El Profesor de Tenis

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¿Cuántas maneras hay, de terminar una relación?
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Parte 1 de la serie de 9 partes

Actualizado 06/08/2023
Creado 10/11/2016
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¿Cuántas maneras hay, de terminar una relación?

Nota a mis lectores: Inicialmente comencé esto de escribir, haciendo traducciones de historias en inglés que leía n Literotica, las que enviaba a mi pareja que vive a 600 kilómetros de mi ciudad. Había que editar bastante, ya que la traducción que ofrece Google, es un poco a lo Tarzán. Después de un tiempo me dije, ¿y por qué no escribirle mis propias historias?

Hoy, con más de 13 mil lecturas de mis historias a la fecha, me siento muy realizado, ya que no sólo entretengo a mi pareja, quién hasta ahora ha sido mi principal crítico, sino que he podido interesar a bastante gente más, lo que me ha motivado a seguir escribiendo.

Es por ello que sería muy grato para mí, el recibir sus críticas y comentarios, ya que al ser mi propio editor, es posible que se pasen errores de todo tipo. Al hacerlo, no olviden indicar su sexo, ya que eso me permitirá darle otra perspectiva a mis futuras historias. Que lo disfruten.

****

"Julián, creo que debes participar, eso te ayudará a distraerte" Le insistió su amigo Pedro, cuando éste le mostró la carta de la federación de tenis en que le informaban que le habían dado un 'wild card' para el torneo que se desarrollaría en la ciudad de Valdivia, y todo ello por la excelente participación que su amigo Julián había tenido en el torneo ATP de Buenos Aires, que se había desarrollado en el mes de noviembre del año pasado en donde, en cuartos de final había sido derrotado por Nadal, quien resultó campeón en esa oportunidad.

"Además, podría acompañarte participando contigo, aunque tenga que jugar la clasificación", agregó.

Pedro hacía tiempo que estaba preocupado de su amigo. Desde su rompimiento con Valeria la amiga de su novia, Julián ya no era el mismo. Lo veía cada vez cada vez más desinteresado y desmotivado. Incluso había perdido interés en participar en los torneos, no obstante que lograba más dinero en ellos que lo que ganaba en un año en el Country Club en donde trabajaba como entrenador. No podía entender por qué su amigo había quedado tan afectado por su ruptura; Julián era un tipo con mucho arrastre con las mujeres y era un picaflor, por lo que dudaba que hubiera estado tan enamorado de Valeria, para haber reaccionado así después de su ruptura. Él nunca le comentó los detalles o razones para haber terminado con Valeria y Pedro respetaba su silencio. Esperaba que algún día se lo contara. Por ello creía que este torneo al que había sido invitado, era una excelente oportunidad de sacarlo de ese marasmo en el que se encontraba.

Julián se quedó pensando un minuto, le dio un sorbo a su cerveza y dijo: "Bueno, está bien, aprovecharé de tomarme unas vacaciones estos próximos quince días, lo mismo que tú." La verdad era que hacía más de dos años, desde que se había incorporado al complejo deportivo a media jornada, que no tomaba vacaciones completas, a las que tenía derecho de acuerdo a los términos de su contrato, exceptuando un par de días que había solicitado para aprovechar un fin de semana largo, tras la invitación que insistentemente le había hecho la esposa del presidente del Country Club para pasarlo con ella en una exclusiva playa de la zona norte. Pero esa era otra historia.

"Excelente, podríamos entrenar durante esta semana, ya que no tuve la suerte de entrar directo al cuadro como tú y tengo que iniciar mi participación a partir del martes próximo."Se lo dijo sonriendo, sabiendo que venía la respuesta, por lo de 'suerte', porque tenía claro que su tenis estaba lejos del nivel del de su amigo Julián.

"Te dejaré pasar esa, pero tendrás que arrepentirte si me toca jugar contigo en este torneo", contesto riéndose y echándose atrás en el sillón. Después de darle otro sorbo a su cerveza, se quedó en silencio unos minutos y después le dijo: "Te diré Pepe, cada vez se me hace más difícil participar en los torneos, ya que, no obstante haber llegado a un acuerdo con la gerencia del Country Club, para sólo trabajar por las mañanas y utilizar una cancha para entrenar por las tardes, la competencia requiere de una mayor dedicación. No sé cuánto más tiempo podré seguir participando. Ya tengo 29 años y mi minuto de fama se acabó".

