La Suegra

- Lo prometo

Nos dimos un fuerte abrazo, se escaparon algunas lágrimas y nos dimos el último beso. Me ayudó a bajar las maletas, pero no me quiso acompañar porque sabía que no íbamos a aguantar las ganas de darnos un beso antes de salir y eso igual era un riesgo. Se montó al carro, lo encendió y bajo la ventanilla.

- Nos vemos, yerno de leche --me pico un ojo y se fue--

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Al llegar a Suecia traté de olvidar lo que había pasado para que no me atormentara, pero era difícil estar con Salomé. Solo después de estar con las dos es que notaba que en realidad eran muy parecidas, hasta en el sexo con sus mismas fracciones y hasta la forma de gemir. A veces hasta prefería ponerla en cuatro para no tener que verla a los ojos.

Aún me carcome por dentro tener semejante secreto con mi esposa. Se que me voy a condenar en el infierno por lo que hice, pero confesándome con ustedes... no me arrepiento.

Nunca había tenido oportunidad de estar con una mujer mayor y los 20 años de más puede que se noten en su cuerpo, pero sobre todo en la experiencia. Todo un postre de mujer que como los buenos vinos se ha puesto mejor con la edad.

He tratado de evitar estar cuando ellas hablan por videollamada, pero esta última vez cuando mencionó que quería iba a estar unos días de vacaciones no pude evitar verla. Estaba hermosa, se había cambiado el corte y color de su cabello.

Salomé como estaba preparando la cena a veces volteaba para otro lado y cuando no estaba viendo, me lanzaba unas miradas profundas que no necesitaban palabras e inflaba su pecho para que viera su escote.

No veía la hora de que llegara, llevarla a "conocer" la ciudad, recibir una de sus maravillosas mamadas relajantes y hasta de pronto podernos escapar a hacer algo más.

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Escrito: Axel

Edición: Agata