Nagore (3ªparte El hombre dalmata)

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Nagore hace un regalo especial a Yumi.
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Nagore (3ª parte de El hombre dálmata.)

Los alimentos son una delicia. Yo misma me digo la suerte que tengo de tener a Monle a cargo de la cocina. Cada retorno a mi apreciada isla es una satisfacción ver como cada vez Monle se supera con los manjares tradicionales combinados con un toque español. Ojalá pudiera ir con migo a Bilbao. Y es que cuando tengo que atender mis obligaciones desde mi casa principal, en mi pensamiento siempre está presente los guisados de Monle.

A Lucas le ha encantado el almuerzo. Apenas a mediado palabra desde que llegamos a sentarnos. Con mi mano busco en sus muslos encontrarme con su mano. El me mira, y rompe su voz en una pregunta...

- ¿Y tu esclavo?.

Su tono es algo molesto, y yo que lo conozco le quito algo de fuego.

- ¿Por que te molesta tanto que yo tenga un esclavo?. Tu siempre has sido muy liberal para las relaciones...

El me interrumpe.

- No cariño, a mi nunca me ha molestado que tuvieras un esclavo. Es la fiesta en si...

- ¿Que pasa con la fiesta?

- ¿Es que tienes que mostrar a todo el mundo tu poder con un ridículo esclavo enfermo?

- ¿Y que importa eso? Yo no me doy halagos por ello. Ya sabes que Carmen en su vida privada es domina, y en su casa de Donosti vive con dos esclavos voluntarios. Conoces la reputación de Yumi. Y también sabes que muchos de los que están aquí han tenido experiencias parecidas... ¿Que te preocupa?.

- Me preocupa lo que represento.

- No te entiendo.. ¿No tendrás celos?

Me río.

- Cariño, lo digo por lo que pueden pensar de mi. Sabes que odio esos temas que tienes con tus amigas. Y no quisiera que los invitados de la fiesta me miren como si me imaginaran a mi en la misma situación de tu esclavo en nuestra vida privada.

Ahora si que me río...

- Lucas!, todos saben que tu has nacido para dominar. Eres el hombre decidido y firme que me has conquistado. Creo que tu actitud orgullosa te está sacando malas ideas.

- Pero el ha sido tu pareja...

- Ya sabes que el no significa nada para mi. No creo que tenga que recordártelo mas.

- Nada, no me hagas caso. Yo solo espero que cumplas con lo acordado.

- Descuida, Carmen y yo nos vamos a encargar de todo.

Mientras los labios de Lucas se junta con los míos, pienso mucho en ese detalle. Esto va ser un golpe muy duro para Tobi. Son tres años con esta relación de ama y mascota. Aunque el sabe que esto podría tener un fin, no estoy muy segura de que lo consiga superar.

Tobi, quien antes fue Antonio, un hombre libre cual yo quería mucho, nunca ha conseguido recuperarse de nuestra rotura. Fueron años duros de acoso y vergüenza ajena. El pobre a llegado hasta el límite por mi, y no le ha quedado mas remedio que aceptar esta forma de vida para poder superar su gran problema psicológico de dependencia. Al final el plan de Carmen es como una terapia para que el poco a poco despierte a la realidad. Pero no, todo ha sido un atraso para su ser. El ha aceptado con gusto ser mi perro fiel.

En un principio fue muy divertido, pero mi vida esta llena de formas nuevas que me ocupan. Y siento que me aburro de esta situación. Pronto Lucas y yo nos casaremos, y esto puede ser mucha carga para los dos.

Yumi tiene otra vida. Y siempre he pensado que la custodia podría ser favorable para el. Además, ¿a quien mas podría confiar?. Podría haber sido Carmen por derecho, pero ella no le interesa. Sin embargo Yumi es una activa amante de la ginarquía.

- Lucas, tengo que dejarte un rato.

El insiste en mas besos.

- Lucas!, venga, tengo que hablar con Yumi.

Al final me suelta y va en busca de su copa.

- Ya sabes!

Me dice con guiño.

- Que si!

Me levanto riendo de sus bromas y voy en busca de Yumi.

Ya la mayoría están de pie con las copas llenas. A un paso me veo a Carmen muy ocupada con los halagos de un caballero. Le doy un guiño y sigo de largo.

La música empieza a sonar, a medida que los tonos de voz de los invitados se elevan en risas. Mika pasa cerca con unos ganchitos en su bandeja, y me afirma de que mi esclavo está en mi dormitorio. Yo aprovecho y le pregunto por Yumi. Esta me contesta que está en el patio de la nave.

- Yumi!

Le hago señas.

Ella se levanta del banco y viene casi corriendo hacia mi.

