Esclava por Hipnosis

Historia Información
Sharon es convertida en esclava por su Psicologa..
4.9k palabras
4.42
20.4k
1
Compartir este Historia

Tamaño de fuente

Tamaño de Fuente Predeterminado

Espaciado de fuentes

Espaciado de Fuente Predeterminado

Cara de fuente

Cara de Fuente Predeterminada

Tema de Lectura

Tema Predeterminado (Blanco)
Necesitas Iniciar sesión o Registrarse para que su personalización se guarde en su perfil de Literotica.
BETA PÚBLICA

Nota: Puede cambiar el tamaño de la fuente, el tipo de fuente y activar el modo oscuro haciendo clic en la pestaña del ícono "A" en el Cuadro de información de la historia.

Puede volver temporalmente a una experiencia Classic Literotica® durante nuestras pruebas Beta públicas en curso. Considere dejar comentarios sobre los problemas que experimenta o sugerir mejoras.

Haga clic aquí

Este es el primer capitulo de la historia de Sharon, una chica tierna e inocente que de la noche a la mañana es dominada por su psicóloga para servirla sexualmente. Espero les guste...

*** Parte 1 ***

Me desperté lentamente, sintiéndome algo mareada...

"Dios mío... ¿Donde estoy?" Dije en voz baja.

Voltee a ver a mi alrededor y después de unos segundos pude reconocer el consultorio de mi psicóloga escolar, la Dra. Krystal Loera, y la vi sentada a mi lado lo cual me tranquilizo un poco.

"¿Te sientes mejor, Sharon?" Me dijo suavemente mientras me acariciaba la frente.

"S.si... creo que si... ¿Que sucedió?"

"No pasó nada, solo estas despertando de la sesión de hipnosis que tuvimos..." Dijo mientras me sonreía con ternura.

"Ah si, la hipnosis.. creo que ya recuerdo." Respondí suavemente mientras trataba de poner en orden mis pensamientos. Voltee a ver nuevamente a la doctora y no pude evitar acordarme de lo que había sucedido en la terapia durante los últimos dos meses.

Todo había comenzado con un problema que tenia desde niña: Timidez extrema.

Siempre me la había pasado escondida en mi cuarto con mis libros, con un nulo contacto social y obviamente gracias a eso tenia muy pocos amigos, por no decir ni uno.

Mis padres habían visto la situación y me habían enviado ya a varios psicólogos, pero ninguno parecía tener la solución. Finalmente, ya sin muchas esperanzas, conocieron a la psicóloga escolar de mi escuela y decidieron ponerme en sus manos.

Y bueno... no sé porqué, pero desde el principio tuve una gran química con ella. Krystal siempre era muy amable conmigo y nuestra relación era cada vez mas cercana, al grado que poco a poco le había contado mis mas profundos secretos, por íntimos que fueran.

Y también desde que la conocí había podido notar que la doctora era muy bonita, ya que era alta y tenia un cuerpo atlético, con un precioso pelo café a los hombros y unos ojos grandes y expresivos.

Voltee a verla de nuevo y me di cuenta que ese día iba vestida de una forma un poco mas.. sensual que de costumbre. Llevaba puesta una micro faldita café que dejaba sus piernas al descubierto, una blusita blanca con un generoso escote y un ajustado saquito café que complementaba el conjunto.

Uff.. juro por Dios que si a mi me gustaran las mujeres, ella seria mi opción numero 1.

"Estuviste casi 1 hora bajo hipnosis, Sharon.. pero creo que hoy comienza para ti una nueva vida..." Me dijo la Doctora mientras sonreía de una forma un poco maliciosa, lo cual me extrañó un poco.

"¿Una hora..? Dios mío... realmente tenia muchos traumas acumulados, ehhh... " Respondí tratando de hacerme la simpática, pero entonces, al sentir el aire del ventilador directamente sobre mi cuerpo.. me di cuenta de algo..

Estaba completamente desnuda...

"P...pero..." Dije tartamudeando, mirando de un lado para el otro, sin explicarme porque estaba en esta situación.

"Relájate Sharon.. no pasa nada.. esto es una consecuencia de lo que pasó en la hipnosis.." Dijo Krystal mientras anotaba unas cosas en su libreta.

"Pero.. ¿Porque estoy desnuda?" Dije con dificultad, sonrojándome mientras trataba pudorosamente de cubrir mis partes con las manos.

Antes de que Krystal pudiera responder pasó algo que me asustó un poco. Comencé a sentirme muy, muy caliente... como nunca antes. Mis manos, como si tuvieran vida propia se apretaron contra mi sexo y mis dedos comenzaron a masturbarme furiosamente.

