Seven Girls

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Martín nunca había experimentada nada de lo que sentía. Los labios de su nueva amiga eran demasiado pequeños y suaves, y luego su lengua estaba haciendo cuestiones acrobáticas nunca antes soñadas, ninguno de sus simuladores de realidad virtual era parecido a esto.

Pronto sintió sus manos acariciarle el pecho y cuando se dio cuenta, ya le había quitado la camisa.

En un abrir y cerrar de ojos, los dos ya estaban en el suelo. El estaba bien caliente, y en segundos, sus manos tocaban todo el cuerpo de la guerrera. La hembra  medía 1.65. Era pequeña y muy delgada. Tenía el pelo lacio hasta los hombros y negro como la noche. Sus tetas y nalgas eran pequeñas, pero sus carnes eran firmes como la madera. De hecho, la dureza de sus músculos era algo impresionante.

El inexperto no se dio cuenta en qué momento Kunoki se había desnudado, pero ahora las manos del nerd tocaban su encuerado cuerpo. Sus ojos se abrieron infantilmente cuando vio los pezones oscuros de la ninja y la vagina color crema de la seductora. Tenía un pequeño y delineado vello púbico oscuro.

"Oh, Martín... te voy a convertir en mi Samurai, en mi Shogún.... Dame tu espada, la necesito."

La cosa estaba ya muy avanzada, y en este momento la artista marcial estaba ya sobre él, acariciando sus partes vitales, que le hacían tener sensaciones fuera de su espectro empírico, y en segundos continuó provocando la de pelo negro y le dijo: "Te voy a enseñar cosas que nadie más podrá enseñarte."

Acto seguido, una Ninja de la más alta categoría y talento, estaba revolcándose duramente con Martín. Él estaba en otro universo. Una maestra del sexo, estaba haciendo uso de sus mejores dotes, y él lo único que tenía que hacer era existir.

En muy poco tiempo él estaba  gritando fuertemente y haciendo otros ruidos; mientras Kunoki se desenvolvía en unos gemidos tiernos y eróticos, mientras cada segundo aumentaban más de tempo, hasta que ella emitió varios gemidos fuertes, agudos y sexuales. Parecía que tenía un orgasmo celestial. Martín no podía creer los gestos y movimientos que ella hacía... aun cuando era su primer sexo, sentía que era un maestro en ese arte, pues se veía lo mucho que Kunoki lo disfrutaba.

Mientras tanto, la luchadora y la pirata criticaban en sus mentes a la de ojos rasgados y a su aparatoso sex performance, pues estaban seguras que esos ruidos tan eróticos tenían que ser falsos, la ninja tenía que estar fingiendo ese orgasmo.

Mientras que la vaquera y la cadete espacial estaban sorprendidas por el talento de su compañera, pues la veían ejecutar movimientos y técnicas, que nunca habían visto, aun cuando a una no le eran extrañas las prácticas de las prostitutas de los Saloons, y la otra venía una era donde la liberación sexual estaba muy avanzada.

Por otro lado, la comanche y la maga, estaban pálidas por la circunstancia, y trataban de ignorar lo que estaba pasando, pero evidentemente de reojo observaban algo que les era desconocido para ellas, y que ignoraban por sus inocentes y cándidas vidas.

Habían pasado 35 minutos de actividad fogosa entre la pareja; e incluso las más escépticas estaban sorprendidas de la habilidad de la espadachina en mantener interesado a ese virgen por tanto tiempo. Volteaban y veían a una mezcla de contorsionista/puta/sexóloga, hacer lo que quería con el muchacho.

Otra vez empezaban a desesperarse e iban a interrumpir el performance, pero de pronto algo increíble sucedió; salió el sol.

En el horizonte del mar apareció el astro luminoso, y por fin parecía que ya no estaban en un especie de limbo, sino que el mundo empezaba a encontrar sentido; e incluso en el extraño firmamento, ya no había planetas extraños y nada por el estilo.

Todas estaban convencidas de que la ninja había actuado bien, y ahora el mundo era más normal, Kunoki era la que debía regresar con Martín al mundo para que todo vuelva a ser como antes, por lo que los dejaron continuar con sus cosas.

