Heterotransexual

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Buscando una nena para un trio encontramos algo mucho mejor.
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Parte 19 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Llevamos 6 años casados en un excelente matrimonio, nos queremos y cuidamos el uno al otro. Nos hemos tenido la suficiente confianza para decirnos las cosas sin tabúes y si algo llevamos conversando prácticamente desde nuestra noche de bocas, es la idea de hacer un trío.

El gran problema es que los dos somos hetero y no hemos podido encontrar la forma de que alguno de los dos ceda a estar con otra persona del mismo sexo. Hasta intentamos hacerlo de una forma diferente en un intercambio de parejas así cada uno hacía lo suyo con otra persona, pero las dos veces que nos reunimos con parejas a intentarlo no hubo química y no pasamos a más que tomarnos unas copas e intercambiar besos.

Así la idea del trío se fue enfriando, hasta que ni siquiera volvimos a tratar el tema.

---

En nuestro aniversario número 7, decidimos escaparnos a una de las discotecas de la ciudad sin amigos o familiares, queríamos ese día solo para nosotros, relajarnos, bailar y beber hasta caer desmayados.

Cada que entrábamos a la pista, empecé a notar como una pelirroja de cabello ondulado, ojos claros y una boca gruesa con labial carmín se nos quedaba viendo, cuando se encontraba con mis ojos no disimulaba para nada y con más decisión me sostenía la mirada, encorvaba una ceja y torcía esa boca denotando interés.

La mujer sin duda era toda una diva, rodeada de hombre muy guapos que la atendían como una reina y a duras penas la dejaban sentar entre canciones. Estaba sonando una de mis bachatas favoritas y al ver que la invitaban a salir a bailar, cogí a Arturo de la mano y lo interné en la pista para quedar lo más cerca que se pudiera de ella.

- Mira disimuladamente

- ¿A dónde?

- A donde no, a la pelirroja --le apreté la cintura cuando lo hizo demasiado evidente--

- ¿A cuál de todas?

- Espera un momento y te darás cuenta

- Oh ya, ¿la que no nos quita los ojos de encima?

- Esa misma

Empezamos a bailar despacito, seductoramente, regalándonos unos deliciosos besos y algunas manos acariciando justo entre el límite entre la coquetería y lo vulgar. Las personas que estaban alrededor nos abrieron campo porque nos estábamos robando el show y ellos encantados no daban más ánimos. La canción terminó, nos fundimos en un beso entre aplausos y la deliciosa pelirroja se acercó de la nada y nos quedó muy cerca de la cara.

- Wow, que delicia ustedes dos, exquisito

Nos dio de a pico en la mejilla y se retiró a la mesa a cumplir con su papel de diva. Nosotros nos quedamos asustados y sorprendidos por su reacción. Nos retiramos a la otra esquina para volver a tomar energías y continuar la fiesta.

- Con ella si amor --le dije bajando una copa de tequila hasta el fondo y chupando el limón lleno de sal-- ojalá se dejará robar

- Lina --levantó sus cejas-- estás segura de lo que acabas de decir

- Demasiado, segura

Nos serví otra copa, la volteé a mirar y cuando ella volteó a mirarnos, sonreímos como un par de adolescentes y levantamos la copa para brindar. Ella respondió a lo lejos con una sonrisa, levantó su coctel y nos respondió moviendo los labios: "Salud".

- ¿Te gusta? --me preguntó mi esposo--

- Uff no sé qué tiene, pero me encanta

- Quién lo creyera, mi esposa antojada de una mujer

- Si, mejor lo dejamos así --le hice mala cara y estiré mi mano para coger el bolso dando la señal de irnos--

- Ya --me tomó de la muñeca-- te estoy molestando

- Obvio que estas molestando, sé que no dejarías pasar esta oportunidad

- Nunca. Tal vez el 7 si es el número de la suerte

- Prefiero convertir ese 7 en un 3 con ella --solté la carcajada--

- Definitivamente estas dispuesta a todo

- Yo sí, pero ¿a vos te gusta?

