El Investigador Cap. 05

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Evaluando opciones y tomando nuevas decisiones.
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Parte 5 de la serie de 10 partes

Actualizado 06/08/2023
Creado 12/27/2016
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El Investigador Cap.5

Evaluando opciones y tomando nuevas decisiones

*****

Ese viernes, Catherine se despertó con la idea que debía ir a la peluquería. Había decidido que debía hacerse un cambio de look. Desnuda, se miró en el espejo que cubría la puerta de su closet y contempló su cuerpo moreno. Se giró, y observó todos los ángulos. Detuvo su mirada en sus paradas tetas. Las tomó entre sus manos y agachando su cabeza lamió y mordisqueó sus pezones, sintiendo de inmediato un golpe de excitación entre sus piernas. '¡Eso es lo que debieras hacer tú, ¡maldito!' Se dijo, mientras en su mente se perfilaba el único hombre que tenía en la mira. Se colocó de perfil y observó su abdomen plano y su vista recorrió la hendidura de su espalda que se expandía al comienzo de su trasero. Miró hacia arriba, y observó su cabellera que caía hasta sus hombros. Tomó su cabello con ambas manos y lo alzó, y vio algo que hacía tiempo no contemplaba, su largo cuello. Estiró más su cabello hacia arriba. Sí, lo había decidido: se cortaría su cabello. Estaba segura que llamaría la atención de ese maldito que la tenía en un estado de permanente excitación: Chase.

Se vistió, tomó desayuno y vestida en tenida deportiva, bajó feliz canturreando por las escaleras.

"¡Hola, George!" Dijo cuando pasó por el vestíbulo.

"¡Buenos días, Srta. Belardo!" Respondió sonriéndole el portero, mientras seguía con la vista a la alegre muchacha que se abría paso por la mampara de vidrio, con paso decidido.

Ya en la peluquería, Catherine buscó a la que siempre se encargaba de su pelo.

"Jeannette, necesito que me cortes el pelo como ella", señalándole una revista en que aparecía la actriz sudafricana Charlize Theron y que había tomado del estante que mantenía la peluquería para que sus clientas le indicaran qué estilo deseaban.

"¿Un corte pixie? ¡Pero Srta. Belardo, como va a cortar ese pelo tan hermoso!"

"Necesito un cambio radical, Jeannette, y me tienes que ayudar" Insistió mientras se sentaba en el sillón.

"Bueno, veamos qué podemos hacer. En todo caso", dijo levantando su cabello, "tiene un cuello muy bonito, que lucirá mejor a los ojos de su prometido" Dijo sonriéndole a través del espejo.

Catherine sólo se limitó a sonreírle a su vez. 'Ese, es más una 'promesa' que "prometido"', además, el pelo largo será una distracción al momento en que le dé la mamada de su vida, quiso decirle, sonriendo para sí.

******

Esa tarde, después de salir del restaurant con Karen, Chase condujo su automóvil hasta el edificio de la NASA. Al llegar, Chase bajó y rodeó el vehículo para abrirle la puerta. Cuando ella estuvo de pie frente a él, no rehuyó su cara cuando él se despidió con un beso en la mejilla. Por unos segundos, se quedaron mirando, cada uno tratando de decir algo, que permitiera que este encuentro pudiera tener un derrotero distinto del que parecía vislumbrarse: ella entraría al edificio para continuar con su investigación del estado de avance del proyecto, él volvería a las oficinas de la NSA para ver qué novedades había sobre las grabaciones tomadas cerca del departamento en que había sido asesinado el ingeniero.

Karen quitó su vista se giró y caminó hacia la entrada del edificio. Chase se quedó parado apoyado en su automóvil; miró el esbelto cuerpo de la muchacha, que al contrario de la mayoría de las anglosajonas, tenía un trasero parado y un caminar más bien suelto, casi sensual. Se la quedó mirando mientras llegaba a las grandes mamparas vidriadas. Karen vio el reflejo de Chase observándola y sonrió complacida, moviendo su cabeza para acomodar su larga cabellera rubia en forma coqueta. Las cosas entre ellos, tomarían una nueva forma. No habría apuro de ahora en adelante. Debían reencontrarse bajo nuevas reglas. ¿Las pondría ella? No estaba muy segura de eso. Presionó la entrada y se dirigió a su oficina.

