Mi Nuevo Amante

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Dicen que es mejor una paja, que una infidelidad, yo lo dudo.
4.6k palabras
5
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Parte 39 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Hay días en los que uno se levanta y ya sabe que tiene activado el modo horny con la mente abierta a más cosas de lo normal... y no me vengan acá a decir que ustedes no, que uno sabe que si pasa, ya que después se arrepientan es otra cosa.

En fin, ese día hasta me daba pesar ver a mi esposo todo juicioso haciendo desayuno y ayudando a despachar a los niños al colegio. El pobre cada vez que lo miraba veía como en mi mente le crecían unos cuernos más y más y más grandes porque fijo iba a tener una aventura fugaz por ahí.

Sorry, not sorry, pero no me voy a venir a poner aca con excusas ni justificaciones. Quería era una noche de sexo y locura, no de amor.

Además, sé que él también lo ha hecho y jura que no me he dado cuenta, pero lo que no sabe es que hasta me sé el número de teléfono de su "amiguita".

---

Yo ya le tenía el ojo puesto a mi víctima. Daniel uno de los más nuevos, que apenas llevaba 3 meses en la empresa. Estaba buenísimo por el lado que se le mirara, justo lo que me recomendó el doctor.

Venía de una ciudad más pequeña por no llamarla pueblo y con esa carita inocentona y retraída engañaba a ojos menos expertos, pero que para mí, ocultaba todo un diablillo interior.

La noche de los disfraces siempre tiene algo especial, es como si cada año te dieran la oportunidad de ser alguien más y dejar tu ser guardado en la casa.

En la oficina decidieron adelantar la fiesta, dos semanas antes para no interferir con los que tenemos hijos y poder ir a pedir dulces con ellos.

A ver si Danielito entendía el mensaje, santa por fuera y diabla por dentro. Me conseguí el disfraz perfecto con hábito y todo y por debajo no me puse nada, ni sostén, ni tangas, nadita de nada.

Como en la oficina soy la que arma el descontrol, hago chistes y bromas, apenas me vieron llegar así todo se morían de risa porque saben que de santa muy poco.

Toda la noche molesté interrumpiendo los que estaban bailando muy pegaditos, los hacía tomar distancia, les sacaba la camándula y hasta les hablaba simulando decir palabras en latín con el crucifijo pegado en la frente.

Daniel, había ido disfrazado de vaquero por así decirlo, más parecía que se había puesto la pinta que usaba en su pueblo.

No se integraba mucho y se la pasó sentado en una de las sillas altas del bar improvisado tomando soda con limón.

A veces pasaba a invitarlo a bailar, pero caballerosamente me rechazaba y bueno no faltaba el hombre que me "rescataba" a bailar.

No desistí de tratar de integrarlo, pero el hombre únicamente se levantaba a ir al baño y regresar al mismo lugar. Me la estaba dejando muy difícil si seguía así.

Yo por el contrario ya tenía mis traguitos encima y me estaba arrepintiendo de no llevar ropa por debajo porque me estaba cocinando del calor.

Me senté en la silla al lado de él y pedí un vaso con agua con hielos, mientras me ventilaba con las manos.

Al fin me estaba mirando y aproveché para darle unas miradas bien directas, meterme un hielo a la boca chuparlo sugestivamente y hacerle cara perra en celo.

- ¿Mucho calor?

- Uff si, este hábito me tiene recali... --me reí con picardía-- ...recalentada

- ¿Por qué no te lo quitas un rato?

- Porque --no era capaz de para de reírme-- no se puede

- ¿Cómo qué no? Desabrocha acá y acá --señalando con sus dedos-- y listo

- Sabes mucho para no ser monja

- Fui acólito en mi pueblo

- ¿Y a cuántas monjas ayudó a desvestir?

Le dije en tono de risa y con doble intención a ver si caía.

- No --contestó serio-- pues como, a ninguna --se persignó-- que Dios me bendiga

- ¿En serio? ¿Ninguna?

- No, nunca

- Y no...

Se las iba a tirar prendidas para ver si me hacía el honor de ser la primera, pero llegaron un grupo de compañeros y me arrastraron al medio de la pista.

Desde allá no le quitaba el ojo de encima, vi que le entró una llamada, se levantó y le dio una propina al barman.

Me escapé como pude y aprovechando que todos andaban distraídos lo alcancé en los ascensores.