- Mi amor, imposible decirte que no, es una mamacita. Aparte se le nota que es bien necia

- Con esas miradas --nos clavamos los ojos de un extremo a otro y sonreímos-- de diabla seguro que si

Le pasé la mano por la pierna y al llegar a su muslo pude notar como su miembro había crecido de tamaño y lo acaricié un par de veces ante la mirada interesada de ella desde el otro lado. Arturo, trató de quitarme la mano porque no era la única que podía vernos, pero yo me aferré con más fuerza de su miembro y sin dejar de mirarla me mojé los labios con la lengua.

Ella se levantó de su mesa, le abrieron paso y se dirigió a la barra. Le entregaron otra botella de tequila, varios limones partidos y empezó a caminar hacia nosotros.

- ¿Viene para acá?

- Si --les respondí con la boca cerrada, simulando una sonrisa--

- ¿Qué hacemos?

- Nada, calla y disimula

Se detuvo al frente de nosotros y descargó la botella en la mesa. Al fin podía verla completamente y que cuerpazo el de esa mujer, sé que se me notó demasiado cuando los dos nos quedamos clavados en ese escote.

- ¿Puedo acompañarlos?

- Claro que sí --le sonreí--

Me corrí un poco y le pedí a Arturo que se corriera hacía mi para que ella se pudiera sentar a su lado. Pobre mi esposo, se le notaban los nervios en cada movimiento al sentirse acorralado entre las dos y yo encantada más agarraba su miembro debajo de la mesa para enloquecerlo.

- Mucho gusto, Arturo

- Jenny Paola, el gusto es mío

- Lina Maria --le estreché la mano--

Estuvimos hablando un buen rato de música, rumba, licor, ropa y hasta viajes. No se nos agotaba el tema y ella no paraba de rechazar invitaciones a bailar por quedarse con nosotros hasta terminar la botella.

- Ustedes dos hacen muy buena pareja, son guapísimos

- Gracias, precisamente estamos celebrando nuestro aniversario

- No ¿y qué demonios hacen acá y no en un motel?

- Eso no es tan fácil, primero me tiene que reconquistar

- Definitivamente saben de relaciones

- Claro, una buena dosis de amor, abre los pies al sexo

- Ni que lo digas --se mordió los labios mirando por debajo de la mesa como lo acariciaba--

Los tres soltamos la carcajada y en un momento de arrebato tomé su mano, la coloqué sobre su miembro y con la mía la guiaba para que lo tocara y le diera unos buenos apretones.

- Uff --se sacudió el calor con su otra mano-- que envidia

- ¿Te gustaría compartirlo?

- Señorita golosa --retiró su mano-- me encantaría, pero...

- No quites la mano --traté de sostenerla--

- En serió que si --le dio un último apretón-- pero ustedes aún no se han dado cuenta ¿cierto? y no quiero problemas

- ¿De qué? --volteé a mirar al grupo con el que antes estaba reunida-- ¿tu novio está acá?

- No --rio nerviosa, se separó un poco y agachó la mirada-- yo no soy del todo...

- ¿Lesbiana?

- Mujer

Nos quedamos de una sola pieza, completamente sorprendidos por lo que estaba diciendo y por más que la miraba de arriba a abajo, no pude encontrarle algo que me demostrara que esa idea era cierta.

- No, imposible --le dijo mi esposo--

- Se que no lo parece, pero, soy trans --se levantó de la mesa--

No les puedo explicar la emoción que me dio cuando escuche esa palabra salir de sus labios, esa era una alternativa que nunca se me había pasado por la cabeza y era aún mejor que la idea de que fuera solo mujer.

- ¿Espera a dónde vas? --me pasé por encima de mi esposo y la tomé de la mano-- quédate

Corrí con mi mano a Arturo para que se hiciera en mi lugar, sin soltar su mano le supliqué con la mirada, hasta que se decidió a volverse a sentar.

- Lo siento, por lo general no dejo que avancen tanto las cosas sin que...

- Fresca, que, aunque tenga esa cara lo estaba disfrutando

- No te preocupes --contestó mi esposo--

La idea del trío se esfumó, nos quedamos hablando y bebiendo mientras ella nos contaba un montón de cosas de su mundo, de los problemas que tuvo que sortear en su adolescencia viviendo con esa dualidad y como encontró la felicidad al decidir convertirse en Jenny Paola.

No les voy a negar que la historia me impactó, pero también me hizo terminar más interesada en que la idea inicial, continuará. Le contamos todas las historias fallidas de nuestros intentos de hacer un trío y hasta nos dio risa que justo cuando ya pensábamos que todo estaba listo para que se diera ella nos dio esa noticia.

