Ex-citacion

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Apagué la luz, cerré las cortinas y coloqué música acorde a la situación en el TV con un fuego como fondo de pantalla. Encendí algunas velas y las coloqué alrededor de la cama en el piso. Ellas seguían perdidas en lo suyo y cada vez menos ropa las acompañaba, me encargaba de recibir sus prendas sin interrumpir, evitando que cayeran sobre las velas y ocurriera un accidente.

Veía como se besaban, acariciaban y consumían lentamente sin afán alguno, como sus cuerpos se retorcían, la piel de gallina aparecía tras el erotismo de sus caricias y sus pezones endurecen al salir de sus bocas. Luna comenzó a bajar por sus senos, su vientre hasta enredar sus dedos en sus tangas y quitarlas con calma y reír sosteniéndolas entre sus dedos mostrándole lo empapadas que estaban. Se corrió el cabello hacía un lado para que yo pudiera ver como se clavaba en su sexo con esa sonrisa de maldad que me estaba matando.

Mi pene daba tumbos de placer levantando la pantaloneta. Mi esposa abrió los ojos y al verme ahí de pie se corrió un poco a un lado de la cama...

- Eso sobra --señalando mi pantaloneta--

...y con la palma de la mano me invitó a acostarme a su lado.

Me desnudé y a ella le gustó mi fuerte erección. Apoyé la espalda en la cabecera, ella acomodó su cabeza en mi hombro y nos quedamos viendo como Luna disfrutaba de su inmersión en las profundidades. Nos comenzamos a besar y no parábamos de sonreír, de verdad parecía un sueño y no tenía ganas de despertar.

Mi esposa cerró los ojos, llenó de saliva su mano y sin parar de besarme. Empezó a masturbarme con la yema de los dedos, muy despacio acariciando cada vena, cada pliegue, apretaba mi pene y pasaba su dedo pulgar sobre mi prepucio.

Escupía su mano, acariciaba mis testículos e iba un poco más allá pasando sus dedos por mi nies lo cual debo aceptar me gusta, pero me daba un poco de vergüenza delante de la invitada. Traté de correrle la mano, me abrió los ojos regañándome con la mirada y me quitó la mano para que no estorbara. Se llenó la palma de saliva y fue directo por mi nies pasando por mi ano de vez en cuando con sus dedos.

Mi mayor sorpresa fue cuando sentí la mano de Luna acariciar mi muslo. Miré de reojo, pero ella seguía con los ojos cerrados y muy concentrada en darle sexo oral. Mi esposa al notarlo, sonrío y me colocó su mano sobre los ojos para que los cerrara.

- Ya sé, solo relájate --me dijo--

Tampoco se lo esperaba, pero no iba a impedirlo, es más, notando su timidez acudió por su mano y la llevó hasta mis testículos sin siquiera voltear a mirarlas. Mientras Luna me acariciaba, mi esposa se inclinó un poco hacia adelante para darle unas cuantas chupadas a mi pene y derramando saliva por montones para que Luna pudiera usarla.

Eso fue indescriptible, de verdad era algo único que me hacía respirar fuerte de la emoción. Luego volvió a su puesto, sonrió y acomodó sus dedos sobre mi glande... los subía y bajaba lentamente como si se tratara de una araña, me hacía estremecer y tener que hacer un esfuerzo extra para controlar mis ganas de venirme.

- Uy amor, que tortura
- ¿No te gusta?
- Si --respiraba profundo-- mucho

Volteé a mirar a Luna y ella entendió que obviamente me estaba imaginando que era ella y me dio algo de vergüenza.

- Si amor, yo también --sonrió pícaramente pensando lo mismo--

Nos comenzamos a besar con pasión, mi miembro cada vez se ponía más duro y Luna cada vez imitaba más los movimientos previos de mi esposa interesándose en mi nies y mi ano.

- No amor, lo siento así no --le dije--
- Relax, disfrútalo

Me dejé llevar cerré los ojos y como dijo mi esposa solo me concentré en el placer, esperando poder aguantar.

- ¿Pueden apagar el TV? --dijo Luna--
- ¿y eso? --le preguntó mi esposa--
- No quiero que --levantó su rostro de su sexo y le sonrió-- me vean

Mi esposa dedujo sus intenciones, se estiró para alcanzar el control y al apagar la pantalla quedamos casi en penumbras solo con la luz de las pocas velas que había encendido. Ella se acomodó de rodillas y tomó mi miembro entre sus manos...

