El Feriante. Parte 07.

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Vuelta a casa y la primera vez que Eddie es follado.
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Parte 7 de la serie de 12 partes

Actualizado 06/11/2023
Creado 03/08/2022
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Esta historia es una traducción del texto original The Carny escrito por BHART1. Al final del capítulo añadiré un enlace al original. Agradezco desde aquí a BHART1 por darme su permiso para traducir su historia y poderla publicar.

*****

No tenía un marco de referencia para lo que se estaba desarrollando entre Roy y yo. Ni siquiera estoy seguro de entender qué relación mantenía con los sentimientos que había tenido por él desde la infancia. Lo único que sabía es que no quería que acabase.

El saber que mis padres esperaban que comenzara la universidad en el otoño, me angustiaba con frecuencia durante mis momentos de mayor tranquilidad. Estaba claro para entonces, que se había agotado el tiempo para atrasarlo con el servicio militar. Pero cada vez que el gigante me tomaba en esos enormes brazos suyos, hacía retroceder el dilema tan lejos en el fondo de mi mente, que felizmente podía pasar de ello.

Inicialmente, nuestro sexo era un evento nocturno en el que aprendí a moverme alrededor de su enorme cuerpo y desarrollar mi concepto de persona como ser sexual. La primera vez que puse su semilla en mi boca, pasó a convertirse en un evento tan trascendental como la primera noche que dormí en sus brazos.

Me acurruqué entre sus piernas y miré con frenética lujuria la voluminosa herramienta que se cernía sobre mi rostro. Habiendo ya lamido una porción de semen de su barbilla, me di cuenta de que estaba adecuadamente preparado para recibirlo directamente en mi boca.

Toqué con mis labios el suave anillo del prepucio enrollado hasta la mitad de la cabeza de su polla, y lamí con avidez la abertura encastrada de donde goteaba su deliciosa pre-eyaculación.

"Precioso", suspiró mientras pasaba sus gordos dedos por mi cabello.

Tiré de su piel hacia atrás para revelar completamente la cabeza y deslicé mi boca sobre ella hasta que mi labio superior se colocó detras de su pronunciada corona. La cabeza de su polla era tan grande, que ella sola parecía llenar casi toda mi boca. Pero una vez que llegué tan lejos, no me parecía bastante para poder satisfacer mi ardiente deseo.

Mi vigoroso asalto presionó esa cosa contundente contra mi blando paladar con tal fuerza que pareció que me habían amordazado. Lo quería todo, como la chica de la popular, y actual entonces, película pornográfica de gran presupuesto 'Garganta profunda'.

"Cálmate, chico", advirtió Roy nerviosamente mientras continuaba acariciando mi cabello.

Seguí su consejo y me contenté con lo que pudiera manejar de él con comodidad, luego comencé a chupársela. Recuerdo haber pensado en lo extraño que parecía que tener mi cabeza empalada en un miembro tan impresionante como el suyo, me hacía sentir más hombre que nunca.

Mi succión se volvió más ardiente cuanto más se engrandecía ese sentimiento dentro de mí. Agarré su bolsa testicular con ambas manos y pronto llené la habitación de ruidos sordos debido a mi intensidad. En poco tiempo, sus gemidos de profunda satisfacción comenzaron a competir con los míos.

Empecé a balancearme mientras se la chupaba y me emocioné con la sensación de sus grandes manos al ponerlas sobre mi cabeza. No me presionó, ni tampoco se afirmó con ningún tipo de agresión. Simplemente, las dejó seguir el movimiento mientras yo furiosamente me ponía al servicio de lo que consideraba como sus expectativas más legítimas.

Su respiración se aceleró y respondí lanzándome a su turgente órgano con una premura aún mayor. Empezó a mover las caderas a un ritmo constante para encontrarse con mis estocadas.

El suave tono de voz de barítono en el que pronunció sus palabras de aliento, alimentó mi deseo de saciarlo. Comenzaba a dolerme el cuello, pero hacer una felación a este hombre extraordinario hasta concluir con éxito, se convirtió en mi única razón de existir. Esquivé el impulso de descansar.

Solté sus pelotas y deslicé mis brazos sobre su vientre. Entonces sucedió lo más maravilloso.

