Somos Felices Las Tres Capitulo 14

Una vez en su dormitorio, Nuria desvistió a su esposo, y ella hizo otro tanto. Buscó la bolsa que le había dado Erica, abrió su contenido y desplegó las dos prendas sexies. Se trataba de una medias negras de encaje, que incluían la parte del torso y mangas. Había una talla M, para Nuria y otra talla L, para Claudia. Nuria ayudó a su sorprendido a la vez que excitado esposo, a colocárse la pieza suya, para después hacer lo mismo. Ambos se pararon frente al espejo y se contemplaron en medio de risitas y caricias.

- Te ves bella, Claudia

- Y tu, Nuria, estás putísima

- Anda, bésame... "oblígame" a ser tu amante lesbiana esta noche

- Gracias, mi amor. Jamás me hubiese imaginar que aprobarías mi fantasía de vestir de este modo. Lo que estás haciendo, es mucho más de lo que hubiese deseado.

- Y te seguiré ayudando, Claudia. Si quieres sentirte mujer, nadie mejor que yo para ayudarte en ese camino. A mí también me excita el sexo entre mujeres que ahora vamos a tener.

- Hablando de eso, ¿tienes algo que contarme de tu visita al spa con Erika?

- ¡Claro! Pasaron cosas muy interesantes

Y Nuria le contó todo detalle cómo Erika y ella había estado desnudas todo el tiempo, agarradas de manos y causando la impresión de que eran pareja, el beso travieso en el Jacuzzi, y el bello momento de intimidad cuando desnudas se abrazaron y hablaron entre susurros. Nuria compartió todo lo que no revelara el acto de sumisión a Erika y el control que ésta había ejercido sobre ella, incluyendo la aplicación de dolor que tanto le habían gustado. En fin, todo, especialmente la ducha final...

- ¿En serio? Te dejó que le provocaras un orgasmo allí, donde otras personas hubiesen podido verlas

- Si. Fue un momento de locura. No sabía que Erika se atreviese a tanto, ni con otra mujer, ni donde y cómo ocurrió.

- Pero, ¿crees que sea lesbiana? ¿piensas que se atreverá a aceptar hacerte el amor, como tanto lo estás deseando?

- No lo se. Aunque me dio un beso de locura en la ducha, no me atrevería a tomar la iniciativa para que tengamos el sexo que tanto deseo con ella. No olvidemos que es una empleada clave para tu empresa y una metida de pata mía sería algo lamentable.

- No te preocupes, mujer. Si es que ocurra, ocurrirá. Mira que tiesa se me ha puesto mi polla, ven, vamos a la cama para cogerte.

- Esta vez vamos a hacer algo diferente, Claudia. Para que sientas más excitación por la ropa que ahora vestimos, te voy a vendar los ojos. Frotaremos nuestros cuerpos y después te acostarás boca arriba, para que sea yo quien se mueva, cabalgando sobre tí, después de mamártelo un rato, por supuesto.

Nuria buscó una pañoleta de seda suya, y le vendó los ojos a su esposo, para pedirle que se acostara pero con la cabeza hacia el otro extremos de la cama

- es que quiero verme en el espejo mientras te estoy montando

- lo que tu digas, mi amor.

Mientras yo me acomodaba en la cama, Nuria entreabrió la puerta de nuestra habitación y de allí pasó a subirse sobre la cama. Me dió un gran beso mientras me masajeaba mi bichito, hasta que decidió bajar besando mi cuerpo y tomar mi polla dura en su boca. En ese momento Erika entró a la habitación y se paró a un lado de la cama mientras Nuria le sonreía y lamía, besaba y chupaba mi bichito. Erika vestía un camisón y se frotaba su cuquita mientras veía aquella película porno "en vivo". Al rato Nuria puso sus piernas a cada lado de mi cuello y me hizo besar y lamer su cuquita, mientras Erika seguía masturbándose con el espectáculo que por primera vez veía en vivo.

Cuando Nuria sintió que su orgasmo se estaba gestando decidió rodar su cuerpo más hacia abajo para clavarse en mi miembro erecto. Allí comenzó a darme una cogida de campeonato al mismo tiempo que Erika se pajeaba con frenesí, hasta que le vino un orgasmo. Ella retiró sus dedos impregnados con una abundante porción de sus fluidos viscosos y cristalinos para llevarlos a la boca de Nuria, quien mientras seguía meciéndose sobre mí se los lamió, teniendo su primera oportunidad de saborear los jugos sexuales de otra mujer. La excitación fue tal que acabó casi de inmediato, y dando un fuerte y prolongado grito, descansó sobre mi pecho.