- Nagore, ¿Vamos a ver a tu mascota?.

- Si, vamos.

En lo que caminamos por el interior de la mansión, yo le comento lo hablado con mi novio. Yumi ya me había avisado de iba ser un proceso de la cual mi mascota va tener su última palabra. Aunque yo soy el que le doy a elegir dos posibilidades, solo dos.

- ¿ Y si le hablamos después de la fiesta?

- No, es que quiero que en la fiesta esté con tigo

- Bueno, ya... no se lo veo todo muy rápido para el.

En ese momento entramos en mi habitación.

- Por dios! Y encima decírselo en su mejores galas!

Dice riendo a carcajadas en cuanto lo ve en mi jaula al pie de la cama.

- Es hermoso, Yumi. Te vas a llevar una gran partido.

Estoy asombrada por lo bien que le sienta este atuendo. Me acerco rápido para verlo mejor. Abro la jaula y doy palmas en mi muslo para obligarlo a salir.

- Vamos Tobi!

Con mucho cariño lo llamo. Hoy no quiero ser severa. Se que el pobre ha estado muchas semanas sin verme.

El gatea eufórico a lanzarse a besos a la puntera de mis botas. Cuando lo veo desde arriba, veo su pene y pelotas prensadas y tiradas de una correa a su espalda.

- Mira su colita!

Yumi también lo ve y casi cae de la risa. Ella se sienta en mi cama y se sostiene la tripa de risa a carcajadas.

- Anda, saluda a Yumi.

Tobi se da la vuelta, y gatea hasta Yumi que lo espera con su pie calzado con unas finas sandalias de un tacón de vértigo. El baja su cabeza y lame y besa las cintas de sus sandalias.

- Es todo un dálmata!

Exclama Yumi que le facilita la suela para que se las limpie.

Pobrecito, su pene húmedo demuestra lo desesperado que está. ¿Como le voy a dar la noticia?

Me siento al lado de Yumi en la cama y suspiro.

- Ay Yumi, que pena me va dar.

Tobi nos mira confundido de vez en cuando, pero no deja de limpiar las sandalias de Yumi.

- De pie!

Le ordeno.

El se pone de rodillas frente a nosotras, y con las manos simula un perro adiestrado cuando estás sobre dos patas. Tiene la espalda muy arqueada debido a la correa que le tira, y su pena se esconde hacia atrás. La mejor manera de que esté visible, es que esté a cuatro patas.

- Tobi, tenemos que hablar. A si que tienes el permiso de responder. ¿Entendido?

- Si, mi ama.

Tobi me mira con los ojos llorosos como si lo supiera.

- Sabes que esto no podría durar toda la vida...

Mis palabras les agua mas sus ojos.

- Lucas y yo hemos decidido que no podemos mantenerte con nosotros. Y como ya te habrás dado cuenta, apenas te atiendo. Siempre te he dejado a la confianza de Samira, y he querido de alguna forma llevarte a otras puertas de posibilidades para ti....

Tobi mira a Yumi y luego me mira mas confundido.

- Samira no merece cargar con mis caprichos sexuales. Carmen no te necesita. Y por ello he pensado en dos posibilidades para ti. Eso si, usted tiene hoy por primera vez el derecho a elegir.

Tobi, ruborizado por la presencia de Yumi, asienta con la cabeza.

- ¿Me has entendido?

- Si, mi dueña... ¿Cueles son las posibilidades?

- Pues... Una, te puedes levantar, quitarte ese atuendo y vestirte para salir por esa puerta hasta la fiesta como un hombre libre. Eso si, después de tu salida de la isla, no nos veremos mas. O.... Dos, puedes seguir siendo un perro, el cual pienso regalar a Yumi. Y saldrás por la puerta como tal de la mano de Yumi. Eso si, te irás con ella a Japón y tendrás la posibilidad de verme en alguna visita.

Los ojos de Tobi se abre en su asombro.

Es curioso, pero parece que a mi esclavo no se le pasa por la cabeza una posible libertad. Lo veo muy prisionero de su condición sexual. Y creo que por seguir viéndome, no será fácil de que escape de su instinto masoquista por tener algo de mi.

Su cara es todo un recital de súplica.

- Mi dueña, yo no quiero la libertad si por ello no puedo verte. Si no puedo conquistar su amor, me conformo con ser motivo de burla. No me importa esta humillación, si por ello estoy cerca de voz. Si con despreciarme no me olvidas, pues despréciame. Yo al menos así existo para usted.

- Por ti no siento nada. Y ya lo sabes. Tu has elegido ser lo que eres, yo no te he obligado...

- Lo se mi dueña.

