El Feriante. Parte 02.

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La vida como feriante comienza.
3.3k palabras
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Parte 2 de la serie de 12 partes

Actualizado 06/11/2023
Creado 03/08/2022
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Esta historia es una traducción del texto original The Carny escrito por BHART1. Al final del capítulo añadiré un enlace al original. Agradezco desde aquí a BHART1 por darme su permiso para traducir su historia y poderla publicar.

*****

2ª Parte:

Llegamos al recinto ferial a las nueve menos cuarto.

"Ve a ayudar a Larry a encender los generadores. Es el que está junto a la noria. Después de eso, haz lo que parezca que sea necesario hacer, y no temas preguntar si no estás seguro. ¡Esto es lo que se llama trabajo en equipo!"

"¡Voy a ello!"

Quería ser útil ante el grandullón a conciencia y empecé a sentir miedo de fallarle tan pronto como me puse en marcha. Cuando encontré a Larry, me presenté y le dije que Roy me había dado instrucciones de lo que debía hacer. Él era un hombre de aspecto brusco en la cincuentena, quizás mayor incluso, considerablemente de mayor tamaño que yo, pero ni de cerca tan grande como Roy.

De todas formas, resultó ser muy amable y no perdió ni un segundo en mostrarme lo que había que hacer. Después de encender su generador, me señaló otra media docena de ellos aproximadamente para que los atendiera.

El último que encendí fue el de la Montaña Rusa Infantil. Le pregunté al hombre que apareció por allí para manejarlo, a dónde debería ir a continuación. Me sugirió ayudar a montar las casetas de juego.

Mi familiaridad con el despliegue básico de la feria me resultó de mucha ayuda y pronto me sentí bien cuando el lugar empezó a tomar vida. Sobre las diez menos cuarto, todo estaba girando como una peonza y los discursos de calentamiento de los pregoneros, se mezclaban con el sonido metálico de las atracciones y la música enlatada del organillo. A pesar de que Roy y yo habíamos llegado un poco tarde, conseguimos que nuestra apertura a las 10 en punto se realizara sobrándonos hasta quince minutos para ello.

Encontré un sitio para sentarme y recuperar el aliento mientras esperábamos a que se abrieran las puertas. Un par de botas de trabajo familiares que se asomaban por debajo de unos pantalones caquis arremangados, vinieron a descansar dentro del rango de visión de mi mirada perdida. Miré hacia arriba para ver que Roy estaba observándome. Con sus enormes manos cerradas formando puños del tamaño de un jamón y descansando sobre sus anchas caderas.

"Bueno, esto es lo que se llama un bautismo de fuego", se rio entre dientes.

Lancé un suspiro de cansancio como respuesta.

"Estuve observándote. Hiciste un muy buen trabajo, Eddie... un verdadero emprendedor, exactamente lo que necesito de ti."

"Gracias, Roy."

Me sentí aliviado por su elogio.

"Vamos a dar un paseo. Te voy a presentar a más gente del equipo y entonces, nos podremos marchar para almorzar temprano".

Hicimos un tour por el recinto por unos otros noventa minutos aproximadamente y me metió en la cabeza más nombres de los que posiblemente pueda recordar. La mayoría de los feriantes eran tan simpáticos como Roy. Otros simplemente se comportaron educadamente ante su autoritaria presencia, pero me dejaron con la clara impresión de que tenía que trabajar más para probar mi valía ante ellos.

"Unos cuantos días más como este y se te acercarán," me aseguró, "solamente haz tu trabajo y no te mosquees si se ponen un poco mandones."

"Sin problema."

Nuestra parada final fue el tráiler que Roy usaba como gerente y encargado de la provisión. Me enseñó la caja fuerte donde guardaba la asignación diaria, de donde pagaba cualquier multa o gasto no planeado, y repartía la nómina en efectivo.

Una vez más estaba enamorado de la figura autoritaria que tenía mientras se acomodaba tras su gran escritorio. Me senté en el sofá y atentamente le escuché mientras me daba el listado de mis responsabilidades desde su trono.

"¿Un poco de comida?", preguntó cuando concluyó.

"¡Estoy muerto de hambre!"