Pedro sintió que su amigo estaba en la hora de las confidencias. "Te entiendo, amigo. Creo que ambos nos acercamos al punto de inflexión en que debemos determinar qué futuro queremos. Yo quiero casarme con Paola cuanto antes y con ella forjar juntos ese futuro. Es por eso que estoy a la espera de conseguir un préstamo con el banco, para abrir la tienda de ropa deportiva que te comenté y darle un vuelco definitivo a mi vida de una vez por todas".

Cuando Pedro mencionó a Paola, Julián se encogió, recordando que Valeria, con quien había terminado hacía ya seis meses, era íntima amiga de Paola. Era un capítulo de su vida que aún trataba de olvidar, pero siempre aparecía algo o alguien que gatillaba el recuerdo de su quiebre. Siendo Paola en este caso. Valeria seguía siendo su amiga y acostumbraba a frecuentar su mismo círculo de amistades. Por ello desde entonces, había tratado de evitar participar en las reuniones y fiestas a la que le invitaba su amigo Pedro, por temor de encontrarse con Valeria.

Romper con alguien utilizando la vieja frase de: 'no eres tú, soy yo' o 'necesito un tiempo para pensar', puede resultar decepcionante; descubrir que te engañan, puede ser demoledor. Pero, descubrir a tu pareja engañándote en las circunstancias en que él había descubierto a Valeria, había sido algo francamente devastador para Julián.

Había conocido a Valeria precisamente en un torneo de tenis. Tan pronto ella hizo su aparición en esa ocasión, de inmediato había acaparado las miradas de todos los hombres. La rubia, vestida con un ajustado vestido que marcaba todas las curvas de su cuerpo increíble y una sonrisa que mataba, se dirigió hacia Paola que estaba conversando con Julián, y le dijo "¿Y quién es este guapo?"

"Hola Valeria, te presento a Julián, él es uno de los participantes en el torneo".

Se saludaron mirándose intensamente. Fue un flechazo mutuo y a partir de esa velada, se convirtieron en amantes, y permanecieron juntos durante casi siete meses, hasta el momento en que él tuvo que dejarla para viajar en un circuito que partía en México, pasaba por Colombia, para terminar en Brasil, desde donde viajaría de regreso.

Cuando ese miércoles estaba preparándose para participar en la tercera ronda del circuito en Brasil, le comunicaron que su contrincante había sufrido una lesión, por lo que Julián pasó directamente a la siguiente ronda. Eso significó quedar libre el día viernes en la mañana, ya que perdió ese partido, por lo que decidió viajar antes de lo previsto.

Venía feliz. Económicamente le había ido muy bien, no obstante haber perdido en cuartos de final y esa mañana de sábado, cuando entró al departamento, le traía un regalo a Valeria que había comprado en Sao Paulo y también un ramo de rosas que había adquirido al bajar del avión que lo había traído de vuelta. Cuando cerró la puerta, dejó las flores sobre la mesa de entrada junto a las llaves y mientras acomodaba la maleta de viaje y su bolso de tenis, le llamó la atención no escuchar ningún ruido. Pensó que Valeria aún dormía, ya que eran las 10 de la mañana, cuando de pronto comenzó a sentir unas voces y gemidos que provenían del dormitorio. Rápidamente se dirigió por el pasillo hacia el dormitorio principal. La puerta estaba abierta y al pararse en el umbral, quedó petrificado ante el espectáculo. Valeria, su Valeria, estaba desnuda en la cama en una de sus posturas favoritas: tenía sus piernas abiertas sosteniendo sus rodillas casi a la altura de sus hombros y un hombre que desconocía, con sus manos sobre sus corvas para mantenerla totalmente flexionada, la estaba penetrando con violencia, mientras Valeria le gritaba: "¡Dame más, dame ese pico, mételo más fuerte. Así, así, quiero sentir ese pico bien adentro. Quiero que me rompas la concha!" Valeria nunca se retuvo en sus expresiones cada vez que tenía sexo con él; pero, lo más que le gritó a él era que le diera más fuerte o más rápido, nunca la había escuchado usar ese lenguaje procaz.

