Buenos Vecinos Cap. 03

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Se cruzan nuevos límites de buena vecindad.
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Parte 3 de la serie de 5 partes

Actualizado 06/08/2023
Creado 11/15/2016
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BUENOS VECINOS. Cap.3

Se cruzan nuevos límites de buena vecindad

****

Esa mañana, Angélica se movió por la casa como sonámbula. Sintió sonar el timbre de la entrada y fue a abrir la puerta a su nana que llegaba temprano por las mañanas para hacer los quehaceres de la casa.

"Buenos días, señora Angélica. Pasé por la panadería. ¿Quiere que le prepare desayuno?" Le dijo la muchacha al abrirle la puerta.

"No, Rosita. Me comí una fruta, tal vez mas tarde. Me daré una ducha y saldré a caminar" Le dijo y subió a su dormitorio.

La nana miró extrañada cómo vibraban sus nalgas de arriba abajo, mientras subía por la ancha escalera de vidrio. Su patrona estaba desnuda.

Desde el fondo, en la cocina, minutos después la vio bajar y salir.

Mientras Angélica recorría el largo sendero que conducía hacia la alta montaña que se veía al final, su mente hacía un recuento de los últimos acontecimientos. Su sexualidad se había desatado como los de una adolescente que recién había perdido la virginidad y que ahora sólo se dedicaba a disfrutar, sin sentirse avasallada por el dolor de esa primera vez, ni por remordimiento alguno. ¿Y qué era lo que había desatado ese estado de mujer reprimida? Por momentos culpó a Miguel, por su desinterés en ella, por su desafección manifiesta del último tiempo, por la falta de pasión que mostraba cuando hacían el amor. Sin embargo, se dijo que no estaba siendo imparcial.

En lugar de hablar con él, de su lejanía y desamor, simplemente había decidido dejar que las cosas quedaran en el aire, flotando. A lo mejor él también tenía algo que reprocharle a ella. No estaba segura tampoco de eso. Lo único cierto era, y así lo estaba aceptando en lo profundo de su ser, que su vida había cambiado al conocer a Andrés. Y de una manera muy radical. Sin embargo, debía aceptar también que esa inquietud por experimentar y conocer gente nueva, se la había despertado su amiga Kristy. Su mente se desvió hacia su rubia amiga. Le envidiaba esa liviandad con que iniciaba sus aventuras, esa desaprensión, sin que después mostrara ninguna traza de remordimiento. Todo lo contrario a ella, que enfrentaba con cierta preocupación cada nuevo encuentro con Andrés, aunque reconociendo también, que mientras hacía el amor con él, todos esos temores y sentimientos de culpa desaparecían como por arte de magia, entregándose sin restricciones al placer que sólo Andrés era capaz de entregarle.

El sonido del agua golpeando las rocas, atrajo su atención y desvió su caminata del sendero para dirigirse hacia los árboles que ocultaban el curso del río. Al llegar, se sentó en una enorme roca y se quedó contemplando por largo rato el agua cristalina que corría hacia abajo, y decidió que así tendría que permitir que siguiera su vida. Era joven y tenía que disfrutarla, ya habría tiempo más adelante de pensar en arrepentimientos, si es que los tenía.

****

Sentada, sobre sus piernas, abrazada a su cuello, la muchacha que no tendría más de 20 años, le hablaba con un mohín de malestar a Miguel.

"Pero no te veré"

"Pero cariño. Precisamente tal como te expliqué, estoy iniciando ese proyecto de ampliación, lo que me dará la justificación necesaria, para que a partir de la próxima semana, pasemos juntos en mi casa de la playa durante varios fines de semana" Le dijo, mientras sus manos recorrían el firme cuerpo de la joven.

"Ahora déjame, que tengo que hacer algunas llamadas"

Se la quedó contemplando durante unos segundos, mientras se dirigía hacia la puerta de su oficina, moviendo sinuosa sus caderas, sintiéndose observada por él. Miguel tomó su celular y llamó.

"Querida, ten preparada la maleta. Llegaré como a eso de las 6:30" Le dijo a Angélica cuando esta tomó la llamada.

Cuando su marido cortó, ella decidió llamar de inmediato a su amiga para que se viniera a su casa. Después llamó a Andrés y éste le confirmó que estaría como a las cuatro de la tarde, tan pronto volviera de la obra. Angélica sabía perfectamente a cuál obra se refería. Era el lugar en que habían estado encontrándose casi todos los días por la mañana, después que Miguel salía de casa para dirigirse a su oficina y llegaba su nana. Hacían el amor como conejos durante toda la mañana y al mediodía, se iban a un pequeño restaurante en donde ambos almorzaban. Andrés se volvía a la obra y Angélica retornaba a su casa, sintiéndose satisfecha y radiante. Algunas veces se encontraba con Kristy que iba a visitarla en las tardes a su casa, para disfrutar juntas de las piscina y, del sol.

