Una maestra especial

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Lo mire desde la posición en que estaba. Le sonreí nuevamente, usando uno de mis dedos para peinar una ultima vez mi cabello. Con mi mano libre, agarre la tela de mi falda, jalándola hacia arriba, asegurándome de que mi culo quedara completamente a la vista de mi joven amante. Al ver esto, note que la erección debajo de su pantalón se hizo aun mas evidente.

"Dime Michael... ¿Qué te gustaría que hiciera?" Le dije usando un tono de voz picara.

"..Q..quiero que... meta mi verga...en su boca, Maestra..." Dijo, mordiéndose los labios.

Incline mi cabeza ligeramente a un lado, y lo mire a los ojos. Mis manos se acercaron a su pantalón, y con seguridad baje su zipper. Su verga no tardo en salir, liberada por fin de su prisión, y me quede asombrada.

Era un animal magnifico. No podía creer que Michael tuviera semejante instrumento. No era tan larga, aunque si dolorosamente gruesa. Admire con lujuria sus venas, gruesas y llenas de sangre, las cuales palpitaban con excitación. Mordí mis labios, admirando la enorme cabeza morada, que parecía apuntar directamente a mi boca como si conociera su destino.

Michael no decía ni una palabra, esperando con ansias mi reacción. Sonreí coquetamente, mirándolo a los ojos. Acerque lentamente mis labios a su verga, y sople suavemente mi aliento en la punta. Con un ágil movimiento, abrí mi boca lo mas que pude, y comencé a meter su miembro poco a poco en mi boca.

Gimiendo tiernamente, fui bajando, hasta que tuve casi 8 cms adentro. Me dolía mucho la mandíbula, ya que había tenido que abrirla casi hasta su máximo, pero en estos momentos, esta incomodidad era lo de menos.

"Mfmf..mfmf...mmf" Gemí suavemente.

"...D..dios...." Dijo el, cubriéndose los ojos con una mano.

Apreté mis labios con fuerza. Podía sentir su verga llenando casi por completo mi boca, golpeando agresivamente contra mi garganta. Sus venas palpitaban en mi interior, inundadas de pasión. Respire profundamente, y comencé a mover mi cabeza lentamente de arriba hacia abajo.

"A...así...M..Maestra....Alina..." Alcanzo a decir Michael, con voz entrecortada, respirando agitadamente.

Al oír eso, reaccione moviendo mi cabeza mas rápido. Con desesperación, mi boca succionaba el enorme falo, como si mi vida dependiera de esto. Sentía oleadas de lujuria recorriendo todo mi cuerpo, y con cada mamada que daba, volvía a sentirme viva, como hacia mucho no sucedía.

Pensé acerca de lo que estaba haciendo. Yo sabia que no era correcto. Ni ético. Pero en ese momento, poco me importaba. Lo único que existía para mi, era esa magnifica verga clavada en mi boca. Y nada mas.

"Mmfmfm...mmfmfm..." Gemí, apretando aun mas mi boca, lo cual le genero algo de dolor a Michael.

El reacciono inmediatamente, y coloco sus manos en mi cabeza, empujándola hacia abajo. Trate de resistir, pero sabia que era inútil. El no descansaría hasta que yo me hubiera tragado por completo su miembro.

Gotas de sudor comenzaron a resbalar por mi rostro. El calor adentro del carro era asfixiante. Yo estaba engolosinada, y mamaba con fuerza el jugoso dulce que el destino había puesto frente a mi. Chupaba la verga de Michael tan intensamente, que algo de semen comenzó a escurrir de ella, lo cual no tarde en notar. Mi lengua entonces se dedico a moverse en círculos alrededor de la punta, saboreando el delicioso liquido.

Después de unos cuantos minutos así, donde me asegure de darle la mejor mamada que hubiera recibido en su corta vida, Michael comenzó a jadear. Supe que estaba a punto de tener un orgasmo, y sin darme tiempo a reaccionar, sujeto con sus manos mi cabeza, impidiendo que pudiera moverla.