- ¿Ya te vas?

- Si, tengo que ir a recoger mis hijos donde unos amigos que me ayudaron a cuidarlos para poder venir, porque mi esposa no está

Ohhh la la, esposa cuidadora y hermosa no está en casa. Eso no era un dato que necesitara decir si no tuviera una doble intención ¿cierto?

- Yo también tengo que llegar temprano ¿por dónde vivís?

- Envigado

- Yo en el Poblado, pero te queda de paso ¿me podrías arrimar?

Ni siquiera esperé respuesta, me monté de primera en el ascensor y él no hizo mala cara, o era muy educado o iban bien sus planes.

- Te llevo primero que sino mis hijos te van a interrogar

- Se deben creer agentes del FBI como los míos

- Si, son insoportables

Salimos del edificio, tomó la autopista y vi que iba a ir directo por el camino más corto.

- Se nota que no sos de acá, venga le enseño una ruta mejor

Le señalé una de las salidas de autopista y le indiqué por cual ruta meterse pasando entre la zona industrial. Una zona bastante sola y oscura que conozco bastante desde la adolescencia donde me metía con mis ex en el carro a hacer de las nuestras.

- Si me meto solo por acá, me pierdo, tremendo enredo

- Si, pocos conocemos esta ruta secreta, pero fresco que hoy nos guía el señor

Le dije en chiste mostrándole la camándula y los dos no parábamos de reír.

- La próxima a la derecha y luego dos veces a la izquierda

Él siguió mis instrucciones y frenó en seco cuando se dio cuenta de que nos habíamos metido a una calle ciega.

- jaja creo que por acá no era

Metió reversa, volteó a mirar para atrás, yo me incliné hacia adelante y giré la llave para apagar el carro. Volteó a mirarme intrigado.

- ¿En su pueblo saben que significa comer callado?

- Claro, que sí, pero...

Levantó su mano y me mostró la argolla en su dedo. Yo levanté mi mano y también le mostré la mía.

- Precisamente, por eso que te pregunto, porque si usted come callado, yo también

- Uy Lina --se rascaba la cabeza-- no se

- ¿Ya me va a decir que ni siquiera pensó que esto podía pasar? usted sabe que si

- Pues sí --contestó con nervios-- pero...

- Pero nada, aprovechemos que hoy se puede y ya

Me le tiré encima a besarlo y le mandé la mano de una al miembro, me dio un par de besos y me separo. Encendió la luz interior y revisó el cuello de su camisa.

- ¿Qué?

- Mi esposa es la que lava la ropa y...

- Si, así fue como descubrí a mi esposo cuando me era infiel

Le apagué la luz y volteé a mirar para todos lados a ver si no habíamos llamado la atención de algún vigilante.

- Creo que mejor lo dejamos así --dijo--

- No, no tenemos que para, simplemente mantienes alejada tu cara de mí, así no tenemos problemas

- Osea ¿sin nada de besos?

- Si como cuando vas donde las putas

- Yo no...

- Shhh --le cerré la boca con los dedos-- yo no soy tu esposa y no me tienes que decir mentiras, además eso no es de mi incumbencia

Jalé la palanca de su asiento y lo empujé con mi mano para reclinar su silla y me diera espacio. Le abrí el pantalón, se lo bajé un poco, me llené de saliva la mano y metí mi mano debajo de su boxer masturbando su miembro y hasta no completar la erección no lo terminé de sacar.

- Apuesto a que si te lo había chupado ya una monja

- No, de verdad que no, pues como...

- Pues así, vea

Me metí su miembro a la boca, degustando cada pliegue de su glande con mi lengua. Me saboreaba al darme cuenta de lo deliciosamente grueso y cabezón que lo tenía, su largo estaba bien, dentro del promedio. Igual me gustan más las de su tipo gordas que se sientan y no demasiado largas que aporrean.

El man gemía ronco, no se contenía como lo hacen muchos hombres que les da vergüenza. Levanté la mirada y él se sonrojo un poco.

- ¿Qué tal se ve desde ahí?

- Un tanto blasfemo, pero se ve ahhh y se siente muuuuuy bien

- Creo que aún no es suficiente para que nos excomulguen

Me quité la camándula del cuello, la enrollé en su miembro y con la saliva que brotaba de mi boca la hacía girar para que las cuentas también le dieran placer, mientras chupaba

- Ufff jueputa Lina ¿vos no sos ninguna santa?