Sentí a Roy tensándose debajo de mí y su gorda polla comenzó a latir en mi boca. Apreté mis labios sobre su sustancioso contorno para recibir su regalo... Salió disparado en dirección hacia la fuerte succión que había creado en él con expectación.

Una vez que se relajó, levanté la cabeza de sus ingles con un sorbo ruidoso y con orgullo le mostré mi lengua nadando en su copiosa descarga. Viendo lo complacido que estaba, me lo tragué de un golpe.

"¿Lo he hecho bien?", pregunté.

"¡Lo has hecho magníficamente, campeón!", me aseguró con una sonrisa de amor.

En nuestro tiempo de privacidad, Roy me dio acceso ilimitado a él. A pesar de lo duro que trabajábamos, debería haber noches en las que realmente no quería nada más que acurrucarse conmigo y simplemente relajarse, o incluso dormir. Pero mi hambre por él y su maravilloso cuerpo era insaciable en esos primeros días y él nunca llegó a negarse.

Por extraño que suene en estos tiempos progresistas, ni siquiera pensaba realmente en nosotros dos como homosexuales en ese momento. Aparte de nuestra conducta sexual, nada sobre nosotros o las vidas que llevábamos se parecía en nada a la forma en que se retrataba a los homosexuales en las noticias o en el arte.

Películas como 'Los Chicos de la Banda' nos retrataban como reinonas ceceantes y calentonas. Mis muñecas no parecían flácidas de ninguna manera y ciertamente no había nada afeminado en la montaña de músculos y barriga cubierta de pelo que adoraba.

Fuera de las ciudades más grandes de Estados Unidos, empezaron a surgir solamente unos leves atisbos de movimientos por la aceptación y la igualdad, o incluso de comunidad. Por lo tanto, ninguno de nosotros se vio conectado a ninguno de esos grandes movimientos. Únicamente estábamos nosotros dos y la gozosa libertad que sentíamos cuando estábamos solos.

Aun así, entendí muy bien que teníamos que ser reservados y Roy nunca tuvo que advertirme que me controlara cuando estábamos en público. Era bien sabido que nuestras expresiones físicas de los sentimientos que teníamos el uno por el otro, eran ilegales en todos los estados por los que viajábamos.

Para cuando llegó julio y la feria llegó a mi ciudad natal, había agregado otros ocho kilos de músculo y relleno. Con un peso de 85 kg, lucía una musculatura que modestamente comenzaba a mostrar el tipo de redondez que Roy personificaba para mí.

Me parecía poco al espárrago de 72 kg que había arrojado su bolsa de lona en el baúl de Bruce a fines de mayo. Tuve que afeitarme con más frecuencia, e incluso había algunos rizos de pelo en mi pecho y vientre, que comenzaban a curtirse.

A mis padres se les había metido en la cabeza la idea de que me quedase con ellos mientras durara esa parada de la feria. Se sintieron terriblemente decepcionados durante mi última llamada antes de mi regreso a casa, cuando insistí en que las demandas del trabajo requerían que continuara mi vida en la carretera como de costumbre.

A medida que se acercaba el momento, Roy parecía más comprensivo con el deseo de mis padres de tenerme en casa de lo que yo había sido. Señaló que solamente sería una semana; que estaríamos juntos todos los días y nuestras noches se reanudarían tan pronto como nos pusiéramos en marcha.

Sin embargo, en deferencia a mi floreciente sentido de independencia, me dejó la decisión final a mí. Ganó mi deseo de estar con él.

Evidentemente, el tío Bruce sabía dónde estaba la única zona de hoteles de la ciudad. Al identificar nuestro bungalow por la camioneta de Roy, apareció allí para hablarme con sentido común la noche que llegamos.

Tan pronto como Roy se dio cuenta de quién estaba llamando a nuestra puerta, me hizo pasar rápidamente a la otra cama para estar estirado en ella cuando la abrió. El tío Bruce no pareció darse cuenta cuando me levanté para saludarlo después de entrar.

Explicó que ya se había ocupado de los detalles del avance, por lo que Roy y yo no teníamos otros asuntos que atender antes de que la caravana de la feria nos alcanzara. Este alto coincidió con otro día libre junto al fin de semana, y nos ahorró dos días de trabajo.