Se cumplió más de una hora de sexo, arañazos y demás, y Martín estaba ya derribado en la arena. Le tomaba la mano a la oriental y se la besaba con pasión. Nunca había soñado con algo así. Ahora estaba perdidamente enamorado de esa Maestra Sexual.

La Ninja le dijo: "El sol ha salido, elígeme a mí para ir a tu mundo".

La besó y la abrazó con intención de nunca soltarla pero aún no pasaba nada.

La cadete Jell Lasser dijo: "El sol no ha avanzado, de hecho, se levantó en el horizonte hace 27.25 minutos y ha permanecido en la misma posición, pareciera ser que la realidad trata de componerse pero aún no lo logra, como si este momento estuviera congelado."

La maga Marlyna, quien había estado muy silenciosa tratando de entender todo, por fin habló: "Nuestra compañera habéis tenido la razón; esto es una profecía de la cual debí haberme dado cuenta con anticipación; si el Señor Don Martín tiene algún vínculo con el destino, y a través de él es nuestra salida. Tendrá que elegid a una de nosotras." Todas se quedaron pensando, y más de una cuestionó si lo que quería decir la maga es que todas tenían que acostarse con él

Luego continuó la de pelo castaño, y señaló: "Señorita Jell, disculpadme el atrevimiento y la insinuación que habré de realizar, pero creo que el Señor Don Martín la eligió previamente a usted, tal vez sería buena idea que él la eliga, brindándole la misma satisfacción que la Señorita Kunoki".

Jell, se quedó pensando, pero en su mente parecía que tenía información que los demás no tenían; se puso a meditar y concluyó que no había alguna excusa para no acostarse con el científico.

Finalmente, tan sólo era una cogida, cosas más extrovertidas había realizado con desconocidos en los Springs Breaks en las colonias de Venus, y además, no iba a usar la carta de mojigata para escapar de esta situación. Si el mundo dependía de coger al tal Martín, le iba a dar un buen sexo... Además, tenía algo de stress, y pensó que tal vez le caería bien un poco de "acción" en esta época de evaluaciones y exámenes.

Aguila-Sin-Plumas, estaba estupefacta de la situación, esto se estaba saliendo de control, su mano empezaba a temblar de rabia, frustración e incomprensión, mientras que Rhonda quería decir mil comentarios de lo mal que se estaba tornando todo esto, pero decidió callarse.

La mujer del futuro se quitó sus aditamentos cibernéticos. Se quitó su casco, sus botas, sus hombreras y el guante que le cubría todo el brazo izquierdo.

Debajo de eso, había una hermosa mujer de 1.90 metros, con un cabello platino, casi plata como el metal y unos bellos ojos grandes con iris color escarlata. Ahora sólo portaba un traje que parecía una pijama, o un traje de edecán. Estaba todo ajustado y era como de plástico, y aunque sus fines eran meramente astronáuticos, lo cierto es que no dejaba lugar a la imaginación, y de lo ajustado que estaba se podía ver perfectamente la silueta de sus nalgas y de sus tetas.

Tal vez no había necesidad de encuerarse toda, pero sentía algo de presión y competitividad con la Ninja, ella había complacido majestuosamente a Martín; incluso, por un momento dudó de no poder satisfacer a quien hace una hora era virgen, por un momento dudó de sus habilidades sexuales.

Se desnudó la cadete espacial. Todas las mujeres, (menos el ninja y Martín que aun estaban juntos en lo suyo), se quedaron boquiabiertos. Si bien todas eran hermosas y siempre eran objeto de deseo de sus alrededores, se sintieron intimidadas por semejante bombón.

Jell era una mujer perfecta. Alta, blanca, musculosa, con unas nalgas grandes, fuertes y perfectas; unas tetas prominentes, simétricas y elegantes; unos pezones claros, rosas y dulces; y una vagina del color del interior de una concha de mar, con labios carnosos, deleitosos, que llamaban a ser invadidos.

Se acercó con Martín, pero este seguía embelesado con la mujer que lo desvirgó, pero Kunoki, se dio cuenta de que estaba pasando, y puso las manos del joven en la piel majestuosa de la hembra espacial.

Para Martín su mente dejó todos los mundos y solo la ninja era lo que existía, pero cuando tocó la super teta de la Cadete Lasser, y la vio totalmente encuerada, y sintió como lo empezó a abrazar, empezó a creer que era un sueño.

