Sometida por la Prehistoria

Nos quedamos acostados durante un rato, simplemente respirando profundamente, deleitándonos con el ocasional placer cada vez que movemos nuestros cuerpos. Descanso mi cabeza sobre su pecho y escucho sus latidos, que se van desacelerando conforme a ambos nos va venciendo el sueño. Me siento como si pudiera quedarme así toda la vida, simplemente disfrutando de su calor y de la sensación del sudor de mi cuerpo evaporándose en este aire prehistórico.

De repente, siento su cuerpo tensarse, y toda su cálida suavidad desaparecer en un endurecimiento de sus músculos. Se levanta rápidamente, enviando a mi pequeño cuerpo hasta el suelo. Aún desnudo, se mueve con vacilación alrededor hasta que encuentra su lanza y la blande en dirección a los arbustos que nos rodean.

Es entonces que mis débiles oídos de mileanial escuchan el vago sonido de hojas separándose y ramas rompiéndose como si algo estuviera caminando hacia nosotros.

Grog empieza a balbucear algo con una voz muy agitada. Me apunta con su mano, y luego en la dirección contraria. Creo que quiere que corra. Pero estoy demasiado drogada por nuestro momento de hace rato como para entender por completo lo que está pasando. Finalmente, camina con zancadas hasta mí y toma mi cabeza con sus manos. Me besa tan intensamente que puedo escuchar el choque de nuestros dientes. Entonces dice: "Alessia" y luego se da la vuelta de forma sombría. Sus hombros se levantan y sale disparado hacia los matorrales en busca de lo que sea que esté viniendo hacia nosotros.

"Espera, Grog. ¿A dónde vas? Regresa. Probablemente no sea nada." Mi voz se debilita al final, pero no es por miedo; simplemente no quiero que se vaya.

Pero es demasiado tarde. La última imagen que tengo de él antes de perderse en la jungla es la de sus puños tensos alrededor de su arma, de manera tan firme que sus nudillos se veían más huesudos y blancos de lo normal.

A pesar de que me había sujetado tiernamente con esas manos, sé por su vigor y rudeza que también pueden ser usadas en formas violentas, pero el verlo sujetar su lanza de esa forma parece extraño para mí.

Sin él, el claro de repente parece muy solitario. Para distraerme, busco en los alrededores algo que ponerme. Mi ropa está más que arruinada, pero Grog dejó la suya antes de irse. Mientras espero a su regreso, la aprieto contra mi nariz y logro percibir su olor. Es entonces que escucho un fuerte rugido, seguido de un grito de Grog.

Es un sonido agudo, muy distinto de los que emitía cuando estaba dentro de mí, y provoca en mí un ataque de pánico tan intenso que mi visión se oscurece y el ruido más allá de los árboles se vuelve menos claro. Lo único que puedo escuchar ahora es el latido frenético de mi corazón y los rugidos de lo que sea que se haya llevado a Grog.

La parte de mi mente que desata mi instinto de supervivencia me sacude, y todos los sentimientos de tristeza desaparecen. Lo único en lo que puedo pensar ahora es en cómo voy a salir de aquí.