Gemí tiernamente, a modo de queja, al ser tratada tan bruscamente. Pero sin poder hacer nada al respecto, sentí como mi boca comenzaba a llenarse de un liquido espeso y caliente. Trate de apartarme, pero fue inútil. Michael mantenía aprisionada mi Cabeza con sus manos.

No había opción. Si no quería ahogarme, tendría que tragarme lo mas rápidamente posible su leche.

Entonces mi hambrienta boca comenzó a tragar apresuradamente la inmensa carga de semen que caía en ella. El sabor era delicioso. Mi lengua se retorcía en éxtasis entre el espeso liquido, mientras mis labios apretaban con mas fuerza el miembro invasor.

Perdí el sentido del tiempo. Durante unos segundos, que a mi me parecieron horas, su verga continuo arrojando furiosos chorros de semen dentro de mi, y yo me dedique a tragarlos a un ritmo frenético. Cerré los ojos y me aferre con todas mis fuerzas a ese miembro que me alimentaba.

Naturalmente, Michael comenzó a debilitarse y note que temblaba de la emoción. Poco a poco su verga fue perdiendo firmeza. Entonces, lentamente moví mi cabeza hacia atrás, hasta que por fin su miembro estuvo fuera de mi boca.

"¿Te gustó esto, Michael?" Pregunte, inclinando ligeramente mi rostro a un lado, en una actitud retadora.

"....s...si.." Contesto débilmente, limpiándose el sudor de la cara.

"¿Tienes condones?" Pregunte, obviamente aun insatisfecha. Mi cuerpo pedía mas.

El saco con apuros su cartera, y la abrió frente a mi. Nada. Ni un condón.

"No es posible.. " Dije, haciendo una mueca coqueta. "¿Qué hacemos ahora?

"..P..pero.. hay otras formas, Maestra.." Dijo el, genuinamente apenado.. y excitado. Tímidamente, volteo a ver mis nalgas, que se erguían firmes por debajo de mi falda, que a estas alturas no cubría casi nada.

"O sea que... ¿ Quieres meterle la verga a tu maestra por el culo?"Dije, con una actitud incrédula, pero juguetona.

"....Si.. nena..." Contesto el, mordiéndose los labios.

Me sentí sumamente excitada al oír eso. La idea de que Michael estuviera en unos segundos mas penetrando mi culo me calentó muchísimo. Abrí un poco la boca, y pase la punta de mi lengua por mis labios, enviando un claro mensaje a mi joven amante.

Con mucha agilidad, como si leyera mi pensamiento, Michael apretó el botón que abría la capota. Esta comenzó a replegarse hacia atrás, mientras yo usaba mis dedos para jugar con mi cabello. Conforme se replegaba el techo, los rayos del sol fueron entrando sin piedad al interior del carro. Me quede deslumbrada por unos segundos.

Sin poder ver bien aun, subí y me coloque entre los dos asientos del vehiculo, con mis rodillas descansando en la base de los mismos, mirando hacia la parte trasera del carro. Lentamente, me incline hacia delante, arqueando la espalda. Entonces mis nalgas quedaron a la vista, paraditas, listas para recibir su premio.

Michael entendió el mensaje, y con ansiedad, se coloco detrás de mi, colocando sus pies al lado de mis rodillas. Me miro a los ojos durante un segundo, y le respondí con un guiño coqueto. Entonces coloco sus manos en mi cintura, apretándola.

Voltee a verlo, y note que su verga nuevamente estaba erguida, apuntando hacia mi pequeño orificio, con algo de semen escurriendo de la punta. Instintivamente, pare las nalgas lo mas que pude. Las señales que me enviaba mi cuerpo no podían ser mas obvias.