- Ni lo quisiera ser

Le cogí las manos y las coloqué detrás de mi cabeza para que me mostrara a qué velocidad quería que se lo chupara. Empezó despacito y gentil, pero de un momento a otro perdió el control y por poco me desnuca, me empujaba la cabeza y levantaba su pelvis queriendo atragantarme con su miembro.

El sonido de la saliva y de su miembro penetrando mi boca era demasiado excitante, me trataba justo como quería, como a una perra. Sentí cómo pasó su mano por mi espalda, me levantó el hábito y se rio cuando se dio cuenta de que no llevaba nada por debajo.

- ¿Ya tenías esto planeado?

- Ahamm --respondí sin sacarlo--

- ¿Con el que callera?

- No --lo saqué por un segundo y lo miré a los ojos-- con vos papacito

Sonrió, me colocó la mano detrás y me empujo de nuevo la cabeza fallándome la boca. Sus dedos buscaban mi sexo, que fueron bienvenidos cuando los labios externos se empaparon en mis fluidos.

Pasó uno por uno sus dedos por mi raja para humedecerlos, se rio macabramente y me dio una ardiente palmada que me terminó de encender.

- Ahhhjjjj que rico

- ¿Te gustan las nalgadas?

- Si, también las cachetadas y que me ahorquen

Sacando su miembro para pegarme cachetadas con el en la cara. Me atragante con su miembro, metiéndomelo hasta donde más me cabía. Le meneaba las nalgas para que las siguiera castigando.

Me agarró del hábito para separarme, cuando me levantó tenía toda la boca y mentón llenos de saliva y hasta una línea espesa colgaba entre mis labios y su glande. El respiro profundo, volteo la cabeza hacia atrás y se le notaba el esfuerzo por contener sus ganas de venirse.

- ¿Hay más de un disparo aca vaquero?

- Si, si que los hay

- Entonces me gustaría el primero en la boca

Me atraganté con su miembro y empecé a masturbarlo al mismo tiempo. Bajo su mano a mi sexo y empezó a meterme los dos dedos del medio pasándolos por mi sexo de abajo a arriba.

- Damelo papacito...

Lo miraba suplicando a sus ojos, abría la boca sacaba la lengua y me golpeaban con su cabeza.

- ...damelo

Metió sus dedos en mi sexo, me empujó la cabeza hacia abajo y levanto su pelvis entregándome un delicioso, tibio, viscoso y abundante polvo que me tragué con todo gusto; aproveché para esparcirlo por toda la longitud de su miembro y luego volver a eliminar ese manto lechoso con mi lengua y mi boca.

Me levanté muerta de risa, regresando a mi asiento, chupándome cada uno de los dedos, demostrando la exquisitez de ese postre.

- Como regalo divino --le dije con picardía-- jajajaja

- Ufff gracias Dios por esto jajajaja

- ¿Dónde fue que dijiste que se abría?

- Aca y aca --señalo con sus dedos--

Solté los broches, levanté el hábito y quedé completamente desnuda frente a él, únicamente con las sandalias de tacón que iban a ser un problema quitar sin demorarme demasiado.

Me pasé entre el medio de las sillas para la banca de atrás, lo que él obviamente aprovechó para darme otra nalgada.

Me senté diagonal a él acariciando sensualmente mi cuerpo y mirada lujuriosa. Abrí las piernas, me llené de saliva los dedos, una mano fue a mi pecho y la otra a mi sexo.

- Uff Lina me estas volviendo loco

- Esa es la idea

- ¿Qué te revuelque?

Volteé a mirar y su miembro ya estaba de nuevo en proceso de resurrección.

- Ay Daniel, hace tanto quería esto

Se terminó de quitar la ropa y empezó a tocar para mí, mientras apreciaba como yo lo hacía para él. Un juego delicioso de tentación.

- ¿No sabía que las monjitas eran tan necias?

- ¿Para qué no aprovecho antes? jajajajja

- Porque ninguna estaba tan malditamente buena como vos

- ¿Buena no más? ¿Malvada no?

- ¿Ah sí? ¿Eres una monjita mala?

- Muuyyy mala

Me volteé quedando en cuatro, abriéndome las nalgas con una mano y reía mientras lo miraba por encima del hombro.