A Julián, con sus ojos nublados por la ira, le pareció que el tiempo se congelaba y en esos segundos se le quedó grabada en la retina la cara de Valeria: su cabeza totalmente echada hacia atrás, casi colgando del borde de la cama, los ojos brillantes, la mirada perdida, su boca abierta, sólo centrada en gozar de ese momento. En esos breves segundos, pudo ver que el tipo se echó hacia atrás y extrajo una chorreante y enorme verga y guiándola con su mano se la volvió a insertar hasta el fondo de su vulva para comenzar a golpear sus caderas contra ella, con más fuerza y con más rapidez que antes, mientras Valeria no cesaba de gritarle groserías.

La pareja en el estado de frenesí en que estaban, vislumbraron sólo la sombra de la figura de Julián cuando éste, retirándose del espectáculo que entregaban, se dirigió de vuelta a la entrada del departamento. Allí tomó la maleta y las llaves y salió golpeando la puerta violentamente al salir.

El no volvió al departamento hasta el lunes. Al llegar, el conserje le entregó unas llaves y una nota. Cuando entró al departamento, arrugó el papel y lo tiró al basurero sin leerlo. Al entrar al dormitorio, pudo comprobar que todas las pertenencias de ella, no estaban. Ese mismo día dio instrucciones al conserje para que cambiara la combinación de la chapa.

La voz de su amigo lo sacó de su doloroso recuerdo.

"Entonces te espero mañana a las 15:30 para comenzar con el entrenamiento" le dijo Pedro.

"Ok. Nos vemos mañana", contestó Julián, levantándose.

Mientras caminaba hacia su automóvil, comenzó a pensar: '¿Pero qué cresta pasa conmigo? ¿Qué es lo que me molesta de la ruptura con Valeria? ¿Qué no podré poseerla más? ¿O es porque el tipo que me la levantó tenía una verga más grande que la mía?'. Y de pronto se dio cuenta de lo absurdo de todo el malestar que creía sentir. Era cierto que toda su relación con ella había sido fantástica, era muy sensual, y que en cada ocasión en que se encontraban, el sexo con ella era increíble, porque Valeria había sido siempre treméndamente creativa en la cama o en cualquier lugar del departamento. Pero ahora que se había detenido a pensar, se dio cuenta que su relación con ella hacía sentido sólo desde el punto de vista físico. Todo lo que ambos compartían se había cimentado en eso y allí se había quedado; se daba cuenta que no había otros aspectos de su relación que hicieran añorarla. Y fue en ese momento cuando se dio cuenta lo estúpido que había sido. Y por primera vez sintió que se liberaba de un tremendo peso emocional.

*********

Paola se había encargado de hacer las reservas en una pequeña y agradable hostería a las afueras de la ciudad de Valdivia, pero casi a la entrada. Estaba encantada de que su prometido se hubiera decidido a participar en ese torneo de tenis. Lo veía muy estresado sobre todo ahora que se había metido en ese proyecto comercial. Pero más se sentía contenta por Julián, con quien la unía una amistad de muchos años. Ella le había presentado a Valeria y de alguna manera se sentía culpable por ello, aunque razonaba que no tenía por qué. Ambos eran adultos y tenían que resolver sus problemas. Eso era lo que pensaba, porque al igual que su novio, tampoco había sabido de los pormenores de la ruptura. Pero, cuando su amiga, después de casi un mes de ocurrida la ruptura, le contó los pormenores, pudo finalmente entender por qué Julián estaba como estaba.

Julián le había dicho a Pedro, que no quería ver más en su puta vida a Valeria y éste, por supuesto, se lo había comentado a Paola. Valeria no le había contado su versión hasta esa tarde en que se decidió confesarse con su amiga telefónicamente.

"¿Pero, qué le hiciste a Julián para que esté tan molesto contigo y no quiere ni mencionarte?" le preguntó.

