Sin Nombre 02

Yo- Bien, ¿Quieres un nombre?, Dame uno.

T- ¿¿?? ... Daré instrucciones para que dejen pasar a... a Briana y la ayuden con su equipaje.

Yo- *¿Equipaje?, ¡¿Qué le pasa a este sujeto?!, Juras que voy a volver amigo*

Asentí con la cabeza y cerré.

Un verdadero torbellino de emociones y sensaciones se agolpaba dentro de mí, sacudiéndome. Seguía sin saber de dónde saqué yo coraje para hacer lo que hice; pero no podía negar que aún lo sentía recorriéndome y escuchaba como su voz me invadía sin que yo pudiera hacer nada al respecto....

Me tendí en la cama y ese eco crecía, las olas me retumbaban en la cabeza; sólo resonaban sus palabras, su sentencia "Tienes que volver".

Tomé la cámara, descargué las imágenes y las observé detenidamente. Muy detenidamente en realidad.

Las envié todas a mi amiga y arrojé el aparato en el fondo de una mochila en la que metí algo de ropa. Escribí una nota a mi compañera deseándole lo mejor y pidiendo que no se preocupara si no volvía en unos días.

Y es que me explico.

Siempre fui muy retraída, siempre puse altas restricciones para todo lo que hice y esta era una oportunidad para ir en contra de todo lo que siempre me he impuesto, parte de ello era mi meta al irme a estudiar tan lejos.

Así que regresé con él.

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Dejaron pasar a "Briana", tal como lo dijo; pero lo que el muy maldito no me advirtió fue que al abrir la puerta él estaría DENTRO de otra mujer a quien tomaba por detrás mientras estaban de pie y ella apoyaba sus manos en la cama.

No dije nada, aún cuando él me vio directamente, hermoso como era, bañado en sudor, con el rostro desfigurado de placer...

Quise salir corriendo de ese lugar, me sentí estúpida, completamente estúpida y con ganas desesperadas de llorar. Pero no, no lo hice, no lloré, no me fui, paralizada como estaba en la puerta.

Además, yo no había hecho nada mal, ¿Por qué era yo quien tenía que irse de ese modo, humillada?; Así que me senté a esperar, a observar mientras esperaba, ¿Con que para esto me pidió volver?

Bien, que así fuera.

No sé por qué procuré no hacer ruido, después de todo, tenía los ojos de Talo sobre mi, a la expectativa. Encontré una silla a un lado, en el fondo y me senté: con la barbilla en alto y la mirada desafiante.

Para mi sorpresa él no se detuvo, su sonrisa cambió de tono y la mujer no se había percatado de mi presencia.

Toda la situación comenzó a excitarme, lo admito, y me olvidé de la existencia de esa perra desgraciada casi por completo como persona, se convirtió en nada más que un elemento.

Sentí como si tuviera la oportunidad extraordinaria de estar con él y verlo desde fuera al mismo tiempo.

Guillermo Talo, Guille, me miraba fijamente y yo podía sentir desde mi silla, sentirlo en su ir y venir, sus manos sujetando sus caderas que eran mías, lo sentía en su ritmo y su calor y ambos estábamos mas que consientes de ello, ambos sabíamos que cierta extraña conexión nos unió en ese momento; que el sentirse observado elevaba su ardor y observarlo me resultaba demasiado excitante.

Así que comencé a deslizar mi mano lentamente, hasta encontrar mi cálido y húmedo centro...

La sonrisa de Talo no tenía precio, y aparentemente la otra fulana era quien se beneficiaba de ello, pues comenzó a tomarla con mas fuerza, aunque sin despegar sus ojos de los míos mas que por unos segundos para bajarlos al trabajo de mi mano -- ya dentro de mi ropa interior -- y luego regresarlos.

Todo hasta que la imbécil que estaba con él me vio y se rompió todo.

" ¿Qué hace ella aquí?, ¿Desde cuando está? ( Gritó, se retiró y se cubrió con una sábana)"

"¡Idiota!, ¡Ya lo echó todo a perder!, ¡Maldita seas desgraciada!"

Dije con cierta rabia. Hablaba sin pensar, sólo salían las palabras. Guille se acercó a mi y comenzó a besar mi cuello.

Ella- ¡Guille!