"¡Me estás cagando mi happy hour de las tardes, por culpa de tu arquitecto!" Le decía como reprochándole que no la pudiera acompañar. Ellas acostumbraban a salir por las tardes para tomarse unos tragos e inspeccionar a los hombres que veían disponibles, y esa rutina había cesado completamente tan pronto Angélica había conocido a Andrés. Angélica se encogía de hombros, riendo.

Cuando llegó Kristy, se fueron de inmediato a tomar sol a la amplia terraza al lado de la piscina. Ya allí, fue Kristy la que se encargó de preparar unos tragos. Angélica la observaba. Miraba los enormes pechos que apenas lograban ser cubiertos por el pequeño bikini que llevaba y cómo se le formaba un pequeño bulto por lo regordete que era su pubis. Y se la imaginaba desnuda, arrodillada frente a Andrés, mamándolo, mientras ella acurrucada contra el pecho de él, lo besaba. Había estado viendo unos videos porno de tríos, y le excitaba sólo imaginarse la escena.

"Supongo que tendremos dormitorios separados, ¿Supongo?" Le preguntó Kristy mientras agitaba la cocktelera en conjunto con sus pechos que saltaban con el movimiento.

"Por supuesto, a no ser que quieras dormir con Andrés" Dijo Angélica, riéndose.

"Me encantaría. No he tirado una sola vez en toda la semana por tu culpa" Contestó Kristy.

"¿Y qué hay de tu marido?"

"Me estoy refiriendo a un buen polvo"

En ese momento sonó el timbre y Angélica se levantó de la poltrona para ir a abrir la puerta, ya que la nana ya se había ido. Al poco rato, apareció en la mampara de vidrio, que daba acceso a la terraza de la piscina, llevando de la mano a Andrés. Era una licencia que sólo podía darse frente a su amiga.

Kristy se retiró los anteojos de sol para entregarle su mejor sonrisa al recién llegado. Lo recorrió de arriba abajo, como una tigresa que contempla la presa que se va a comer en los próximos minutos.

"¡Hola soy Kristy, tu nueva compañera de viaje!" Le dijo cantarina, mientras le ofrecía la mano para saludarlo y cruzaba sus largas piernas, entregándole el espectáculo de sus pesados muslos desde la poltrona.

"Hola Kristy, encantado de conocerte. Soy Andrés. Angélica me ha hablado mucho de ti. Y debo confesar que tenía razón"

"¿Y qué te ha hablado de mí?" Preguntó, cambiando un tanto el tono y poniéndose un tanto seria.

"Que eras espectacular." Contestó Andrés, mientras se sentaba al lado de ella.

"¡Oh!" Sólo atinó a exclamar, mientras su rostro de 'graciosa guagua regordeta' se iluminaba, haciendo que sus ojos verdes brillaran con coquetería.

Angélica miró la hora y dijo: "Me iré a vestir, ya que Miguel estará en casa en una hora y media más" Y los dejó, sin dejar de observar la manera en que Kristy seguía mirando con todo el desplante que acostumbraba a desplegar cuando veía a un hombre que era de su interés.

"Así que tú eres el que está haciendo feliz a mi amiga" Le dijo Kristy, mientras le daba un sorbo a su trago. Se había colocado de nuevo los anteojos de sol para mirarlo sin ser observada.

"Se puede decir que sí" Dijo, acercándose a Kristy y llevando sus manos hacia su cara, quién se echó un poco hacia un lado en la poltrona en la que estaba semi recostada, alarmada por el inesperado gesto de Andrés. Pero éste le tomó delicadamente los lentes, retirándolos, al tiempo que decía: "Me gusta mirar los ojos de las personas mientras converso,... o tenemos otra actividad protocolar..." Terminó diciéndole con una sonrisa.

"Humm. Me acordaré de quitármelos la próxima vez que conversemos,...o tengamos otra actividad protocolar... como tú dices con tanto eufemismo" Contestó Kristy, dándole su mejor sonrisa, esa con la que mataba a la mayoría.

En ese momento apareció Angélica vistiendo jeans y blusa. "Ya puedes subir para cambiarte de ropa y aprovecha de terminar de arreglar tu maleta. Demórate lo que estimes conveniente" Le dijo, sonriendo, mientras se sentaba al lado de Andrés.

"Entendido, amiga" Y levantándose, se alejó moviendo su impresionante culo redondo, dividido por el hilo dental de su bikini que se incrustaba entre sus nalgas.

Cuando quedaron solos, Angélica se colocó a horcajadas sobre Andrés, al tiempo que lo agarraba a besos.

"¿Te gustó el culo de mi amiga?" Le preguntó, mientras frotaba el suyo sobre los muslos de él.

"¿Más que el tuyo? Imposible" Dijo, mientras se lo agarraba con ambas manos y la apretaba contra él para que ella sintiera su bulto que había comenzado a crecer tan pronto Kristy le había hecho su show.

Siguieron besándose e imitando los movimientos de coito que acostumbraban a efectuar en esa posición y que tanto le encantaba a ella. Angélica se reprochó en ese momento el haberse colocado jeans. Se levantó desde las piernas de Andrés y tomándolo de la mano le dijo: "Ven", y lo arrastró hacia una salita de masajes que había al lado de la piscina.