- Pues --jugaba con sus dedos de forma nerviosa-- yo soy como un hada madrina, tengo una varita mágica --riendo al mirar su entrepierna-- que concede deseos

- Deseo --respondí muerta de risa-- que nos vamos los tres de acá

- Deseo concedido --volteó a mirar a Arturo-- bueno, si los dos quieren

- Yo sí --contesté emocionada-- claro que quiero con esta mamacita

- Yo --fruncía sus cejas de forma nerviosa y se mordía la boca-- no sé --contestó Arturo--

- Dale amor, es como tener lo que los dos queremos en una sola persona. Dale porfis...

- Es que yo no tengo problema que estes con ella, pero yo no...

- No, si vos no queres yo no... --insistió ella decepcionada--

- Lo único que quiero --interrumpiendo-- es hacer morir de placer a mi esposa

- Bueno --se le iluminó de nuevo el rostro-- entonces vamos a darle una noche inolvidable a esta mujer --contesto Paola--

Le sonreí a mi esposo emocionada y me le tiré a darle un beso mientras acariciaba su entrepierna y sentía como su miembro crecía. Giré hacía el otro lado, me quedé mirándola a la boca y me mordí los labios, ella se acercó a besarme y casi me muero de la emoción.

Apretaba el miembro de mi esposo y buscaba el de Paola en su muslo, hasta que llegué a su entrepierna y ella sonrió.

- Esta escondido

- Upss --me reí avergonzada-- claro

- Pero si sigues así se va salir de su escondite y esta falda no se va a ver tan hermosa

- Es cierto --no reíamos mientras nos dábamos besos--

Mi esposo se levantó de la mesa y nosotras las seguimos cogidas de la mano para ir a pagar la cuenta. Yo ni en la calle me aguantaba las ganas de besarla y agarrarle las nalgas. El primer taxista de la fila nos abrió la puerta, Paola fue la primera en subirse y aunque traté de que Arturo quedará en el medio, insistió en hacerme subir primero.

- Uff esa fiesta va estar buena ¿para dónde los llevó?

- ¿A la casa? --me preguntó Arturo--

- No, a un motel para que podamos hacer escándalo --contesto Paola con decisión--

- Esta mujer si sabe --dijo el taxista empezando la marcha--

Él hombre no dejaba de ver por el retrovisor encantado en ver como se besaban un "par de mujeres" y hacía comentarios de más que se pudo haber evitado. Arturo estaba serió y por más que trataba de que se animara a estar con nosotras conservaba la distancia solo mirando.

Afortunadamente no estábamos lejos de uno de los mejores moteles de la ciudad y no tuvimos que aguantar más los comentarios desafortunados y las miradas morbosas del conductor que seguro tuvo que buscar algún oscuro después para masturbarse y quitarse las ganas.

Arturo pidió una suite, sacó la tarjeta de crédito y a petición mía dejamos la cuenta abierta sin restricción de tiempo.

---

La habitación estaba en el último piso del edificio. Toda una delicia, amplia, acogedora, elegante y con una cama ancha digna para una orgia con varias personas, una sala grande para tomarse unos tragos y bailar, un balcón con jacuzzi y vidrios polarizados que no se dejaban abrir.

Arturo fue directo al minibar a servir algo de tomar, se sentó en la sala en un sofá de dos plazas y yo me encaramé a horcajadas de frente. Lo empecé

a besar y desnudar. Paola se sentó al otro lado de la sala hasta que sentí un olor particular y volteé a mirar.

- Sorry, no pregunté ¿les molesta?

- No que rico, rótelo

Ella se levantó caminó hasta un mueble más cercano me tiré hacía atrás, ella le dio una calada y me paso el humo a la boca mientras me metía su mano entre mi escote acariciándome los senos. Me incorporé y le di un beso a Arturo pasándole el mismo humo desde mi boca.

- ¿Cómo hacemos pues pa' que este papacito se relaje? --dijo Paola--

- Eso es fácil --dijo él extendiendo sus manos para recibirle el cigarro de hierba--

Me dio una palmada en las nalgas para que me levantara y me direcciono de la muñeca para que me fuera a divertir con ella mientras le daba unas

buenas caladas hasta quedar volando.

