GV1016 Ch. 07

Historia Información
Encuentro con la limpieza.
3.7k palabras
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6.6k
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Parte 7 de la serie de 11 partes

Actualizado 08/16/2020
Creado 03/25/2011
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Hace ya casi media hora de la salida de mi dueña y yo sigo embobado en su vestidor mirando toda la colección de zapatos, zapatillas y sandalias que casi me rodean. Cada par está perfectamente alineado de una pared a la otra. Los talones tocan la madera del escalón siguiente de zapatos. Y es que son dos filas en distinto nivel de zapatos los que me tienen con una mirada cautiva y en una excitación casi inmediata. El olor, la elegancia a la vista, son los factores que me van despertando una erección a pesar de ser recientemente ordeñado. Hizo bien en maniatarme a las espaldas, si no ya estaría dándome fuerte ante un arsenal de calzados.

Con calma rastreo mis rodillas hacia ese arsenal. La incomodidad de mis manos maniatadas no es un inconveniente para bajar mi hocico en unos pares de zapatos mas viejos, o por lo menos aparentemente mas usado. Pero que diablos!, mejor rastreo hasta las zapatillas de andar por casa que seguro que aún mantiene su olor. Mi frente ya choca con el talón y aspiro con fuerza su acolchado interior. Por lo menos aquí el fuerte olor del cuero no cubre su olor natural. Y si, puedo olerla... Puedo sentir su olor ante la confusión de tanto material. Sus pantuflas blancas conserva parte de ella y me embriaga de éxtasis. Las beso repetidamente hasta que me dejo caer a un lado. Entonces delante de mi veo unas deportivas blancas y celeste. No pierdo tiempo en levantarme sobre mis rodillas y meto mi hocico en el hueco para oler su interior. Aspiro tanto aire como puedo y noto apenas algo mas que el material de las zapatillas. Deben de ser nuevas y no pierdo mas tiempo en ellas. Rastreo hasta los zapatos de tacones altos y beso cada puntera... Las azules, las rojas, las negras y pronto llego al grupo de sandalias de tacón y planos buscando en cada beso mas aromas. Paso un buen rato así hasta que...

Un clic en la puerta me alerta!. Tiene que ser la limpieza o la vuelta repentina de mi dueña. Aterrado espero sobre mis rodillas en el momento que se va prolongando el sonido de la puerta al abrirse. Alguien con llaves esta entrando!. Con los besos y mi nariz había movido algunos calzados. Así que rápidamente con las rodillas las empujo para alinearlas como estaba.

- Lara, ¿Te vienes con migo a la 17?

- No creo que esté Tobi. Hace una semana que no lo tiene en su apartamento, Lara.

Dos voces femeninas me ponen nervioso. Noto sus paso ya por el salón.

- Tobi!

Llama con tono algo burlona una de las voces femeninas.

Me supongo que llama al que fue el esclavo personal de Harumi y no me atrevo a responder. Con el corazón casi fuera del pecho espero paralizado de miedo. Casi que no me atrevo respirar.

- Lo ves?!. El esclavo ese me da que lo han liquidado.

- Que pena, con lo que me divertía con el.

- Anda ya!, Vete a Tasarte si quieres un hombre de esos.

Ríen dos chicas y luego oigo una tercera voz en el salón.

- Venga, menos charlas que tenemos para hoy seis viviendas. Y... ¿Que hacen dos aquí?

- Señora Celia, yo ya terminé con el 18 y para hacer tiempo hasta que la señorita Carla deje su vivienda iba ayudar a Marta mientras.

- Vale, vale, voy a echar un vistazo.

Responde la última voz y para aumentar mi pánico los paso de esta se acerca a la habitación de Harumi.

- Este apartamento solo requiere los suelos.

La voz es de una mujer madura y ya casi que esta cerca del vestidor. En unas décimas de segundos me arrepiento de no haber cerrado la puerta y...

- Pero que es esto?!!

Una mujer madura y algo entrada en carnes me sorprende arrodillado y maniatado.

Las otras dos mujeres rápidamente van al vestidor. Mi rostro baja de vergüenza y miedo y ya solo me queda esperar.

- Pero ese no es Tobi.

Dice una morena.

- Que va, ahora tiene otro esclavo... ¿Eres el esclavo de la señorita Harumi?.

Me pregunta una rubia de pelo corto.

- Si señorita.

Respondo apenado y con una gran carga de rubor.

- ¿Y que estabas haciendo solo allí con esa cosa parada? ¿Te estabas tocando?