Chase subió al automóvil y se dirigió raudo hacia la NSA, su mente tomó rápidamente el rumbo hacia los temas pendientes. Tenía que saber qué había encontrado Catherine en las grabaciones hechas durante el día y que ella examinaba.

Entró a su oficina y se sentó al borde del escritorio para contemplar el panel con las notas que había preparado, que le permitía tener más claridad del orden de los acontecimientos. En ese momento sintió abrirse la puerta y vio entrar a Catherine.

Chase, normalmente lucía una sonrisa, casi socarrona, la que le daba ese semblante que no dejaba de llamar la atención de las mujeres.

Esta vez su sonrisa se había esfumado y contempló con ojos muy abiertos a esa muchacha que por espacio de medio segundo, no había reconocido. Él, siempre había admirado su largo cabello, sin embargo en ese preciso instante algo en los recesos de su mente, despertó ese sentimiento de inquietud que creyó olvidado. Cuando era adolescente, cuando vio por primera vez aparecer a la actriz Charlize Theron, se enamoró de su figura, pero especialmente de su pelo corto, a tal punto que cuando podía, veía de nuevo sus películas.

Y allí frente a él, estaba Catherine, que era casi el reflejo joven de esa actriz, pero en versión morena. Recuperó la compostura y no pudo menos que decirle:

"Hola, Catherine. ¡Te queda increíble ese corte de pelo!"

"Gracias Chase" Dijo coquetamente, dándose cuenta al instante de lo que había provocado en él.

Chase sintió de inmediato, al verla caminar hacia él, un ramalazo de deseo de abrazarla, especialmente al ver ese largo cuello que parecía invitar a ser recorrido con sus manos. La figura de Catherine había adquirido frente a él, una nueva dimensión que no había conocido antes, y que provocó que algo comenzara a desperezarse en su entrepierna. Rápidamente se giró y moviéndose alrededor del escritorio, se sentó en el escritorio.

Catherine se sentó frente a él, y le dijo:

"Por fin tenemos algo. Efectivamente un vehículo se estacionó ese día cerca del edificio y tenemos las caras de dos hombres que ingresaron al departamento".

"Excelente, ¿y tenemos las placas?" Preguntó, mientras su vista recorría el hermoso rostro de esta nueva mujer que tenía frente a sus ojos; sus orejas, su cuello que invitaban a ser besados.

"Sí. Pero son falsas. Pertenecen a un vehículo fuera de circulación" Dijo Catherine, mientras le acercaba unas fotos sobre el escritorio, en las que aparecían unos hombres de no más de treinta años que ingresaban al edificio del ingeniero.

Chase movió sus manos para tomar las fotos, y se dio cuenta de inmediato que las había apoyado sobre las manos de Catherine, ya que seguía con su mirada pegada al rostro de ella. Ella no las retiró y sintió un calor que le recorrió cuando sintió los fuertes dedos deslizarse sobre el dorso de sus manos.

Antes de que se lo preguntara, Catherine le dijo: "Hemos pasado sus rostros por las bases de datos, pero no hemos encontrado nada hasta este momento. ¿Conseguiste nueva información de la científica?"

"¿Eh?... Sí. Precisamente me confirmó algo que desconocíamos, que en su computadora, el ingeniero utilizaba un sistema de acceso basado en el iris de su ojo derecho. Eso explicaría la extracción de sus ojos." Y agregó mientras miraba las imágenes de los hombres "Cat, haz una ampliación y entrégaselas a Bruce, para que pueda reconocerlos, ya que están haciendo una vigilancia permanente del domicilio de la... científica". Chase evitó nombrarla; Catherine no lo había hecho y por alguna razón.

"¿Y aparte de eso, qué otro avance tuviste con la científica?" Odiaba referirse a Karen por su nombre, su intuición femenina le decía que había algo más con ella, que Chase no le diría.

"Hay varios aspectos relacionados con el proyecto que me gustaría explicarte" Miró su reloj y le preguntó ¿Te parece que comamos algo mientras te lo cuento?".

"Sí. Estoy muerta de hambre. ¿A dónde iremos?" Le dijo mientras se levantaba.