"Estoy seguro de que Roy no puede recordar la última vez que tuvo tres días seguidos libres. Deja que el hombre tenga un poco de tiempo para sí mismo, Eddie", sugirió erróneamente.

Con la intención de proteger el acuerdo clandestino de Roy y mío, cedí y me fui con Bruce para quedarme en la casa de mis padres.

Fue un reencuentro feliz y estaban asombrados de los cambios físicos en mí después de tan poco tiempo de ausencia. Mi padre estaba particularmente orgulloso y con frecuencia tocaba mi añadido volumen corporal aquí y allá con admiración.

"¿Dónde está mi hijo? ¿Qué has hecho con él?", bromeaba, verdaderamente impresionado por los nuevos tendones que lucía.

Me pasé las dos primeras noches con mis padres sin dormir. Miraba alrededor de la habitación mientras yacía en mi cama individual con el cabecero en forma de rueda de carreta y las patas como tablas, y me sentí extrañamente fuera de lugar. Era la habitación de un niño. Pertenecía en todos los sentidos al niño que ya no sentía que era.

Por mucho que amaba a mamá y papá, di vueltas y vueltas, añorando con dolor el consuelo de los fuertes brazos de Roy. Fue entonces cuando me di cuenta de lo completamente que había caído en su atracción gravitacional. La vida fuera de la seguridad de mi órbita a su alrededor, estaba resultando desdichada.

Mis padres escuchaban atentamente durante la cena de la tercera noche, mientras les explicaba en detalle todo lo que implicaría el montaje del día siguiente. Describí mis responsabilidades una vez que la feria se ponía en funcionamiento y busqué su beneplácito para retomar mi rutina.

Dijeron que entendían y estuvieron de acuerdo en que podría regresar con Roy durante el resto de mi estancia, cuando papá me dejara la mañana siguiente en el recinto ferial.

Roy ya estaba revisando el diseño de la estructura del año anterior cuando llegamos. Le presenté a mi padre. Después de una mirada a su corpulenta constitución, mi padre, como casi cualquier otro hombre adulto que había visto en presencia de Roy, cayó inmediatamente bajo su hechizo y me aseguró que no tenía dudas de que estaba en buenas manos.

Traté de no parecer demasiado feliz al ver a Roy delante de mi padre, pero en realidad esas tres noches parecieron más bien años.

"Tu padre es un tipo muy agradable", dijo Roy mientras lo veíamos irse al trabajo.

"Sí... ¡y tiene muchas otras cosas buenas!", dije, rebosante de orgullo de que se hubieran llevado tan bien.

Roy miró a su alrededor, creo que asegurándose de que estuviéramos completamente solos, luego me miró con una sonrisa de oreja a oreja.

"De tal palo, tal astilla," dijo con un guiño.

Luego me sorprendió con un abrazo que incluyó un pico rápido justo en los labios. Su valentía me sorprendió y me tranquilizó. Se sonrojó.

"No recuerdo que tres noches hayan sido más largas o más vacías", confesó el mastodonte.

"¡No me digas!", estaba absolutamente de acuerdo, "Me encantó estar con ellos y demás... pero creo que no pude pegar un ojo".

"¡Yo tampoco! Ahora sé cuánto te echarán de menos... pero estoy muy contento de que hayan visto las cosas a tu manera".

Estaba ansioso por retomar la vida a su lado.

"¡Eh! Tenemos trabajo que hacer, feriante.", le recordé.

Fue un montaje típicamente agotador, pero si no recuerdo mal, esa noche me acurruqué a su lado después de quitarnos la ropa de la cena, y mamé esa gorda y hermosa polla suya durante casi dos horas para celebrar nuestra reunión.

Roy me sonrió todo el tiempo, como un niño agradecido al que le devolvieron un cachorro perdido. Acariciaba mi cabello y mi espalda alternativamente, llamándome su ángel guardián y asegurándome que era mío para hacer con él lo que quisiera.

A diferencia del programa de breves visitas quincenales que el tío Bruce había mantenido hasta ese momento, ostensiblemente para cuidarme en nombre de mamá y papá, pero que en realidad eran para que él y Frieda pudieran "follar como conejos", estuvo presente todas las noches una vez que abrimos.

