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Haga clic aquí-- ¿A qué viene eso ahora? --Me reprocha Sebas.
--Tienes razón, perdona. Interpreté que estabas regañándome por haber hecho lo que he hecho.
Sebastián está durísimo. Sé que le gusto y que Kayla, siendo mi viva imagen, pero más joven le produce la misma reacción que yo, pero más morbosa y aumentada.
--Métemela Sebas, quiero acabar de contártelo con tu polla dentro --le invito separando las piernas.
El oleaje ha crecido y ahora el reflejo de las olas en el mar dibuja líneas blancas sobre el fondo negro. Rayitas que se van acercando y creciendo hasta romper en la arena oscura. El sonido también ha crecido y me vuelvo loca al recibir la dureza de mi marido empujando justo donde yo quiero, escuchado el mar allá abajo.
Muevo el culo mientras el cuento como le comí el coñito a Kayla y disfruto de la creciente dureza del falo de mi marido.
-- ¡Joder Cloe! ¡Cómo me pones!
--Sé que te la follarías --le digo. --Imagina que la tienes a ella.
--No me digas eso Chloe me matas.
--Fóllatela en mi coño.
Sebas me aprieta las tetas. Procuro no gritar. Hay otras terrazas con las puertas de cristal abiertas y son más de las dos de la madrugada.
--Llámame Kayla mientras me jodes --le ordeno.
-- ¿Te gusta Kayla? ¿Te gusta sentir la polla de tu padrastro follándote?
Gimo como una zorrita, a propósito, procurando imitar los sonidos que acabo de escuchar no hace tanto en la garganta de mi niña.
--Papá dame toda tu leche --le digo con voz mimosa. --Me corro papi.
Sebas saca su polla. Cuando está a punto de correrse siempre lo hacer. Le gusta a él y me gusta a mí, recibir su placer final en mi boca abierta, mirándole a los ojos.