La Seduccion Pt. 02

Historia Información
La aventura continúa, pero ahora con mami, también.
5.2k palabras
4.67
2.6k
3
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Parte 2 de la serie de 2 partes

Actualizado 06/08/2023
Creado 01/29/2018
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Escribí la segunda parte de 'La Seducción' porque ya era hora.

Gracias a Marie por todo el apoyo para escribir esta segunda parte de la historia. Y gracias a Krys por siempre darme tan ricas ideas.

Si no han leído la Parte 1, les sugiero que regresen y lo hagan antes de iniciar con esta, aunque no es necesario.

Esta es una obra de ficción, escrita con fines de fantasía. Incluye prácticas sexuales y situaciones poco realistas. Si les gustan sus historias eróticas/de sexo basadas más en la realidad, entonces siéntanse libres de ir a otra parte.

Todos los participantes involucrados en escenas sexuales son mayores de 18 años de edad.

---

"¿Crees que le gustó el show a mi mami?" Las palabras resonaban en mi cabeza durante toda la noche mientras ignoraba a mi equipo de trabajo.

Después de la gran follada que tuvimos con mi hija en mi oficina, ella se escabulló a su habitación para realizarse un rápido aseo y prepararse para dormir. Yo, por otro lado, fui a hacer mis necesidades y luego decidí sentarme y trabajar, dejando que nuestros jugos se secasen en mi verga que aun se mantenía semi-erecta.

La putita supo desde el principio que nos estaba observando, pensé mientras continuamente pedía a mis compañeros que repitieran sus preguntas por lo distraído que estaba.

¿Lo habrían planeado juntas?

Los pensamientos nunca se detuvieron y fue casi imposible concentrarme, convirtiéndo esa noche en una de las más largas de mi vida.

Cuando finalmente terminó, me arrastré hasta nuestra habitación. Al abrir la puerta, la luz del pasillo iluminó la espalda expuesta de mi esposa. Su respiración suave y pesada llenó la habitación y no se movió ni un solo centímetro cuando entré. Cuando la puerta se cerró detrás mío comencé a quitarme la ropa sucia hasta estar completamente desnudo. No pude más que detenerme unos momentos para observarla, mi pene lentamente volviendo a la vida. Consideré despertarla y pedirle que me la mame, pero se veía tan tranquila que decidí no hacerlo.

Dirigiéndome al baño, estaba a punto de encender la luz cuando escuché su voz aturdida, "¿A dónde vas?"

Voltié a verla , mi miembro era un péndulo que se columpiaba en ese estado de semi-dureza donde todavía cuelga normalmente, pero aparenta ser mucho más grande de lo que realmente es. "Pensé que estabas dormida", respondí.

"Lo estaba, pero eso no es lo que te pregunté". Mi esposa giró su cuerpo, acostándose sobre su espalda para verme. Llevaba puesta una camiseta de tiras, grande y suelta. En su reacomodo uno de sus senos se expuso y no pude más que admirarla con esa lujuria que hemos continuado a tener el uno al otro a través de los años; mi verga endureciendo aún más. Imposible creer que el ver las tetas desnudas de mi esposa aún me ponga en marcha.

"Iba a bañarme antes de acostarme", respondí finalmente.

"Ven, amor", me señaló para que me acercara a ella y sin pensarlo dos veces cumplí su petición.

Cuando me detuve a su lado, ni siquiera volvió la mirada hacia arriba, solo tomó mi pene, que se endurecía rápidamente, y lo envolvió por completo con su boca seca y somnolienta. Un gemido se me escapó mientras movía su cabello suavemente con mi mano y a la vez sentía que su boca se llenaba de saliva humedeciendo rápidamente su cavidad oral, aumentando el placer de la felación que estaba realizando.

No tardé nada en estar completamente duro y era obvio que ya no podía contener el grosor de mi verga en su boca, por lo que me dejó caer de sus labios y comenzó a masturbarme. Finalmente mirándome, dijo: "Te sabe muy rica la verga cubierta de los jugos de nuestra hija, mi amor", e inmediatamente volvió a chuparmela.

