Juegos de Poder

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Un juego en público se convierte en algo más.
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Parte 4 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Esa fría noche de viernes estaba antojada de jugar un poco y desde temprano le pedí a mi esposo que programara una cita con Alicia nuestra mascota personal, quería llevarla por primera vez a ese lugar.

Nos vestimos elegantes para la ocasión. Él con traje, mancuernas y corbata de un solo color. Yo me coloqué un vestido negro brillante con la espalda descubierta y una abertura en la falda dese los tobillos hasta los muslos lo que dejaría ver los ligueros al caminar.

Pasamos en el carro por Alicia que estaba esperándonos de pie completamente desnuda, maquillada y peinada con una trenza en medio de su habitación tal y como se lo habíamos solicitado.

Me dirigí a su closet y escogí su ropa: un sostén negro simple pero sensual, camisa blanca con transparencia, una falda negra con pliegues bastante corta, pasé por alto los panties, unas medias veladas hasta los muslos y botines brillantes. La ayudé a vestir y darle los últimos toques a su maquillaje.

Cuando ya estaba lista la llevé hasta la sala, para que Axel le diera su aprobación. Se levantó y la rodeó caminando lentamente, mirando de arriba a abajo con su mirada fría. Se paró frente a ella, tomó la falda de la cintura y la subió unos centímetros más, ahora con seguridad se le iba a ver la parte inferior de las nalgas al caminar.

- ¿Ágata me alcanzas eso, por favor?

Me señaló el morral que había dejado sobre el comedor y fui a recogerlos mientras hablaban.

- Buenas noches cachorra

- Buenas noches amo

- Vamos a salir de paseo, puedo confiar que te vas comportar

- Si amo, tal y como me ha entrenado

- Muy bien cachorra --le dio unas pequeñas palmaditas--

Abrí la cremallera y le pasó una diadema con unas bonitas orejas puntiagudas y peludas como de pastor alemán, ella se inclinó y con cuidado la ajustó para no despeinarla.

- ¡Ladra! --le ordenó--

- ¡Wof! ¡Wof!

- Muy bien. Te lucen cachorra

- Gracias amo

Acto seguido le pase una gargantilla alto de cuero que cubría casi todo su cuello. La colocó dejando las correas bastante apretadas y enganchó una larga cadena de eslabones metálicos.

- ¿Te gusta tu nuevo collar?

Se hizo a un lado para que ella se pudiera ver en el espejo.

- Si amo, un poco apretado, pero me gusta mucho

- ¿Puedes respirar bien?

- Si señor

- Es mientras que te acostumbras

- Esta bien amo

- Tengo un regalo más para ti

Se paró de nuevo frente a ella y le pasé el último elemento que se encontraba en el morral, un plug anal con una joya color rubí, la cual recibió y metió en su boca para llenarla de saliva mientras a ella se le iluminaban los ojos.

- Date la vuelta

Ella impaciente lo hizo, se levantó la falda y apoyó sus manos en el sofá. Axel me ofreció el honor y mientras él me abría las nalgas aproveché para pasar la lengua, llenarla de abundante saliva e introducir el plug con cuidado.

- ¿Vamos?

Ella movía todo su cuerpo como una cachorra, dando pequeños saltos al frente de su amo, feliz porque la íbamos a sacar de paseo. Axel me pasó mi cartera, me tomó de gancho y ella nos seguía atrás orgullosa de salir con sus dueños.

Algo que siempre nos ha gustado de Alice, es que le importa cinco peniques lo que piensen los demás en su edificio y por más que nos miren raro ella nunca duda en ejecutar su papel.

Nos abrió la puerta galantemente y antes de arrancar le abrió la ventana trasera izquierda para que ella disfrutara el viento y pudiera sacar la cabeza como lo haría un perro de verdad.

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érotique es un club swinger exclusivo del cual se conoce poco. Su fachada es la de un lujoso restaurante de Maurice su propietario, un francés que encontró en una ciudad costera de América del Sur su lugar.

Tiene una entrada para el público general y en la parte de atrás una más exclusiva, protegida y vigilada. El resto del planeta piensa que se trata de la entrada para usuarios VIP y famosos porque ni el más hábil paparazzi tendría como echar una mirada. Pero solo un selecto grupo de personas invitadas en persona por Maurice sabemos que es la entrada a la perdición.