- Ya no me llames dueña, ni ama. Ahora soy para ti, señorita Nagore. Y dentro de un par de semanas Señora Nagore.

Yumi se ríe.

- Disculpe, señorita Nagore.

Yumi interrumpe y con el índice señala el suelo...

- Esclavo! Quiero verte en posición de reverencia.

Tobi obedece a Yumi, y apoya sus codos y barbilla al suelo. El de rodillas deja el culo alto. Y de el sale su colita de un cilindro muy gracioso.

- Tobi, ¿Quieres que sea tu dueña?

- Si.

- Si que?

- Si, mi dueña. Quiero ser suyo.

- Muy bien, a partir de ahora es público. Estarás con migo en la fiesta, y pasado mañana vendrás con migo a Tokyo.

Tobi traga saliva y asienta con la cabeza.

- No te oigo...

- Si, mi dueña. Voy donde usted vaya.

Yumi se levanta y anda hasta ver a su esclavo mas de cerca. Se agacha a su altura y acaricia su torso desde abajo.

- Siempre me ha gustado su complexión física.

Yo le explico lo bien adiestrado que lo hemos tenido con la gimnasia, y los estrictos alimentos que lo mantiene en forma. También su pene es constantemente tirado de correas y cuero, por lo que su tamaño cada vez se le ha visto mas aumentado.

Yumi va a por su pene en el cual el glande, que estuvo escondido en el cilindro, sale de forma automática al exterior. Como una masa rosa, empuja hasta los dedos de Yumi. Y la humedad se hace evidente.

- Yumi!, se me ocurre que le debo un premio.

- No te entiendo.

- El pobre no se si ha eyaculado en lo que he estado fuera. Y siempre que nos volvemos a ver, le premio con una buena corrida.

- Por mi no hay problema. Merece usted el honor.

Entonces invito a Yumi a que vuelva a sentarse a la cama y le doy una orden al esclavo...

- Tobi, dame tu culo!

El se pone de costado con el trasero para mi y su cabeza para Yumi. Aunque el está en el suelo, yo puedo llegar con la mano a su pene que le sale de su culo debido a la tira de la correa. Entonces masajeo su glande hinchado. Se que no va tardar mucho, por mucho empeño que Tobi ponga para prolongarlo. Estoy segura que mis empleadas han jugado con el, y que seguramente ha tenido exceso de lívidos hace unas horas.

Yumi lo tortura mas acercando su sandalia de nuevo. Tobi con los codos al suelo se los lame con ganas.

Ya está gimiendo con fuerza, y sospecho que está como loco por prolongar el placer.

- Tobi, te recuerdo que tienes permiso para eyacular.

Tal como está con su cilindro, yo solo tengo que masajear el glande con apretones de vez en cuando. Por cada apretón el respira con fuerza.

- Vamos Tobi, venga!

Yumi se ríe al ver que el gime mas fuerte.

- Vamos nene...

Masajeo y aprieto mi pulgar como en un ordeño.

Yumi se hace mas cerca y toca sus testículos con las yemas de los dedos.

- Esta caliente!

Y curiosa por lo que sintió Yumi, le sigue acariciando los huevos.

- Uff! está apunto! Esto va ser una gran lechada.

Sigo con el glande, y lo masajeo con mas velocidad. Yumi dibuja con el índice círculos en cada huevo separado por la correa.

Hasta que....

Flasp!! Flasp!! Flasp!!!!!!

Tres espesas manchas de semen salen disparado hasta mi cómoda.

Flasp!!!!!

La mano me la ha dejado llena de semen! Yumi dio un salto de susto.

Las dos nos reímos mucho de la situación, y Tobi casi cae de costado. Parece que le cuesta horrores mantenerse a gatas.

-Limpia!!!

Tobi sabe que después del premio viene el sacrificio. Se gira casi asfixiado hasta tomar con su lengua todo el semen que corre entre mis dedos. Yumi mientras toca el glande hinchado para ver si saca algo mas.

- Es casi amarillo la mefa que ha sacado!

Yumi sorprendida me dice en cuando ve el suelo manchado de semen.

- Te vas a llevar todo un semental...

Nos reímos a carcajadas, mientras Tobi termina de limpiar mi mano.

Yumi saca del bolso unas servilletas diminutas, y le seca el glande que poco a poco se le esconde en el cilindro. Yo cojo el extremo de la correa de su collar del suelo, y se lo doy a Yumi.

- ¿Vamos a la fiesta?

Ofrecido el mango de la correa, nos levantamos de la cama para decididamente salir de la habitación.

- Vamos Tobi!

Tobi ahora va tirado por su nueva dueña, mi querida amiga Yumi.

Continuará...

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