"U...uf...." Gemí tiernamente retorciéndome sobre el diván, mientras mis dedos ignoraban por completo mis llamados, y seguían su apasionada tarea entre mis piernas.

Sin importarme nada tense mi cuerpo y me mordí los labios, gimiendo y pataleando mientras unas violentas oleadas de adrenalina recorrían mi cuerpo una y otra vez.

"D...dios.. mío.." Dije con dificultad.

Entre mis piernas las sensaciones eran deliciosas, y cada vez que mis dedos rozaban mi clítoris sentía que me desmayaría en cualquier momento.

Krystal se levanto de su asiento y se limito a mirarme de una forma rara.. con una expresión en su cara como de gran satisfacción.

"¿Sucede algo?" Me pregunto picaramente mientras mordía la punta de su pluma.

"¡..N..no se... m..mis dedos..no me... uff...ahhh..... r..responden...!"Conteste con dificultad, inclinándome a un costado del diván mientras mis dedos seguían penetrándome sin piedad.

"Sharon... detente..." Dijo la Doctora con un tono de voz autoritario.

Inmediatamente mis dedos se detuvieron y volvieron a mi control. Temblorosa, y respirando agitadamente, me senté lentamente en el diván.

"¿Que..sucedió?" Dije acongojada, apenadísima por la escena que acababa de hacer.

"Te dije, Sharon.. que hoy comenzaba una nueva vida para ti..." Dijo ella mientras caminaba lentamente a mi alrededor.

"¿Una nueva vida?" Pregunte sin realmente entender a que se refería.

"Si.. mira.. haremos esto, tráeme un refresco de la tienda junto a la cancha de fútbol y cuando regreses te responderé todas tus preguntas.. ¿Ok?" Dijo con una voz calmada.

"P..pero.. ¿Y mi ropa?"

" La tiré..."

Sentí entonces una rabia tremenda. ¿Quien se creía mi doctora como para tirar mi ropa...? Me levante rápidamente con la intención de reclamarle, pero..

Krystal, adivinando mis intenciones, solo dijo una palabra..

"Quieta..."

Sentí un mareo, y antes de que pudiera hacer nada, caí de rodillas frente a ella. Mis manos nuevamente cobraron vida propia y volvieron rápidamente a colocarse entre mis piernas, masturbándome sin piedad.

"¡¡Ahhhhh...mmmmm!!!" Dije entre gemidos, sudando copiosamente mientras mi cuerpo volvía a entrar en una especie de éxtasis sexual.

"Mira Sharon.. no te sientas mal, si tiré tu ropa es porque te compré algo.. por favor revisa la bolsa rosa en la esquina"

Mis dedos se detuvieron y respirando agitada me quede inmóvil durante unos segundos. ¿Que me estaba sucediendo?

Pero entonces entendí...

De alguna forma, Krystal me tenia bajo su control..

La hipnosis.. ¡Eso había sido!

Me incorpore lentamente sintiendo mis piernas débiles por el esfuerzo previo. Krystal me señalo nuevamente la bolsa rosa, y como no podía hacer otra cosa fui hacia ella.

La abrí bruscamente y vi con sorpresa que en su interior estaban unas prendas algo.. candentes, por así decirlo. Metí la mano y lo primero que saque fue una micro tanguita negra de hilo dental, que parecía sacada del catalogo mas depravado de Victorias Secret.

Mire con incredulidad a Krystal, que se limito a sonreír y me señalo con el dedo que siguiera buscando.

Saque ahora una micro faldita con una tela a cuadros como de colegiala, que por lo corto de la tela apenas cubriría mi traserito si me la pusiera. También vi una blusita blanca igual de perversa y finalmente unas medias blancas que llegaban a media pierna, lo cual haría ver a la mas santa como una puta.

"Krystal...no se.. seguramente yo..." Dije mientras meneaba la cabeza, obviamente no muy a gusto con el atuendo.

"Ponte esa ropa, Sharon... vamos.. te va a gustar.." Respondió mientras se quitaba el elegante saquito que llevaba puesto, y dejaba al descubierto su delicada blusa blanca. No se porque pero no pude evitar ver que gracias a su generoso escote sus tremendos pechos, firmes y paraditos, se apretaban con fuerza contra la tela.

Al oír la "sugerencia" de Krystal, por un segundo trate de rebelarme y mentalmente puse todo mi empeño en negarme. Pero al sentir como mis manos lentamente se acercaban nuevamente a mis piernas me rendí inmediatamente.