Aun cuando Jell era un monumento andante, definitivamente carecía de las artes sexuales ancestrales shinobis; pero al ponerse sobre él, la piel de marfil sobre el gamer hizo lo suyo. Los labios rojos como el fuego le besaron el cuello, y pronto su concha lampiña se acercó a su miembro.

La sensación de la mujer blanca sobre él era celestial, y pronto, recobró fuerzas de flaqueza y todo mejoró cuando ella se puso encima de él.

La mente de la de pelo platino estaba distraída, pero tan pronto sintió algo de verga dentro de ella, su cuerpo no la desaprovechó.

Todo el semestre se había dedicado 100% al viaje espacial, y había descuidado sus encuentros íntimos, y no tenía en sus planes próximos unas vacaciones, pero ahora, estaba teniendo sexo en la playa con un desconocido, inesperadamente estaba muy excitada.

Por extraño que pareciera, Martín lo estaba haciendo satisfactoriamente; de hecho, cada vez su pareja se estaba poniendo más cachonda, que simplemente cerró los ojos y se dejó llevar, mientras sentían como se la metían con deseo.

Marlyna, quien parecía que era la única que no estaba hipnotizada con el encuentro Martín-Jell, pronto se dio cuenta que el sol empezaba a elevarse, y de hecho, las olas del mar empezaban a ser más normales. Pronto, apreció que llegaron gaviotas a la playa, y que nubes blancas pequeñas empezaban a cruzar el cielo, parecía que este lugar ya no era tan loco como antes.

"¿Gritar o no gritar?" Esa era la duda de Jell.

Ya estaba por venirse, pero no sabía si tenía que gritar o no. Si bien podía suprimirlo, para no ser exhibicionista y no compartir su orgasmo con sus compañeras, una parte de ella se preguntaba ¿Por qué guardar inhibiciones?. Finalmente, decidió guardar la compostura y correrse sigilosamente, pero pasaron diez segundos, y olvidó su plan en medio del clímax mientras sus pulmones gemían cual estrella porno, parecía que ella misma olvidó su compromiso de no ser una exhibicionista.

"OOOOHHHHHHH.... OHHHH OOHHHHHHHHH".

Se vino la hembra fuertemente y con desesperación, mientras el hombre le apretaba la teta y se descargaba dentro de ella.

9. Eligiendo a la indicada.

Momentos más tarde, se habían reunido todos nuevamente, Martín se había puesto sus pantalones, y Jell y Kunoki ya se habían puesto sus atuendos nuevamente.

La dimensión en la que estaban parecía más normal, y luego la maga habló:

"De lo que mis sentidos apreciáis, parecéis que existe una relación causa-efecto entre la elección de Don Martín y este mundo; aun cuando no sea de nuestro total agrado, Don Martín tiene que elegir quien de nosotras será la elegida para regresar a su época."

La de piel morena levantó sus manos en señal de "STOP" y dijo: "Un momento Harriet Potter; ni en sus mejores sueños me voy a acostar con este Nerd, no sé de qué castillo, nave espacial o culo cósmico hayan salido, pero de donde yo vengo, es un mundo libre, y hasta no ver a la Segunda Llegada de Nuestro Señor, no me voy a acostar con alguien que yo no quiera... además que yo no me acuesto con nadie que no pueda hacer mínimo cien abdominales..."

La vaquera apuntó con su Colt a la mujer mágica. "Un momento citadina de lengua de plata, Sunny "The Quick" McDonald ya tiene un hombre en su vida; e iría hasta el mismo infierno para salvarlo, y si bien seré ladrona, bandolera, asesina, truhan, borracha, tramposa y buscada, nunca le seré infiel a mi Billy; así que yo seré fiel, viva o muerta."

La pirata se rió: "JAJAJAJAJAJAAJ; la Flota Imperial Inglesa, galeones fantasmas, caníbales y hasta mi propia tripulación han intentado probar mis carnes, y JAMAS HAN LOGRADO PONERME UN DEDO EN CIMA.... ¡GAR!... Así que les aseguro, que ninguno de ustedes logrará hacer que Betty la Roja se acueste con un hombre...Pero por otro lado, preciosa, cuando quieras y como quieras soy toda tuya, sirena de cabello blanco" Dijo Berry, haciendo un guiño a la mujer del espacio, dejando a todos en claro, que ella era más lesbiana que una griega de la antigüedad.

