Las Vegas

Historia Información
Un viaje de trabajo, termina en un inesperado encuentro
2.4k palabras
4.5
247
00

Parte 30 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Mi esposo es muy diferente a su hermana, son como dos caras de una moneda.

El psico rígido, ordenando y planeador. Ella extrovertida, impulsiva y alegre. Se quieren mucho pero cada que hay cena familiar en la casa de sus padres terminan discutiendo.

---

Esta historia ocurrió hace un año en un viaje de trabajo. Toda una semana en una convención de vendedores en Las Vegas y el resto del fin de semana lo teníamos para descansar y conocer la ciudad.

Obviamente el viernes fue una locura total, remate en el bar del hotel y obviamente mi lado latino y rumbero me hizo meter en mitad de la pista y terminar mostrando mis raíces salseras.

Toda la semana llevaba dándome unas miraditas con uno de los vendedores de la competencia que estaba demasiado delicioso. Esa noche entre copas y copas, le terminé enseñando a ese gringo a bailar.

Cuando fuimos a la barra a rellenar las bebidas, me tomó por la cintura y se me acercó a darme un beso, pero lo detuve colocando la mano en el pecho y le mostré mi anillo de casada. Él se excusó, pero luego se sonrió cuando con los ojos le dije disimuladamente que me siguiera.

Pasamos las puertas de la salida de emergencia, apenas se cerraron y ver que el corredor estaba desierto me le tiré encima desesperada a besarlo, meterle la mano en su entrepierna y cogerle el miembro por encima.

El gringo se excito tanto que me tiro contra la otra pared, me abrió la camisa con fuerza uno cuanto botones se reventaron y se metió entre mi escote a besarme los senos.

Justo en medio del desorden se escucha una jauría salir del bar por el mismo corredor, bailando, con pitos y bebiendo. En segundos quedamos inmersos y separados entre la multitud.

Yo solo me reía y trataba de disimular, bailando, recibiendo más licor de los que pasaban sin quitarle los ojos de encima a esa delicia. El resto del mundo era borroso, hasta que una cara conocida se me hizo justo al frente mirándome de arriba abajo con el labial corrido, el sostén al aire.

Se me heló la sangre, me puse pálida y hasta me temblaron las piernas. «Maldita sea ¿qué hace mi cuñada acá?»

Espero a que toda la multitud desapareciera, dio una mirada a su espalda y al ver lo guapo que era volteó a mirarme haciendo una mueca inquisidora.

- Romi, no es lo que crees

- ¿Ah no? ¿Entonces que es?

- Es que yo...

Me cerró los labios con sus dedos y se me quedó mirando a los ojos levantando una ceja y esbozando una leve sonrisa.

- Hagamos una cosa, yo no digo nada, si me invitas

- ¿Invitas?

- Si, eso mismo, si me invitas a subir con ustedes dos

- ¿Te refieres a...?

- Si, a tener sexo --respondió como si nada-- ¿o es que ya olvidaste ese beso?

---

Ese beso, maldita sea, porque hace eso, ¿por qué trae ese recuerdo justo ahora?

El día de mi matrimonio yo estaba demasiado nerviosa, iba de un lado para otro porque él no llegaba y yo me estaba volviendo loca. Romina su hermana entró para hacerme compañía y en medio de todo no sé cómo terminamos besándonos.

Tocaron la puerta, las dos disimulamos y me di la vuelta con la cara roja hacia el tocador simulando que me estaba retocando el maquillaje.

Mi suegra entró para ayudarme a organizar el vestido porque al fin, ya estaba mi futuro esposo por llegar. Ella me miró a los ojos, sonrió mordiéndose los labios y desapareció. Nunca más volvimos a tocar el tema... hasta hoy.

----

- No --mire apenada hacia el suelo-- no se me ha olvidado

Me levantó la cara de la barbilla y me empezó a besar apasionadamente, mientras me llevaba las manos a sus caderas. Abri los ojos y entre su cabello y sus hombros el hombre no dejaba de mirarnos completamente excitado.

Empuje su cuerpo de espaldas hacia él y le tome las manos para que le agarra los senos. Terminamos besándonos entre los tres, recorriendo su cuello sin que a ella le importara el volumen de sus gemidos.

- Terminemos esto en un lugar más privado --dijo ella--

Nos tomó de las manos y llevó rumbo al ascensor. Nos metió dentro con afán, se cerró la puerta a sus espaldas y se quedó mirándonos a ambos.

- I need you tell me the truth ¿are you married? --mi cuñada le preguntó--

- Yes, I am

- We are too. So, I don't want say it again: This never gonna happend. Ok?