Era obvio que mi cuerpo haría lo necesario para que yo obedeciera a Krystal, y entonces sentí mucha rabia..

Traicionada por mis propias manos, ¡Que coraje!

Resignada, decidí ponerme primero la tanguita negra, pero la malvada prenda era realmente muy pequeña porque cuando la puse en su lugar se apretó contra mi cuerpo con muchísima fuerza, casi lastimándome. Y al sentir el delicado hilito deslizándose entre mis nalgas no pude evitar poner una carita simpática, como si me estuvieran haciendo cosquillas.

Decidí ponerme a continuación las medias, y entonces con cuidado me senté en el diván y para irlas deslizando una por una a lo largo de mis piernas. Una vez que estuvieron en su lugar voltee a ver a Krystal, y ella con un delicado gesto de su cabeza me indico que estaba complacida.

Me incorpore rápidamente y entonces comencé a ponerme la micro faldita, pero cuando estuvo finalmente en su lugar sentí muchísima vergüenza. La mísera prenda apenas...apenitas cubría un poco mas abajo de mis nalgas. Si hacia algún movimiento brusco, o caminaba rápido.. o si hacia alguna brisa ese día, estaría perdida. Se me vería TODO.

Finalmente, sin poder oponer mucha resistencia, me puse la blusita blanca.

"No olvides los tenis, Sharon, están en el suelo junto a la mesita.." Dijo Krystal con tranquilidad.

"Por favor, Krystal.. no me obligues a esto.. esta ropa es.."

"No quiero oír quejas, Sharon.. " Respondió implacable mi doctora, pero con una mirada picara que no dejaba dudas de que estaba disfrutando la situación. "Camina hasta el espejo que puse, quiero que te veas en el.."

Me di cuenta que ahora en la esquina del consultorio había un espejo de cuerpo completo, y con muchos nervios camine hasta el. ¡Uff! Cuando vi mi reflejo no pude evitar ponerme roja de la vergüenza.

Simplemente.. me veía como una colegiala muy zorra, con una ropita que apenas cubría mi cuerpecito aunque he de reconocer que me veía muy.. muy sexy.

"¡Que preciosa te ves.. Sharon!" Dijo Krystal mientras caminaba hacia mi y con una actitud calmada ponía sus manos en mis hombros. "Mira.. se que has de estar muy molesta ahora.. ve a traerme mi refresco, y cuando vuelvas te explicare como están las cosas, ¿Ok?"

"Bueno.. lo haré... ¡Pero mas vale que tengas algunas respuestas cuando vuelva¡" Dije furiosa mientras caminaba hacia la puerta, apretando los puños de coraje.

¿Quien se creía ella? De la noche a la mañana tenia control sobre mi cuerpo, mi ropa.. ¿Que había pasado? ¡Creí que éramos amigas...!

*** Parte 2 ***

Salí del consultorio azotando la puerta, y entonces camine enojadísima por los pasillos de la escuela en dirección a la tienda, repasando una y otra vez mentalmente lo que acababa de suceder.

Pero al llegar a la puerta principal de la escuela me quedé helada. Como era la hora del recreo el patio estaba lleno de gente, principalmente chicos.. y todos tenían sus ojos puestos en mi.

Me quede petrificada durante unos segundos sin saber que hacer. Sentía sus miradas lujuriosas recorriendo mis piernas, cintura, pechos... en fin, todo. Pero extrañamente sentía también un peculiar placer por esto. Mi cuerpo se había puesto increíblemente caliente y mi respiración se acelero por unos instantes.

Pero bueno, no me podía quedar ahí parada toda la vida, por lo que haciendo acopio de todo mi valor me puse en marcha hacia la tienda que ahora estaba solo a unos 30 metros de distancia.

Pero estaba siendo muy difícil ignorar el hecho de que todas las miradas estaban sobre mi...

Y por si fuera poco, nuevamente mi cuerpo parecía tener vida propia. Sin poder evitarlo, al caminar mis caderas se movían sensualmente de un lado para el otro de una forma bastante llamativa.

También mis pasos eran coquetos, con algunos pequeños saltitos de vez en cuando que levantaban mi faldita ocasionalmente y dejaban expuestas mis lindas nalgas a todo aquel que estuviera cerca.

Dios.. ¿Que me pasa? Pensé mientras me mordía los labios con angustia.

Estaba sumamente nerviosa y para colmo de males comencé a sudar bastante, lo cual trajo como efecto secundario que la tela de mi blusita se pegara a mis pechos como si fuera una segunda piel, empeorando aun mas mi precaria situación.