"Yo también. Siento que tuviéramos que saltarnos el desayuno, pero creo que Gold Star sirve durante todo el día; si todavía quieres uno, claro. Yo es lo que voy a tomar," dijo mientras me enseñaba la salida.

"Suena estupendo."

En poco tiempo estábamos de vuelta con su adorada cuchara grasienta. La misma camarera de la noche anterior nos divisó y se apresuró a ir hacia nuestra mesa.

"Os eché de menos esta mañana. ¿Os traigo un poco de café?"

"¡Claro que sí!"

"Trae dos", intervine.

Nos puso un par de cartas por delante y se marchó. En un par de minutos estaba de vuelta con dos jarras humeantes.

"¿Qué van a tomar, caballeros?"

"Ponéis desayunos durante todo el día, ¿verdad?", preguntó Roy.

"Exactamente."

"Tráeme el desayuno más grande que tengas - con todo incluido - y que siga viniendo más café, por favor."

"Un plato de desayuno gigante y una cafetera sin fondo en marcha. ¿Cómo quiere los huevos?"

"Medio hechos."

Tenía tanta hambre que le dije que yo iba a tomar lo mismo y que añadiera un vaso grande de leche para mí.

Se le pusieron los ojos enormes. Miró a Roy y luego otra vez a mí.

"¿Estás seguro?", preguntó. "No tengo dudas de que tu abuelo se lo pueda tragar todo, pero no estoy segura de que lo puedas conseguir."

"Lo intentaré," le aseguré.

"Bueno... estupendo, cariño... si estás seguro de ello. Os voy a preparar una cajita de comida para llevar, y voy a tenerla a mano para vosotros. ¿Cómo quieres los huevos?"

"Revueltos."

"¿En la misma cuenta?"

"Separadas", insistí, deseoso de tirar de mi dinero.

Cuando ella se marchó para darle la comanda al cocinero, Roy se inclinó para adelante.

"Creo que ella ha sido todo un encanto contigo."

"Ha sido simplemente amable... abuelo", bromeé.

Mi broma le cogió desprevenido, y en su risa, se le salió un poco de café hacia su barbilla. Levantó un antebrazo erizado para limpiarlo.

"¡Muy bueno!"

"Además," continué, "me dio la sensación de que ella estaba tonteando contigo."

Se rio otra vez y se recostó sobre su silla, produciendo una impresionante exhibición de su pecho abultado y su ancha barriga. Mi erección se enfureció ante la visión.

"¡Realmente LO dudo!"

Sonreí y tomé un sorbo, estudiando el tamaño de sus manos mientras hablábamos. Mientras que mis cuatro dedos entraban fácilmente por el asa de la taza, él solamente podía meter el índice y el dedo medio por allí. Intentar poner el dedo anular también por el asa hubiera sido una tortura de lo apretado que estaría.

También observé que la uña de su dedo meñique era casi del tamaño de mi pulgar. La enormidad de sus manos nunca se me escapó de mi atención, pero intenté que mi apreciación no fuera demasiado obvia.

"Bueno, ¿tienes alguna novia en casa?"

'"¡Oh! ¡Dios, no!"

Levantó una ceja. Me arrepentí inmediatamente de haber respondido tan rápidamente.

"¿Un chaval con tan buena presencia como tú?"

De repente me preocupó que pudiera estar dándose cuenta de mi fascinación por él y me retorcí un poco en mi asiento.

"Demasiado ocupado... con los libros... supongo", tartamudeé.

Se dio cuenta de lo incómodo que estaba y puso su mano sobre el brazo que todavía tenía doblado sobre la mesa enfrente suya.

"Mira, no me eches cuenta... no fue mi intención entrometerme... no es asunto mío."

"No hay nada de lo que preocuparse... de verdad... es solamente que... "

Dejé que la frase siguiera, inseguro de hacia dónde se dirigía.

"Hey, yo tampoco tuve nunca una novia. No todos necesitamos una y creo que lo único que tenía en mente era entablar una conversación."

Parecía y sonaba convincentemente indiferente a su pregunta inicial. Mi temor a ser descubierto se desvaneció.