Erika le hizo señas de que me mamara hasta el final, lo cual Nuria comenzó a hacer de inmediato. Cuando Erika entendió que yo estaba a punto de explotar le hizo señas a Nuria para que retuviese mi leche en su boca y que después me besara, para transmitirme toda mi leche, tal como me lo había hecho en aquella memorable oportunidad en que me saboreé por primera vez a mí mismo. Mientras Nuria me besaba y traspasaba sorpresivamente para mí mi leche, Erika salió sigilosamente del cuarto y cerró la puerta.

A la mañana siguiente Erika y Nuria se encontraron en la cocina, antes de que yo llegara pues estaba tomando una ducha. Erika la recibió con un beso en los labios y diciéndole que lo que había contemplado había sido algo único y que jamás olvidaría. También le dijo que después de todo lo vivido durante el día anterior la había puesto a pensar acerca de su relación, y que ya que Nuria le había confesado su amor, ella estaba dispuesta a empezar una relación amorosa, y que si a ella le parecía bien, podrían ser novias. Que solo faltaría compartirlo con Claudia.

- ¿Crees que aceptaría que seamos novias y después cuando llegue el momento, amantes?

- Estoy segura de que no se opondrá. El me quiere mucho, me ha complacido siempre en todo, y cuando le he contado lo que me has hecho y lo de ayer, no parecía ofendido ni disgustado.

- ¿Y si aprovechamos ahora en el desayuno para hablar del asunto con ella?

- No me parece mala idea. De ese modo, Claudia se enterará de nuestra relación y conversaremos acerca de la mejor forma en que la llevaremos para que seamos felices las tres.

- dices bien "las tres".

- Es que anoche con esa ropa que nos regalaste se comportó como toda una putica. Y tú lo pudiste ver con tus propios ojos

- si, Claudia se veía muy sexy. Tu y yo tenemos que conversar para buscar la mejor manera para feminizarlo por completo, para que nuestra relación sea de puras chicas, Erika, Nuria y Claudia.

- Si. Necesito que me ayudes porque lo que para mí era algo novedodo por no estar al tanto de sus gustos, ahora está resultando una motivación muy excitante.

- Por lo pronto, no dejes que se corte el pelo más nunca. Debe dejarlo crecer.

- Eso hare, mi Dueña y Señora

- En un rato, cuando venga, hablaremos con él, y si vemos que acepta nuestra relación voy a hacerle ver que tu serás no solo mi novia, sino mi esclava.

- ¿Estás loca? Es muy prematuro para eso

- Tu calla, y obedece. Es lo que me prometiste hacer y se hará siempre como tu Dueña y Señora quiera y decida. ¿Está claro?

- si, mi Dueña y Señora... pero es que me da miedo perderlo o que nuestra relación se dañe

- ya te dije que lo haré solo si veo que se puede hacer. Tienes que aprender quien manda aquí, y a ponerte sumisamente en mis manos, que nunca permitirán que tengas algún problema.

- está bien, mi Dueña y Señora.

- Hola Claudio, ¡buenos días!

- Hola Erika, ¿cómo has dormido?

- muy bien... y ustedes, ¿lo pasaron bien anoche?

- bastante bien... ¿cómo terminó la película?

- no ví el final, me dio sueño y me fui a la cama antes del final

- Erika, ¿cómo te gustan los huevos? ¿fritos o revueltos como a Claudia?

- Me gustan fritos, Nuria... y ¿por qué llamas a tu esposo Claudia? ¿Es un juego entre ustedes?

- Si, es algo entre nosotros.

- ¿Y yo podría sumarme a ese juego?

- No sé. Es algo que solo él puede decidir

- A mí no me importa, si también te parece divertido, puedes llamarme igual, Erika

- Tú como que guardas algún secreto, Claudia. Nuria, ¿me lo puedes decir?

- Ya te dije que es cosa de él.

- Nuria, te lo estoy preguntando a tí

- Perdón. Sí, hay un motivo por el cual lo llamo así

- ¿cual?