"¡Puta madre!", gemí mientras acariciaba su mejilla, su mano trazando el largo de mi pito que no podía entrar en su deliciosa boca. "¿Sabías?" Le pregunté a mi esposa, la respuesta no era realmente importante, pero tenía curiosidad, "¿Sabías que ella iba a hacer eso?"

Hizo una pausa por un momento, un hilo de baba conectando su labio inferior con mi miembro. Me miró de nuevo, sus ojos completamente despiertos ahora mientras se arrodillaba en la cama, su mano nunca dejó de masturbarme. Sin una sola palabra se inclinó hacia mí y me besó, apasionada, furiosamente, y cuando rompió el beso dijo: "¿Quieres saber si sabía que nuestra hija te iba a seducir esta noche?" apretó mi polla mientras decía esto, "No, no lo sabía", y me besó de nuevo, sin soltar mi fierro. Cuando finalmente rompió el beso, dijo: "Pero sabía que eventualmente lo haría". Con esa frase en el aire se inclinó y comenzó a chuparme la verga con furor.

Dejé escapar otro gruñido cuando sentí que la cabeza golpeaba la parte posterior de su garganta y le tomé el cabello en una cola de caballo para poder sostenerla de esa manera. Su boca ahora nada más que un orificio que coger. Su camiseta se deslizó por su espalda exponiendo su rico y redondo culo mostrando que esta noche optó por no usar sus calzoncitos.

Mientras me la chupaba y masturbaba con una mano, su otra se disparó hacia su empapado coño para comenzar a frotarlo. Comencé a mover mis caderas lentamente follando su cara. "¡Eres la mejor mamavergas del mundo, mami!"

Soltándome de su boca, dijo: "Apuesto a que les dices eso a todas las putas", y me guiñó un ojo antes de continuar con su mamada magistral.

A pesar de que me vine solo pocas horas antes, sabía que si ella continuaba no iba a durar mucho. Y tal fue el caso cuando después de solo unos segundos más volvió a dejar de chuparme la verga pero continuó masturbandome y me besó una vez más. La baba alrededor de su boca se sentía lasciva y sexy cuando sentí que mis huevos comenzaban a contraerse involuntariamente. Sabía que estaba cerca. "Me vengo. Si sigues, voy a explotar", susurré.

"Esa es la idea, ¿no?", dijo. "Quiero que te corras, bebé. Quiero que sueltes tu leche pensando en la estrecha panochita de tu hija envuelta alrededor de esta gran vergota". Sentí su puño acelerarse buscando cumplir con su misión. "Cogiéndotela como una maldita perra a cuatro patas mientras la muy putita le come la sabrosa cuca a su madre. ¿Es eso lo que quieres, papi? ¿Quieres cogerte a la grandísima puta de tu hija tan duro que me metas su cara en la concha?". Solo iba a durar unos segundos más si seguía hablándome así. "¡Mmmh, sí! No puedo esperar a verte cogerla de nuevo. Quiero estar ahí mientras estiras su estrecho coñito, cariño. ¡Quiero que le arruines el hoyo y que no se la pueda coger ninguna otra verga más!"

"¡Me vengo, cabrona!" Apenas logré decir. Mi esposa bajó la cabeza y envolvió mi verga justo a tiempo. Mi semen llenando su boca mientras intentaba tragar cada gota de mi néctar.

Cuando mi orgasmo comenzó a disminuir, mi esposa me liberó del apretón de sus labios pero permaneció donde estaba. Finalmente me di cuenta de que sus dedos nunca habían abandonado su coño y ahora estaba convulsionando con su propio orgasmo. Tan perdida en su placer, que se aferró a mi pene para mantener el equilibrio mientras involuntariamente se frotaba mi fierro en la cara y luchaba por reprimir sus gemidos.

Finalmente me soltó cuando su orgasmo subsidió y cayó sobre la cama. "Ve a bañarte", dijo, "y regresa rápido".

Hice lo que me dijo, y cuando terminé de secarme, volví a la habitación ilusionado que mi esposa me estuviera esperando una vez más y dije: "¿Oyes, qué quisiste decir cuando dijiste que sabías que ella lo haría eventualmente?" Pero estaba profundamente dormida. Solo le sonreí, me puse mi pijama y me acosté junto a ella en la cama.