En ese momento la camarera apareció con nuestra comida. Me quedé perplejo con el tamaño de lo que nos estaba sirviendo

.

Nuestros platos estaban repletos de dos filetes para el desayuno, tres huevos y un montón de croquetas de patata con un tazón de sémola de maíz. Seguidamente, trajo un plato para cada uno con cuatro tortitas apiladas. Después de eso vino una canasta extra grande repleta de tostadas de Texas con mantequilla y un dispensador de sirope, que colocó entre nosotros. Por último, encontró sitio suficiente en mi lado de la mesa para el vaso de leche más grande que jamás había visto.

Se rio con mi reacción y puso una mano sobre mi hombro.

"Recuerda que tengo una caja para ti allí en caso de que la necesites. A por ello, chicos."

Roy arrasó con lo suyo en un tiempo récord, manteniendo a la camarera ocupada rellenando su plato. Yo empecé con el mío como un troyano por algunos minutos más, pero no pude dar ni un bocado más tras acabar un poco más de la mitad del plato.

"¿Listo para esa cajita?", preguntó mientras recogía los platos vacíos de Roy.

Antes de que pudiera responder, Roy sonrió y dijo, "No hay sitio para guardar las sobras a donde vamos, cariño. Si rellenas mi jarra una vez más, limpiaré lo que ha dejado mi nieto por aquí."

Reí y empujé mis platos por la mesa hacia él. Ella se marchó.

Sus cubiertos se desvanecieron con ella y él ni se lo pensó para usar los míos, lo que hizo que nuestra relación de abuelo fuera más creíble. Ella volvió para rellenar su jarra, nos puso las cuentas delante y nos deseó un buen día. El gigante terminó sin esfuerzo todas mis sobras.

"Creo que yo debería pagar, ya que me comí lo mío y casi la mitad de lo tuyo."

"¡Ni lo sueñes!"

"Entonces me ocupo de la propina. He debido dejar destrozadas las piernas a esa pobre chica."

Sacó el fajo de billetes cuidadosamente ordenados de su bolsillo nuevamente y apartó más del veinticinco por ciento del total en billetes de uno. El diez por ciento era una muy generosa propina en aquellos días. Vi que se quedó boquiabierta cuando vio esa cantidad tras el mostrador.

"No me extraña que sea tan simpática contigo", le dije, clavando mi codo en su barriga para satisfacer mi curiosidad sobre su firmeza.

"¡Tranquilo, campeón", respondió con una carcajada, "¡No digo lo que podría suceder!"

Colocamos nuestros billetes junto a la caja registradora y salimos dirigiéndonos a su camión. Unos minutos más tarde estábamos de vuelta en el recinto. Me asignó algunos trabajos un tanto extraños y me dejó para retirarse a su oficina.

Una hora más tarde aproximadamente, se acercó hasta donde yo estaba esparciendo heno alrededor de la atracción de los ponis.

"La semana que viene voy a necesitar que suplas a algunos de estos tíos para que puedan librar. Termina con esto y vamos a observarlos para que veas lo que hacen."

Levantó su pie izquierdo sobre el riel inferior de la valla en frente de él y descansó sus antebrazos en el de arriba para verme trabajar. No estaba preparado para esa visión completa que me dio de su paquete. Me di cuenta de que lo estaba mirando fijamente y rápidamente volví a la acción. Si llegó a darse cuenta de mi mirada persistente, no lo demostró.

Cuando terminé, nos pusimos en marcha en nuestra caminata. Una vez más volvió a pasar su brazo sobre mi hombro. A pesar de sentirme muy adulto cuando empezó mi aventura, encontré que su toque era tremendamente excitante y no me resistí lo más mínimo.

"Te voy a iniciar con las atracciones. La gente simplemente forma una fila para ellas así que no es necesario que aprendas ninguna charla para animar el negocio. Pero al final necesitaré que suplas a algunos de los pregoneros de los juegos y de las atracciones secundarias también. Ellos lo hacen parecer fácil, pero te sorprenderá ver lo difícil que es mantener la charla sin que repitas con demasiada frecuencia."

"¿Cómo lo aprendiste?"

"Creo que es un don natural para vociferar", respondió con una carcajada.