Cuando la maga volteó, Aguila-Sin-Plumas estaba corriendo a varios metros por la playa. Mientras corría, entre dientes maldecía a todos los que estaban en la playa, sobre todo a la vaquera y al único hombre.

La cadete trataba de convencer a las renuentes de que juntas deberían buscar una manera de salir de este lugar, persuadiéndolas, en la forma menos agresiva posible, que "cooperaran.".... aunque en el fondo sabía que cooperar era fornicar con Martín.

Para todo esto, Martín estaba en un lugar de ensueño, aun cuando era muy inteligente, no lograba concebir todo lo que estaba pasando.

Justo cuando la vaquera empezaba a presionar con más fuerza el gatillo de pistola, la pirata empezaba a gritar más estruendosamente, y la luchadora estaba a punto de lanzar una patada volada a la quijada de Martín, Marlyna se paró firmemente, sus ojos empezaron a brillar y conjuró:

- "Poder las Montañas de Camelot, Inmovilicen cual piedra a Sunny, Rhonda y Elizabeth". -

De pronto se oyó un sonido misterioso como cuando la piedra cruje, y las tres mujeres que se encontraban agitadas se mantuvieron calladas.

Las tres movían sus ojos en forma desesperadas, y se daban cuenta que sus cuerpos no les respondían, estaban paralizadas como estatuas, pero por dentro, un sentimiento de impotencia ardía en ellas.

La cadete se acercó a la vaquera, y le bajó el brazo y luego le quitó la pistola que sostenía en su mano, y le quitó las municiones y guardó el arma en el cinto de la texana.

Luego Marlyna hizo otro movimiento con sus manos y pronunció: - "Cielo estrellado de los Valles de Camelot, envuelve en sueño a quienes están bajo tu manto." - La mano de la hechicera empezó a brillar, y tocó a Sunny, y repentinamente cayó dormida en un profundo sueño, luego a Rhonda y luego Betty, quienes hicieron lo mismo.

Nadie se esperaba los poderes de la maga fueran tan poderosos. Si bien la pirata y la ninja conocían de cuestiones místicas, nunca pensaron que existiera alguien que pudiera dominar un poder de esa manera.

Kunoki tomó nota mental de lo que pasó y dijo "Voy por la de piel café"; mientras que enseguida se lanzó corriendo tras Águila-Sin-Plumas.

Marlyna habló con Martín, con un tono de algo de mortificación: "Señor mío, decidme cuál de estas tres provoca más vuestra pasión, pues esperemos que elijáis lo antes posible entre todas las que estamos bajo vuestra presencia... y poder evitar encuentros innecesarios."

Martín estaba confundido, pero en su rostro tenía una sonrisa de oreja a oreja, estaba más que complacido, con todo lo que Kunoki y Jell habían hecho por salvar al mundo; luego, volteó a ver a la elegante maga en su verde vestido y dijo: "Pues quizás debiera probar si tú eres la indicada... Probablemente tú seas quien pueda ayudarme a salvar al mundo."

"¡No!"- Exclamó la hechicera -¡Mi mano fue dada a mi fiel caballero! ¡Mi boda con Sir Gawaian se realizará en esta primavera! ¡No quiero que me desprecie por serle infiel! ¡Elige a una de estas plebeyas!"

Jell Lasser se quedó sorprendida al escuchar el discurso de su compañera, y Martín también quedo impactado por lo enojona de la maga, recapacitó y dijo algo decepcionado: "Mmmm.... Sunny puede ser buena opción, pero la verdad no quiero ser imprudente.... Si bien soy un científico que quiere salvar al mundo... la verdad soy cero partidario de forzar a las mujeres para cualquier cosa, o de obligarlas a hacer algo en contra de su voluntad".

La maga y la cadete suspiraron lamentándose lo difícil que estaba volviéndose esto, y Marlyna, con su mano aun brillante tocó al hombro del científico y cayó dormido.

"¿Tienes algún hechizo para esto princesa?" Preguntó la cadete espacial.

Marlyna trató de no mostrarse sorprendida, puesto que a nadie le había dicho que ella era una noble, menos una princesa (puesto que era sobrina del mismísimo Rey Arturo por parte de su madre: la bruja  Morgana. Ella era hermana del monarca), y respondió: "En mi Tierra hay dos tipos de Magia. La Magia Natural que proviene de Camelot y el Dragón Mágico que lo resguarda; y la Magia Prohibida."