No obtuvo respuesta, y llorosa tomó su ropa. Yo dejé de darle importancia a ella en el momento en que la boca de Talo hizo contacto con la mía.

T- Volviste.

B- Dejé mi camisa nueva...

Ella- ¡Guille!

T- (La vuelve a ver; pero se dirige a mi) Me gusta, ¿La conservamos?

B- No, es muy ruidosa (Dije mientras correspondía a sus caricias), irritante...

Ella- ¿¡Qué?!

B- (Un momento de lucidez) * Si, ¿Qué?, ¿Qué estoy diciendo?, ¿Por qué....? *

T- (Me saca de mis cavilaciones) Entonces, si no la quieres no. Espero que cierre al salir.

Dijo, y para entonces la mitad de la ropa que traía puesta al entrar, yacía tirada en una pila en el piso.

Ella- ¡Son unos enfermos!

En realidad ya había desaparecido para nosotros.

B- Pobrecito Talo... ¿Aún no terminas verdad?

T- No, ¿Quieres...?

B- (Interrumpo) ¡Cállate!

La chica reclamaba y nos insultaba, terminó por irse y dejarnos solos.

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Yo no volvería "a casa" en mucho tiempo y para "Briana" se iluminó el camino a un lugar desconocido para mi; aunque no se si el término "iluminar" es el mas apropiado para lo que ocurrió conmigo.

Comencé a viajar con él y su banda. Aunque al principio ellos eran indiferentes para mí. No se metían conmigo, no les daba importancia y aparentemente, no era la primera vez que Guillermo Talo "adoptaba" alguna "grupie" para un par de fechas en una gira.

Talo, a quien sólo llamaba así, no preguntó por qué decidí quedarme ese día, y yo no pregunté por qué estaba con otra mujer tan pronto.

Todos mis conceptos se torcieron en realidad, y sentía como si la vida que había llevado perteneció a alguien mas, como si despertara o acabara de ver una película sobre otra persona y sólo quedaba "Briana", esa mujer totalmente nueva y extraña para lo que yo fui, una mujer con la libertad que sólo te brinda dejar atrás sin remordimientos tu vida y no llevar ni siquiera tu propio nombre. La libertad de hacerte una vida como te plazca.

Él definitivamente era una llamarada que me atraía embelezada, absorta.

Era tácito que podía quedarme cuanto quisiera y eso hice. A nadie le resultó tan extraño como para que un "Está conmigo", de Guille, lo solucionara. Pero al pasar de las semanas, se volvió molesto para todos los que giraban en torno a la vida de Talo. Sus compañeros poco a poco me veían con malestar, consumía mucho de su tiempo y aún cuando él iba a los ensayos y cumplía con todas sus obligaciones yo siempre funcionaba como agente distractor.

Pues claro, a mi ¿qué demonios me importaba? Y no es que Talo se quejara mucho al respecto.

A ellos los escuchaba murmurar y los vi discutir con Talo en un par de ocasiones. Él se molestaba mucho; pero jamás me dijo nada, creía que yo no me enteraba, aunque en ciertos momentos era inevitable oírlos.

Él cerraba diciéndoles que el que yo siguiera ahí, con él y con ellos, era su deseo y decisión.

B- Talo... ¿Crees que debería....?, no sé....

T- Lo que tú 'debes' hacer, es seguir para mi cuando te necesite y venir a mi cuando lo necesites tú. Nada más.

Con ellos yo era algo distinto, prácticamente no les dirigía la palabra y que cada vez que lo hacía era en tono despectivo, lo que no mejoraba las cosas. ¿Pero quién en su sano juicio mira con bien a quien le ve mal?, definitivamente yo no. Ni fui, ni era, ni tenía intención de convertirme jamás de los jamases en santa.

Y ellos, poco a poco aprendieron a ignorarme tanto como yo a ellos.

A todo esto, llevaba con Talo poco mas de 3 meses y la mitad de ese tiempo metido en un autobús con ellos, lo que había hecho que me olvidara por completo del concepto de privacidad, y la palabra "descarados" se me viene a la mente al pensar en esa época.

Cualquier sitio era bueno para el sexo y a quien no le gustara ser testigo podía largarse y punto, claro que tampoco habían muchas opciones para moverse de ahí...