GV1016 Ch. 01

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Esta vez es una mujer tan mayor como la supervisora que entra trajeada con una chaqueta de oficinista marrón. Bajo esta lleva una blusa blanca. Sus pantalones marrones son de pinza, y bajo de ellos se ven unos escarpines negros puntiagudos de tacón fino alto. La mujer es bastante delgada y en su cara hay un mapa de arrugas. Lleva el pelo tintado de dorado sobre unas raíces marrones. No es muy atractiva, pero impone en mi una inquietud ya que esta mujer no viene a jugar. Seguramente esté interesada por el alquiler de uno.

Esta no pasa por delante nuestra, va directa tras nuestra. Puedo oír como sus tacones anda despacio tras mía en dirección a las jovencitas.

Otra entrada!.

Esta vez es una chica de unos 28 calculo. Me sorprende mucho lo atractiva que es a pesar de que parece que va vestida sencilla con unos mini jeans apretados sobre los muslos morenos al sol. Encima lleva una camiseta blanca semi ajustada de mangas cortas. Su pelo es negro brillante y lo lleva recogido en una cola de caballo. Los rasgos finos de sus cara son una mezcla casi latino americana. Me encanta!. Un cuerpo descomunal, estatura mediana y cintura estrecha. Sus pechos son muy generosos acorde y en proporción de unas buenas nalgas.

Viene hablando por el mobil. Mis ojos se clavan en sus zapatillas de playa en cuando va andando por delante de la fila de esclavos. Al final inmersa en la conversación por el mobil, se detiene cerca mía.

Sus pies son perfectos, parecen esculpidos. Sobre la goma descansa los pies mas bonitos que he visto en mucho tiempo. Los deditos recogidos y sus uñas con el corte perfecto bajo un brillo adecuado, son muy apetecibles chuparlos. Entre el dedito mas gordo y el resto, pasa dos tiras blancas en diferentes direcciones sobre el empeine. Estoy deseando con todas mis fuerzas que los pose sobre la cruz, pero no parece que tenga intenciones de que quiera que le adoren las zapatillas. Ella aún habla por el mobil, y de vez en cuando pone un pie en puntillas, regalándome a mi vista su planta.

Oghhh!!!

Alguien está acariciando mis pelotas.

Miro por mi costado hacia atrás, y me sorprendo al ver a la señora mayor levemente inclinada para acariciarme. Puedo sentir la manga de la chaqueta rozando por mi glande en el momento que araña con sus uñas largas todo mi saco escrotal.

Oughhh!!!

Ahora coge mi glande entre sus dedos....

La visión que estoy teniendo de esos pies hermosos, y ahora esto... No se si puedo resistirlo.

Las jovencitas pasan por detrás de la que me está acariciando el glande, y se salen de la sala en busca de la sala BIS. Luego oigo entrar mas personas, pero ya ni me fijo en la entrada. Estoy en un punto muy comprometido. Las pastillas son verdaderamente muy eficaces en mi. No se como con tan pocos detalles, estoy apunto de eyacular sin necesidad de bombearme.

La señora no dice nada, solo se limita a apretarme del glande para sacarme gotas de lívido. Luego con la punta entre sus dedos, lo vira a la izquierda y luego a la derecha. Es como si quisiera ver mi pene en todo los ángulos.

Aparece la supervisora Sandra.

- Milena! Te estaba esperando.

Dice alegre la supervisora.

- Esta echando un vistazo a los nuevos que tienes expuestos.

La señora llamada Milena me suelta el pene y se dirige a Sandra para saludar con un beso en las mejillas.

- Ni falta que le hace querida, en mi despacho tengo una gama amplia de nuevos en el catálogo mucho mas jóvenes que este. Estaba deseando enseñárselo.

- Este parece el mas joven de la sala SM, ¿Llegará a la treintena?

Dice Milena señalándome.

- Bueno, la esclava fijada delante de el es aún mas joven, con 25. Este es de unos 33, lo que es muy atlético. De todos modos eche un vistazo a mi catálogo.

La respuesta de Sandra me ha dejado confundido. Al final Milena acompaña a la supervisora a la oficina.