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Al día siguiente desperté sin alarma y me encontraba solo. Eso quería decir que eran pasadas las ocho de la mañana. Cada vez que tengo esas noches de trabajo, por lo general termino tomando el día siguiente libre para recuperar el sueño un poco, y ese fue el caso esta vez. Todo pintaba mejor ya que era viernes y al tomarme el día, tendría un fin de semana largo.

Estando la casa vacía, opté por hacer los quehaceres antes del fin de semana y así no tener de que preocuparme esos días. Ocupándome de esa manera también me permitiría reflexionar sobre los hechos de la noche anterior. Pero para que todo eso sucediera necesitaba primero levantarme e iniciar el día.

Me dirigí a la cocina para servirme una taza de café y tomar asiento en el desayunadero. Desbloqueé mi teléfono y lo primero que logré notar fue un mensaje de mi esposa:

Andrea: Siento que no me haya podido quedar en casa hoy, papi

Andrea: Me empapo de las ganas de verte cuando regrese

Ese mensaje fue seguido por una foto de sus tetas que se tomó en el baño de su oficina. Sabía muy bien que las cosas iban a ser muy divertidas este fin de semana. Su cachonda imágen también provocó que mi ejercitada verga se moviera un poco y la tomé a través de mi ropa interior para acomodarla. Fue en ese momento que entró otro mensaje, esta vez de mi hijo:

Gael: hola apa

Gael: vamos en camino al rancho con Miguel y otros amigos. nos vamos a quedar en su casa el fin de semana. mamá ya lo sabe.

Gael: regresamos el domingo a cas

No era extraño que mi hijo o mi hija se fueran a pasar el fin de semana con sus amigos, siempre y cuando nos lo hicieran saber a mí o a su madre, así que cuando leí que Andrea sabía de la ida al rancho no lo cuestioné y rápidamente respondí:

Gabriel: OK. Diviértanse.

Gabriel: Nos avisas si necesitan algo o tienen problemas.

Él respondió con un simple ok y eso fue todo.

Revisé algunos otros mensajes, la mayoría de trabajo, preguntándome si estaba bien y que parecía un poco distraído anoche, pero agradeciéndome, no obstante, por quedarme tan tarde. Rápidamente tranquilicé a todos y luego pasé a leer los titulares del día antes de iniciar con mis quehaceres. Cuando terminé de ponerme al día con el mundo, me aseguré de tomar el resto de mi café y me dirigí de regreso a nuestra habitación para ponerme un par de pantalones deportivos Adidas y una camiseta para comenzar con el trabajo de la casa.

Todavía era temprano cuando noté que estaba cerca de terminar. Lo único que me quedaba por hacer era cortar la grama del jardín y tendría el fin de semana completamente libre. Al finalizar con el jardín y empapado de sudor me fui directo a la ducha, descartando mi ropa en el camino. Al llegar al baño, abrí la puerta de la regadera, un cuarto amplio con el cabezal de agua en el techo para que cayera el agua como si fuera lluvia, y abrí la llave de agua fría. Sentía como cada gota se evaporaba al hacer contacto con mi ardiente piel. Mientras mi cuerpo se enfriaba lentamente imagenes de los eventos de la noche anterior empezaron a correr por mi mente. Empecé a recordar a mi hija y como me sorprendió mientras se escondía debajo de mi escritorio. Aún más, recordaba como me chupó la verga de forma tan experta y causando que ahora mi miembro se empezara a endurecer. Recordé la imágen de mi esposa parada en la puerta observándonos mientras mi polla perforaba los pliegues del sexo de nuestra hija por primera vez y cómo ella se frotaba furiosamente su propio coño.

Juro que pude haber escuchado los eróticos sonidos de su coño mientras se frotaba. ¿Es así como mi hija supo que mi esposa nos observaba?

Los pensamientos caían como las gotas heladas de la ducha caían sobre mi caliente piel que solo parecía calentarse más con las imágenes cachondas de mis recuerdos. Sin pensarlo tomé mi aferrado pene en mi mano y empecé a frotar ligeramente mientras las imágenes de las mujeres en mi vida seguían apareciendo en mis recuerdos.