Valeria con un suspiro le dijo "Bueno, te lo diré directo. Me pilló culeando en su departamento".

"¡¡Quee!! Pero cómo pudiste hacerle algo así a Julián", exclamó Paola, no entendiendo nada.

"No lo sé. Te juro que aún no lo sé. Lo único que puedo contarte es que ese viernes, unos amigos, sabiendo que me encontraba sola esa noche, me invitaron a bailar y me presentaron a un fulano; yo sólo tenía la intención de pasarla bien, bailar un poco, tomar unos tragos e irme a dormir."

"¿Y...?"

Después de unos segundos con la línea en silencio, Valeria continuó: "Me encamé con el tipo, y Julián me pilló culeando como si mi vida terminaba en ese momento."

"¡No puede ser, amiga, y más encima en el departamento de Julián. ¡Cómo pudiste ser así de estúpida!", le contestó airada, Paola.

"Ay amiga. Me pasó por caliente. Julián hacía más de un mes que andaba viajando y me había dicho que llegaba el domingo, no ese sábado en la mañana."

"Pero, amiga, ¿al menos, no pudiste esperar un poco, tan necesitada estabas?" Le reprochó Paola.

"Creo que esa noche sentía que había llegado a mi límite. Tú me conoces lo caliente que he sido siempre y con Julián prácticamente culeábamos casi todos los días. Antes de conocerlo, tú lo sabes, nunca me mantuve mucho tiempo con un solo tipo. Francamente creí que con Julián sería distinto; él es un excelente amante y antes de irse de gira, me entregó la llave de su departamento diciéndo que esperaba verme allí cuando regresara. Y mira la manera en cómo lo recibí, con un tipo que me la tenía enchufada hasta las bolas."

"Te pasaste de todo límite, Valeria", le dijo Paola.

"Lo sé, dime lo que se te ocurra, que soy una zorra, me lo merezco. Pero como te digo, esa noche había tomado unos cuantos tragos demás y me sentía mareada cuando el tipo me sacó a bailar algo así como una bachata, pero más caliente. Fue allí que me solté y comencé a mover las caderas y a pegar mi pelvis contra él más de lo recomendable, porque en un momento se apretó a mí y sentí su paquete que me llegaba hasta el ombligo, y allí mismo perdí la cabeza. No supe en qué momento estábamos atracando como un par de adolescentes en su automóvil. Yo estaba como una moto y deseosa de conocer su enorme bulto; en un momento dado, logré sacársela del pantalón y, casi me desmayé. Tenía un pico del tamaño de mi brazo."

"...." Paola tragó saliva y se la quedó escuchando en silencio.

"¿Sabes amiga cuál es mi fetiche de toda la vida?"

"¿Cuál?"

"Los picos enormes, largos y gruesos. No sabes cuantas veces fantaseé mirando a esos negros que pululan por las calles de nuestra ciudad ahora. Incluso me metí a Internet a ver los sitios porno inter raciales en que aparecen negros con unos picos impresionantes y dándole como caja a rubias espectaculares. Muchas veces me imaginé que era yo. No sabes lo que me calienta ver esos videos."

"No me habías dicho eso" Dijo Paola, poniéndole más atención al relato y tratando de mantener la compostura.

"Te lo estoy diciendo ahora. Y en esa noche, mientras sostenía y acariciaba su enorme verga, muriéndome de ganas de chupársela, me di cuenta que iba a ser realidad la fantasía de toda mi vida. Fue así que terminamos en el departamento de Julián, pensando que no regresaría hasta ese domingo".

Se quedó en silencio unos segundos y Valeria preguntó: "Paola, ¿te acuerdas de Ramón?"

Paola se rió a carcajadas por el celular. "Maldita, cómo no me voy acordar de aquella noche, en que me quedé a dormir en tu departamento, y sacaste del velador tu juguete impresionante al que le pusiste Ramón. No sé cómo te cabía esa enorme cosa cuando me hiciste la demostración".

"Si, y tú no te atreviste a probarlo. Pues bien, la que tiene este tipo es una cuarta más grande"

"¡Nooo...!" Paola tenía pegado el celular a su oreja y sentía que el pulso se le había acelerado escuchando el relato de su amiga. Había captado las reales dimensiones y su imaginación volaba en estos instantes.