Mire para atrás y vi que algunos chicos me seguían a una corta distancia, lanzándome piropos y algunas frases atrevidas.

"Hola nenita.. ¿Me das tu teléfono?" "¿Tan chiquita y ya vestida así, mi amor?"

Extrañamente, con cada una de estas muestras de atención mi calentura aumentaba mas y mas. Nunca en mi vida había sido una chica así, tan.. audaz, pero he de confesar que estaba disfrutando esta experiencia tan radical. Sin poder evitarlo sonreí un poco.

Estuve así hasta que finalmente llegue a la tienda y me forme en la línea. Pero en eso, una bandita de chicos que estaba sentada al lado se acerco a mi y sin darme tiempo a nada comenzaron a coquetear conmigo.

"Hola mamita.. ¿ Vas a comprar algo?" Me dijo uno de los chicos, un tipo alto con apariencia medio rasta, sin quitar sus ojos de mis pechos.

"No.. vengo aquí a ver el paisaje.." Conteste de una forma déspota, lo cual me sorprendió muchísimo porque normalmente yo era siempre muy cordial.

"Ja..ja.. que cómica, no, pero ya en serio.. ¿Que quieres de la tienda? Yo te lo compro.." Contesto mientras se acercaba a mi de una forma agresiva. Otro de los chicos, un tipo rubio y musculoso, lo sujeto y con un empujón lo alejo de mi.

"¿Te esta molestando? No te preocupes, ese wey es de mi banda y yo lo controlo.. por cierto, estas algo chiquita para estar vestida así, ¿No?"

"Mira.. solo quiero comprar un refresco.. ¿Ok?" Dije ásperamente, evitando su mirada.

"Vamos.. una niña así vestida.. enseñando el culito.. ¡Y que culito..!..Vamos.. yo se lo que quieres.." Dijo el chico apretándose descaradamente contra mi espalda.

No se que sucedió, pero al sentir como se pegaba así contra mi entré en pánico. Sin apenas pensar me voltee y le di un cachetadon tan fuerte que se cayo al suelo de forma brusca.

"¡Estupido..!" Le grite, mientras los demás chicos solo reían y ayudaban a su compañero a pararse.

"..Pendeja.. pero pronto vas a ser mi vieja.." Dijo sonriendo maliciosamente. "A propósito.. ¿Es tu nombre Sharon? Te he visto en la clase de matemáticas y como has cambiado ehhh"

El oír mi nombre me dejo helada. Fue una súbita vuelta a la realidad. Durante unos segundos cerré los ojos, apretando los puños con muchísimos remordimientos.

Pero a pesar de todo, mi cuerpo me daba unas claras señales de que estaba disfrutando su nueva aventura. Mis pezones estaban muy firmes, marcándose con fuerza contra mi blusa. Mi respiración era acelerada, y mis nalgas se apretaban con fuerza contra el pequeño hilo dental de mi tanga como si se lo quisieran comer. Y ni que decir que estaba empapada...

"Vamonos, dejemos a la niña comprar su refresco.. " Dijo finalmente el chico mientras se alejaba junto con su banda.

Uff...

Solo pude respirar aliviada al verlos partir. Entonces con algo de nervios pagué el refresco y sin importarme nada corrí de vuelta al consultorio de Krystal.

*** Parte 3 ***

No tardé mucho en llegar y apenas entre cerré con fuerzas la puerta y me quede recostada contra ella durante unos segundos. Estaba temblando de la ansiedad, y vi que Krystal solo me sonreía con picardía desde el escritorio.

"¿Y bien, tienes mi refresco?" Dijo mordiéndose los labios con malicia.

Enojada, camine hasta donde ella estaba y puse con fuerzas la lata sobre el escritorio.

"Listo.. ahí tienes tu maldito refresco.."Dije sin poder contener mi enojo. "Lograste tu cometido, ¡TODO mundo me vio TODO..!"

"Esas no son las palabras que quiero oír de ahora en adelante, Sharon... ¿ Entendido?" Respondió mientras caminaba en mi dirección. Y justo en ese momento paso algo que me dejó muy inquieta, porque instintivamente mi mirada se dirigió a sus piernas sin poder ver algo mas.

Estuve así durante unos segundos, admirando cada centímetro de sus largas y firmes piernas, hasta que de repente me di cuenta de mi comportamiento y me aterroricé.

!¿Pero que me estaba pasando?¡¿Me estaba sintiendo atraída ahora por Krystal?!

No.. Dios mío, ¡No!