Tras la verificación de nuestra placa e identificaciones en el primer control. Pasamos hasta una mini glorieta con una hermosa fuente y nos detuvimos en la entrada. Un valet se encargó del carro mientras que nosotros entrábamos por la puerta con la reverencia de sus empleados.

Al entrar nunca vas a notar algo vulgar o muy pasado. Además, todos sabemos que es casi una costumbre pasar primero al restaurante, sería descortés no degustar la deliciosa comida y los postres orgásmicos de su chef.

Nos preguntaron a nombre de quién estaba la reservación, nos iban a dar una mesa para tres, pero Axel le dijo que no era necesario una silla para la mascota con un cojín era suficiente. Una amable señorita nos llevó el camino y nos entregó una mesa en medio del salón en el cual ya se encontraban unas cinco parejas que nos dieron las buenas noches al ingresar.

Axel me corrió la silla para ayudarme a sentar, se sentó él. Alicia se quedó de pie y obviamente las parejas de las otras mesas le echaron un ojo a esa delicia que solo tenía ojos para su amo. La señorita regresó con un cojín, lo tiró al suelo. Axel jaló la correa de Alicia para hacerla bajar, acomodarla de rodillas y darle unas palmaditas en la cabeza y unas caricias detrás de la oreja.

El lugar es tan exclusivo y personalizado que no tiene carta, el mismo chef te pasa a saludar y contarte la especialidad de la casa para ese día. Nunca vas a encontrar una comida completa es un lugar enfocado en proporcionar experiencias al paladar. Aceptamos su recomendación: para Axel un solomito tres quesos con vino tinto y para mí un ceviche peruano con vino blanco.

Estuvimos hablando y tomando un poco de vino mientras preparaban la comida. Todo ese tiempo Alicia como buena cachorra se quedó apoyando la cabeza en su regazo y recibiendo mimos acariciándola detrás de las orejas y en el cuello cerca de la espalda.

Llegaron los platos y Axel le ordenó retirarse para que lo dejara comer, pero ella lo miraba con mirada triste esperando que se apiadara de ella y le diera uno que otro trozo. Fue muy insistente y hasta desesperante imitando los chillidos ahogados de un perro. Nunca me deja de sorprender la capacidad que tiene para encarnar su papel a la perfección. Él se apiadó de ella y le cortó unas cuantas rebanadas las cuales le ofreció después de obligarla a hacer algunos trucos.

- ¡Sentada!

- ¡La pata!

- ¡La otra!

- ¡Al suelo!

Ella apoyaba las manos en el suelo mirándolo fijo a los ojos y a la vez su diminuta falda se levantaba mostrándole las nalgas y la hermosa joya a los otros comensales que no dudaban en voltear a mirarla.

Le dejábamos de prestar atención, mientras conversábamos, pero ella seguía en su papel, velando, chillando y esperando que le diéramos alguna sobra. Para que nos dejara degustar la comida, Axel cortó un trozo grueso lo colocó en la palma de su mano, ella primero le lamió los dedos pidiendo permiso y luego agarró el trozo completo en su boca lo descargó sobre el cojín y fue arrancando pedazos más pequeños a mordiscos, pero creo que algo le picó demasiado, de nuevo empezó a chillar y jadear sacando su lengua. Es tan perfecta que sabe que ni así le es permitido hablar y prefiere hablar con gestos que salir de su papel.

A nosotros nos causó risa y la dejamos sufrir un poco. Levanté la mano, la señorita muy atenta y diligente se apresuró a conseguir un recipiente con agua y dejarlo el suelo. Ella de nuevo se agachó mostrando todo a los demás y metió la cara completa para tratar de apaciguar el ardor en la boca. Se levantó con la cara toda mojada y el maquillaje corrido, lamiendo sus labios y con una sonrisa espectacular. Yo tomé mi servilleta y la sequé con cuidado, apoyó la cabeza en mi regazo para que la consintiera sin parar de chillar por el dolor y dejó su trozo de comida en el suelo sin terminar.