- es que recientemente descubrí que le gusta vestir lencería femenina

- y tan serio que se ve en la oficina... ¿es verdad, Claudia?

- si. Me gusta mucho, y mi mujer me apoya con esta fantasía. Por favor no se lo digas a nadie

- Claro que no. Será un secreto entre nosotras tres.

- Gracias, Erika.

- Y hablando de secretos, Nuria y yo tenemos que compartir otro contigo

- ¿de qué se trata?

- Nuria me confesó ayer su amor por mí, y después de pensarlo anoche, y aunque nunca he tenido una relación lésbica, le he dicho esta mañana que si tú no te opones, me gustaría intentar mantener una relación con ella.

- ¿qué tipo de relación?

- que seríamos novias. Esto no afectaría tu matrimonio, pues ella no te va a dejar, solo queremos probar cómo es el amor entre mujeres, siempre bajo tu conocimiento.

- Bueno... yo me olía algo, y no me sorprende tanto. ¿Se han acostado? ¿Han tenido sexo?

- Todavía no, pero si tu apruebas nuestra relación, ocurrirá muy pronto

- ¿Tú tienes algo que decir, Nuria?

- Ya te he confesado lo mucho que me atrae Erika, y sabes que nunca me ha pasado con otra mujer. De verdad que estoy muy ansiosa de sentir el cuerpo de ella y el mío juntos, más allá de los juegos que hicimos ayer. Me interesa además una relación emocional. Creo que en nuestro matrimonio hay espacio para una tercera persona, y esa sería Erika.

- ¿Y yo tendría también la posibilidad de acostarme con ella?

- No lo había pensado. Solo he considerado una relación entre ella y yo. ¿Tú que dices, Erika?

- Yo estaría interesada solo en tener sexo contigo, Nuria. Claudia puede estar siempre a nuestro lado, vernos mientras hacemos el amor y todo lo demás, pero por los momentos el único sexo que Claudia podría tener es contigo.

- Me da mucha tranquilidad que no tengas un interés sexual en Claudia, porque jamás me he planteado que él pueda tener otro amor en su vida que no sea yo.

- Tampoco yo estaría interesado en interferir en su relación. Aunque como hombre me gustaría verla desnuda y disfrutar de ese cuerpo tan bello que tiene, respetaré tu voluntad y dejaré que entre ustedes crezca el amor y se establezca una relación adicional dentro de nuestro matrimonio

- ¿Quiere decir que lo apruebas?

- Si, pueden ser novias y más adelante amantes. No me opongo

- ¡Te amo mi amor! ¡Gracias!... ¿qué te parece, Erika? ¿no te alegras por la amplitud de mente de Claudia?

- Claro que me alegro mucho. Ven aquí y dame un beso. Vamos a acostumbrar a Claudia a contemplar nuestras muestras de amor.

- Si, mi amor.

- Pero primero, desnúdate

- ¿ahora?

- si. Hazme caso. Te quiero desnuda ahora para que me beses.

- Esta bien.

- muy bien. Ahora bésame.

- ¡wow! ¡que bellas se ven mientras se besan! No hay nada más bello que dos mujeres amándose. Desde hoy esta casa se llena de la belleza del amor de ustedes.

- Así será, Claudia... Nuria desvísteme para que Claudia se acostumbre a verme desnuda también.

- si, ya lo hago

- esa no es la forma en que me debes hablar. Vamos a desvelar otro secreto a Claudia

- Si, mi Dueña y Señora.

- Anda, quítame la ropa y besa mis pechos.

- Si, mi Dueña y Señora

- ¿La llamas tu dueña y señora?

- Sí. Ayer cuando le declaré mi amor a Erika le prometí que sería para ella su esclava sumisa y obediente

- Pero tú nunca te has comportado de esa manera. Eres complaciente y algo sumisa conmigo, pero nunca nos hemos planteado una relación en esos términos.

- Enténdelo Claudia. Para ser completamente feliz en esta nueva relación con Erika, necesito sentir que ella me posea y sea mi Dueña y Señora. Te prometo que esto no va a afectar nuestro matrimonio. Por el contrario, te va a beneficiar, porque a través de mi Dueña y Señora podrás obtener de mí todo lo que quieras.

- ¿y yo no podría ser tu amo también?

- No Claudia, solo Erika puede ser mi Dueña y Señora.