Allí, lo apoyó contra el mesón y tomándole el cinturón se lo desabrochó rápidamente y le bajó el pantalón y el bóxer en un solo movimiento, se agachó, le tomó la verga con ambas manos y la rodeó con su boca.

Andrés le tomó la cabeza con ambas manos, mientras hacía oscilar sus caderas culeándole la boca, mientras Angélica lo succionaba con tal fuerza, hasta hacer que sus mejillas se hundieran en cada penetración. Después de un rato, Andrés la alzó de los hombros y desabrochó sus jeans, que ella ayudo a bajar, los que quedaron alrededor sus tobillos, la giró e hizo que se apoyara contra el mesón de masajes para penetrarla por atrás, en la posición que a ella le fascinaba, porque podía sentir hasta el fondo de su concha, el largo y grueso miembro de Andrés.

"¡Aaahh! No sabes lo que deseaba esto. ¡Pero hazlo rápido, no importa que no acabemos. Sólo culéame!" Le dijo Angélica, mientras dejaba caer su cara y se agarraba con ambas manos a los bordes del mesón. Ella sabía que ninguno acabaría tan pronto, pero no le importaba, sólo quería sentir esa verga por última vez esa semana, ya que no habría oportunidad en la casa de la playa. Enardecida y consciente de eso, Angélica comenzó a buscarlo golpeando sus nalgas hacia atrás, haciéndolas chasquear contra el pubis de él. Pero de lo que no estaba consciente, y tampoco Andrés, era que hacía rato que tenían compañía.

Kristy, parada en el dintel de la puerta de salita de masajes, miró el preciso instante en que Andrés dirigió su enorme e hinchado pico entre las nalgas de su amiga. Cerró sus ojos como si hubiera sido ella la que era penetrada, al tiempo que la escuchó gemir y pedirle más de Andrés. Los abrió y contempló con ojos vidriosos de excitación, cómo aparecía y desaparecía ese enorme pico que brillaba cada vez más con cada arremetida. Kristy vestía una falda corta delgada de verano, lo que facilitó que pudiera echar a un costado la tela de sus bragas e insertara sus dedos en su vagina.

No pudiendo soportar más la excitación que le producía ver a esa pareja semi desnuda en pleno acto sexual, se acercó por detrás de Andrés y apretando sus pechos contra su espalda, metió su mano palpando su vientre, la bajó rosando las nalgas de Angélica, para apoyar su palma hasta tocar su verga. Allí se detuvo para sentir cómo se deslizaba, entre su índice y su meñique la gruesa y firme verga de Andrés que penetraba a Angélica. Cuando Andrés sintió el cuerpo de Kristy, por un segundo, se quedó paralizado y giró su cara hacia atrás, para encontrarse con el rostro de Kristy que le ofreció su boca entreabierta. La besó y en esa posición, el recomenzó su movimiento golpeando con fuerza las nalgas de Angélica, quién, con su cara contra el mesón y sus ojos cerrados, no se percató de que Kristy estaba allí compartiendo con ellos ese momento. Ésta por su parte, con su otra mano, se metía dos y al poco rato tres de sus dedos en su vagina, imitando con ellos, los movimientos de Andrés.

En ese momento los tres se encontraban atrapados en sensaciones de un placer que parecía haber traspasado todo límite. Y sin bien los tres tenían gran duración cuando tenían sexo, hoy no supieron explicar que había apresurado el advenimiento de sus orgasmos; para Angélica pareció ser la inusual y potente erección y la hondura de las penetraciones de Andrés; para éste el sentir la mano de Kristy rodeando su verga mientras penetraba la vulva de Angélica, y para Kristy la extraña sensación de palpar por primera vez cómo esa gruesa verga penetraba a su amiga; los gritaron casi de forma simultánea, cuando el clímax se apoderó de ellos como una tromba que destrozaba todo a su paso.

Después, los tres quedaron sobre el mesón. Andrés encima del cuerpo de Angélica y Kristy apoyada sobre la espalda de Andrés. Ésta, que aun agarraba con su mano la verga de Andrés, se dio cuenta que éste se mantenía aún dentro de la concha de su amiga. Lentamente fue perdiendo firmeza y salió empujada por las contracciones de su vagina. En ese instante Angélica abrió sus ojos y al girar su cara hacia él, se encontró con la escena irreal de Kristy casi colgada de la espalda de Andrés. Por un segundo no supo qué hacer, hasta que bajando su mano, buscó la de Kristy. Ella se la tomó y ambas, entrecruzando sus dedos, apretaron firmes sus manos, conscientes de que habían cruzado un nuevo límite en su amistad.

Se quedaron así abrazados los tres, por un tiempo que les pareció una eternidad, hasta que volvieron a la realidad, cuando escucharon los sonidos de unos bocinazos urgentes.

Miguel había llegado a casa.

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