- ¿Me enseñas? --le preguntó a mi esposa--
- Claro mamacita

------

¿No se suponía que era a mi esposa a la que le íbamos a hacer el amor? ¿y esto que fue? No me voy a quejar, tampoco soy estúpido, pero ya no entiendo.

Mi esposa un poco sorprendida se acomodó de rodillas, se empezaron a besar y con sus manos combinadas me iban masturbando. Ella le decía cómo acariciarme, dónde, cuándo, por cuánto tiempo y con cual cantidad de presión.

Ahora si estaba a punto de reventar, el suspenso me mataba y el tiempo pasaba como en cámara lenta mientras veía como se besaban y dejaban caer gotas de saliva sobre mi pene.

Se inclinaron un poco hacia adelante y tomaron mi glande entre sus labios pasando la lengua sutilmente entre mi pene y sus bocas. Pasaban la lengua lamiendo y se turnaban para chuparlo sin ningún afán. Se tomaban el tiempo para acariciarlo mientras se besaban y volvían a compartirlo. Combinaban sus lenguas, chupaban una al lado de la otra, las escuchaba hablar en secreto y mientras lo chupaban con ganas juntaban sus manos en mis testículos y se morían de la risa cada que pasaban su dedo meñique por mi ano.

Mi esposa se percató que en esa posición no me dejaba verlas y se acomodó al lado de ella, le corrió el cabello con las manos para que la pudiera ver y se quedó mirándome mientras ella me lo chupaba de forma deliciosa.

- ¿Te gusta? --me preguntó--
- A mi si... pero a ella...

Luna abrió los ojos, mirando directo a los míos y mientras me masturbaba se metía y sacaba el pene con gran habilidad de su boca, bastante bien como para ser la "primera vez" que lo hacía.

- Tu que crees

Respondió mi esposa sonriendo mientras pasaba su mano por detrás de ella, metía su dedo en su sexo para mojarlo y luego se lo introducía lentamente en el asterisco. Se notaba que ya habían pasado por esas en sus encuentros anteriores y no me extrañaría que mi esposa haya descubierto con ellas su deleite por el sexo anal.

Mientras se divertía en el patio trasero de su amiga se inclinaba hacia mí para hacerle compañía, se acomodaron cada una a un lado de mi miembro y me toco cerrar los ojos para poder aguantar lo delicioso que se sentía sus bocas de arriba a abajo de mi pene.

Luna levantó mi pierna izquierda y mientras mi esposa me lo chupaba atragantándose con el pene hasta la base, ella me chupaba las bolas. Esta es la hora que no se ni como termine acostado de lado y con su lengua en mi trasero, la movía en círculos y la apuntalaba en mi interior. Era como estar en el maldito paraíso y sólo gracias a que mi esposa apretaba en el lugar correcto con sus manos no le llené la boca de semen cuando metió una falange en mi interior.

Luna al ver a mi esposa como se atragantaba con mi miembro hasta la base, afortunadamente abandonó su lugar y mi trasero pudo descansar. Trató de hacer lo mismo, pero no era capaz de lograrlo.

- ¿Cómo haces?
- Años de práctica, pero si te acomodas así...

La ayudó a ponerse encima mío, abriendo sus piernas y dejándome su sexo a la altura de mi boca.

- ...es más fácil

Le empujó las nalgas hacia abajo y sus labios vaginales se abrieron para mí mostrando ese pequeño botón abultado que fue inevitable no recibir en mi boca, degusté cada rincón de su vagina y practiqué en ella todo lo que mi esposa me había enseñado hacerle.

Mientras Luna gemía, mi esposa sonreía y no paraba de besarla encaminándola hacía mi pene que sostenía con su mano.

- Tramposa

Luna le replicó, tratando de disimular, pero en realidad le gustaba demasiado la idea. Mi esposa la tomó de la cabeza y la empujo hasta meter mi pene hasta el fondo y así no pudiera "quejarse" mas.

Lo intentó un par de veces, pero terminó tosiendo y muerta de la risa, al menos se divertía. Mi esposa se le acercaba al oído y le daba indicaciones de como se debía acomodar y con un par más de intentos por fin lo logró. Ella con los ojos aguados y la barbilla llena de saliva salía orgullosa a besarla y luego regresaba a repetir su hazaña.

Eso terminó de calentar los ánimos de mi esposa quien comenzó a besarla con deseo, hasta que su amiga terminó de rodillas sobre mi rostro y ella con mi pene en su interior, al fin tenía para mí su húmeda y caliente vagina. No se alcanzan a imaginar lo deliciosa que es.