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Que un lugar sea exclusivo no significa que no existan personas desagradables que creen que se pueden saltar todas las reglas, porque a eso están acostumbrados. Todos sabemos que para que se de un intercambio ambas mesas se lo deben manifestar a la administradora y ella es quién se encarga de hacer la presentación.

Justo detrás de Alicia se encontraba un reconocido político el cual no gozaba de una buena reputación y sin importarle invadir nuestro espacio se levantó y fue directo hasta nuestra mesa. Alicia de inmediato se acomodó en posición de alerta y empezó a gruñir.

- Buenas noches, tienen una gatita muy hermosa ¿qué raza es?

- No es gata --le contestó Axel con desprecio-- es perra

- Mejor aún, un bonito espécimen ¿ustedes tienen criadero?

- No señor --le respondió sin mirarlo--

- ¿Solo digan un precio?

- ¿Un precio? --lo miró de reojo--

- Si, la quiero comprar

Axel se levantó de un solo brinco, lo tomó del traje con sus puños, lo levantó frente a su rostro y Alicia se le abalanzó a la bota del pantalón para morderlo.

- ¡¿Acaso está loco?!

Un par de escoltas del lugar de inmediato llegaron a separarlos y Maurice apareció de la nada para averiguar qué sucedía y separarlos. Mientras todo eso pasaba y ellos discutían yo aproveché para darle una mirada a su acompañante y a sus reacciones, claramente estaba apenada por su comportamiento.

Al desagradable señor le estaba pidiendo que se retirara y él no paraba de alardear quién era y que si lo sacaban le iba a hacer cerrar el lugar.

- Maurice --interrumpí--

- Oui mademoiselle --me tomo de la mano y la besó--

- No te preocupes, creo que esto es un mal entendido

- Mi señora me disculpo por el agravio

- ¿Podrías preparar la habitación medieval?

- Mademoiselle, c'est un plaisir --me hizo una venia--

Axel me miró extrañado por lo que acababa de pedir y tampoco fue lógico para los escoltas que los soltaron, pero no se retiraron del lugar. Con un leve movimiento de los ojos le pedí que mirara a su acompañante y al entender le ayudó a acomodar el saco a tan importante diputado.

- ¿Les gustaría a usted y su esposa acompañarnos a degustar? --señalando a Alicia--

- Sería un honor, que bueno que hay personas honorables en este lugar --tomándome de gancho-- que no se comportan como bestias --mirando despectivamente a Axel--

Levanté mi mano al pasar por su mesa y la invité a ella un poco apenada y nerviosa a acompañarnos tomándome del otro brazo y caminando hacia la habitación. Alice no se aguantó y se levantó a hablarle a Axel.

- Amo yo no pienso estar con ese hijo de puta!

- Tranquila cachorra que no lo vas a estar --aflorando una leve sonrisa malévola--

- ¿Entonces para qué los invitó?

- Tranquila --tomó la corra y empezó a caminar-- solo síguenos la corriente

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Los hombres con complejo de superioridad son todos iguales, se rinden fácilmente a los encantos de una mujer que hable de forma decidida y autoritaria. Les encanta ser sometidos y dominados.

Al entrar a la habitación le ayude a quitar el saco, lo colgué en una percha y lo invite a sentarse en la única silla que hay en la habitación, el banco de un rey forrado en pieles, con una luz que lo ilumina desde arriba y que queda encima de en una plataforma de tres escalas.

- ¿Me harías el honor?

- Claro que si "reina" --me contestó con tono morboso--

- ¿Te gustan los retos? ¿cierto?

- Me encantan

- ¿Te vas a dejar atender de tu reina?

Me acerqué a su boca y le di un pequeño mordisco y cuando abrió para besarme se la cerré con mis dedos y con una mano en la espalda le señalé unas sogas a Alice para que me las trajera.

- shh shhh shh aún no ¿primero vamos a jugar?

Me senté en sus piernas, le sonreí y continué coqueteando mientras amarraba sus manos a los brazos de la silla.

- ¿Eres toda una niña mala? --reía emocionado--

- Muy mala, no te lo imaginas

- No me equivoqué al escogerlos

- No para nada, me excitan los hombres que toman lo que quieren si preguntar

- Si creo que te hace falta uno como yo --mirando a Axel despectivamente--

Me senté de espaldas, apoyando mis manos refregando el trasero en su entrepierna mientras le pedía a Alice que le quitara los zapatos y las medias.