"¿Te parece que vamos a la bahía nos comemos unas jaibas?"

"¡Me encantan! Voy a buscar mi chaqueta" Y salió feliz de la oficina. Chase se la quedó observando mientras recorría desde su nuca y bajaba siguiendo la línea de su espalda que se expandía en los dos hermosos globos de sus nalgas. Esta vez dejó que su erección también aprobara esa visión.

*****

"El proyecto en que trabajaba el ingeniero alcanzó a ser desarrollado hasta cierta etapa, que fue lo que él vendió a quién no sabemos aún. Me preocupa la científica que era su asistente directa en el proyecto; creo que los que mataron al ingeniero, podrían ver en ella una fuente de información alternativa, y es por ello que determiné que Bruce creara un grupo de vigilancia" Le dijo Chase, mientras se echaba a la boca una pata de jaiba.

Catherine lo escuchaba e hizo lo mismo que él, pero alargó los labios y en gesto sensual, succionó la carne de la jaiba antes de enterrar sus blancos dientes en la pieza. Chase no dejaba de mirarla a su vez, recorriendo su rostro que con ese pelo recortado, parecía más el de una adolescente. Definitivamente estaba de comérsela a besos, pensó, y sintió que la restricción que se había impuesto respecto de no dejarse sentir afectado por la presencia de ella, se consumía de la misma forma en que lo hacían las patas de jaiba, que habían ido desapareciendo de su plato. Alzó la copa de vino y bebió un sorbo, Catherine había bajado su mirada y lo observaba con el rabillo del ojo.

Cuando la cena terminó, Chase la fue a dejar a su departamento. Cuando llegaron, Catherine se giró en el asiento y le preguntó "Quieres que tomemos un café, mientras me cuentas un poco más de lo que has investigado?"

Chase titubeó un segundo. Hasta ese momento, había hecho sus mejores esfuerzos para no involucrarse; sabía que era una bajada sin retorno. Suspiró y retirando la tarjeta de contacto, abrió la puerta del automóvil. Catherine esperó hasta que él vino y le abrió la puerta y ambos se dirigieron a departamento de ella.

"¡Buenas noches George!" Le dijo Catherine al abrir la mampara vidriada.

"Buenas noches Srta. Belardo" Contestó el afable conserje, haciendo una venia como saludo a Chase.

Al entrar al departamento, Chase le comentó "Me gusta la vista que tienes desde la terraza" dijo mientras se encaminaba hacia ella.

"Ve, mientras preparo el café de grano, una mezcla que me acaban de enviar de Colombia". Pero antes, decidió colocarse algo más cómodo por lo que se dirigió primero a su dormitorio.

Chase se dirigió hacia la terraza. La noche estaba cálida, anunciando el comienzo de la primavera. Se apoyó en la baranda y miró hacia la bahía, en la que minutos antes habían estado comiendo esas deliciosas jaibas. Su mente se quedó con la visión del bello rostro de Catherine, que era realzado mucho más con ese pelo tan corto, que dejaba descubiertas sus orejas y su largo cuello. Esos lóbulos están para ser mascados, pensó. Estaba enfrascado en sus pensamientos, cuando sintió en su espalda la suave presión de los pechos de Catherine que se había colocado detrás de él, sin percatarse de su aproximación. Él normalmente, tenía un cierto sexto sentido para sentir la proximidad de alguien. Había sido entrenado para eso. Sin embargo, se daba cuenta que cuando el cuerpo es invadido por la sensualidad, pierde todo control mental.

"Cat, no te sentí" Dijo sin abandonar la postura de sus manos sobre la baranda. De pronto sintió que las manos de ella rodeaban su torso y bajaban desde su pecho y se dirigían hacia su cintura, apoyándose allí, como testeando la reacción de él. Chase quebró su cuello para mirarla y se encontró con el limpio y sonriente rostro y el brillo de sus ojos verdes. Se dio cuenta que no podía negar la excitación que le estaba produciendo ese rostro casi adolescente y las tetas de ella pegadas a su espalda. Un evidente contrasentido entre lo que le ordenaba su mente racional y la de sus sentidos que habían elevado su temperatura corporal.

