro, en un inciso, sin que lo oyera José se dirigió a Diana

P: Creo que José ha bebido un poco mas de la cuenta, si lo ves conveniente, os acompaño y me siento con vosotros...

Diana no quiso contestarle, sabia que cuando su marido bebía perdía el control, y que poco después no tardaría en dormir profundamente, si ella conseguía llegar a los asientos, con el todavía despierto, el mayor peligro habría pasado, y ya no necesitaría a Pedro, pero si su marido empezaba a desfasar antes, iba a necesitar ayuda, pero eso significaba comprometerse y no quería darle la mínima concesión al muchachito

D: No te preocupes, todo esta bien...

Cuando llegaron al mostrador de embarque, ya se había formado una cola de gente, y estaban empezando a entrar, así que se sentaron los tres juntos, en los asientos de espera

A los cinco minutos, cuando la cola avanzaba, el estado de José se deterioraba, se encontraba cansado y poco activo

Pedro, se percato de la situación, y tratando de sacar ventaja y se levanto dispuesto a despedirse de ellos

P: Bueno, yo me voy para el avión, encantado de conoceros, y os deseo un buen viaje...

Diana, al verse sola, con su marido fuera de control, dudo un poco, pero pensó que si no cedía, sus vacaciones podrían irse al traste

D: Bueno, quizás podrías ayudarnos a subir

P: Claro, por ti haría cualquier cosa, encanto.

Diana se sintió un poco humillada, con su marido fuera de control, y una vez que ella había empezado a claudicar, Pedro empezaba a aprovecharse, y a usar un lenguaje, que ni a ella le gustaba, ni su marido permitiría, pero este no estaba en condiciones de enfrentarse a nada, ni ella en condiciones de exigir, así que tragándose su orgullo, se limito a decir

D: Gracias

Se levanto, y entre ambos ayudaron a José a ponerse en la cola. Pedro le dio un par de tortas, y le explico que tenia que sobreponerse y aparentar un poco antes de entrar, sino no le dejarían subir, luego podrás relajarte, y dormirte todo el vuelo y José se despertó un poco. Pasaron sin problemas el control de entradas, y cuando llegaron a sus asientos, en la fila de tres, solo quedaban dos libres, el tercero estaba ocupado por un hombre.

Diana se alegro de esta situación. Si conseguía sentar a su marido, Pedro tendría que irse a su asiento, y la situación estaría salvada, pero Pedro tenia otros planes.

P: Disculpe Sr., vera mi mujer y yo, nos hemos encontrado a un viejo amigo, y durante la espera, ha bebido un poco mas de la cuenta, y nos sentimos un poco responsables, no le importaría cambiar su asiento por el suyo, para tenerlos cerca, y controlarlo por si fuera necesario

Diana se sorprendió de la estratagema de Pedro, pero no estaba en condiciones de contestar. El hombre accedió amablemente, y Pedro le dio las gracias.

Para intentar solventar algo de al situación, Diana intento pasar primero, para sentar a José, en medio y poner algo de distancia, pero Pedro estaba muy atento:

P: Cariño, es mejor que pongamos a José en la ventana, para que tenga algo donde apoyarse, permíteme

Pedro coloco a su marido en la ventana, luego sugirió a Diana que se colocara en medio, y el se coloco en el pasillo

Tras cinco minutos, termino el embarque, y las azafatas procedieron a las explicaciones de rigor. Ella se encontraba un poco asustada, pero al menos habían embarcado, y se dirigían a sus vacaciones. La verdad es que ni se atrevía a mirar a Pedro, y José ya se había dormido profundamente.

Cuando el avión salio a la pista, Diana tomo la mano de su marido, era una costumbre que tenían, pero la encontró inerte y como muerta. Aunque en muchas ocasiones viajaba sola, siempre sentía algo de aprensión en el momento del despegue, y la tranquilizaba mucho sentir una presencia conocida cercana, alguien que le diera fuerza, pero su marido no estaba para esto en ese momento. Pedro se percato de la situación, y abriendo la mano sobre su respaldo, hizo señal de ofrecérsela, pero ella, lo miro de soslayo, en una actitud negativa. Este pequeño gesto le dio un poco de animo, de seguridad y de fuerza en si misma, la hizo sentirse un poco mas segura, pero cuando el avión inicio la aceleración, la aprensión se apodero de ella, intuitivamente, al vibrar un poco el avión en plena aceleración, el miedo la hizo tomar su mano, y apretarla fuerte para descargar un poco la situación de pánico. Fue un movimiento intuitivo, reflejo, pero a los segundos, cuando paso la situación y el avión ya se encontraba en el aire, se percato de la situación, y sintió otra vez como empezaba a ceder, como ella misma había tomado la iniciativa para agarrarle de la mano. Miro a Pedro y este le sonriendo le dije

P: Tranquila, relájate, ya estamos en el aire, no pasa nada, trata simplemente de disfrutar el viaje.

Ella, asintió, y pensó que se había portado como una niña insegura, con ese gesto de cogerle la mano, pero ahora sentía un poco vacilante, que iba a pensar Pedro de ella, pensó en soltarse las manos, pero se sentía un poco bloqueada. Pedro, parecía que intuya sus pensamientos, y el mismo aflojo la mano, momento que aprovecho ella para soltarse.

Pedro, la miro sonriente, y entonces escucharon un aviso por megafonía:

Estimados pasajeros debido al retraso y a las condiciones meteorológicas, nos vemos impedidos a ofrecerles los servicios de catering y bebida, por lo que cuando alcancemos la altura y velocidad de crucero, las luces se apagaran, para que puedan descansar durante el viaje. Cualquier petición y deseo, no duden en contactar con el personal de cabina.