- Venga vaquero y me cabalga

Se estiró hasta la guantera y de un botiquín de primeros auxilios sacó un condón.

- ¿Condones en el carro? creo que no soy la única necia acá

- Son para gasolina ¿no conoces el truco?

- ajam ¿y tu esposa es tan boba para creerse ese cuento?

- Hasta ahora, si

Se rio porque sabía que los dos éramos un par de cornudos, se colocó el condón a toda prisa y saltó a la silla de atrás a hacerme compañía. Se dio cuenta de que se sentía incómodo, así que inclinó el respaldo de las sillas delanteras tanto como se lo permitían y ahora nos podíamos mover con un poco, muy poco más, de soltura.

- Ahora si

Se acomodó detrás de mí, acariciando mis nalgas como si nunca hubiera tenido unas antes en sus manos. Se llenó la mano de saliva, la esparció por su miembro y...

- Ahh si que ricooooo

Al fin dentro de mí. Me torturo un rato metiendo solo la puntica y aunque yo empujaba hacia atrás él me frenaba de las caderas para que no lo pudiera meter del todo. No dejo de hacerlo hasta que le supliqué.

- Métemelo, métemelo pues

Se reía sin hacerme caso y apenas volteé a mirarlo enojada. Su cara cambió, frunció las cejas, se agarró de mis caderas y lo metió de una hasta el fondo. Mis ojos se giraron hacia atrás y por poco y me hace venir.

- Ayyy si asiii asiii métemelo todo, todito todo

Me estaba follando justo como quería, con fuerza, rapidez y a la maldita sea. Su pelvis sonaba contra mis nalgas, sus bolas chocaban contra mi sexo y mis senos iban de un lado para otro. No quería nada de amor, solo sexo, puro y duro.

- Si si si si si asi duro duro siiiiiii siii métemelo métemelo duro sí que rico asi asiiiii

Me lo metía tan fuerte que con la inercia me movía hacia adelante, terminé con los senos pegados en la ventana y él aplastando mi cara contra el vidrio viendo como lo empañaba con mi respiración.

Me encantaba sentirme exhibida y usada con el peligro de que algún vigilante nos estuviera viendo, pero que en vez de reportarnos decidiera espiar a la distancia con una mano dentro de su pantalón.

Fue inevitable...

- Ayyy jupepuuuu ah aaaaahhhhh aahhhhh

Él se dio cuenta de mi placer, el espasmo fue demasiado fuerte como para no notarlo, pero ni siquiera se detuvo, al contrario, más arremetía con sus penetraciones.

Él miraba como mis nalgas se movían como olas, se cerraban para estrellarse y luego al abrirse mostraban ese oscuro agujero. Él se dio cuenta de que lo estaba viendo e inconsciente bajé mi mirada, mordiéndome los labios, levantando una ceja.

Su labio se curvó un poco. Me encantaba que él muy cabrón me leía fácilmente. Me separó las nalgas, colocó su pulgar en mi asterisco y mientras acentuaba reía de vuelta volviendo a mirar hacia afuera.

Mientras me penetraba, empujaba su falange masajeando mi trasero y me volvía loca. Ahi va de nuevo con su tortura

- ¿También me vas a hacer decirlo?

- Me gusta que pidan lo que quieren

- Lo que te gusta es que te rueguen y sentir que tienes el control

- ¿Acaso no lo tengo?

Maldito arrogante, me encantaba.

- Me podés meter ese dedo en el culo por fa... ahhhhh ahhhh

Fue justo adentro y sentí como giro su mano para poderlo meter. No sé como demonios me tenía agarrada, pero con el pulgar adentro y su mano me movía a su gusto.

Me empezó a dar nalgadas con su otra mano y el placer se multiplicaba exponencialmente.

- Espera, esperraaa, espe...

- Ni creas que voy a parar

Yo sabía lo que venía en camino y traté de evitarlo, pero él no me dio ni una milésima de segundo para retrasarlo. Tan rápido como pude jale el hábito de la silla de adelante y me lo coloque en mi sexo y cerré los muslos para que no se fuera a caer.

Todo mi cuerpo temblaba, la presión y el calor venía como una presa que se revienta e inunda un pueblo. La puntada final fue cuando sentí su mano en mi cuello cortándome la respiración y...