Dice la morena que casi no aguanta la risa.

- Por orden de mi dueña espero en su vestidor. No hago otra cosa, señorita.

Respondo molesto pero sin perder el respeto que merece una mujer.

La mujer mas madura arruga las cejas y responde:

- Tengo entendido que estos esclavos sexuales toman una medicación especial para mantenerlos erectos. Esta gente rica ya no se conforman con nada. Que idea mas extraña esta de tener esclavos!. Y este al igual que el de la vecina de al lado son voluntarios para ser esto... Por Dios!

La morena mira a la mujer madura y le dice:

- Venga Celia!, Ya te gustaría a ti tener un hombre desnudo para ti.

- Yooo!. Prefiero un hombre de verdad. Marta, amigas mía me han invitado a ir a Tasarte, y yo es que ni lo dudo. No pienso ver ese estilo de vida tan estúpido. No comparto esas libertades que se toman algunas personas. Va contra natura!

La otra chica rubia de pelo corto me mira y dice:

- ¿A ti te gusta ser un esclavo, verdad?

- Si señorita.

La morena cual supongo que es Marta, dice:

- ¿Y que eres? ¿Un sirviente o una mascota?

Antes que pudiera responder, la rubia dice:

- Joder Marta, si fuera sirviente no tendríamos que limpiar este apartamento.

- Si Lara, pero igual es nuevo. ¿Porque eres nuevo verdad?

- Si señorita soy nuevo, y soy mascota.

- Que lindo!

Dice Marta acariciando mi cabello.

Lara se agacha y me dice cerca del oído:

- ¿Tu ama me dejará tocar su mascota?

Antes de que terminara de preguntar, su mano está rodeando el eje de mi miembro.

Me quedo perplejo y casi que no respondo. Mi aliento es todo lo que oye.

- ¿Pero que pasa con ustedes?. ¿Que confianzas son esas?

Interrumpe la señora Celia y sigue hablando:

- Venga, vamos a terminar esta vivienda y dejen al esclavo tranquilo.

- Jo, señora Celia!

- Venga, no se cojan el brazo. Lara deja a Marta en esta vivienda y ven con migo.

Lara con pena me suelta el pene y sus suaves manos se alejan. La señora Celia va delante y Lara ya la está siguiendo al exterior de la habitación. Sin embargo Marta se queda con migo en el vestidor.

En pocos segundos quedamos solos en la vivienda de Harumi, y nada mas oírse cerrar la puerta, Marta me mira y dice:

- Tu me vas a tener que explicar por que tienes esa cosa tan tiesa.

Unos suecos farmacéuticos me toca los genitales.

- Solo espero a mi dueña, señorita. Con las manos en mi espalda no podría hacer nada.

Marta mira la gran colección de calzados de mi dueña y dice con burla:

- ¿Te gustan los zapatos femeninos, tienes ese fetiche, verdad?

- Si señorita.

Respondo mientras veo como la punta de sus suecos blancos juegan con mis pelotas. Marta suelta una carcajada y dice luego:

- ¿Sabes?, creo que la señorita Harumi ha mejorado en gusto teniéndote a ti. Tobi era muy fondón y parecía mucho mas mayor que tu. ¿Has conocido a Tobi?.

- Si señorita. El ha pasado a ser esclavo de su hermana Yumi.

- Uy, como los cambian de dueña!. Claro que.. El es de propiedad, ¿verdad?.

- Si señorita.

- ¿Y tu?, ¿Eres de propiedad, o vienes de Tasarte?.

- Soy alquilado en un periodo de prueba.

- Entonces te sacaron de Tasarte...

- No, no. Ya había pasado ese periodo. Pertenezco a la tienda de Santa Brígida, y como dije soy alquilado.

- Un aspirante a propiedad...

Ríe y se burla de mi.

- Mira, voy hacer los suelos antes de que Celia venga, y ya luego hablamos.

Marta deja de jugar con mis genitales y camina hasta el salón. Entonces quedo solo con la mirada baja y de rodillas sin saber que hacer.

Se oye el coleteo de un cepillo barriendo, los muebles del salón rodando de un lado a otro, y un silbo entonando una melodía copiosa. Marta parece darse prisa. Tengo la sensación que quiere tener tiempo para jugar con migo y por ello hace los suelo con mucha energía. Lo mas curioso es que no entiendo que es lo limpia. No lo entiendo. Yo siembre me he visto reflejado en esos limpios suelos. No creo que le quede mucho por hacer aquí.