Entre gemidos y besos se daban placer acariciando sus senos, metiendo la mano en su sexo y la calentura de Luna era tal que movía su cuerpo de adelante hacia atrás para que mi lengua pasara de su sexo a su ano. Se apoyó en el hombro de mi esposa, abrió los ojos y colocó su mano en su sexo presionando su clítoris para tratar de detener lo inevitable, pero al darse cuenta que no iba a ser capaz se empezó a masturbar rápidamente, acomodó su sexo en mi boca, sus piernas empezaron a temblar y recibí su delicioso orgasmo.

- AHHHH AHHHHH AHHHHHHHHHHHHHH!

Se colocó la mano en la boca y sus piernas no paraba de temblar de la emoción hasta que relajó su cuerpo, descargando su peso sobre mi nariz que quedó dentro de su vagina dejándome sin respirar unos segundos.

- No lo puedo creer! Dios mío!

Sonreía como niña en dulcería y llenaba de besos emocionada a mi esposa por todos lados porque desde que se había separado no había podido tener un orgasmo con alguien más y le parecía aún más increíble que uno de los culpables de que eso sucediera fuera un hombre.

------

Se levantó a buscar algo en su bolso, riendo pícaramente sacó un arnés con un dildo y se lo empezó a poner velozmente.

- ¿Vos ya ibas preparada a todo cierto? --le preguntó mi esposa--
- Claro, ya sospechaba que ellas eran de mi equipo
- ¿Por qué no te fuiste con ellas?
- Porque encontré algo mejor

Luna se acomodó detrás de mi esposa, llenó de lubricante el dildo y lo acomodó en su trasero.

- Ni creas que...
- ¡¡¡Si!!!
- ¡¡¡No!!!
- ¡¡¡Si!!
- No Luna así no... ahhhh

Yo no tenía ni idea de que se trataba ese juego de palabras entre ellas, pero me encantaba la idea de hacerle una doble penetración a mi esposa. Eso con toda seguridad la iba a enloquecer.

- ¡Que no Luna! ya sabes que pasa!

Tiró las manos hacía atrás para correr el dildo pero yo la tomé de las muñecas y no la dejé mover. Le dije las mismas palabras que ella me pronuncio.

- Relax --mirándola a los ojos-- disfrútalo
- Es que...
- Nada, relax!

Ella cerró los ojos, los apretó con fuerza al sentir como Luna encendía la vibración del dildo y comenzaba a meterlo lentamente. Se tomó su tiempo, fue delicada y amable, espero a que dilatara naturalmente.

La vibración la podía sentir en mi miembro porque el dildo estaba literalmente a milímetros de distancia en otra cavidad. Se apoyó sobre mi pecho y me enterró las uñas soltando un grito desgarrador cuando se lo metió hasta el fondo.

- Amor es que...
- Shhh, es que nada, disfrútalo!

La verdad nunca había visto así a mi esposa. No fue para nada delicada y empezó a cabalgar, moviéndose de adelante hacía atrás con fuerza, sus nalgas rebotaban contra la pelvis de Luna y mi miembro entraba y salía a toda marcha. Su cuello se empezó poner de color rojo y muy pronto su cara desfiguraba me miraba con remordimiento.

La tomé de la cintura y Luna se apoyó sobre mis manos en el mismo lugar, la movíamos a nuestra voluntad y penetramos con fuerza lo más duro y rápido que podíamos.

Perdió la fuerza en las manos y apoyó su frente sobre la mía con su boca abierta dejando caer la saliva en la mía.

- Amor, de verdad ahhhh, paremos, paremos

Ni le hicimos caso, seguimos penetrándola sin descanso. Luna se inclinó sobre ella rozando su espalda con sus senos, apoyando sus pies sobre la baranda inferior de la cama para penetrarla con más fuerza, gemía sobre su hombro tratando de besarla mirándome fijamente a los ojos.

- ¡¡HÁGANLO!!! ¡¡HÁGANLO!!! --grito mi esposa--

Me abalance hacia su boca y nos besamos con rabia y desespero. Mi esposa reía entre gemidos y buscaba la forma de besarnos al tiempo.

Luna se hizo de rodillas y tomó la primera prenda que alcanzó con sus manos. La pasó por delante del cuello de mi esposa y apretó con fuerza sus puños jalando hacia atrás hasta dejarla sin respiración. Vaya sorpresa me llevé, 8 años de casados y no tenía ni idea que le gustaban ese tipo de juegos.