- Está bien, acepto esta nueva relación en la forma en que la quieres llevar. Siempre te he apoyado y no será distinto esta vez. Tú también me has apoyado con mi deseo de vestir prendas femeninas.

- Gracias, Claudia, mi amor

- ¡Nuria! Aún espero que cumplas mi orden de besarme los pechos

- Perdona, mi Dueña y Señora. Ya mismo lo hago.

Mientras Nuria besaba y rendía honores a los pechitos de Erika, ella me guiñaba el ojo y sonreía, sabiendo que esto era tan solo un anticipo de lo que yo quería ver y ella me había prometido que lo obtendría. Pasado un rato, comenzó a jadear, por la doble excitación que sentía, al recibir las caricias de mi mujer y por estar siendo vistas por mí.

- Ya está bien, mi negrita. Ahora sírvenos el desayuno. Yo me sentaré aquí al lado de Claudia a esperar mientras mis ojos se recrean en tu excitante desnudez.

- Si, mi Dueña y Señora

- Claudia, ¿verdad que el culo de Nuria es algo de otro mundo?

-Si, es muy lindo. A mi siempre me ha encantado.

- Yo pienso besarlo mucho cuando hagamos el amor la primera vez.

- A mí me gustaría mucho que me lo hagas, mi Dueña y Señora

- Mientras yo esté hablando con Claudia, por favor quédate callada y habla solamente para responder nuestras preguntas, ¿está claro?

- Si, mi Dueña y Señora... por favor perdóname.

- ¿Cuando piensas hacerle el amor a Nuria, Erika?

- Creo que la semana que viene. ¿Te importaría prestarme tu mujer una noche entera?

- No, Erika. Es más, si te parece bien, voy a conseguir un hotel donde puedan ir.

- ¡Excelente! ¡Me parece muy buena idea! Qué esposo tan comprensivo eres...

- Debo confesarte que esta es una fantasía que siempre tuve, pero nunca se nos dio esta oportunidad tan linda.

- Me extraña, porque tu mujer ha resultado una gran sorpresa en la forma en que se me ha insinuado y declarado su atraccion por mi. Ha sido ella quien me sedujo a mí, la muy putica.

- Bueno, Erika, la verdad es que tú eres muy bella y atractiva... eso no sería tan raro

- Si, pero es que ella nunca se había sentido atraída por las mujeres

- No estaría tan seguro, Erika. Tal vez ella tenía esa fantasía secreta como la mía de vestir lencería femenina.

- Hablando de eso. Estuvimos hablando antes de que vinieras, y he decidido apoyar a mi negrita en su deseo de feminizarte.

- ¡me encanta que entre las dos me ayuden en ese camino! Ya no tengo que hacerlo en secreto

- ya verás que seremos muy felices las tres

- me excita mucho el plan, Erika

- Con permiso, mi Dueña y Señora, ¿puedo servir ahora la comida?

- Claro, mi negrita, todos tenemos hambre.

Mientras comían Erika contemplaba el cuerpo desnudo de Nuria, a su lado, y observaba cada detalle, cada pliegue de su cuerpo.

- Mientras más te miro, más me gustas, mi negrita. Me deleito en la contempación del contorno de tus grandes tetas. Cómo caen y se doblan, y cómo se destacan tus bellos y puntiagudos pezones. Cuando te haga el amor, te los besaré, lameré y chuparé hasta que te duela.

- No puedo esperar hasta ese día... es que te tengo unas ganas, mi Dueña y Señora.

- Me llama mucho la atención esta parte en que hace contacto con tu torso. Siempre sentí envidia en la playa de las mujeres que pueden mostrar ese pliegue tan sensual. Yo nunca lo he tenido, por el tamañito de mis tetas. Déjame meter un dedo allí...

- si, mi Dueña y Señora... pero es que las tuyas son divinas, siempre paraditas, y no me digas de esos pezones rosaditos tan tiernos.

- es que se siente tan rico... el peso de tu teta contra mi dedo, que lo oprime contra tu torso... te voy a lamer mucho esa parte cuando hagamos el amor este viernes en el hotel.

- ¡me parece que estoy en el cielo, al verlas tocándose y hablándose de esa manera!

- Ya verás cosas más atrevidas en el futuro, Claudia. Mi negrita me ha prometido total obediencia y por eso me va a complacer en cualquier locura que se me ocurra para hacerla delante de tí.