Pronto la oigo en el baño, y en nada ya la oigo en la cocina. No pasa mas de 10 minutos y ya la tengo por la habitación

- Ven esclavo, sal del vestuario. ¿No quieres hacerme compañía?. Por cierto, ¿Tienes nombre?.

Tímidamente rastreo y me asomo a su presencia.

- No tengo nombre aún, señorita.

- ¿Que?, ¿Te han comprado hoy?.

- Ayer por la mañana, señorita.

- Mmmm, pobrecito y aún no te han puesto un nombre. Y... ¿Antes de ser esclavo, como te llamabas?.

- Con mis respeto, esa información es confidencial en mi contrato.

- Entiendo! ¿Sabes que si fueras de propiedad de Harumi perderías tu identidad por completo?.

Me sorprende que Marta conozca las condiciones del club de Tasarte. Puedo apostar que ella lo frecuenta.

- Aún tengo contrato con finalización de largo periodo, señorita.

- ¿Y si la señorita Harumi te compra?

- Entonces ya tendrá noticias de mi decisión.

Marta deja su barbilla sobre el mango de la escoba y me dice:

- Que interesante!. ¿Serás como Tobi?. ¿Serás propiedad?. ¿Has pensado en eso, o solo fantaseas con tus necesidades sexuales como la mayoría?.

Me sorprende que esté hablando de este tema con la limpiadora. No se que responderle... Son mis pensamientos mas íntimos. Siempre he tenido la duda de hasta donde podría llegar... ¿Que podría decirle?

- No lo se. Aún no conozco mis límites, señorita.

Marta se ríe de mi respuesta y reanuda la limpieza...

- Harumi es muy guapa, pero visto los casos, no creo que con eso baste para uno abandonarse así de esa manera. Crea me, los casos como Tobi me chocan. Me cuesta entenderlo.

Yo solo bajo la cabeza de vergüenza y espero cada pregunta como golpes bajos.

- Mira, ve al salón por que voy a empezar por la habitación.

Ya me iba y me llama de nuevo:

- Espera!, ¿Serás un buen chico y me traes el cubilete de ruedas?

No estoy seguro de lo que quiere decir, pero al final compruebo que en el salón hay 2 cubos unidos en una especie de carrito. Son los típicos cubiletes de las limpiadoras de oficinas. Aprovecho ponerme de pie y tiro del carrito y las fregonas que me recuerdan palos de golf por la manera que están colocadas. Lo hago empujando con mi cadera debido a que mis manos están fijadas a mi espalda.

Entro de nuevo a la habitación y la veo señalando el lugar donde debo dejarlo. Por un momento me siento su esclavo o su subordinado. Ella entonces sin agradecer nada me dice:

- Túmbate sobre el sillón, y quédate allí hasta que termine con los suelos.

- Si señorita.

Tumbarme sobre el sillón es demasiado. Siento que profano el espacio de mi dueña. No estoy muy seguro de que sea una buena idea.

- Señorita, no se si Harumi le gustará que me tumbe en su sillón.

- No seas idiota. Cuando seque el suelo podrás volver al suelo, ella no se va a enterar. ¿Tu no le dirás nada, verdad?

- No señorita. No le diré nada.

- Pues no te preocupes... Espera!

Derepente parece que va cambiar de opinión.

- El vestidor con esos zapatos en el suelo no creo que me permita pasar la fregona. Ven acá!

Me tomo la libertad de andar de pie ante ella y vuelvo a la habitación. Cuando me ve me dice:

- Ve al vestidor y sigue con tus fantasías y los zapatos de tu dueña.

Se ríe de mi.

Sin decir nada voy al vestidor y me arrodillo en el centro.

Marta me confunde, por unos instante olvido mi condición y siento ganas de sentarme a charlar con ella como si fuera un hombre libre. Pero no, no puedo. Claro que esto no quita mi confusión al tratar un tema tan personal. El echo de hablar con ella un rato casi me hace olvidar mi atuendo tan evidente. Ella ha estado viéndome de rodillas, desnudo, maniatado con las restricciones de muñecas y tobillos mas el collar de cuero rosa, un aro de oro en mis testículos... Y yo por unos momentos los olvidé al entrar en un tema tan profundo que no es mas que los motivos del por que estoy aquí. Y eso que solo respondía a sus preguntas.

Marta no muestra autoridad, es solo una mujer que conoce las tratos de Tasarte. Por un momento iba abusar de mi, pero ahora está apurada terminando los suelos. Limpia y limpia y ahora parece que se olvida de mi.

Derepente tocan la puerta.