"Mi padre hace uso de la magia Natural y mi madre la Prohibida; cuando vuestra servidora era solo un infante, vivía con mi madre y aprendí la magia secreta, pero cuando mi padre se enteró de mi existencia, me apartó de ella y me tomó bajo su cuidado."

"Él me ha instruido para que no use la Magia prohibida, incluso me confesó que alguna vez la utilizó en el rey Uther, pero me ha advertido que es peligrosa... Desde que soy una niña no hago uso de ella... pero habita en mi...siempre peleo para que no surja desde mi interior... Pero espero que al hacer uso de ella, pueda llegar a tiempo para mi boda... digo espero que pueda salvar el mundo..."

Los ojos de Marlyna empezaron a brillar de una tonalidad púrpura o morado fuerte, y pronto una especie de ilusión de una llama morada brillo a su alrededor en forma de aura. El tono de voz de la maga se hizo menos inocente y empezó a moverse y hablar de una forma diferente. Ahora la hechicera estaba envuelta en una gran energía.

Enseguida se acercó a la vaquera y con su voluntad la hizo levitar de la arena. Marlyna, con su mano, tocó el corazón de la texana, y el pecho de esta empezó a brillar de color rosado.

Con ese acto, la maga tocaba la parte más profunda del alma de la pistolera, y podía saber cuáles eran sus sentimientos íntimos.

"Ahora logro comprender. Parece que esta alma siente una gran pasión por su amado.... Entonces, ¿Por qué negarle a esa mujer lo que tanto desea?"

"Escúchame Samantha McDonald, la persona que ves frente a ti no es otro más que tu amado William, y necesita tu amor, tanto como tú necesitas el suyo."

Sunny se despertó y su mirada tenía una especie de brillo místico. Volteó a ver a su alrededor, y le pareció ver a Martín en la Arena, pero en segundos se dio cuenta que era su novio el que estaba en el suelo dormido.

Enseguida la rubia se acercó a él  y empezó a despertarlo a besos. "Despierta Bill, esta yegua salvaje necesita a alguien que la monte... y tú ya has estado mucho tiempo lejos de mí....Despierta vaquero, es hora que desenfundes."

La urgencia sexual de Sunny era grande, y empezaba a levantar a Martín. Este se estaba despertando y pronto se dio cuenta de lo que estaba pasando.

Pronto estaban sentados, y la bandolera tenía sus brazos sobre el cuello, mientras lo besaba frenéticamente en el cuello. El gamer trataba de explicarle que no era él, pero lo cierto, es que ella era muy efusiva, pero en eso, la mujer de Camelot, le sugirió en forma muy sugestiva: "Martín, sigue tus impulsos, déjate llevar..."

Los ojos de Martín empezaron a brillar, y empezó a tomar fuertemente a la de cabello dorado por la cintura.

La fogosidad de la vaquera no se hizo esperar, y en forma apresurada empezó a besarlo y treparse sobre él.

En pocos segundos, la mujer se quitó sus jeans vaqueros, sus botas su camisa, su chaleco. Luego se quitó sus calzones blancos y largos y un especie de corpiño que llevaba puesto.

"Vaya mi semental, como te extrañe todo estos meses, pensé que la armada de la Unión iba a colgarte, que bueno que estas a mi lado". Y en eso empezó a besar por el cuello de su amante improvisado, y empezó a bajar por los pechos y por más abajo.

Martín estaba hipnotizado por el hechizo de la maga, y disfrutaba todo el amor que le daban y pronto empezaba a manosear a la rubia.

Tenía una piel blanca pero un poco bronceada por su vida de bandolera. La forajida tenía unos 34 años, pero su cuerpo era delgado y carnoso. No estaba nada gorda, aun cuando sus nalgas y tetas eran abundantes, así como los muslos de sus piernas. Sus ojos eran azules como el cielo más claro de verano, sus labios rojos como si estuvieran cincelados en rubí, y sus pezones casi invisibles de lo claro que estaban. En su entrepierna tenía un peluchonón de color rubio que ya estaba acariciando el que hace unas horas fuera virgen.