- Ahhhhhhhhhhh juueeepuuuuuuuuuuuu......taaaaa que .... siiii siiii ahhhhhhhggghhhh ahhhhhhhh

Me hizo venir tan fuerte que no creo que hasta un poco de orina salió de mi vejiga. Afortunadamente alcancé a poner el hábito sino su carro había quedado empapado. No creo que una mancha en esos asientos de tela habría sido algo fácil de limpiar o explicar.

Él era una máquina y ni se detuvo, me penetraba y penetraba sin parar. Yo tenía intenciones de seguir, pero mi sexo estaba tan encalambrado que no podia hacerlo. Lo empujé y él muerto de risa quedó recostado contra la otra ventana.

- ¿Si te viniste? --me preguntó en tono de broma--

- No idiota, te falto un poquito no mas

Los dos nos reímos algo exhaustos, cada uno en una esquina como en un ring de boxeo, esperando el siguiente round. Su miembro seguía durísimo, dispuesto a regresar a la pelea.

- Ufff que chimbo tan rico tenes malparido

- Vea pues, esta monjita tan grosera

- Grosera y ganosa

Me incliné hacia adelante para darle una buena mamada, saborear mis fluidos y meterme sus bolas en la boca. Él me acariciaba por la espalda dibujando figuras, viajando desde mi cuello hasta mis nalgas provocando escalofríos.

Se apoyó en sus rodillas, llevó sus manos hasta mis nalgas y me empujaba para que me lo tragara hasta el fondo. Me separaba las nalgas y podía sentir como él disfrutaba ver mi asterisco estirarse y meter los dedos para ver cómo se cerraba y los apretaba.

Este hijueputa me tenía tan maldita caliente, que, aunque el culito lo tengo reservado para mi esposo no iba a ser capaz de aguantarme las ganas.

Me levanté, colocando mi cara frente a la suya esperando intimidarlo un poco a ver si frenaba un poco, pero en cambio, metió acelerador, llenándome de besos.

- Dijiste que sin besos

- No, dije que sin besos cuando tengamos ropa. Además, es imposible aguantarme teniéndote tan cerquita

Me apretó con su mano por la espalda, con la otra me jalo del cabello para descubrir mi cuello y luego mis labios. Él plan no funcionó y me tenía a su merced.

Le coloqué una mano en el pecho tomando distancia para conseguir aire y cruzamos una mirada que no necesitaba palabras para decirlo.

Me dio la vuelta de forma brusca y me empujó hacia adelante quedando en cuatro. Se metió entre mis nalgas y saboreo mi oscuro agujero con su lengua llenándolo de abundante saliva.

Se levantó y tras colocar su miembro por detrás, tomé el control y yo misma fui la que empujé hacia atrás para meterlo, pero mientras se reía de forma maldadosa me detenía con sus manos para que no lo pudiera hacer.

- No me las vas a hacer otra vez

Luchamos un momento con las manos, hasta que las levantó a los lados dándose por vencido y...

- Agghh jueputa ¿acaso se volvió más grande?

- Con ese culo tan rico ¿cómo no?

Esas son las palabras que hacen falta en una cama matrimonial, las que la hacen sentir a uno divina y no como la misma cosa que ya está ahí dispuesta.

Traté de sacarlo y volverlo a meter, pero aún no se había terminado de dilatar lo suficiente para ese grosor.

- Ay juepu... --apreté los ojos y palmeé la silla-- ...ta

- ¿Te duele? ¿lo saco?

- Si lo sacas te mato

Señoras y señores, me enloquecí y mi cuerpo solo me decía que era hora de que me lo comiera y usará ese dolor como parte de mi placer. Me empujé de las manos arrinconando contra la otra puerta, metiendo y sacándolo, moviendo en círculos, en ocho o de cualquier forma que me diera placer... pero con el orgasmo anterior había quedado sin alientos.

Él obviamente noto que quería era una culiada bestial, sin compasión y me la dio. Me empujo de la espalda para que apoyara esa parte de mi cuerpo y dejara mi nalga bien levantada.

- Ay diooosss ayyy diioossss

Me empujaba a su cuerpo agarrando mis caderas y me lo metía tan duro que hasta me levantaba las rodillas. Volteé a mirarlo mordiéndome los labios, afirmando que por favor continuara así.

- Ufff Lina, me encanta tu trasero

- Si ¿te gusta? ¿te gusta darme por el culo?

- Me encanta --soltándome una buena palmada--

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