Grita Marta:

- Siii??

Responde otra voz del exterior.

- Soy yo Marta, abre.

Es la vos de Lara que pide paso.

Marta abre la puerta y...

- Muchacha! ¿No ibas a limpiar en otra vivienda?

- Que vaaa! No te apures con esta. De las seis para hoy al final son solo dos.

- Venga ya!

- Que si, la señora Celia se fue a coordinar en otra residencia. Al final tu y yo terminamos el día en esta residencia y nos vamos.

- Que bien! En esta vivienda no hay mucho que hacer. Esta casi lista.

- Pues te echo una mano aquí, y luego nos vamos a la siguiente.

- ¿Y por que no haces tu la otra y así terminamos antes?

- No, no nos conviene terminar pronto. No me fío de la señora Celia. Esta es capaz que nos manda a la otra residencia en caso de que el otro grupo no de a basto.

- Vale, vale pues entra y no vallas a la cocina. ¿Te ocupas de la habitación?

- Como quieras, Marta.

- El esclavo está en al vestidor, allí no podemos fregar. Termina solo la habitación y luego vienes ayudarme con el salón.

Los pasos de Lara atrae mi atención hacia la puerta abierta del vestidor y pronto la veo.

- ¿Ya se te ha ido el calentón?

Dice Lara riendo mientras mira mis partes.

Debido a la vergüenza había perdido la erección y asiento con la cabeza.

Lara no pierde mas tiempo con migo y no abandona su trabajo hasta que derepente sin dejar de repasar los muebles hasta donde le permite los objetos me dice:

- ¿Por que tu dueña te ha maniatado? ¿Es un castigo por algo?

No se que responder...

- No es un castigo, señorita.

- ¿Entonces?

Trago saliva y escapo con una media verdad...

- Mi ama desea que esté maniatado en su ausencia, señorita.

Lara se ríe...

- Tengo la impresión de que lo hace para que no te pajees por su casa.

No digo nada mas y ella sigue hablando...

- Su vecina, la señorita Cristina, tiene un esclavo con un dispositivo de esos de castidad para hombres. La verdad que fue la primera vez que veo uno. Supongo que lo has llevado alguna vez, no?

- De momento solo cuando me han dejado en las jaulas por las tardes y noches, señorita.

- Me imagino que el club de adiestramiento.

- Si señorita, en Tasarte y en la tienda.

Entonces se vuelve a asomar a la entrada del vestidor y dice:

- ¿Y no te duele esa cosa puesta ahí?

- A veces, señorita.

- Pobrecito, ¿Te gustaría desahogarte ahora?

No se que contestarle, si la verdad o me centro en mi fidelidad con mi dueña. Sabía que iba ser visto por alguien de la limpieza, pero no se pasó por la cabeza comprobar que estas iban abusar de mi situación. Me han tocado, me hablan y se recrean de mi situación. ¿Como debería reaccionar?.

- No se si mi dueña lo permite, señorita.

Es lo único que se me ocurre contestar.

- Oh vamos, no me digas que se lo vas a contar!. Yo solo quiero jugar un rato con un esclavo. Te prometo que si no le dices nada, otros días tendrás mas recompensas. Tobi lo hacía.

- No quisiera molestar a mi dueña, señorita.

- ¿Es que acaso no te gusta que te utilicen así? Uy, ¿Que clase de esclavo eres?. La señorita Harumi seguro que sabe que nosotras nos tomamos algunas libertades de vez en cuando. Anda ven, rastrea hasta mi.

Su dominio me apodera de forma que rastreo hasta ella. Es algo mecánico y me acerco...

- Besa mis suecos y dime lo agradecido que estás por conocerme.

Bajo mi rostro y beso la puntera. Sorprendido de mi mismo digo:

- Gracias señorita!

Lara suelta una carcajada y llama a su compañera.

- Marta ven, no te lo pierdas.

Marta me ve basando los suecos y se une a las carcajadas.

- Me lo pido primero!

- Joder, Lara tu misma.

- Venga, en lo que terminas el salón yo voy a jugar un ratito.

Termina diciendo Lara al mismo tiempo que me sorprende verla coger el taburete del dormitorio y se lo lleva al vestidor.

- Yo paso!. Prefiero terminar y salir antes. En fin, que le voy hacer!. Te aviso si viene alguien.

Lara deja el taburete en el suelo y me llama:

- Ven esclavo, te tengo una sorpresa!

Después de sentarse en el taburete se sube la falda hasta la ingle. Luego corre con un dedo una braguita blanca y me enseña su sexo rasurado.