- ¿Te gustaría probar ese juguete?

- Me encantaría

Me di la vuelta, me acerqué a mirarlo a los ojos sin dejar de sonreírle mientras le desabrochaba el cinturón y se lo sacaba del pantalón, me levanté frente a él, lo miré como una escoria, le di un correazo en los pies desnudos y me incliné de nuevo.

- Ahora eres mío ¡maldito bastardo!

- Arggg sí, me gustan bien malas

Le sonreí, di la vuelta detrás de la silla le coloque el cinturón en el cuello y lo apreté con ambas manos hasta que le cortara la respiración. Axel tomó de la mano a su mujer la colocó frente a él a unos cuantos metros, se colocó a sus espaldas, tocándole el cuerpo y los senos mientras le besaba el cuello. Ella cerraba los ojos y respiraba de forma entrecortada, sus pezones se marcaron de inmediato en su vestido, creo que estaba encantada de que fuera mi esposo y no el suyo el que la tuviera tan excitada.

- ¿Te molesta? --le cogí la cara para que los viera--

- No, igual todas son unas perras

- Si, tienes razón "todas" somos iguales --afirmé con ironía--

- Unas malditas perras que solo sirven para ser folladas

- Exacto --le mordí la oreja-- no veo la hora de que me comas como una puta

- Al fin, una mujer que conoce su lugar

Me agarré de la correa y con mi propio peso lo empecé a ahorcar y él no se le borraba esa cara de placer y excitación.

- ¿Amor, nos presentas a la dama? --le dije a Axel--

- ¿Cuál es tu nombre? --besándole el cuello--

- Amanda

- Mucho gusto Ágata

- Mucho gusto

- ¿Así que eres la esposa de este respetable caballero?

- no --lo dijo algo angustiada--

Me incliné hasta su odio y lo interrogué como si fuera algo bueno. La primera regla del club es que solo y únicamente pueden asistir personas que se encuentren casadas.

- mmm ¿ósea que este dulce caballero sigue rompiendo reglas?

- Las reglas se hicieron para romperse --contestó el cerdo-- cariño

- Es cierto, romperse igual que los débiles ¿cierto?

- Cada vez me gusta más esta mujer

Había algo raro en todo esto. Axel al escuchar eso y sentir su reacción trató de soltarla porque una cosa es hacer las cosas por voluntad y otra por coerción. Ella se apuró en cogerlo de los brazos para que continuaran y no la soltara. Yo trataba con Alice de distraer al cerdo, mientras descubría que sucedía.

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- Por favor no me suelte, por favor

- ¿Qué es lo que pasa?

- Por favor que él no se de cuenta

- Usted no está acá porque quiere ¿cierto?

Trató de coger las manos de mi esposo sobre sus senos y que besarlo para que no hablara más, pero él se negó a hacerlo. Ella se dio media vuelta y le pasó las manos por los hombros mostrándole su verdadera cara de terror.

- Abráceme por favor, por favor, se lo pido

Axel les colocó las manos sobre las caderas y juntaron las caras para poder disimular y ella le mostró la verdadera cara de terror.

- ¿Qué pasa?

- Es mejor que no, solo hagamos lo que vinimos a hacer y ya

- Yo no le pienso tocar ni un pelo

- Usted hágame lo que quiera

- ¡No!

Trató de separarla tajantemente y se aferró a sus brazos para que la abrazara.

- Yo le cuento, pero no me suelte --le dio un beso--

Así cerquita a ella se le salió una lagrima y empezó a hablar lo más bajo posible para que no los escuchara mientras yo trataba de distraerlo con adulaciones.

- Si no hago lo que quiera me despide

- ¡¿Que?! ¡maldito!

- shhh shhhh por favor, no diga nada espere

- Me las va pagar

- No de verdad, no se metan con él, ese señor es muy peligroso

- Mujer usted no tiene que hacer nada que no quiera

- Si tengo, necesito el trabajo

- ¿Cuánto le paga ese HP?

