La Pequeña Voyerista

Se levantó sin fuerzas, sosteniéndose de la pared, esperando que al fin estuvieran dormidos. Respiro profundo preguntándose de dónde sacaban tantas energías. Ella ahora estaba debajo y él encima sosteniéndola de las piernas mientras le descargaba el peso del cuerpo encima. Con el telescopio enfocado solo en su sexo, giro el lente para alejarlo y casi cae de espaldas en el piso cuando se dio cuenta de que los dos miraban a su ventana.

Se le heló la sangre, era más que obvio que ellos sabían que ella estaba ahí. Al menos iba a disfrutar sus últimos minutos de vida antes de que les contaran a sus padres. Se le dibujó una leve sonrisa de satisfacción, al darse cuenta de que ellos efectivamente sabían que estaba ahí, pero que también lo estaban disfrutando. Al fin ellos se acostaron a dormir y ella pudo alejarse de su adicción.

Se colocó su pijama, decidió dejar su la ventana abierta para refrescar un poco la habitación y antes de caer dormida le llegó con la brisa un delicioso olor a sexo y placer que llegaba desde la casa de sus vecinos, el mismo que esperaba que inundara su nueva casa al día siguiente en su noche de bodas.

---

Estuve varios días tratando de hacer contacto con ella, me daba demasiada curiosidad saber que pasaba porque le gustaba espiarnos y hasta se me pasó por la cabeza invitarla para satisfacer su curiosidad de cerca y quién sabe hasta invitarla a participar. Tal vez no estaba lista para darnos la cara o le daba avergüenza, pero igual en las noches seguimos abriendo las cortinas de nuestra habitación para ella.

Lastimosamente nunca más la volvimos a ver, sin embargo, esa experiencia nos abrió las puertas como pareja para hablar y explorar sobre cosas nuevas en nuestra relación antes de tener nuestros hijos. Decidimos hacer viajar una noche a Montreal y vivir una noche de intensa locura en un bar swinger... pero esa, es otra historia.

---

Escrito: Agata

Edición: Axel