Menee la cabeza de un lado hacia el otro en franca negación. Como si supiera de mi predicamento, Krystal se detuvo por unos segundos frente a mi, inclinando lentamente su cuerpo a su derecha en una pose sensual.

Y de nuevo, sin poder evitarlo.. volteé a verla y ahora me concentre en su faldita... y en el movimiento de sus caderas... y en el triangulo que se formaba cuando..

¡Ya basta..! No, no debo de pensar en esto... ¡Yo no soy una lesbiana!

"Siéntate en el diván, Sharon.. te contare como será tu vida de ahora en adelante..." Dijo Krystal entonces con una actitud firme.

Rápidamente obedecí y en un segundo ahí estaba, recostada. Ella caminó lentamente alrededor del diván durante unos minutos antes de decir algo.

"Mira Sharon.. te confieso que me gustan las mujeres, aunque eso creo que ya lo sospechabas." Dijo mientras se quitaba lentamente la blusita blanca y dejaba a la vista sus firmes y redondos pechos.

"Pero tengo un problema.. veras, ser lesbiana en una ciudad tan pequeña como esta.. bueno.. digamos que es muy difícil. Además, yo soy una mujer muy especial. Mis requerimientos son bastantes, no cualquier chica me sirve para mis propósitos.." Continuo Krystal mientras se sonrojaba un poco.

"Básicamente, Sharon.. necesito una niña sumisa, pero con calor en el cuerpo, que sea un poco loca... pero que este dispuesta a servirme en todos los aspectos.. Y esa niña eres tu.." Dijo mientras sensualmente se bajaba la faldita y se quedaba vestida solo con una micro tanguita negra y los zapatos de tacón.

"..Pero..yo no.. a mi no me atraen las....mujeres, Krys..."Dije tartamudeando sin poder evitar mirar entre sus piernas.

"No digo que seas lesbiana, Sharon.. pero desde que comenzamos hace unos meses la terapia he notado como me miras cuando crees que no estoy viendo... y en la hipnosis nadie hace nada que no quiera.. así que creo que es bastante seguro decir que como mínimo eres bisexual y en el fondo deseas ser probar a una mujer..." Dijo mirándome directamente a los ojos.

Me quede sin palabras. Mi mente ya no razonaba.

"K..krystal..y..yo..."Trate de decir, sin poder concluir la frase.

"Te diré algo mas, Sharon.. a partir de ahora eres completamente mía.. tu voluntad me pertenece.. cuando yo lo desee serás mi sirvienta, y cuando me parezca serás mi puta.. ¿Entendiste?" Dijo Krystal mientras que con un movimiento coqueto se daba la vuelta frente a mi y me mostraba su bella espalda, y.... su delicioso culo.

¡Uff...!

No se que extraña fuerza despertó en mi el poder ver así su culo, pero mi mirada ahora quedo esclavizada en sus nalgas. Su pequeña tanga se escondía deliciosamente entre sus firmes glúteos, y yo no podía pensar en nada mas.

Mis manos traicioneras nuevamente se deslizaron por debajo de la delgada telita de mi tanga y comencé a masturbarme agresivamente, frotando con mis dedos la piel alrededor de mi clítoris una y otra vez, tratando de venirme lo mas rápidamente posible.

"¡Ah....mm...mmmm!" Gemí tiernamente, sin importarme ya del espectáculo que le estaba dando a Krystal.

"Y otra cosa.. vi tu reacción con los chicos de la tienda.. ¿Te dió un ataque de pánico? Es debido a que puedes exhibirte, tentar a los demás.. pero... tienes prohibido en tu mente hacer algo al respecto sin mi autorización... si lo haces, sentirás pánico, y si insistes las consecuencias serian algo.... vergonzosas."

Acto seguido, Krystal sujeto los delicados costados de su tanga y lentamente la fue bajando por sus piernas. Con ansiedad vi como su concha iba quedando al descubierto, cubierta por una delicada capa de vello pubico café y con unos destellos de luz que delataban una deliciosa humedad.

"Ah, y Sharon.. te quiero advertir que vas a estar excitada continuamente.. Si alguien te voltea a ver, o si te admiran o si piensas en mi.. en fin, todo va a ser un detonante para tu calentura. Acostúmbrate a estar mojada siempre, chiquita..." Dijo Krystal con mucha seguridad.

Apreté mi cuerpo y trate nuevamente de tener mi orgasmo, pero era inútil. Lo intenté de todas las formas que sabia, usando todos mis trucos, pero justo antes de venirme mi cuerpo me cerraba la puerta de golpe una y otra vez.

12