"Amiga", continuó Valeria. "¿qué haces cuando te desnudan, se te coloca un tipo a horcajadas arriba tuyo y le contemplas su verga dura, del tamaño de tu brazo, bamboleando frente a tus ojos? En ese momento yo me sentí como una adolescente que está a punto de ser culeada por primera vez. Se la tomé con ambas manos, le pasé la lengua a todo lo largo, la acaricié, la apreté y la contemplé como si fuera el Santo Grial. Quería acariciarla, besarla, chuparla y que me la metiera de una vez, todo al mismo tiempo. Estuve varios minutos chupándosela, mientras intentaba tragarla; sólo logre llegar hasta la mitad; no pude meterla hasta la garganta como hacía con Julián, era demasiado gruesa. Me temblaba todo el cuerpo y estuve a segundos de acabar sólo chupándosela; cuando me la quitó de las manos, se arrodilló entre mis piernas y me golpeó el clítoris con su pesada verga una y otra vez, me deshice. No estaba mojada, estaba empapada. Y eso ayudó, porque me penetró hasta el fondo, prácticamente de dos empujones. Era como si me hubiera metido, no sé, una lata de Red Bull. Y allí me quedé, como si me hubiera clavado a la cama, llena de pico, mientras sentía que mi coneja saltaba alrededor. Estaba tan excitada que acabé a los pocos segundos en que él comenzó a moverse dentro de mí. Después, perdí la cuenta las veces que lo hicimos esa noche. Y esa mañana, me vas a creer amiga, me desperté cucharita con él, sintiendo su verga enterrada entre mis nalgas, dura como un palo. Y allí comenzó todo de nuevo y Julián me pilló justo en el momento en que estaba a punto de tener otro orgasmo de mi puta vida"

Paola al otro lado de la línea, había enmudecido y tenía la boca seca y sentía un extraño calor que subía por su entrepierna. ¡La maldita había logrado excitarla con su relato!

"Y así perdiste pan y pedazo", le dijo Paola, casi en hilo de voz.

"Perdí el pan, porque el 'pedazo de pico' lo tengo cuando se me da la gana. Y aunque es un pelmazo, culea rico", dijo Valeria suspirando.

"Eres incorregible. Y una caliente de mierda" le dijo Paola; Valeria no teniendo más que agregar, se había despedido de ella. Paola se quedó mirando casi sin mirar cuando apagó el celular.

****

Esta mañana, después de que Pedro y Julián emprendieron su viaje, Paola había llamado a Valeria para preguntarle cómo iba el trámite de la solicitud de crédito de Pedro, ya que él precisamente tenía cuenta corriente en el banco en donde Valeria era ejecutiva de créditos.

Después de comentarle el estado en que estaba esa solicitud, Valeria le preguntó "¿Así es que ambos viajaron por quince días?". Quiso preguntar por Julián, pero no se atrevió hacerlo.

"Sí, y no pienso acompañarte con el amigo de tu pelmazo," dijo Paola cuando ella le propuso que se juntaran a tomarse un trago.

"¿Y no tienes curiosidad de conocer al rival de Ramón?" Le dijo riéndose Valeria.

"Estúpida, ¿acaso se la sacarías del marrueco para presentármela?", contestó Paola, siguiendo la sorna.

"Bueno, en una de esas hacemos un trío... Si, ya sé que le eres fiel a Pedro y que controlas tus hormonas. Yo no. Chao amiga, te corto porque el pelmazo está tocando el timbre" Y Valeria colgó.

Paola volvió a recordar todo lo que le había contado su amiga. Estaba claro que sería siempre un secreto entre ambas. Valeria lo tenía tácitamente claro cuando le hizo esa confidencia y Paola así lo había entendido. Era algo que nunca podría compartir con su novio. Sólo esperaba que Julián pudiera olvidar lo que su amiga le había comentado y rehiciera su vida. Después, por un segundo volvió a su mente lo del trió que le había comentado su amiga y sintió un estremecimiento, sin poder evitarlo...

****

Continuará

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