Paola y yo no parábamos de tocar, besar e ir aflojando las ropas. Ella se pasó la mano por detrás y cuando me sonrío sabía que era el momento que tanto estaba esperando para al fin poder tantear su miembro. Que morbo me daba estar ahí encima de ella, besando su cuello, escuchando sus gemidos y sentir como su miembro se endurecía en mis manos.

Me hice de espaldas refregándose las nalgas sobre su erección y estiré mi mano para recibirle el cigarro a mi esposo que por lo achinados que tenía los ojos se notaba que ya estaba en otro planeta. Las dos fumábamos de mi mano, mientras que ella me desvestía, metía sus dedos en mi sexo y me daba unos pellizcos deliciosos en los pezones que me hacían gritar.

- Quiero verlo --le dije a mi esposo--

Él se abrió el pantalón y dejó aparecer su miembro erecto, con las venas brotadas y su cabeza brillante. La boca de Paola se llenó de saliva y pude saborear sus ganas de metérselo a la boca. Lastimosamente creía que eso no iba a pasar.

Arturo ni siquiera se masturbaba, solo nos veía a nosotras disfrutar y su miembro dar saltos cada vez que se endurecía. Volvió a coger el cigarro, me di la vuelta para terminar de quitar la camisa a Paola y salieron un par de deliciosas tetas hechas de forma perfecta por algún cirujano que seguramente se cree un dios por lograr semejante perfección.

Me metí entre ellas a chuparlas, Arturo se acariciaba el miembro encantado mientras que Paola no le quitaba la mirada de encima a su gran erección. Me le acerqué al oído y le dije:

- Imagina que sos vos

Me bajé de rodillas al tapete, caminé en cuatro como felino, alejé sus zapatos, le terminé de quitar el pantalón y la ropa interior, subí acariciando sus muslos y pasando la lengua por sus piernas hasta meterlo en la boca. La volteé a mirar de reojo, le piqué el ojo y la deje ver como se lo chupaba.

Anhelaba que mi esposo se soltara y permitiera que pasaran más cosas. Para mi agrado al levantar la mirada, ahí estaba Arturo mirando fijamente como

ella se acariciaba los senos y su abultada entrepierna.

- Quítate la falda --le dije y le di unas palmadas a la plaza al lado de Arturo--

Ella se levantó de su puesto y de forma muy sensual se empezó a desnudar, mientras que yo me ocupaba de volver lo más loco posible a mi esposo llenando de saliva toda su longitud y metiéndome sus testículos en la boca.

Ahí estaba esa deliciosa diosa desnuda, con cuerpo perfecto y cara angelical, cruzando sus piernas para evitar poner incomodó a Arturo. La tomé de la mano para guiarla y se le escapó su gran pecado, se sentó tímidamente tan apartada de él para no incomodar. Llené mi mano de saliva y mientras Arturo me agarraba de la cabeza para meterme su miembro hasta el fondo yo disfrutaba masturbando el miembro de nuestra nueva amiga.

Levanté la mirada y sin expresión alguna le pedí permiso para satisfacer mi antojo, él me quitó su mano y con una mirada pervertida me confirmó curvando su labio. La hice correr un poco más para que quedaran más cerca y me metí su delicioso miembro en la boca, chupando insaciablemente hasta sacarle unos deliciosos y agudos gemidos femeninos. Pasaba de uno a otro, juntando sus glandes tanto como me lo permitieran, le daba lametazos en el glande y disfrutaba como me miraban llenos de placer en los ojos.

Me metí entre ellos dándole la espalda a Arturo, su miembro pasaba por debajo de mi sexo y se asomaba hasta el otro lado acariciando su glande contra mi clitoris. Paola me llenaba de besos mientras que yo masturbaba con fuerza su miembro. Arturo se me pegó a succionar el cuello con fuerza, sabe que eso me vuelve loca. Atraje a Paola hacía mis labios y se quedaron mirando, ella sonrió y por iniciativa propia empezó a bajar entre mis senos, por mi vientre y cuando se llenó de duda y se detuvo, la empujé hasta sentir su lengua interponerse entre mi clítoris y su glande.

