El desvirgue de Ana y Fran (01)

BETA PÚBLICA

Nota: Puede cambiar el tamaño de la fuente, el tipo de fuente y activar el modo oscuro haciendo clic en la pestaña del ícono "A" en el Cuadro de información de la historia.

Puede volver temporalmente a una experiencia Classic Literotica® durante nuestras pruebas Beta públicas en curso. Considere dejar comentarios sobre los problemas que experimenta o sugerir mejoras.

Haga clic aquí

--¿Te refieres a... tu madrastra, supongo...?

--Sí, a Carmen... --confirmó.

»No fue hasta la mañana siguiente que supimos lo que había pasado. Según nos contaron, había estado en la habitación de mi hermana y nuestra prima y se habían achispado las tres. De hecho, había pensado venir a dormir a mi habitación para no disgustar a mi padre que nunca la había visto borracha.

Decía esto riendo con una risa floja que me contagió.

--Menos mal que al final no lo hizo... --apunté--. No sé, digo yo...

--No, no llegó a venir... Eso habría supuesto un nuevo aplazamiento... y quizá la rendición por parte de Sebas... Quién sabe...

Bebí de mi copa y volví a la carga.

--Y, bueno... --pregunté morboso--. Supongo que esa noche sí que consiguió triunfar tu primo.

--Sí, pero fue al final de la velada...

»Porque antes de llegar a la penetración, nos besamos y magreamos como siempre. Luego volvió a comerme el chochito, por ver si reaccionaba mejor que el día anterior... Y, antes de llegar al final, me enseñó a chuparla...

--¡Que jodío el Sebas...! Jajaja...

--Pues no te rías porque, en realidad, fui yo quien le pidió que me enseñara a hacerlo. Me tenía intrigado el asunto porque todas mis amigas del instituto lo habían hecho al menos una vez. Julia, que ya tenía novio desde hacía dos años, decía que se la chupaba a su chico casi todos los días... Y yo no sabía más que lo que había visto en alguna revista, ya que por entonces el porno en vivo me daba mucha angustia y me negaba a ver películas...

--Y cuando se la... chupaste... ¿No aprovechó para correrse en tu boca...?

--Ni hablar... Ya te he dicho que no...

--¿Y entonces... lo hicisteis también con condón...?

--Qué va... al principio se lo hice a pelo... Era como más le gustaba... Lo normal en todos los tíos, ¿no? Pero cuando se iba a correr me pidió que parara y se colocó el condón... Cuando se corrió, por supuesto que su... cosa... estaba dentro de mi boca... pero la leche la echó dentro de la goma...

--Ya veo... todo un caballero --volví a sonreír satisfecho con el morbo que me estaba produciendo escuchar aquella historia de labios de una de las chicas más hermosas con las que haya estado en mi vida.

--Después de correrse --prosiguió--, se lavó en el baño y luego estuvimos charlando un rato a la espera de que su cosa se recuperara... Cuando yo me interesé sobre por qué no era capaz de hacerlo de inmediato, él me explicó con paciencia los secretos del orgasmo, la eyaculación y la recuperación del miembro viril... jajaja. Ya ves tú lo pardilla que era yo entonces.

»Si había que esperar, le dije, mejor que lo hiciéramos morreándonos de nuevo. Así se lo pedí, pero Sebas me rogó que le dejara descansar y prefirió que habláramos de otras cosas, no solo de sexo.

--Vaya querencia que te había entrado con la boca de Sebas... jajaja.

--Ya te digo... era oler su mal aliento y ponerme como loca... Me la habría estado comiendo toda la semana y diez días después de la misma boda...

--¿Todavía te gustan... ya sabes... los hombres con mal aliento? --pregunté, risueño.

--No, ni hablar... Los hombres con mal aliento son unos guarros y me producen un tremendo asco... Si pasó lo que pasó con Sebas fue por mi ingenuidad... Así que si quieres aprovecharte de mí alguna vez... jajaja... mejor lávate antes los dientes.

Reímos un instante y luego la insté a que siguiera con su historia.

--Cuando su erección volvió --con la ayuda de mi lengua, he de decir--, Sebas me tumbó boca arriba sobre la cama. A continuación, se roció la mano varias veces con el líquido espeso y grasiento que salía de un espray de vivos colores y me lo aplicó en el interior de la vagina hasta que consideró que ya estaba bien lubricada.

»Había llegado el momento de la verdad. Se situó encima de mí, apuntó su aparato entre mis labios y lo empujó suavemente. La «cosa» de Sebas se deslizó sin impedimentos hasta la mitad de su longitud. Había llegado a un tope, que él identificó como el himen. Me pidió que me tapara la boca con las manos y me propinó un tremendo empujón que hizo saltar algo en mi interior.

--¿Dolió mucho...?

--No sé... en realidad, no demasiado... Fue como la rasgadura de una tirita al despegarla de golpe... Pero enseguida el dolor cesó y el gustito tomó su lugar cuando Sebas comenzó a embestirme, suave al principio y con más fuerza a continuación.