Me quedo perplejo y a la vez atraído por la visión. Voy hacia ella y...

- Me vas a dar placer! Si lo haces bien, te prometo hacerte una paja.

Entonces me acuerdo de las leyes de mi contrato como me dieren en toda la cara.

- No señorita!, No puedo tener sexo oral sin el consentimiento de Tasarte y mi dueña. Son las condiciones mas importantes sobre la salud e higiene.

- No me cuentes historias!, yo solo quiero que tu nariz hurgue un poco aquí. Anda y dame tu aliento.

- De verdad que no puedo manipular la sexualidad de extraños. Solo Harumi y su familia tienen esa autorización, señorita. No quiero ser grosero, pero mi esclavitud tiene unos límites mientras sea de Tasarte.

- Pues Tobi se la pasaba por el forro!

- Señorita, Tobi es de propiedad. Pero aún así podría arriesgarse a una denuncia por algún contagio.

- Me acabaste de cortar el rollo!

Se vuelve a colocar la braguita bien y se baja la falda diciendo:

- Pues te quedaste sin premio idiota!

Se va muy molesta a seguir limpiando la habitación.

La visión de una hermosa vagina me ha despertado la excitación, pero no podía arriesgarme. Por otra parte pienso un poco en la irresponsabilidad de mi dueña al dejarme con extraños. ¿Acaso ella no podría imaginar que se presentaría una situación así?. Podría ser peor!

Normalmente los propietarios encierran a sus esclavos en jaulas en su ausencia. Pero en este reducido apartamento no he visto ninguna jaula. El apartamento apena es un salón continuo a la cocina con una barra de bar que lo separa, un baño, la habitación con vestuario y un amplio jardín con un cuarto trastero. Supongo que a todo esto mi dueña podría haber cerrado el vestuario y dejarme agua y comida. Pero claro, ¿como iría al baño hacer mis necesidades?. Y con esto llego a la conclusión que una jaula sería terrible para mi vejiga. Aunque, he visto jaulas con orinales. En un apartamento reducido no sería higiénico.

Marta abre la puerta.

- Será mejor que lo dejes... Esto... ¿Ya terminaste con el?

- No querida, el niño no quiere.

- ¿Y que es lo que no quiere, bribona?

- Olvídalo...

- Sabes que a la señorita Harumi nunca le ha molestado que toquemos un poco a sus esclavos...

- No es eso, Marta. Será mejor que terminemos este apartamento.

- Joder, ¿Te lo querías follar o que?.

- Que sabrás! Anda!, terminemos.

- Mira, yo acabé con lo mío. ¿Te parece que yo vaya a otro apartamento? ¿Como vas?.

- Estupendo, a mi me queda solo el suelo. Ve, que yo ya te alcanzo, Marta.

Entonces Marta entra hasta donde estoy, se pone de cuclillas, y con todo el atrevimiento del mundo me coge del miembro diciendo:

- Bueno, esclavo. Espero vernos de nuevo dentro de cinco días.

Sobresaltado respondo:

- Entonces hasta luego, señorita Marta.

- Ay que Lindo! Me has llamado por mi nombre.

Lara interrumpe riendo:

- Seguro que le gustas mas que yo.

Mi pene en sus finos dedos va creciendo...

- Eres mas dotado que Tobi. Reza por que la señorita Harumi no encuentre otro mas grande que esto...

En la última frase apretó fuerte y prosigue:

- Acabarás regalado a otras personas o abandonado el día que decidas ser propiedad de ella.

Suelta una carcajada ligeramente sádica y me da un bombeo rápido. Casi que deseé que siguiera pero soltó mi miembro derepente.

- Chao, esclavo!

Se levanta y se va como si nada.

Así me quedo. Con pánico por su última frase sobre Harumi y con una erección plena.

¿Que ha querido decir?. ¿A caso mi dueña se cansa con rapidez de sus esclavos?. Me pregunto que, a parte de Tobi, cuantos esclavos ha tenido. Cuando hablaba con su madre, ella se mostraba poco interesada por tener un esclavo en propiedad. Y me pregunto también que interés le ha llevado alquilarme si no le hago de sirviente. Tobi, se ve que tampoco lo fue, aunque ahora ayuda en las tareas en la casa de su madre. Tiene que ser algo sexual, pero tengo que añadir que la he oído hablar de mi en la tienda como mascota. Y realmente no estoy haciendo de mascota, aún no se me ha requerido de forma animalizada. ¿Que planes tendrá con migo?.

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