Michael desabrocho mi falda, y con un movimiento firme la jalo hacia arriba, dejándola sobre la base de mi espalda. Después, torpemente, deslizo los dedos debajo del elástico de mi tanga, y procedió a bajarla hasta mis rodillas. Nerviosa, voltee a verlo, sintiéndome completamente a su merced.

Entonces sus dedos comenzaron a explorar con cuidado mi trasero, deslizándose sobre la blanca piel, recorriendo cada curva y ocasionalmente aventurándose entre mis firmes nalgas.

Gemí tiernamente, a modo de reproche. Yo quería verga, y la quería ya. Michael entendió mi apuro, y con su mano derecha agarro su miembro y fue guiando la gruesa cabeza morada entre mis nalgas. Juguetonamente, comenzó a frotar la punta de su miembro en círculos alrededor de mi pequeño ano, pero sin penetrar, mas bien tentándome con malicia.

Sintiendo esto, no pude evitar tensar mi cuerpo. Era delicioso sentir como algo duro y caliente se apretaba contra mi pequeño orificio. Cerré los ojos, abriendo un poco la boca.

"...D..despacio, Michael... métela.. muy despacio.." Dije, en tono suplicante.

El no respondió. Comenzó a empujar su verga hacia delante, mientras mi ano trataba a como diera lugar de impedirle el paso. Yo trataba de relajarme, pero era inútil. Mi culo no permitiría tan fácilmente ser invadido.

Finalmente, después de unos cuantos intentos vigorosos mi cuerpo cedió. Abrí los ojos en actitud de sorpresa, sintiendo entonces como algo muy caliente comenzaba a hacerse paso en mi interior, deslizándose centímetro a centímetro dentro de mí.

"..¡Ahhhh...mmmmm! " Gemí, instintivamente apretando las nalgas. La sensación era exquisita. Podía sentir como lentamente mi recto se iba llenando de verga. Esboce una ligera sonrisa, y puse mis manos en mis nalgas, abriéndolas para de esa forma facilitar aun mas la penetración.

Michael seguía sin decir nada. Solo lo oía respirar agitadamente. Yo sabia que el no se detendría hasta que toda su verga estuviera firmemente clavada en mi. Con cuidado, recargue mi cabeza en la lámina del carro, jadeando tiernamente. Sentía como el miembro de Michael entraba hasta lo mas profundo de mi ser, sin detenerse ni un instante. La presión en mi interior era tremenda.

Justo cuando yo estaba a punto de gritar, sintiendo como mi culo llegaba a su límite de resistencia, Michael se detuvo. Había logrado meter todo su miembro en mi. Respire alivada, sintiendo su cuerpo presionando con fuerza mis nalgas.

"....¿Estas...feliz ahora, Michael..? " Dije con dificultad, mientras movía mis caderas lentamente de atrás para adelante.

"...S...si... Maestra..." Dijo el, haciendo un gran esfuerzo en no venirse aun.

Mi ano pulsaba una y otra vez, tratando inútilmente de cerrarse. Con una actitud rebelde, mi cuerpo trataba insistentemente de expulsar al temerario invasor, pero era una batalla perdida. Con dificultad sonreí, mientras con mi mano libre limpiaba el sudor de mi frente. De repente, sentí como Michael comenzaba a mover sus caderas, y no pude evitar saltar un poco.

Sus movimientos al principio eran delicados, pero no tardo en dejarse de sutilezas, para entonces montarme como el quería, rápido y violento. Coloque mis manos en la fría lámina del carro, sujetándome tratando de resistir sus embestidas.

Gemí suavemente, fascinada con la situación. Mi culo respondía enérgicamente a cada acometida del miembro de Michael, apretándose tanto como fuera posible para evitar que entrara tan libremente. Incline mi cabeza hacia un lado, respirando agitadamente. sintiendo que estaba a punto de desmayarme.

