Unidad 5

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julio08
julio08
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-"Unidad 5.. Aquí control.... Fuego nivel 3 en 134th street, Brooklyn..."

-"aquí Unidad 5.... Comprendido...vamos en camino".

Con esta llamada de incendio terminaba el día. Era Lunes, me acabada de tomar un café ya que por estar en el turno de la noche, me quitaba el sueño y me mantenía despierto. De todos modos salía a las 10:00 a.m. así que este era el último servicio del día.

Trabajo como Bombero de NY desde hace 10 años y perdí a mi esposa en el trágico 9/11. Desde entonces guardo su foto en mi billetera como un recuerdo especial. Ella era mi mano derecha, mi amiga, mi confidente, mi amante.

Llegamos al sitio de la conflagración y ya había allí dos unidades más. La nuestra por tener la escalera mas larga era la ideal para cualquier operación de rescate. Mientras nos preparábamos escuchamos por radio que se creían que había tres personas atrapadas. Procedimos a elevar la escalera y yo desde el tope de ella ingrese al edificio. Había fuego y humo en ese viejo edificio así que entre rápidamente habitación por habitación a verificar. En uno de los cuartos vi a una mujer de más o menos 25 años tirada sobre el piso mientras que su pequeño hijo de solo meses de edad, llorando aun estaba aferrado a sus brazos. Al parecer ella se había desmayado producto de la inhalación del espeso y denso humo. Sin dudarlo, los tome y los cargue sobre mis hombros acercándome a la escalera mecánica de la unidad. Allí los pase al bombero Álvarez quien los bajo inmediatamente. Ella tenía su rostro completamente cubierto de cenizas mientras que el pequeño estaba milagrosamente consciente.

Al bajar de regreso a la unidad fui felicitado por el Coronel Matheson por llevar a cabo el rescate exitosamente mientras que el pequeño y su madre fueron trasladados en una ambulancia al hospital.

Esta era mi vida diaria, llena de recompensas y satisfecho por prestar un servicio a la comunidad. Lo hacia por mi y por elevar bien alto la imagen del cuerpo de bomberos de NY.

------ Un mes mas tarde... -----

-"Hey, Rodríguez tiene una llamada por la línea 4", fue el aviso que escuche por el altavoz.

Me acerque al teléfono y me anuncie

-"Miguel Rodríguez, en que le puedo ayudar?"

-"Señor Rodríguez, como creo que no se acuerda de mi, déjeme presentarme. Mi nombre es Stella Mendoza y yo fui la persona que usted salvo, al igual que mi hijo, del incendio de la calle 134 en Brooklyn hace como un mes...", dijo ella al otro lado de la línea, con acento venezolano, bastante emocionada.

-"Stella, que grato saber que esta bien al igual que su nene... fue usted muy afortunada que la encontramos cerca de la salida de emergencia.. todo se quemo muy rápido..", le respondí.

Ella rompió en llanto y me contó que había perdido todo pero que se encontraba bien de salud. Como su casa estaba asegurada se encontrada en proceso de reclamación por lo que no estaba preocupada por las perdidas materiales. Luego de una amigable charla ella me invito a cenar a la casa de su prima, donde estaba viviendo temporalmente, como agradecimiento por mi labor.

Era común que los ciudadanos de NY nos enviaran flores y regalos después de que cumplíamos alguna labor de salvamento, pero era la primera vez que alguien me invitaba a comer, así que llegue muy puntual esa noche con mi uniforme de gala. Toque la puerta y cuando se abrió, la vi a ella preguntando por mi nombre:

-"Bombero Rodríguez?"

-"Stella.. ehhh... mu...mucho gusto en conocerla...", dije sorprendido al verla a ella.

No recuerdo bien su rostro ya que el humo de ese día no permitía ver bien, pero al verla a ella en frente mio quede mudo. Stella lucia un delicado vestido color cereza de una sola pieza. Su ajustada falda marcaba espectacularmente sus caderas y su cuerpo de reina tenia forme de guitarra. Unas hermosas piernas y unos voluptuosos senos complementaban su cuerpo. No me imagine que toda esta mujer fue cargada por mi ese día. Comprendí porque tantas mujeres de Venezuela ganan Miss Universe. Ella era toda una diosa.

Ella se abalanzo y me abrazo por largo rato llorando de la emoción. Me quede en la puerta con ella consolándola y tranquilizándola porque todo había salido bien. Mientras que yo le hablaba, le acariciaba su cabello y sus pechos quedaban aprisionados contra el mio.

-"Ven Miguel... pasa y conoces a Diego", me dijo ella acercándose a la puerta e interrumpiendo el abrazo.