Al mismo tiempo la chica que me a cautivado anda unos pasos por delante. Por fin colgó la llamada. Se va hasta el final de la fila para dar la vuelta. Derepente cuando va por detrás nuestra va despacio, creo que está interesada en nuestros genitales.

Delante mía veo las botas de piel de una señora entradita de carnes. Esta entró casi sin que me diera cuenta de verla bien en la entrada. Se ve muy interesada por la esclava, ahora que la sigo con la vista. Unas manos rellenitas con las uñas rojas moldea el culo de la condenada. Esta gime en respuesta de gratitud y aprovecha para consolarse en la goma que le penetra.

Al lado de ella hay dos esclavas mas cuales aún nadie se ha fijado. Estas son muy regordetas y oscilan entre unos 40 años. Eso si, no se cortan en consolarse en la goma en cuando Sara no mira.

La chica de las zapatillas anda despacio, y de momento no juega con nadie. Creo que lo que en realidad pretende es leer nuestras matrículas. Visto que la mujer delante mía no es muy agraciada para mi gusto, ahora voy a estar pendiente de esa morena que tanto me gustó. La pena que está detrás de nosotros, es muy difícil tener una buen ángulo de vista. Pero en cuanto se queda tras mía se detiene solo unos instantes. Y mierda! Se retira de la sala SM como si nada. :-(

En el momento que lamento su marcha, unos pasos de tacones llama mi atención...

Dios mío! Esta entrada es aún mas espectacular!

Una corriente fría me recorre y no doy crédito a lo que veo. ¿Amor a primera vista?.

Oriental de piel bronceada, pelo casi lacio y largo que cubre su espalda. Esbelta con las medidas perfectas. Estatura media aunque sus tacones la hacen inalcanzable. Sus piernas bien dibujadas se cubren con unos deliciosos y ajustados jeans celestes. Una blusa de ceda se encaja entre botones que luchan contra la fuerza de sus pechos. Blusa negra de mangas recogidas, que de los botones abiertos, se ve el brillo de su joya plateada en su cuello. Un bolso negro con cadena plateada casi diminuto a juego de sus negros zapatos puntiagudos y de fino tacón plateado. Perfecta! Es como una escultura o una muñeca de valor incalculable.

Su andar despacio hace que tiemble de miedo o emoción. No lo se. Soy cautivo a su llegada, y no puedo dejar de ver cada paso de sus preciosos zapatos. Su empeine brilla por el reflejo de los fluorescentes del techo. Cada paso es una nota de una gran obra musical. Y cuando se acerca mi pene la venera con una erección superior a mis límites.

Puedo sentir su mirada al vernos. Parece estudiarnos desde la distancia. No se si es a mi o al otro. Pero solo pensar que me observa, siento que mi alma sale a su encuentro. Igual mi voluntad de adorarla podría conseguir romper las restricciones.

Pasa delante mía esquivando a la señora gorda que tortura a la esclava. El esclavo vecino gime para llamar su atención. Pero antes de que yo piense hacer lo mismo, me doy cuenta que la hermosa oriental le mira con asco. Entonces rectifico y permanezco en silencio.

Ella anda tranquila hasta el final de la fila y se le adivina algo insatisfecha por la mercancía.

Algo triste y sin dejar de estar excitado como cuando la vi, me fijo en lo limpia que lleva la suela color casi naranja. Se ve que estrena zapatos y su arreglado atuendo nuevo me lleva a la conclusión de que va de paso por la tienda.

A ningún esclavo le ha puesto su zapato en la señal. A final da la vuelta y anda tras nuestra. Ahora si que anda mas despacio...

Mira mas detenida a cada esclavo. A uno de ellos se le acerca, pero no se digna a agacharse. El gemido del esclavo le delata. Pero ella rectifica y se pasa al siguiente.

El esclavo de mi lado gime en cuando ella se acerca a el. Es su turno. Pero a el tampoco le toca y tampoco se acerca.

Mi pene que sabe que va ser observado por ella, la espera impaciente con una erección bastante exagerada. Podría gemir, pero no me atrevo. Siento como si eso pudiera ser motivo de rechazo.

Se acerca!

Mi glande topa con la áspera tela de su jeans!

Oh no! ¿La habré manchado de efluvios?

Ella no perece molestarse y se inclina para ver mas de cerca el sexo expuesto.