- What happen in Las Vegas, stay in Las Vegas --él respondió--

Todos sonreímos, ella presiono el botón y el ascensor empezó a subir. Yo sentía que todo el corazón se me iba a salir, no dejaba de mirarla y sentirme asustada sabiendo que se trataba de mi cuñada y que íbamos rumbo a tener un trio con un desconocido.

---

Entramos en su habitación, ella se metió un par de pastillas en la boca, saco su lengua con una de ellas en la punta y el hombre la recibió mamándole la lengua, se dio vuelta a mi usando la misma técnica, pero a mi si me la dio con un apasionado beso.

Prendió el estéreo y nos atrajo de las manos al medio de la sala brincando y bailando electrónica hasta que nos explotó la pepa.

En algún momento sé que estaba en medio de ellos y sentía como si sus lenguas fueran enormes y me cubrieran todo el cuerpo. Todo se veía como una pintura en acuarela que se estaba regando con el agua.

Me abri de pies y manos y sentí como si mi ropa saliera volando. Parada sobre la mesa de centro apoyando mis manos en el techo ellos hacían lo que querían con mi cuerpo.

En los muebles todo me daba vueltas, pero no paraba de gemir, sentía como mil lenguas entre mi sexo, mi trasero, costillas, vientre, senos, nalgas, espalda, pantorrillas, muslos y dedos.

Como si levitara sentí que me transportaba a la habitación y sentí un vacío como si cayera de lo más alto del hotel hasta rebotar en la cama.

Sentía que mi cuerpo desaparecía de este plano y cuando regresaba me reía a carcajadas entre gemidos al hacerme consiente del placer. No era capaz de enfocar la mirada, solo escuchaba sus gemidos, sentía sus lenguas, sus besos, sus caricias. Su sexo en mi cara y él penetrándome en cuatro mientras ella se comía mi sexo fundidas en un 69.

Una luz muy brillante se concentró en mi vientre, iba creciendo por mi interior llenándome el cuerpo, sentí que no podia retenerla en mi interior. Explotó como si saliera de mi por cada orificio en rallos luminosos de colores que iluminaron toda la habitación hasta dejarme deslumbrada, todo se hizo blanco y mi cuerpo se desvaneció.

---

Al siguiente día desperté como si me hubiera pasado una aplanadora por encima del cuerpo. Ni siquiera recordaba muy bien qué demonios había pasado, pero estaba completamente desnuda y el olor a sexo emanaba de las sábanas.

- Hola dormilona --escuché una voz de mujer--

Se sentó en el colchón haciendo que rebotara un poco mi cabeza y la sostuve con mis manos para tratar de que no se fuera a explotar.

No le veía la cara, no era capaz de abrir los ojos sin que la luz se sintiera como agujas. Me tapé con una de las manos para darme sombra y logré ver un poco a la mujer, llevaba una camisa blanca de hombre con los botones abiertos, se podia ver sus senos y unas mini tangas negras. No le pude ver la cara porque la luz me dio en los ojos y los tuve que cerrar.

- Yo sé cómo te mejoras

Levantó la sabana se metió entre mis piernas y sin que la pusiera ver me empezó a hacer sexo oral.

- Oye oye ¿Qué haces?

- Lo mismo que te encantó anoche

- ¡Pero qué coño dices!

Levanté la sabana y ne quede helada cuando me miro a los ojos y la vi pasándome la lengua por mi sexo.

- ¿¡Romina!?

Se quitó la sabana, de un salto se hizo a horcajadas sobre mí y con su boca muy cerca de la mía dijo:

- Ay cuñadita ¿no te acuerdas de nada? ¿cierto?

- Esto acaso es una broma

Se levantó para meterme una mano en su sexo que estaba completamente empapado y al meter uno de mis dedos en su interior gimió delicioso cerrando los ojos y mordiéndose los labios.

- "Si tu no dicen nada, yo no digo nada" --dijo con seriedad en su voz-- ¿Ya te acuerdas?

Maldita sea esa mujer se veía tan deliciosa así, gimiendo con la camisa entre abierta, un escote perfecto de sus senos desnudos y un pezón endurecido escapando a la vista rozando la solapa de la camisa.

Ella pegó su frente a la mía, con los ojos cerrados gemía, pegaba sus labios a los mis y aunque todo mi ser me gritaba que detuviera esa locura, me entregué presionando nuestros labios y cruzando nuestras lenguas, hablábamos entre gemidos.

- ¿Qué demonios estamos haciendo Romina?

- Lo que nos guardamos por tantos años

- Esto no está bien

- Esto no está pasando, es un sueño y en los sueños puedes hacer y sentir lo que quieras

Le abri la camisa que rodo por sus hombros, la abracé por la cintura y tomé sus senos en mi boca. Los besaba con deseo, metía sus pezones y los chupaba hasta ponerlos duros.