Mientras ella caminaba entrando a la casa, yo detrás me deleitaba mirando su espectacular y atractivo trasero. Sus redondas nalgas se marcaban perfectas bajo la falda. Alguna vez tuve la oportunidad de ver a la actriz Jennifer López en una presentación después del 9/11 y recuerdo su espectacular culo. Stella tenia el mismo trasero de JLo.

Entre y el pequeño Diego estaba sentado cerca del comedor el cual estaba elegantemente adornado por unas velas, dos copas de vino y abundante comida. Me acerque al pequeño y le di un beso en la frente.

-"Vaya.. que afortunado fue tu padre al poder concebirte con una mujer como Stella", pensé en voz baja dejando volar perversos pensamientos.

Nos sentamos y durante la velada nos mirábamos fijamente a los ojos como deseando saber mas del otro. Stella me hablo de su fracasado matrimonio y yo le hable de mi difunta esposa. Luego de la exquisita comida pasamos a la sala y Stella me deleito cruzando sus piernas en frente mio. Cuando ella se ponía de pie para traer mas vino, yo clavaba mi mirada en ese deseable trasero y sus femeninas piernas. Ella lo notaba, claro esta, ya que yo no disimulaba para nada al verla caminar con ese sexy vestido.

Tarde en la noche subimos a Diego a su habitación y pasamos por la habitación de Stella a lo que ella pregunto

-"Quieres conocer mi cuarto?"

-"Súper... suena muy interesante...", sonreí burlonamente deseando otra cosa.

Entramos y sobre la cama había un pequeño sobre con mi nombre. Voltee a mirar a Stella y ella me dijo:

-"Ábrelo... es para ti... tiene tu nombre"

Me acerque a la cama, abrí el sobre y leí en la tarjeta:

-".... Para el hombre que salvo mi vida... un regalo especial...atte. Stella"

Cuando me trataba de voltear a mirarla a ella y preguntarle de que se trataba, Stella se acerco por detrás mio y empezó a desabotonar mi camisa lentamente. Deje que ella continuara y a continuación ella me empezó a besar el cuello y morderme los lóbulos de las orejas. Me voltee y desabotone su vestido abriéndolo desde el cuello hasta la parte baja de la espalda. Luego mis manos recorrieron su espalda desnuda hasta tocar sus fantásticas nalgas y sus piernas mientras que mi boca lamía sus tetas ya descubiertas.

Empuje a Stella sobre la cama y le termine de quitar su vestido dejando al descubierto una fina tanga de color rosado. Como ella quedo boca arriba me monte encima para empezar a lamerle esas deliciosas tetas y bajar hasta donde encontré su tanga la cual le quite delicadamente.

Hacia mucho tiempo que no tenia sexo con una mujer pero al ver ese rojo pedazo de carne que era su clítoris y esa apetitosa vulva no me pude contener. Clave mi cabeza entre sus piernas por espacio de diez o quince minutos, lo suficiente como para saciarme con esa belleza de vagina. Luego vino lo mejor.

-"Espera....", me dijo Stella deteniéndome y levantándose de la cama.

Ella se acerco al closet y abriéndolo saco un cojín o una especie de duro almohadín de forma triangular de color azul. Lo coloco sobre la cama y ella se poso sobre el, dejándolo justo bajo su abdomen. El cojín le permitía a su cuerpo dejar su cadera unos 15 ó 20 centímetros mas arriba de su cuerpo, por lo que su trasero y su vagina quedaban al alcance de mi verga facilitando la penetración. El hoyo del ano, su vagina y ese clítoris quedaron completamente expuestos e invitaban a ser castigados.

Fue formidable. Me pose sobre ella y mi coño sin condón se le hundió dentro de su vagina. Fueron dos increíbles horas de sexo. Me le derrame varias veces y grite como loco cada orgasmo. El cojín nos permitía adoptar varias posiciones facilitando la penetración. Al final cerramos la noche con un poco de sexo oral donde ella me la mamo y me le derrame sobre su delicado rostro.

Seguimos viéndonos dos o tres veces por semana durante un mes mas donde en cada ocasión teníamos sexo desenfrenado y éramos mas cercanos el uno al otro. Luego decidimos formalizar la relación y ella y el pequeño Diego se mudaron a mi casa.

Dos meses después decidimos darle un vuelco a nuestras vidas. Stella suspendió sus pastillas y durante una semana tuvimos sexo a diario. Yo llegaba de mis turnos diurnos, ella llegaba del consultorio odontológico donde trabajaba y en la cama, entre besos y abrazos, nos fundíamos los dos convirtiéndonos en un solo cuerpo. Fruto de ese amor, Diego espera ya la llegada de su hermanito.

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