No gimo, pero supongo que nota mi respiración cada vez mas fuerte. No se, tengo la sensación que incluso sonríe.

Mmmm!

La palma de una de sus manos se posa en una de las nalgas. Congelando el tiempo, disfruto del primer tacto a su piel. Cierro los ojos y espero mas...

Un dedo pulgar intenta separar mis gluteos. Luego otra mano ayuda a descubrir de mis nalgas un ano limpio y rasurado agradecido a los cuidados del club de Tasarte. Luego una mano baja para atrapar entre el índice y pulgar, la piel suelta de mi saco escrotal. Ahora solo siento esa mano estirando la piel para comprobar cuanto forro cubre los testículos.

Mmmm! Es mi alma la que gime.

Una gota mas espesa se derrama en mi glande, que como si ella lo esperara, lo recoge con la yema de unos de sus dedos de la otra mano.

Dios mío! ¿Que es o que quiere?

- Perfecto!

Es la primera palabra que le oigo decir con una voz dulce y relajada.

Me suelta y se alza de nuevo en busca de contactar visualmente con una de las dependientas.

- ¿Le ayudo en algo?

A perece Sara a nuestro encuentro.

- Buenos días! Me preguntaba si podría ver el historial de este esclavo.

- Oh si por supuesto. ¿Puede acompañarme?

- Si, como no.

La oriental y Sara se retiran al mostrador.

Emocionado y con las lágrimas de alegría recorriendo mi cara, afino mi oído para escucharlas... No están muy lejos.

- Me presento, soy Sara y de este libro le puedo dar mas detalles si no le importa.

- Me llamo Harumi, y la verdad que me he interesado por ese esclavo por el tamaño de sus testículos.

Sara ríe...

- Oh si, de aquí es el que mas luce cuando le caen esas bolsas. Y el tamaño de su pene es generoso comparado con los que tenemos ahora.

- Bueno, vi un morenito mas dotado. Pero apenas tiene dos pelotillas atrás.

Ríen ambas.

Sara abre un libro cual puedo ver en su portada mis iniciales...

- Este esclavo apenas lleva un día en la tienda. Está recién salido de Tasarte...

- ¿ De cuanto es su contrato?

- Dos años. Es uno de los mas largos que tenemos ahora mismo en la tienda. En su expediente cuenta con la firma sobresaliente de la señora Claudia.

- Oh si, tengo el gusto de conocerla. ¿Puedo leer la nota de sus cuidadoras?

- Por supuesto!

En el libro hay una nota obligatoria en la que se expone un comentario firmado por la señora Claudia:

" Esclavo GV1016. Clasificado SM. Se certifica garantía por la asociación de Tasarte con nota máxima en obediencia y anticipación. Fetiches: Pies y calzados. Sexualidad estable con eyaculaciones espontáneas y de inmediata recuperación. Cualidad destacada: Mascota y servicios. También se destaca su nobleza y entusiasmo por agradar. Por lo tanto se hace presente en este documento: Esclavo acto para venta y alquiler durante dos años a partir de la fecha de inscripción voluntaria. "

Mientras Harumi lee mis notas de aceptación como esclavo, mi vista solo abarca un imaginario marco bajo el mostrador. Es allí donde enfoca sus zapatos y donde doy gracias a un movimiento sutil que da su pie derecho en busca de salir del zapato a tomar aire. Sus dedos aún no asoman, parece resistirse a ser vistos al exterior de su zapato. Ella apoyada de brazos sobre el mostrador, mantiene firme un pie y el otro flexiona un poco las rodillas para sacar el pie del calzado y apoyar sus dedos sobre el talón.

- Que pasada! Mira este!

Tras mía dos chicas hablan. No me he dado cuenta de su llegada al estar muy motivado en no perder de vista a Harumi y Sara en el mostrador.

- Joder! Parece que va pringar en cualquier momento...

Pronto siento unos dedos finos recorrer el largo de mi pene. Es un movimiento suave entre la base del glande y el principio de mis bolas en la correa.

- Mira si no es goterones que va echando!

Dice la chica que me acaricia tras mía.