"¿Me sientes ahora?" Le dijo ella, mientras sus dedos comenzaban a deslizarse por la pretina de sus pantalones y comenzaban a introducirse buscando su centro.

Chase no contestó, simplemente llevó su mano derecha hacia la nuca de Catherine, y sus dedos se deslizaron por la suavidad de su pelo corto para acercar su boca a la suya. Los labios de Catherine se abrieron como una fruta y por primera vez Chase apreció su boca, de labios más bien gruesos y la lengua con que ella a su vez acarició los suyos, sin prisa, saboreando el aroma del bajativo que ambos habían bebido.

Se quedaron en esa posición, que le obligaba a Chase a mantener el cuello incómodamente girado; mientras él se apoderaba del lóbulo de su oreja, dejó que las manos de ella buscaran y pronto su sexo estaba respondiendo y comenzaba a levantarse hacia la pretina de su pantalón; los dedos de la muchacha se habían apoderado de su glande.

Lentamente se giró totalmente y ella se abrazó a él, sin soltar la presa que tenía entre sus dedos, mientras comenzaba a gemir ante el calor del aliento de su boca en su oreja, y que no cesaba de mordisquearla y a darle besos. Las manos de él acariciaban su cabeza y sus dedos bajaban por su cuello y sus pulgares empujaban su rostro hacia arriba para que nuevamente sus bocas se reencontraran. Cuando lo hicieron, Chase bajó suavemente sus manos, acariciando cada centímetro de su espalda, apreciando la estrecha cintura hasta apoderarse de esos duros globos que constituían su trasero. Al llegar allí, toda contención se desató y sus dedos se enterraron en la profunda hendidura de su culo, sintiendo claramente los gemidos de Catherine al hacerlo.

Pero no sólo él había dejado de controlarse, también lo hacía ella, empujando su pubis, tanteando la dureza de la erección de Chase.

Ella en ese momento, retiró su rostro y lo miró con ojos vidriosos que reflejaban sus anhelos reprimidos, enviándole un mensaje implícito. No necesitaban palabras para comunicar el deseo desatado de sus cuerpos y Chase flexionando un poco las rodillas la tomó del culo y la alzó. La bata holgada que se había puesto ella en algún momento, le permitió levantar sus piernas y rodear su cintura, mientras se abrazaba de su cuello. En esa posición, Chase fue en busca del dormitorio de ella.

Cuando estuvo al frente de la cama, Catherine bajo sus piernas y en cuclillas frente a él llevó sus manos al cinturón, lo desabrochó y continuó hasta lograr que sus pantalones cayeran alrededor de sus tobillos. Llevó sus manos a los bordes de sus boxers y los bajó hasta que se atascaron contra su firme erección, sus dedos levantaron la pretina y su firme y gruesa erección saltó frente a sus ojos. Catherine la tomó y levantando su vista hacia él, posó sus labios regordetes en la punta de su pene para después bajarlos lentamente hasta cubrir totalmente la cabeza e ir abarcando cada vez más parte de su erección. Y comenzó a mamarlo.

Con sus piernas tensas frente a la muchacha, Chase llevó sus manos a su cabeza y acarició sus sienes, su nuca, sin presionarla, dejando que ella se moviera al ritmo lento y preciso que imponía a su mamada, haciendo chasquear su boca cuando la retiraba totalmente para succionar la profusa mezcla de saliva y líquido pre seminal que se formaba en su boca, para nuevamente cubrirla con ella cuando retornaba y seguía engullendo el hinchado falo.

Chase tenía sensaciones encontradas al acariciar el cabello recortado que le traía a la memoria la imagen de esa actriz sudafricana, la que se había fijado tanto en su adolescencia y que en este momento cobraba vida en este hermoso rostro moreno que subía y bajaba frente a él, produciéndole un placer indescriptible.

De pronto Chase dejó escapar un gemido cuanto sintió algo distinto: los dedos de Catherine se habían incrustado precisamente en el nacimiento de su pene, casi pegados a su ano y allí habían formado un anillo con sus dedos pulgar e índice apretando, haciendo que la cabeza de su pico se hinchara aún más dentro de su boca. La sensación era increíble y las manos de Chase se cerraron más firmes alrededor de la nuca y por primera vez empujó su pubis contra ella, introduciendo casi todo el largo de su hinchado miembro dentro de su boca. Catherine asiendo los tensos muslos de Chase. relajó su garganta y finalmente sintió que esa enorme masa de carne llenaba su boca hasta llegar al fondo de su garganta. Contuvo la respiración unos segundos, como tratando de gravar en su mente este instante, apreciando con su lengua la rigidez, hasta sacarla chorreando de su boca para tomar aliento y retomar su loca mamada.