- No es eso

- Una amiga necesita una secretaria, yo hablo con ella y la contrata de una

- Olvídelo, solo sigamos y ya

- Entonces es otra cosa ¿acaso te está extorsionando?

- No

Con voz temblorosa se le salieron otro par de lágrimas y era obvio que si lo estaba haciendo.

- Rata desgraciada

- Por favor, por favor, no diga nada

- ¿Con qué te está obligando? dígame o me voy

- Me engaño firmando unos papeles. Me puede echar por justa causa y perdería la liquidación

- Mucho HP ¿no te gustaría desquitarte de él?

- No ese señor

- No mujer no podés seguir viviendo en esa cárcel

- Él es muy peligroso y yo no quiero problemas

- Todas las ratas como él tienen el mismo punto débil

Ella se quedó callada un momento y más lágrimas se le salían. Mi esposo le contó al oído sus planes y ella accedió a darle más información, nombres, teléfonos y fechas. Axel le prometió que si el cerdo no le pagaba la liquidación él le pagaba lo mismo, así le tocará pedir un préstamo, pero no iba a permitir que se saliera con la suya. Finalmente accedió, afirmó con la cabeza y él le ayudó a limpiar las lágrimas.

- Esta bien, pero con dos condiciones

- ¿Cuáles?

- Quiero ayudar

- ¿Ya la otra?

- Quiero estar con ustedes

- No, imposible

Cerró los ojos y con mucha calma le dio un beso que él no pudo rechazar, aprovechó para bajarle las manos, meterla entre su falda y dejarlo sentir su entrepierna mojada.

- En serio, desde que llegaron con ella como un perro, me tienen así de mojada. Además, cuando entramos acá y me di cuenta que iba a estar con vos y no con él dejó de importarme el resto. Yo quiero estar con ustedes.

Ella le agarró el miembro abultado sobre el pantalón, lo empezó a acariciar y lo miró directo a los ojos con deseo. En ese momento le hice una seña a Alice con la cabeza para que fuera a averiguar que pasaba.

- Yo quiero

- ¿Segura?

- Si

- A parte de mi mujer, a todas las trato como mascotas

Justo en ese momento llegó Alice y la alcanzó a escuchar su respuesta.

- Me intriga saber que le hacen a ella que es capaz de comportarse así en público

- No te alcanzas a imaginar

Alice respondió dándole un beso a Axel pasando su brazo por la cintura de ambos. Amanda por iniciativa propia se acercó a Alice para besarla y demostrarle a Axel que estaba dispuesta hacer lo que fuera. Aprovecharon la cercanía para usar como fachada un juego de besos, pero en realidad le estaban contando todo lo que pasaba y el plan que habían ideado.

Cuando Alice me contó no me pude aguantar, apreté con todas mis fuerzas la correa en su cuello y no me detuve hasta que dejara de respirar. Él muy imbécil no paraba de reír y pensaba que todo seguía siendo un juego. No se imaginan todo el odio y desprecio que sentía por semejante basura y poco hombre capaz de manipular a una mujer de esa forma.

Todo esto había empezado para darle una lección por imprudente, pero ahora era necesitábamos darle un castigo, algo que seguro va recordará de por vida.

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Amanda se volteó hacia nosotros, podía ver como trataba de disimular la cara de asco y odio hacia él, pero era imposible. Axel se puso detrás de ella, le bajó el cierre al vestido y lo dejó caer al suelo dejándola completamente desnuda como si de una ofrenda se tratara.

- Que linda perra nos has traído --dijo Axel--

- Es una de mis favoritas

- ¿No te importa que sufra un poco? ¿cierto?

- Puedes hacerle lo que quieras

Axel la cogió del cabello con fuerza, cerró los ojos del dolor, le inclinó la cabeza lentamente a un lado para olerle el cuello. Empezó a tocarla de forma animal apretando sus senos, pellizcando sus pezones, oliendo su cuerpo y probando su piel con la lengua. La cara de desagrado de Amanda hizo el teatro perfecto para que él creyera lo poco que nos importaba.

El cerdo seguía más interesado en mí y yo trataba de distraerlo lo más que podía, mientras el me besaba el cuello y trataba de meter la lengua entre mi escoté Axel aprovechaba para mostrarme sus dedos completamente mojados y ella sonriendo encantada.