Al girarme de cabeza respetuosamente para ver quien me toca, veo supuestamente una estudiante mas del instituto de aquí cerca. Es rubia muy delgada y aparente 20 años mas o menos. Su compañera de pie es igual de rubia con el pelo recortado por el cuello. Ambas llevan al hombro un bolso casi parecidos. Se puede imaginar fácilmente que dentro de los bolsos hay libros.

Mi rostro vuelve hacia delante en un gesto de agotamiento por tanta excitación. Mi mirada se pierde en borroso al suelo entre las sombras que dejan mas clientes que van pasando delante de nuestra fila. Mi glande ahora siente unos dedos que parecen recoger las gotas que voy derramando. Ya ni se quien de las dos me toca, o si son las dos al mismo tiempo. Lo que si estoy seguro que, parecen querer aprovechar mi momento mas delicado ya que aporto una erección bastante notable.

- Que pasada!, Está reventado en rojo!. ¿No le hará daño el aro este?.

Dice una a la vez que se agacha mas.

La otra de pelo mas largo se incorpora desde mi costado hasta el frente mío.

Nervioso fijo la vista a la cruz del suelo.

- Está temblado! Como sigas acariciándole así, te va hacer un lío atrás.

Dice la que está de pie.

La chica agachada tras mía ríe y no deja de darme apretones entre sus dedos a mi glande hinchado.

Pronto un pie pequeño calzado con unas sandalias planas se posan sobre la señal del suelo. Son las de la chica de pelo mas largo. Hago una mirada rápida para asegurarme que Harumi sigue en el mostrador, y luego retorno al pie que pide ser atendido.

Con la punta de la lengua lamo muy despacio las tiras de cuero que pasan por su empeine. Casi casi como rozando la piel. El olor que desprende es como un perfume algo infantil para mi gusto. Sus uñas pintadas en azul no es de mi agrado, pero al menos están bien cortadas. No dudo en hurgar entre sus dedos, y lameteo cada linea que separa un dedito de otro.

- Que fresquito!

Dice mientras gira un poco el empeine a un lado. Separa en un encantador arco la planta de la suela. Deja que yo haga lo que debo de hacer sin que tenga que pedírmelo. Así que meto bien la lengua en ese arco para refrescarle con mi saliva la planta y la suela algo sudorosas.

Perdido en un frenesí aún noto como la otra chica no deja de jugar con mis pelotas y el glande atrapado en el aro. Ya no puedo mas. Mi cuerpo está totalmente empapado de sudor y apenas puedo respirar bien.

El esclavo a mi lado jadea de envidia al verme lamer entre el pie desnudo y la sandalia. Solo de vez en cuando en cuanto pasa otro cliente, este mira los pasos sin perder detalle y jadea con mas fuerza para llamar la atención. Pero al pobre le pasan de largo.

- Marta, mira!!

Dice la que está tras mía mientras aprieta el glande con la yema de los dedos.

- ¿Que paso?

Marta quita su calzado de la señal de adoración, y se dirige a donde su amiga.

- ¿Ha eyaculado?

Para mis adentros pienso en que se han equivocado. Se que aún no he explotado. Yo aún sigo teniendo una excitación elevada que me nubla la vista. Ya casi ni veo a Harumi y Sara en el mostrador.

- No se, pero fíjate que cosa mas rara.

- Que asco!

De mi glande se derrama un fluido transparente de una manera extraña y continuada. Parecía el final de una meada. Estas sorprendida ven como cae una cascada pegajosa al suelo.

- Si eso es correrse, pues que raro es este esclavo.

- Supongo que apenas le quedará semen. Quien sabe la de beses que eyaculan por culpa de los clientes.

Por fin me suelta el glande, y aprovecho para respirar un poco mas despacio. También vigilo el mostrador donde para mi sorpresa Harumi habla con la supervisora Sandra.

Las dos muchachas se alejan al ver la tira de hilo pegajoso que mana de mi glande al suelo. Me temo que se creen que me he corrido. Y sin embargo solo he tenido una derrama de fluidos por tanta excitación.

- Vamos a ver al esclavo morenito aquel.

- Vale!

Ambas se van risueñas y como si nada me dejan .

Me dejan y yo aprovecho para poner todo mi atención entre barullo de clientes a cualquier palabra que digan en el mostrador.