Michael sostenía con fuerza mis caderas, mientras con un ritmo frenético me impalaba. Con dificultad, deslice mi mano libre debajo de mi, hasta alcanzar mi concha. Entonces comencé a frotar los pliegues de piel que rodean a mi clítoris, de atrás para delante, sintiendo inmediatamente una descarga de electricidad por todo mi cuerpo. Me reí suavemente, olvidándome por un segundo de la situación, mientras mis dedos aceleraban su ritmo, estimulando hábilmente mi pequeño punto de placer.

Mi respiración se aceleró...

Pude sentir que estaba cerca de venirme Todo mi cuerpo lo pedía a gritos, y por los gemidos de Michael, sabia que el también estaba cerca. Instintivamente, comencé a mover mis caderas en círculos, tratando de estimular más agresivamente su miembro. De la misma forma, mis dedos apuraron su marcha, rodeando en círculos mi delicado clítoris.

"...M...maestra......¿Dónde... quiere que....."Trato de decir Michael, apenas pudiendo hablar debido al esfuerzo.

"...Adentro...lo quiero adentro... Michael..." Conteste, mordiéndome los labios.

Al parecer la forma en que dije eso causó una reacción en Michael, puesto que súbitamente apretó sus caderas violentamente contra mí, y comenzó a venirse.

"...Mmmgggmm...." Gruño, mientras su verga comenzaba a escupir violentos chorros de semen dentro de mi culo.

Gemí tiernamente, apretando todos los músculos de mi cuerpo. Me ardía el culo de una forma deliciosa. Sentía como la verga de Michael golpeaba mis intestinos con fuerza, descargando en mi interior su espesa y calida semilla. Me sentí indefensa, incapaz de hacer nada, mientras mi recto lentamente era llenado de semen.

Repentinamente, los esfuerzos de mis dedos surtieron efecto. Comencé a venirme con fuerza, como nunca antes en mi vida. Cerré los ojos, casi a punto de desmayarme, mientras mi clítoris ardía de emoción. Sentí intensas ráfagas de placer recorriendo mi cuerpo, de pies a cabeza. Incluso era tan intensa la sensación, que me olvide por completo de la verga en mi culo.

Ahora sentía muchísimo calor. El sudor cubría por completo mi cuerpo, que temblaba ligeramente, sobrecargado de emociones. Me quede quieta, colocando mis manos frente a mi, incapaz de reaccionar. Michael solo se limitaba a mover sus caderas lentamente, mientras poco a poco su verga iba perdiendo energía.

Después de unos minutos así, Michael saco su miembro de mi culo. Mi ano, demasiado castigado, tardo en reaccionar, cerrándose lentamente, mientras un pequeño rió blanco de semen se deslizaba fuera de el.

Nos quedamos quietos por unos minutos. Ni Michael ni yo teníamos energía para decir o hacer algo. Eventualmente, el se sentó en el asiento del pasajero, guardando su miembro dentro de sus pantalones, mientras me miraba complacido.

Lentamente, sujete mi tanga y la volví a subir a su lugar. Hice lo mismo con mi falda, y después arregle mi blusa. Coquetamente, me senté en el asiento del conductor, y apreté con firmeza el volante.

"... Nena.. te amo... Quisiera hacer esto todos los días.." Dijo Michael, con una actitud de orgullo.

".. Nadie debe saber lo que sucedió aquí.. ¿Entendido?" Dije, sonriendo.

"..Si...Maestra Alina... nadie sabrá nada.. " Respondió.

"... Y... es posible que si respetas tu parte del trato, repitamos esto muchas veces.. "

Sonreí tiernamente, y sin decir nada, agarre el borde de mi falda y la subí nuevamente, dejando al descubierto mi tanga. Voltee a ver a Michael, que me sonreía con malicia. Encendí el carro, y nos dirigimos de vuelta a la ciudad.

Durante los siguientes meses, volví a tener varios encuentros con Michael. Pero eso.. ya es otra historia.

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Anonymous
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1 Comentarios
AnonymousAnónimohace más de 10 años

ya no he visto mas historias tuyas, ya dejaste de escribir?

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