Ella arqueó su espalda y sentí su humedad en mi mano.

- Siempre me has gustado --dijo---

Me tomó con sus manos detrás de la cabeza, pego su frente a la mía y me miro a los ojos. Yo la miré a los suyos, levanté una ceja presionando mi pulgar en su clitoris.

- No pares, no pares

Movía su cuerpo desesperado de adelante hacia atrás.

- No pares, no pares

Me abrazo con fuerza metiendo mi cara entre sus senos.

- Ahhhh si siiiii ahhhhhhh que delicia mujer

Me entregó un orgasmo que me mojo toda la mano. Se separó un poco para que la sacara y cuando me empecé a chupar los dedos me hizo compañía hasta terminar en un beso apasionado.

- No soy la primera, de eso segura

Se deslizó por mi cuerpo llenándome de besos, provocándome escalofríos y temblores al ver como se metía en mi sexo mientras me miraba fijo a los ojos.

- No... y no serás la última

- Lo sabía, ese día lo vi en tus ojos

- Tu hermano no puede enterarse

- Si se entera de esto --pasando la punta de su lengua-- me mata a mí también

Cerré los ojos, dejé que ella se encargara de mí y me reconfortara. Definitivamente una mujer sí que sabe cómo se le debe dar placer a otra.

Poco a poco lentamente, sin prisa, se fue apoderando de mi cuerpo, con su lengua controlaba mi reparación y gemidos, de repente me veía con la espalda arqueada y una mano en su cabello empujando su nariz contra mi sexo. No sé cuántas veces me hizo venir, ni tampoco parecía saciar su hambre por recibir mis orgasmos.

Sentí como un dedo se deslizaba por mi trasero y me levanté asustada, apoyando mis nalgas hasta quedar sentada en la cama con la espalda apoyada a la cabecera, tratando de recuperar la respiración.

Ella con su cara toda mojada se rio, se apoyó en sus codos y mirando mi sexo me dijo.

- ¿Todavía te duele?

- ¿El que?

- El culo

- ¿El culo? --pregunté claramente sin entender a que se refería--

- Anoche solo querías que él te diera por detrás mientras yo te la chupaba

En ese momento mi mente empezó a tener claridad, una lluvia de imágenes me llegaba como si cayeran mil fotografías del cielo disparadas a mi cara.

- ¿Él estuvo acá? ¿con nosotras?

- Si, claro él --se mordió el labio inferior-- hombre delicioso que te ibas a robar sola, sí que si

Recordé que desde el bar ya estaba pensando en que me diera por detrás por si un accidente ocurría o se rompía su condón no fuera a meterme en problemas después.

- No me digas --me tapé la cara con la mano--

Ella se acercó a mí, me quitó las manos de la cara y me acarició el rostro para darme calma.

- Si, acá estuvo con nosotras y fue una maldita delicia, hace poco se fue

- Romi, yo no sé que...

- No digas nada, no tienes porque

- Si tu hermano...

- Ya te dije que esto no sale de acá, NADA absolutamente NADA delo que pasó... ni de lo que va pasar sale de esta boca

- ¿Va a pasar? --la miré un poco emocionada--

- Si, todavía nos quedan un día más para disfrutar y no lo voy a desaprovechar

Me tomó de las manos para ayudar a salir de la cama y nos metimos a ducha, donde una vez más hizo y deshizo con mi cuerpo lo que le dio la gana.

---

Estuvimos de tour por Las Vegas conociendo la ciudad, comprando ropa, lencería y algunos juguetes para llevar como regalo a mi esposo. Esperando que no notara demasiado que lo quería compensar por algo.

En la calle tratábamos de disimular, pero el coqueteo y los juegos siempre estaban presente. Al volver hotel evitamos a toda costa el bar, aunque nos divertimos con él, esta noche la queríamos sola para las dos.

Hablamos mucho, muchísimo. Nos contamos demasiados secretos y la primera vez que lo hicimos con una mujer.

Encendimos velas aromáticas, nos hicimos masajes con aceites y esta vez no tuvimos sexo. Todo fue tan romántico y perfecto, que sentí como si fuera una de las noches en que mejor me han hecho el amor en toda mi vida.

La compenetración fue total, ni su hermano, ni su esposo nos habían hecho sentir lo que sentimos esa noche. Habíamos hecho clic de una forma única y especial.

Cuando nos levantamos el domingo para ir al aeropuerto. A parte de guardar el secreto, nos prometimos que al menos cada año nos íbamos a escapar solas.

Asi es como nació una costumbre, nuestra familia sabe que cada año visitamos un SPA diferente para darnos un día de relax, pero lo que no saben es como terminamos esa noche en la misma cama.

---

Relato: Tania

Escrito: Agata

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