La noche del estreno me encontró y me dijo que despejara mi agenda para una cena más en casa de mis padres. Dijo que tenía un gran anuncio.

El sábado fue la noche en la que todos quedamos. Esperé a Bruce a que me recogiera del motel. Roy se había estado comportando de manera extraña todo el día y me preguntaba qué le pasaba.

Bruce llegó y me sorprendió ver a Frieda en su coche.

"¿No debería estar haciendo su show?", pregunté.

"Te lo explicaré más tarde, niño", respondió con ansiedad, "pero por ahora solamente estate tranquilo... ¿Por favor?"

Asentí.

Durante la cena, anunció que cerraba la puerta a su excesivamente larga soltería. Le había propuesto matrimonio a Frieda y ella había aceptado. Estaba dejando la vida de la feria por la felicidad conyugal formando una familia.

Todos estábamos sorprendidos pero encantados por ellos. Frieda parecía un poco incómoda al principio, pero mamá y papá la aceptaron fácilmente y pronto se relajó para disfrutar de la velada.

La había llegado a conocer bastante bien en el camino. Me gustó la idea de que ella estuviera cerca para recordarme la aventura que estaba compartiendo con Roy, una vez que inevitablemente tuviera que dejarla atrás.

Cuando regresé a nuestra habitación, Roy estaba desnudo con sus almohadas apiladas detrás de él para apoyarse mientras miraba a sus amadas 'zurras'. Me quité la ropa y puse mi trasero en uno de sus muslos del tamaño de una cintura, un brazo sobre sus hombros con mis piernas dobladas entre las suyas y mientras, me puse a jugar con sus pezones.

"¿Quiénes participan?"

"Bruiser Brody... nunca había visto al otro tipo antes... acaban de empezar", dijo mientras pasaba perezosamente un dedo de arriba abajo por la raja de mi culo.

Compartí las noticias de Bruce con él.

"Lo sé", dijo con una sonrisa, "he estado enfrascado todo el día para encontrar una sustitución."

"Pensé que estabas actuando de forma rara. ¿Por qué no dijiste nada?".

"Bruce me juró guardar el secreto", dijo mientras acariciaba mi polla y mis testículos con la otra mano, "No puedes hacer un gran anuncio si todo el mundo ya lo sabe".

"Cierto", estuve de acuerdo, "Entonces, ¿quién la va a sustituir?".

"La Voluptuosa Velma".

"¿Y quién diablos es la Voluptuosa Velma? ¡¿Y cómo coño la has encontrado tan rápido?!" Pregunté incrédulo, dejando de jugar con sus pezones.

"Shirley", dijo, sonriéndome.

"Oh... bueno, eso tiene sentido", respondí y tomé la punta de su pezón erecto entre mis dedos.

"Se lo ha ganado", dijo acurrucándome contra él.

Mientras tiraba de su pezón, comenzó a endurecerse y sentí su miembro presionar contra mi muslo.

"¿Quieres que te chupe la polla mientras tú y Bruiser terminan de ponerse al día?"

Él se rio y entrelazó sus manos juntas, sus brazos alrededor de mí en un agarre fingido de lucha libre.

"¡Hay barra libre todo el día para ti, campeón!"

Giró su rostro hacia mi pecho y tomó mi erecto pezón derecho entre sus dientes, jugueteando con destreza con la punta de su lengua.

Me agaché y me coloqué para tener su polla cerca de manera cómoda, luego me puse a manos a la obra. No pasó mucho tiempo antes de que Bruiser Brody dejara de ser interesante y Roy prefirió fijar sus ojos en mi programa.

Al día siguiente vi a un par de mis compañeros de la escuela caminando con sus amigas mientras yo felizmente sacaba mierda de la atracción de los ponis. Al igual que mis padres, estaban asombrados por el cambio en mi apariencia, y tal vez aún más sorprendidos de que me viera tan feliz en mi trabajo dada la naturaleza de mi ocupación en ese preciso momento.

Fue agradable verlos, pero no eran el tipo de amigos que odias dejar atrás ni nada. En realidad, no tenía ninguno cuando echo la vista hacia atrás. Supongo que mi 'profundo y oscuro secreto' me impedía tener amigos tan cercanos.