Lo hizo por largos minutos, lamiendo los bordes de la cabeza, succionando la punta para engullirlo una y otra vez. Acaricio el largo miembro con sus dedos, tratando de abarcarlo con su puño, sin conseguirlo, para retomar la larga mamada. No supo en qué momento sintió que su excitación subía la temperatura de su ingle; en ese momento, Catherine de tuvo que sacarlo de su boca, porque había comenzado a sentir que su propio cuerpo comenzaba a contraerse por la fuerza de un orgasmo que no esperaba llegara tan pronto.

Sabía que mamar siempre la había excitado enormemente, desde la primera vez que lo había hecho con un compañero de la universidad. Y ahora con Chase, parecía haber quebrado todos los records. Por ello se dio cuenta que tenía que retirar su boca cuando comenzó a sentir el inicio de las contracciones de su cuerpo, de no haberlo hecho, estaba segura que lo habría mordido. Su cara se pegó contra la ingle de Chase y apretó toda la base de su pico con una mano, mientras las uñas de su otra mano se crispaban contra el trasero de él, gimiendo de placer; estaba convencida de haberle enterrado sus uñas el algún momento. Ese hombre ahora tenía su marca. De pronto sintió que la alzaban en vilo y los fuertes brazos de Chase la lanzaban sobre la cama, al tiempo que sus manos trataban de desnudarla. Ella rápidamente lo ayudó a despojarse de su vestido y Chase por primera vez pudo contemplar el cuerpo desnudo de Chatherine; ese cuerpo que tantas veces había visto girarse frente a él, mientras la escaneaba de arriba abajo, obligándolo a utilizar todo su control mental para no subirla al escritorio y hacerle el amor sin compasión. Ahora ella estaba frente a él abriendo sus muslos. Se colocó sobre ella, quien lo acogió entre sus piernas abrazándolo.

Había sentido la mirada de Chase recorriendo su cuerpo, y se estremeció cuando él tomándola por debajo de sus nalgas, la alzó sobre la cama y se arrodilló debajo, para apoyar su trasero sobre sus muslos. Ella, apoyando sus talones, lo ayudó a mantener la posición de sus caderas y le ofrendó su cuerpo. Pronto sintió la esponjosa cabeza de su pene que se deslizaba de arriba abajo por su raja, buscando penetrarla; bajó su mano y apoyó sus dedos sobre la punta para guiarlo hacia ella. La firmeza de su erección y lo mojado de su vulva, hicieron el resto: la penetración fuera rápida y profunda.

Para Chase a partir de allí, todo fue una novedad. Siempre la había considerado una mujer muy activa de mucha iniciativa, extrovertida, pero ahora, conocía a una nueva faceta de Catherine. Ella seguía el ritmo que ahora él imponía, levantando y ondulando sus caderas, apretándose a él para profundizar la penetración. Pero si eso lo había sorprendido, lo fue más cuando descubrió lo vocal que era mientras tenían sexo. Fue un golpe adicional de excitación cuando comenzó a oírla emitir palabras en español, idioma que nunca la había oído utilizar durante todo el tiempo que trabajaba con él. Lo hacía a cada empuje que él le daba con sus caderas, y eran palabras que no entendía, pero que sonaban como música en sus oídos.

"¡Rico, rico lo tienes papito! ¡así quería sentirte! ¡Ay mierda, que rico lo haces papito! ¡¡Mételo así, toditooooo!!"

Escucharla hablar en su idioma natal, era un estímulo adicional. Y esta vez dejó de ser tierno, mesurado. Comenzó a darle golpes profundos, casi violentos, penetrándola con un ritmo casi febril. Enloquecido entró en ella una y otra vez, sin detenerse un segundo, mientras seguía escuchando las palabras enardecidas de Catherine, que parecía instarlo para que acelerara aún más el ritmo.

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