- Perdona mi Dueña y Señora, ¿puedo decir algo?

- si, mi negrita

- Claudia, ya que ambas estamos desnudas, ¿por qué tu no haces lo mismo?

- Yo tengo una idea mejor, mi negrita... ve a tu habitación y trae una panty tuya, para que en vez de estar desnuda, Claudia sea la única chica en esta mesa llevando una prenda.

- Si, mi Dueña y Señora.

-Claudia, necesito decirte un par de cosas mientras Nuria está buscando tus panties... Tal como se han desarrollado las cosas, coincidirás conmigo en que todo ha resultado más fácil y rápido de lo que pensábamos.

- Si, así es... te estoy muy agradecido, por el éxito que has tenido en hacer que mis fantasías se vieran realizadas.

- Y seguiremos trabajando en ellas, sin olvidar la tercera, aquella en la que te someterás a mi autoridad y dominio, tal como está pasando sorpresivamente con Nuria, quien ella sola así lo ha pedido y decidido.

- Si, esa también.

- Todo esto indica que yo formaré parte importante de tu familia. Con el tiempo seremos un matrimonio de tres chicas, una vez que avancemos en tu feminización.

- Si, esa es una nueva realidad, que no hubiese posible sin el deseo de Nuria de que seas parte de nuestras vidas, y estoy dispuesto a transformar mi vida y nuestro matrimonio para que seamos felices las tres..

- Nuria ha hecho más de lo que te imaginas, Claudia. Anoche me hizo ver cómo hacían el amor mientras tenías los ojos vendados, pues dejó la puerta entreabierta para que yo entrase

- ¿En serio? No me di cuenta. ¡wow! Lo de Nuria es algo asombroso... y me gusta mucho que haya sido ella quien te invitó a entrar y ver algo tan íntimo como nuestro acto sexual.

- Por eso mismo, creo que no debemos guardar secretos ni mentiras entre nosotras tres, Claudia. Desde ahora debemos ser un libro abierto entre las tres.

- Estoy de acuerdo

- Yo me encargaré de contarle cómo fue que empezó todo, y los planes que hicimos aquel día. Ahora es el momento justo, por el amor que me tiene y el interés en convertirse en mi mujer a partir de este próximo fin de semana en que haremos el amor lésbico que tanto desea... y por supuesto yo también quiero llevarlo a cabo, para ver qué se siente al tomar una mujer, hacerla vibrar y disfrutar del sexo con lo más bello y delicado del mundo, que es la mujer.

- Como tu digas, Erika.

- Aquí está la mas sexy de mis panties para Claudia

- Desviste a tu marido, mi negrita, y ponle esa panty

- ¡Muy bien! Te queda muy linda, Claudia

- Gracias, Erika. Nunca me imaginé poder vestir así delante de mi mujer, y mucho menos delante de una empleada.

- Esto es apenas el comienzo, Claudia. Nuria y yo te vamos a transformar en una chica sexy y puta.

- Mi Dueña y Señora me había pedido que no permitiera que te cortaras el pelo y así será, Claudia.

- No solo eso, mi negrita. Hay que eliminar todo el vello de su cuerpo. Quiero que de aquí al próximo fin de semana le hayas rasurado todo el cuerpo. Que se afeite la barba, los brazos, las piernas, en fin, que lo único que le quede de pelo en el cuerpo sean sus cejas.

- ¿No te parece algo drástico, Erika? He tenido barba por años y mi cuerpo es muy velludo...

- Lo siento, Claudia. Para feminizarte necesitamos tener tu cuerpo libre de vellos. Por ahora será rasurado, pero ya buscaremos un modo de depilación permanente.

- Mi amor, tienes que hacer lo que mi Dueña y Señora te pide. Te aseguro que entre las dos vamos a hacer de ti una mujer, pero debes decidirte a dar el paso definitivo, y dejar de usar lencería femenina solo como una diversión. Yo quiero que te transformes en mujer, como tú siempre lo has soñado en secreto. Ahora que lo he descubierto, me excita mucho esa idea.

- Muy bien dicho, mi negrita. Además aparte de vestir como una mujer, desde mañana en la oficina haré ciertas cosas que te van a transformar no solo tu cuerpo sino tu mente.

- ¿En la oficina? ¿y es que ustedes en la oficina hacen algo entre ustedes?

- Si, mi amor. Tenemos que contarte algo...

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