»Gruñía como un cerdo en el matadero y yo le preguntaba si todo iba bien, sin respuesta por su parte. En ese momento se había desentendido de mí y ya no se preocupaba si disfrutaba o no. Fue el único periodo en que me sentí sola. Mi primo estaba a lo suyo y yo aguantaba sus empujes como podía. Me sentía morir. Por un lado estaba su peso que me asfixiaba. Por otro, la falta de aquel cariño que me había demostrado hasta ese momento. Para él me había convertido de pronto en un simple orificio y había perdido la cabeza.

--Se acabó el caballero Sebas...

--Sí, creo que algo así puede decirse... En cuanto entró dentro de mí se convirtió en otra persona...

--Un mister Hyde de pacotilla...

--Tal vez... Por suerte no tardó mucho en correrse... Nada más hacerlo, fue al baño a lavarse y se vistió con rapidez. Le pedí que volviéramos a besarnos antes de irse, pero argumentó que tenía mucha prisa por alguna estúpida razón que no creí y se largó con viento fresco... No volvió a dirigirme la palabra el resto de la semana, aunque tampoco me importó demasiado... Y, por supuesto, yo nunca se lo conté a nadie de mi familia... Ni lo he vuelto a comentar con él cuando hemos coincidido.

--El muy hijo de...

--No digas eso... De aquella experiencia cada uno obtuvo su parte... Sebas quería follarme a toda costa, vale, pero yo aproveché para aprender un montón de lecciones que luego me sirvieron en mi relación con los chicos. Antes de aquella semana me daba pánico quedarme con alguno a solas. Después, nació una seguridad desconocida en mí misma y todos mis miedos adolescentes se disiparon...

--Tal vez tengas razón... en parte... y para ti Sebas no tenga mayor delito. Pero no olvides que yo conocía a aquel tipo como persona adulta, no mucho menor que yo... Y te conocía a ti, una chiquilla inocente a la que había llevado al cine con mi novia Marta en muchas ocasiones. Ana, ¿no lo entiendes? Eras una criatura... Aquel tipejo abusó de ti... Si no fuera porque me lo impedirías... sería capaz de denunciarle yo mismo...

--Por supuesto que no te lo permito. Te lo acabo de decir. Lo de Sebas conmigo fue un quid proquo... Cada uno obtuvo su parte de aquella experiencia... Él me utilizó, es cierto, pero no me violó... Yo entré en su juego y me dejé follar... con todas las consecuencias... Porque, cuando le pedí salir a mi amigo Martín y me acosté con él semanas después, yo ya no tenía miedo a los chicos, sabía lo que tenía que hacer, qué decir, cómo comportarme... A pesar de ser un abusón, Sebas no me hizo ningún mal, sino que me enseñó a volar... Y siempre se lo agradeceré, a pesar de que desde fuera no puedas verlo como yo lo veo...

--Está bien... --acepté--. Me quedo con lo que dices sobre que aprendiste a volar... suena bonito, lo digo en serio...

--Gracias...

Me mordí el labio, no me atrevía a decir lo que tenía en la punta de la lengua. Pero el morbo pudo más que la vergüenza.

--Por cierto, no me has hablado de lo de la... toalla... ya sabes...

--¿La sangre...?

--Eh... sí... eso... ¿sangraste...?

--Pues, mira, no demasiado... --respondió--. Yo había esperado ríos y ríos, pero todo se quedó en un par de lamparones y algunas gotas sueltas. Ya ves... el detalle de disponer de una toalla para evitar tener que dar explicaciones fue una idea de lo más juiciosa...

--Tal vez Sebas tenía experiencia en desvirgar jóvenes inocentes...

Ana sonrió.

--Tal vez... Pero ni lo sé ni me importa... Allá cada uno con su conciencia...

--Y en cuanto a las explicaciones, a las chicas siempre os queda la excusa de la regla...

--Sí, es una suerte estupenda, no veas... --replicó, irónica.

--¿Es todo? --pregunté, apenado porque aquel maravilloso morbo creado entre los dos se disipara.

--Eso es, punto y final...

Nos sonreímos y me removí en mi asiento. Ana me recordó que era hora de que empezara a contarle mi primera vez, pero no hizo falta porque ya me hallaba preparado.

--Vale... allá voy... --repliqué.

Y empecé a relatar.

Continuará...

12
Por favor califica esto historia
El autor agradecería tus comentarios.
  • COMENTARIOS
Anonymous
Our Comments Policy is available in the Lit FAQ
Postear como:
Comparte esta Historia

LEER MÁS DE ESTA SERIE

SIMILARES Historias

Eva, Estudiante Promiscua (01) Jose seduce a Eva, la chica más golfa de la Universidad.
Mercedes New Sex Adventures Pt. 01 How a new girl Candy takes Mercedes place.
Aniversario A dream come true.
Ex-citacion La primera mujer que compartimos como esposos
Sharing The Puta She shares the training of her male slut with a professional.
Más Historias