Me quedé tras de él como un perrito mientras iba vagando de uno a otro. Primero enfatizó los puntos comunes en todos ellos y luego se centró en las diferencias. Mi cerebro se estaba empezando a saturar con los detalles técnicos de cómo se operaban las atracciones.

"¿Roy?"

"Sí."

"Todo esto está empezando a saturar mi cabeza", confesé un poco asustado, "¿Estás seguro de que quieres confiar en mí en el manejo de todo esto?"

Se rio y me abrazó a su lado.

"Lo siento, Eddie. Lo he estado haciendo durante tanto tiempo que se me olvida a veces todo lo que este trabajo conlleva. Pero si tú confías en mí, yo confiaré en ti. ¿De acuerdo?"

"De acuerdo."

Comprobó su reloj.

"Van a ser las siete. Vamos a recoger la recaudación y a cenar."

"Estoy contigo."

Fuimos a buscar un carrito de remolque. Mientras comenzamos su ronda, explicó que tenía cronometrada la recogida de las cajas de la tarde para permitir que cada estación recaudara lo suficiente antes del cierre, y así poder comenzar al día siguiente. Nos llevó alrededor de una hora y cuando volvimos a su camión, nos dirigimos para otra comida.

"Todavía estoy muy lleno del desayuno. ¿Te apetece ir a una auto-hamburguesería?

"Por mí está bien."

Condujo pasando la autopista y sobre medio kilómetro más tarde, se paró en una. Una camarera adolescente patinó hasta su ventanilla y recogió nuestro pedido.

Incluso con sus patines, ella era lo bastante baja para saber que él había estado mirando por debajo de su blusa a través de su amplio escote. De repente empezó a martillear sus gordos dedos en el volante mientras hablaba con ella, pero no hizo mención a lo que había estado viendo mientras esperábamos nuestra comida - ni novias, ni chicas en general.

Nuestra conversación fue principalmente sobre lo cansado que es el trabajo de un feriante. Cuando llegó nuestra comida, comimos principalmente en silencio. Entonces tiró los restos en la bandeja que colgaba de su ventana y tras que ella la recogiera, nos dirigimos de vuelta a la habitación.

Al igual que la noche anterior, empezó a desnudarse inmediatamente quedándose con los boxers puestos y estirándose en su cama.

Decidí que tenía que hacer lo mismo, pero rápidamente me deslicé bajo mis sábanas para ocultar la erección que siempre tenía cada vez que le miraba. Él se quedó sobre las suyas.

Se giró sobre su costado mirando hacia mí y empujó su almohada bajo su brazo para apoyar la cabeza en su puño. Su otro brazo cubría su costado.

Nunca había visto nada tan sexy. Me giré hacia mi lado bajo las sábanas en una postura similar para disfrutar de la vista.

"Bueno, ¿Qué opinas de la vida del feriante?" Me preguntó.

El ambiente de la habitación se notaba como si fuera un sueño.

"Tengo doloridos hasta los músculos de mis pantorrillas."

Su enorme corpulencia se estremeció de la risa.

"Hoy he estado muy orgulloso de ti."

"Un cálido hormigueo recorrió el largo de mi cuerpo con esas palabras.

"Gracias. Eso es importante para mí. Quiero hacer un muy buen trabajo y no quiero que NADIE en el equipo crea que he conseguido el puesto por ser el sobrino de Bruce", recalqué.

"Bien, ya veré lo que puedo hacer para que eso suceda como quieres. Pero hoy me has dado muchas razones para creer que no necesitas ayuda."

Disfruté de su sonrisa de aprobación.

Deslizó su mano por debajo de los boxers y perezosamente se rascó los huevos otra vez. Cuando sacó la mano esta vez, su portañuela se quedó lo bastante abierta para ver un poco de su peludo escroto.

Un escalofrío recorrió mi columna con la visión. Roy se rio entre dientes. Estoy seguro de que me había visto.

"¿Está demasiado frío el aire para ti?"

"No, es que me gusta dormir bajo las sábanas".

"A mí también", respondió satisfecho.

Se pasó una mano por su barba ya crecida de la tarde.