"¡Si papi! ¡Soy tu juguete de cogidas! ¡Haz conmigo lo que quieras! ¡Me cogeré a todos o no cogeré a nadie, solo sigue dándome tu rica verga!"

Mi puño se apretaba con cada recuerdo de sus lascivas palabras mientras que mi mano incrementaba de velocidad recorriendo el largo de mi pene.

"¡No me importa, papi! ¡No me importa que esa puta de mi madre me oiga! ¡Quiero que escuche como me coges! ¡Quiero que sepa como disfruto de tu inmensa verga! ¡Que su panocha nunca será tan apretada como la mía! ¡Quiero que esa puta nos vea coger!"

Fue entonces que pensé haber visto una sombra en la puerta del baño. Disminuí la velocidad de mi auto-placer y abrí los ojos por completo, pero no vi nada. Pero la sensación de haber sido visto no se me quitaba de encima y sentí como el momento de placer se desvanecía, al igual que lo fría que se había puesto el agua.

No importa, pensé, Andrea llegará pronto y tendremos todo el fin de semana para hacer lo que queramos.

Salí de la ducha y comencé a secarme. Dentro de la rutina a seguir, para maximizar nuestro placer de hoy, me aseguré de dejar cortos los vellos de mi pubis al igual que dejar bien depilados mis huevos; dos cosas que se que le encanta a mi esposa. Cuando terminé, me puse mi mejor par de ropa interior y terminé de vestir cómodamente para el resto del día".

Al salir de nuestra habitación volví a tener esa sensación de ser observado, así que antes de ponerme una playera y zapatos comencé a caminar descalzo por toda la casa para ver si todavía estaba solo. Revisé todas las habitaciones pero la casa parecía estar solitaria, así que opté por regresar a nuestra habitación y relajarme por un rato. Mientras caminaba por la casa, pasé frente al cuarto de Fernanda y me di cuenta que aún no revisaba esta recamara, de seguro ya se encuentra en casa y es ella quien me espiaba.

Sin tocar la puerta, entré a su cuarto ordenado y limpio, pero completamente vacío.

¿Qué diablos? Debo estar imaginando cosas.

Mientras observaba mis alrededores, no pude evitar más que empezar a pensar en la noche anterior nuevamente. Noté que su computadora se encontraba abierta, pero la pantalla estaba dormida, Debe estar en casa si su computadora está aquí, pensé.

Viendo a mis alrededores una vez más para asegurarme de que realmente estuviera solo, dejé llevarme por mi curiosidad y presioné uno de los teclados para revivirla.

Seguro que la tiene protegida con contraseña.

Pero tan pronto como lo pensé la pantalla cobró vida. Inmediatamente noté que tenía dos ventanas abiertas, organizadas de tal forma que podía ver el contenido de ambas. Por un lado, una interminable lista de imágenes, todas con textos y temas describiendo interacciones eróticas entre padres e hijas; en la otra ventana, un texto... algo que parecía una historia. Sin pensarlo dos veces comencé a leer y noté que lo que tenía escrito allí era su plan maestro que culminó en las acciones de la noche previa.

¿...su puta madre?

"¿Te gusta lo que ves allí, papi?"

El repentino estallido de su voz en la callada habitación me asustó. Pegué un brinco del susto mientras volteaba a ver de dónde venía la pregunta. Vi allí a mi hija, apoyada contra el marco de la puerta y de brazos cruzados.

Recuperándome rápidamente del susto le respondí: "Supongo que depende. ¿Qué es lo que supuestamente estoy viendo?" Sin temor mi mirada peinó su cuerpo de arriba abajo. Llevaba puesta una camisa blanca de botones, bastante ajustada y transparente; tanto así que podía ver los puntitos rojos de su sostén. Llevaba puesta una falda de colegiala que se veía mucho más corta de lo que debería ser y dándome recuerdos de algún video porno que en alguna ocasión habremos visto con mi esposa. Su sexy atuendo se completó con un par de calcetines largos que llegaban justo debajo de sus rodillas y un par de tenis altos marca Chuck Taylor que no combinaban. En resumen, se parecía mucho a su madre en apariencia física y en vestimenta cada vez que actuabamos el papel de alumna y maestro. Bueno, con la excepción de que Andrea usualmente se ponía medias en vez de calcetines y tacones increíblemente altos, pero eso no es ni aquí ni allá.