- Sara ve sacándolo de su puesto para inspección.

Dice Sandra.

Sara rápidamente se dirige a mi puesto mientras que Harumi acompaña a Sandra al despacho.

- Vamos a mi despacho y allí tranquilamente le muestro a este esclavo.

Sandra invita a Harumi a pasar a través de la puerta del despacho.

Sara desengancha las clavijas al suelo de mis tobilleras y muñequeras. Luego la de mi collar. Una emoción me llena mezclado con algo de miedo. Algo aterrorizado por no saber bien claro que va hacer de mi, espero impaciente que Sara desabroche la correa de mis pelotas y base de mi pene. Por suerte he aflojado la erección debido a la incertidumbre, y pude adelantar la cadera lo suficiente para liberarme el glande del aro rígido.

Ella no se sorprende al ver tanto flujo derramado, de hecho una vez liberado de las fijaciones, ella coge mi pene y lo sacude al aire tras mis culo.

Se pone en pie y...

- Vamos!

Da dos palmadas al costado de sus jeans, y yo me coloco en mi posición fija a gatas a su lado. En cuanto camina yo la sigo sin que haya necesidad de que me ponga una correa al collar.

Me siento en un momento agradable mientras la sigo. Liberado de las restricciones mi cuerpo se siente flotar a pesar de gatear en un suelo algo frío pisado por tantos clientes. En un recorrido corto me da tiempo de ver la fila de esclavos aturdidos por mas visitas. Las acaricias que son como comprobaciones de la calidad de la mercancía, se hacen cada vez mas frecuentes en la sala donde estaba. Sin embargo ya estoy entrando a la oficina de Sandra.

Sandra en su escritorio y Harumi sentada con las piernas cruzadas, ya están delante mía. Evitando la mirada de la posible adquisidora clavado sobre mi gateo al lado de Sara, bajo la mirada desde su bolso apoyado en su regazo hasta el final de sus pantalones donde, en el pie elevado, su zapato cuelga dejando ver bien el talón.

- Vamos saluda!

Sara que sostiene la puerta para que pase delante de ella, me da un empujocito con el pie en mi nalga para que siga gateando hasta los pies de Harumi.

Harumi ríe y me espera en la misma postura.

En cuanto llego a su alcance, respetuosamente voy a besar el zapato apoyado al suelo. No me atrevo a ir al mas deseado que se eleva y cuelga para brindarme una vista de todo el talón y casi todo el empeine.

- Este esclavo a pesar del tamaño de sus atributos sexuales, tiene muy buenas recomendaciones de Tasarte.

Dice Sandra.

- Si la verdad que me he fijado sobretodo en el tamaño de sus bolas. Me parece apetecibles y suaves al tacto.

Fue toda una sorpresa agradable escuchar a Harumi decir esto.

Sandra se levanta de su silla y sale del escritorio a mi encuentro en la que yo después de besar su zapato espero con la frente fijada al suelo.

- De pie!

Me ordena la supervisora.

Rápido me levanto del suelo y me coloco firme con los brazos a los lados. Mi pene es erecto y apunta hacia Harumi.

- Separa! y manos a la nuca!

Me ordena Sandra.

Separo las piernas para que se puedan ver las pelotas bien colgadas, y llevo mis manos a la nuca. Es la posición a prendida para una inspección.

Sandra sopesa mis pelotas con la palma de su mano.

- Los anillos excrotales en algunos esclavos hacen un efecto ventajoso. Y este es un caso que lo justifica. En Tasarte casi todos los han llevado y este pudo soportarlo con normalidad junto con la supervisión médica.

Luego coge mi pene...

- Su pene no es el mas largo que tenemos, pero pasa con ventaja la media.

Lo suelta en una sacudida en la cae varias gotas al suelo.

- Le gustas. Y eso es una ventaja con la que cuentas.

Dice Sandra quedándose a mi izquierda con una mano en mi cadera.

- Es mono, pero lo que mas me ha llamado la atención es el volumen de sus huevos. Son enormes! Merecen una joya que los abarque.

Se ríen ambas.

- Bueno, a parte de eso, busco una especie de animal de compañía. Acabo de instalarme por la zona, y he tenido la gratitud de enterarme de estas practicas.

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