"Y bien, ¿hiciste deporte en la escuela?"

"Carreras. Corrí las pistas de los 880 y de una milla", le dije.

"Ah-h-h, de ahí viene esa resistencia. Te va a venir muy bien en este trabajo."

"Yo no era muy bueno en realidad, pero nadie más quería hacerlo así que..."

Finalicé encogiendo los hombros.

"Eso me dice que estás orientado hacia los equipos. Como dije esta mañana, el trabajo en equipo es esencial para el éxito en este trabajo."

"Tú eres un gran capitán de equipo, Roy."

"Joder, gracias."

Me miró de arriba a abajo, sonriendo como un niño grande.

"Esto es divertido... Quiero decir, tener a alguien para hablar al final de un día duro. Estoy increíblemente contento de que estuvieras preparado para hacer esto."

Me di cuenta de lo solo que debía haber estado durante todas esas noches. Me sentí seguro de que, en este punto, él no veía mi presencia como un favor de compromiso a su jefe - mi tío. No pude evitar devolverle su sonrisa contagiosa.

"¡Yo también!", le di mi más sentida afirmación.

Cambió su posición levantando la pierna de arriba y doblando la de abajo para que su pie descansara sobre su tobillo. Entonces tapó su rodilla con la mano y por primera vez vi cómo de gruesos - y bien formados - estaban sus brazos.

A continuación, apuntó con los dedos de los pies hacia abajo hasta que tocaron el colchón. Casi jadeé cuando vi la parte interior de su enorme pantorrilla enrollarse como un puño sinuoso. Mis ojos entonces se fijaron en sus huevos, todavía pegados a su muslo por esos calzoncillos fuertemente estirados.

Charlamos durante un buen rato y empecé a sentirme totalmente relajado dejando que mi mirada deambulara por todo su enorme cuerpo, estimulando mi curiosidad infantil al respecto. Al final bostezó profundamente y supe que el "apagado de luces" venía.

Cuando Roy cambió su gran volumen sobre su espalda, su polla se salió de la portañuela y se dejó caer hacia mi dirección. Esta era con DIFERENCIA la más gorda que había visto, y viendo el anillo de carne que laureaba su pronunciada ranura, me presentó las maravillas de ese prepucio.

Nunca se me ocurrió pensar que mi glande expuesto no era natural. El asunto de la circuncisión nunca se había discutido en mi clase de anatomía, y en la práctica se había convertido en algo tan arraigado en nuestra sociedad hasta el punto de que todas las ilustraciones, eran de pollas como la mía. Estaba totalmente en trance por su condición intacta, como había atestiguado mi mirada boquiabierta.

"Lo siento," sonrió entre dientes mientras que se la metía nuevamente dentro de los boxers, "Estoy seguro de que esto es más de lo que querías saber sobre mí."

No había cosa que quisiera más que se saliera y poder admitir lo equivocado que estaba; y que en realidad estaba muriéndome por saber TODO sobre él.

Lo único que se me ocurrió decir fue, "No hace falta pedir perdón. Los dos somos tíos."

"Bien," dijo sonando aliviado, "Te veo por la mañana, campeón. Solamente tenemos que conducir un par de horas hasta Virginia mañana. Nuestra próxima parada es Christianburg, sobre una media hora entre Wytheville y Roanoke, así que podemos permitirnos dormir un poco más."

"Seguro que lo aprovecharemos."

Las visiones de ese caramelo inesperado que había mostrado, bailaban en mi cabeza mientras él se metía bajo sus sábanas

.

"Buenas noches," dijo y apagó las luces.

Pronto se puso a roncar. Mientras tanto, mi corazón todavía seguía martilleando.

Quería desesperadamente dormirme, pero no me pude resistir a envolver mi mano sobre el modesto mango de mi propio miembro hinchado. Mi imaginación se desbocó contemplando lo que se sentiría tener en mi mano esa increíblemente gorda cabeza de polla, y lo grande que debía ser cuando él estuviera tan duro como yo estaba en ese momento.

Al final, el ritmo de su reconfortante ronquido hizo su trabajo y me arrulló para dormir.

*****

Texto original: https://literotica.com/s/the-carny-pt-02

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