Tomando un paso hacia adelante, ingresando a su habitación, dijo: "Lo que puedes ver allí es el tipo de pornografía que me gusta ver, papi. Porno entre padres e hijas". La forma en que me lo dijo cargaba en sí gran sensualidad y mi verga lo sabía al seguir su crecimiento y causando incomodidad en mis pantalones. Fernanda podía sentir mi repentina incomodidad y continuó acercándose hasta que estaba justamente frente a mi. Cuando nos separaban apenas unos escasos centímetros, extendió su mano y empezó a trazar la silueta de mi pene a través de la tela de mis pantalones. "Y al parecer, también pudiste leer mi malvado plan", continuó con una traviesa sonrisa.

En un abrir y cerrar de ojos, Fernanda metió su mano en mis pantalones y tomó mi verga con firmeza en su pequeña mano. Manobreando mi miembro, lo giró de tal forma que la cabeza apuntaba hacia arriba y empezó a masturbarme lentamente. Sus pechos se presionaban contra mi torso, parándose de puntillas y me susurró: "¿Entonces qué, papito? ¿Te gustó lo que viste?"

Alcé mis manos y tomé sus tetas en ellas. Podía sentir el acolchonado de su sostén contra las palmas de mis manos y le respondí, "Sí, pequeña. A papá le gustó muchísimo lo que vió allí." Moviendo las copas del sostén, logré bajarlas de tal forma que pude liberar sus endurecidos pezones, "Y me está gustando mucho lo que puedo ver aquí, también."

"¿Te cuento un secreto, papi?" me preguntó mi hija entre alientos mientras su mano continuaba masturbandome lentamente, "Le quité la contraseña a mi computadora para que pudieras ver lo que exita a tu hijita. Esperaba sorprenderte mientras masturbabas esta vergota, tal vez hasta con algunas de mis braguitas envueltas alrededor de tu pito."

El morbo de sus palabras estaba causando que mi miembro se endureciera aún más y que mi respiración fuera irregular. "¿Querías pescarme en una situación comprometedora, hija mía?"

Parándose de puntillas nuevamente, Fernanda sacó su lengua y lamió mis labios seductoramente. "No es comprometedora si quieres estar así", dijo antes de besarme firmemente y con pasión. Sentí como su lengua partió mis labios y yo imité su acción, ingresando mi propia lengua en su boca. Mis manos comenzaron a explorar su cuerpo hasta que encontraron su apretadito culito y lo comencé a manosear.

"¡Mmmh, papi! Me encanta cuando me manoseas toda", chilló Fernanda mientras nos besábamos. Su pequeño puño apenas si se envolvía alrededor del eje de mi pene, pero se movía con tal motivación que parecía una imagen borrosa intentando sacar la leche que tanto deseaba ella. Sin pensar y actuando a puro instinto, la levanté por el culo forzándola a que me abrazara con sus piernas.

Riendo, exclamó, "Esto es exactamente lo que quería que sucediera, mi amor". Su uso de la frase 'mi amor' me hizo sentir un poco incómodo; extraño considerando todo lo que ya habíamos hecho y estábamos a punto de hacer, pero no dejó de hacerme sentir incómodo en el momento.

Sin embargo ignoré el sentimiento y dije con tono sarcástico: "¿Querías que tu padre te cargara y agarrara de las nalgas mientras nos besamos como tórtolos enamorados?"

Dándome pequeños besos en el rostro mientras sus brazos rodeaban mi cuello, respondió: "¡Lo que quiero es que mi papá me coja como la putita colegiala traviesa que soy!"

Cargándola hacia su cama, la acosté delicadamente y presioné mis labios con los de ella besándola apasionadamente. Sin romper el lazo que habíamos formado comencé a quitarle las braguitas blancas de algodón con puntitos rojos que llevaba puestos y que, sin duda, hacían 'match' con su sostén. Procedí a quitarme mis propios pantalones y ropa interior; viendo fijamente a los ojos de mi hija quien susurró: "Hazme tuya, papi. Quiero sentirte muy dentro de mí". Sin pensarlo dos veces deslicé mi fierro en su estrecho y depilado coño.

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