- Lina así no --me dijo Arturo respirando profundo claramente satisfecho--

- Espera --ahhh-- espera amor un segundo, un segundo porfa

Gemía durísimo, todo mi cuerpo temblaba. Arturo me apretaba por la cintura para acelerar mi orgasmo y al sentir su otro brazo pasar por mi cuello empecé a venirme como loca dejando todo su miembro empapado. Yo tenía los ojos cerrados, pero por la forma en que gemía y por los movimientos de la cabeza de Paola, seguro tenía su miembro en la boca saboreando mi orgasmo.

- ¡No, así no!

Lo empujé para hacerlo sentar, le tapé los ojos para que no pudiera ver e invité a Paola para que se inclinara y volviera a mamar. Él gemía demasiado delicioso, me encantaba verle esa cara de perdición y dualidad.

- Lina, te dije que así no

- Shh --le cerré los labios con mis dedos y me acerque a su oído-- yo quiero ver

Ella era una maldita artista para comerse un miembro, como jugaba con sus labios y enrollaba su lengua era magistra. No soporté por mucho tiempo las ganas de compartirlo. Volví a decirle en secreto.

- No abras los ojos ¿recuerdas esa pelirroja que nos coqueteaba?

- Pero ella no es...

- Shh --volví a sellar sus labios-- ¿recuerdas cómo la mirabas cuando no lo sabías y cómo se te paraba de rico?

- Ay amor, me estas matando

- Quédate con ese recuerdo --chupé el lóbulo de su oído-- y no abras los ojos

Me deslicé besando su cuello, sus pectorales, jugando con sus tetillas con mi lengua, bajando por su abdomen hasta hacerme campo al lado de ella.

- No los abras

Paola se hizo a un lado para poder compartir su miembro, encantadas pasamos saliva, besos, miradas y gemidos. Ella me enseñaba trucos y yo le mostraba lo que a él siempre le había gustado. Sonreímos cuando alguna de las dos los hacía gemir más fuerte o pedir que nos detuviéramos por un segundo para poder disfrutar más tiempo antes de venirse.

Levanté la mirada y él estaba con sus ojos bien abiertos mirándola y con su mano en su cabeza guiando la intensidad. Cuando se dio cuenta de que yo estaba viendo como disfrutaba, regresó a su realidad, apenado se levantó a toda prisa alejándose de nosotras.

- No, Lina lo siento, así no

Me levanté hasta donde él estaba, lo hice sentar en la cama y le di un beso, pero él agachó la cara un poco avergonzado.

- Mírame --le levanté la cara-- ey mírame --lo besé en la frente--

- Lo siento, no soy capaz

- La idea del trío es probar cosas nuevas, relájate que yo no te estoy juzgando, solo quiero que pasemos bueno

- No quiero que después pienses que me gustan los...

- Paola, es todo menos un hombre

Me abrazó super fuerte, metiendo su frente entre mis pechos. Yo hice lo mismo de forma maternal, besé su frente y le hice levantar la cara hasta mirarme.

- Mira la mamacita que tenemos para los dos --me corrí un poco para que la pudiera ver-- ¿vamos a desperdiciar esta oportunidad?

- No, tienes razón

- Mi vida, pero en serio, relájate que quiero que los dos nos comamos esa delicia

- ¿Nos comamos? ¿Quieres decir que yo...

- Si, los dos ¿sabes que te amo? ¿cierto?

- Si yo también y mucho

- Bueno --me bajé de la cama y lo hice levantar-- vamos

Caminamos hasta la sala donde estaba Paola. Ella se puso de pie y se tomaron de los antebrazos.

- Discúlpame, mamacita, no te quería ofender

- Tranquilo cosita rica que yo entiendo

Ella se inclinó hacia adelante para darle un beso y Arturo lo recibió gustoso. Ese morbo de ver sus miembros juntos mientras se agarraban de las nalgas me volvía loca. Me dejé caer de rodillas y aprovechaba para dar chupadas de un glande a otro y mamar como si quisiera tragarlos por la garganta.

- Te quiero partir el culo Paola --le dijo y mi cuerpo se estremeció con la idea--

- Yo dichosa --se dio la vuelta--

Una cosa era escucharlo, otra ver que se hacía realidad. Se me movió todo el piso, nunca pensé que él fuera a decirle semejante propuesta tan rápido. Al fin estaba dispuesto a dejar vivir el momento, a que pasara de todo. La cogí de la mano, la llevé hasta la cama y la hice acomodar en cuatro.

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