Intercambiamos historias sobre nuestros veranos. Me sorprendió un poco lo mundano y típicamente de "escuela secundaria" que sonaban. Fue muy parecido al descubrimiento que había superado mi habitación.

Roy se acercó mientras hablábamos y se los presenté. Cuando se alejó, vi a las chicas hacer muecas de disgusto y las escuché reírse entre ellas.

"¡¿Qué era ESO?! ¡Joder! ¡La cosa más aterradora que he visto en mi vida!", uno de los chicos comentó groseramente a las chicas con una risa sarcástica.

"Créanme... esa 'cosa' es el hombre más amable, inteligente y trabajador que probablemente conoceréis en vuestras vidas", les informé rotundamente, "Tengo que volver al trabajo. Cuidaos."

Con eso los despedí y comencé a pensar en el placer de estar atascado junto a Roy en su camioneta cuando nos dirigiéramos hacia el sur, haciendo gradualmente nuestro camino de regreso a Tennessee. Sin embargo, hasta que llegó el martes, estaba perfectamente contento de trabajar duro para él todos los días, y luego colocarme sobre él en nuestra cama, para disfrutar estar desnudo con él todas las noches.

No sentí absolutamente ningún remordimiento por irme mientras nos dirigíamos al sur para comenzar mi última etapa del viaje. Mi aventura terminaría en Jasper, Tennessee, justo al oeste de Chattanooga. Al final de esa parada, tomaría un autobús de regreso a casa. Mientras ponía mi mano en la de Roy, tan grande que apenas cabía entre nosotros en el asiento, noté que el lugar del que nos íbamos, estaba dejando de ser mi casa excepto por mi familia.

Parecía notar mis sentimientos.

"Es curioso lo que transforma la vida en carretera a un compañero, ¿verdad?"

Se quedó en silencio de nuevo y dobló su mano alrededor de la mía. Condujimos en silencio un rato más.

"Vas a estar bien, campeón", me animó, dándome un apretón en la mano.

Sentí ganas de llorar; no porque mi 'hogar' se desvaneciera en su espejo retrovisor, sino porque estar de vuelta allí me había hecho darme cuenta de lo rápido que habían pasado mis primeras seis semanas con él. Solo teníamos seis más por delante y quería de alguna manera reducir la velocidad, extenderlos hasta la eternidad si pudiera.

Roy puso a mi disposición el consuelo de esa mano increíblemente grande durante el tiempo que la necesité y, por lo demás, me dejó con mis pensamientos. Lento, pero seguro, reuní mis fuerzas y comencé a entablar una conversación con él.

Su 'don de la palabra' vino rápidamente al rescate y nuestra charla pronto fluyó libremente de nuevo. La alegría que encontré en su compañía regresó y, una vez más, empujó todos los pensamientos de nuestra inminente separación al fondo de mi mente.

Esa noche retomamos nuestro juego sexual con un fervor que nunca antes habíamos alcanzado. Me subí a su regazo y jugué con mis dedos en los profundos pliegues donde sus pectorales empezaban a abrazar su vientre. Hizo que mi verga se enfureciera con fuerza cuando descubrí cómo hasta dentro las podía meter.

"¡DIOS, eres sexy!", exclamé.

"Levanta las caderas un segundo", me instruyó.

Hice lo que dijo y se agachó para ayudar a que su polla dura como una roca se liberara, dejándola asentarse en la hendidura abierta de mis nalgas abiertas. El calor y el espesor de la misma cuando se asentó contra mi región inferior, enviaron una sacudida a través de mi joven cuerpo hasta las puntas de los dedos de mis pies y manos.

Las cejas de Roy iniciaron un pequeño baile, haciéndome reír nerviosamente. Sacó la lengua, así que comencé a chuparla de la forma en que normalmente le chupaba la polla.

Retrayendo su lengua en el pico de mi pasión, rápidamente metió su dedo medio, grueso como un pene, en mi boca aún abierta.

"Chupa eso... ponlo bien húmedo", dijo con una sonrisa traviesa.

Envolví ambas manos alrededor de la suya y comencé a mover mi cabeza sobre ella. Me pregunté qué tenía en mente.

Sacó el dedo de mi boca y lo inspeccionó.

"Eso debería funcionar", anunció y sacó la lengua de nuevo.

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