Me miró como si estuviera poseída, apoyó sus manos en la cabecera, su ritmo bestial y frenético hacía andar la cama por la habitación. Cerró los ojos, miró al techo, los espasmos al interior de su vagina succionaban mi pene y no aguantaba más, pero justo cuando iba a explotar me apretó tan fuerte como si lo fuera a estrangular y no pude venirme, fueron un par de segundos en los que sentía la misma sensación del orgasmo, pero sin poder expulsarlo.

Se sentó sobre mí, su vagina se relajó por unos segundos y explote como nunca en mi vida, ella al sentir el chorro en su interior volvió a apretar, pero ya no iba parar de llenar su vagina con mi semen.

- AY NO!! NO NO NOOOOOOOOOOO!! --me miró con vergüenza-- AMOR LO SIENTO LO SIENTO!!!

Al principio trato de contenerlo colocando sus dos manos sobre su sexo, pero tuvo que apoyarse en la cama para no caerse.

- AHHHHHHHHHH AHHHHHHHHHH HPPPP!!!!!!!!

Podía sentir como mi pelvis se mojaba y la humedad bajaba por mi piernas y testículos como una cascada.

Luna soltó su cuello y metió sus manos por debajo de sus brazos hasta su sexo, separo sus labios vaginales y un chorro salió directo hacía mí, bañándome y empapando no solo la cama sino hasta la pared.

- ¡LO SIENTO! ¡LO SIENTO!

------

Yo estaba asombrado, no podía creer lo que había pasado, pero no se me borraba la sonrisa de la cara, eso había sido increíble. Mi esposa jadeaba sin parar y ocultaba su mirada, estaba avergonzada por lo que acaba de pasar.

- ¡Lo siento amor! ¡Lo siento! --con su voz de puchero--

- ¿Qué? ¿estás loca? esto fue lo mejor del mundo

Le levanté la mirada, la abracé y le di un beso. Luna apareció por detrás abrazándola y uniéndose a nosotros. Esta vez más natural y sin misterio, nos besamos los tres como si lo hubiéramos hecho toda la vida.

- Viste, te lo dije

- ¿Esto ya había pasado? --pregunté--

- Si --contestó apenada--

Esa noche al fin pude conocer cuál era el súper secreto que tenían entre ellas y el motivo del aumento de conversaciones calientes cada agosto. Ya había tenido un orgasmo con la misma intensidad con ellas y por eso no quería una doble penetración, porque ya sabía cómo iba a terminar, pero lo que no sabía, era cómo lo iba a tomar yo.

No sé si por hacerla sentir mejor o para que no fuera la única avergonzada, Luna dijo que a ella le atraían más las mujeres, pero que en realidad se sentía atraída por las personalidades, pero por estar con Soledad nunca lo decía. Lo que la llevó a confesar que en realidad ya se había masturbado pensando en tener un trio con nosotros, no sabía porque, pero esa idea le rondaba por la cabeza desde que fuimos de visita a su casa y por eso también trató de evitarnos, porque sabía que no iba a poder decir que no si llegaba suceder.

Terminamos entre risas, acostados juntos en medio de la inundación, también en parte para que mi esposa se diera cuenta que no era algo a lo que había que tenerle asco. Lo gracioso es que ahí acostados se les ocurrió que la mejor idea de vengarse de Soledad por ser tan HP era tomarnos una foto juntos y enviársela.

Luna no tardó en tomar una selfi, se acomodó en el medio mientras nosotros le dábamos un pico en la mejilla. Ella irradiaba una gran sonrisa porque claramente se podía notar la ausencia de ropa y lo que estábamos haciendo. Abrió su WhatsApp y junto con la imagen le mando el mensaje:

"El Karma es una perra. Los que valen la pena terminamos juntos disfrutando la vida y el resto en soledad. ¡Hasta nunca!"

Esa noche no solo aprendí cosas secretas de mi esposa, también aprendimos a no tener miedo de hablar, disfrutar e inclusive hasta tener invitadas.

Luna se convirtió en una amiga muy muy muy cercana. Esa noche fue más larga, después del mensaje se calentaron los ánimos de nuevo y nos divertimos hasta el amanecer. Con ella ahora tenemos más confianza y aprendimos experimentar cosas nuevas... pero eso hace parte de otra historia.

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Idea: Natasha + Agata
Escrita: Axel

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