Mi vecina

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- Ahhhhhhhhh --me hicieron venir demasiado rápido--

Tati, se montó a horcajadas sobre mí. Se acercó al miembro de su esposo y le abrí espacio para que me acompañara, ella limpió su mano con mi orgasmo en su miembro y lo degusto con placer mientras que yo chupaba sus senos. Levanté la mirada y me encontré con las bolas de David, las chupé y metía en la boca.

Tati lo masturbaba, tiraba su piel hasta atrás y resonaba al sacarlo de su boca. Me incorporé a su lado para chupárselo entre las dos. Lo mirábamos a los ojos y él respiraba fuerte como un toro.

En esas se escuchó el bullicio de sus amigos regresar y la puerta abrirse. Tati se paró corriendo a meterse a la habitación, no le daba tiempo para vestirse. David me ayudó a levantarme, arreglé el cabello y me bajé el vestido. Ya estaban subiendo las escalas, David seguía luchando por guardarse el miembro en el pantalón y subirse el cierre.

Yo cogí el primer vaso que encontré y me apoyé en el mesón de la cocina para simular estar hablando con David. Él se dio la vuelta en el lavaplatos, abrió el chorro y enjabonó algunos vasos para que no le fueran a ver la erección que no se le bajaba con nada. Entraron a la cocina a meter el hielo en la nevera y vi sus tangas en la esquina del mesón.

Nos miramos de reojo, asustados, sin saber qué hacer. Ya teníamos un par de personas entre los dos sirviendo más ron y me cogió un ataque de risa porque ya no había forma de cogerlos sin delatarme. Al final todos estaban tan tomados que ni se dieron cuenta de lo que era. Cuando salieron de la cocina David volvió a reírse conmigo y metió las tangas en uno de sus bolsillos.

Tati salió de la habitación arreglada, peinada y maquillada como si nada hubiera pasado, excepto que debajo de esa falda ya no tenía nada. Los tres no nos podíamos ni mirar a la cara porque nos cogía el ataque de risa.

Tratábamos de estar con los demás, conversar y bailar con otros para no delatarnos, estar cerca era un peligro, pero no veíamos la hora de que todos se fueran para retomar.

---

Ya eran casi las tres de la mañana, me tocó contarle a Fernando lo que había pasado para que se llevará a los demás y poder terminar lo que habíamos empezado. Él muy alcahueta obviamente se alegró por nosotros y de una aceptó.

- Fer, te debo una

- Una no mamacita, con esta ya son dos

- Esta bien --le pique el ojo-- y con vos hasta tres

- Que te diviertas Alice

Más me demoré en decirle que llevarlos para su casa a terminar la fiesta. Me despedí de todos en la calle y disimulé yéndome para mi casa porque tenía que madrugar a trabajar, pero apenas doblaron la esquina me devolví corriendo. David me abrió la puerta, me cogió del cuello y me dio un gran beso metiéndome la lengua. Esta vez subió por las escalas levantándome la falda diciéndome cuánto le gustaban mis nalgas.

Tati nos recibió cogiéndonos de las manos y llevándonos directo a su habitación. Nos sentamos en la cama una al lado de la otra y miré a David.

- ¿En que estábamos? --pasando la lengua por la boca--

- En darle una mamada --contestó Tati--

David se quitó la camiseta, abrió el pantalón, se bajó el cierre y su miembro salió igual de erecto a como lo habíamos dejado. Ya no había afanes, lo podíamos chupar con calma entre las dos, disfrutarlo y jugar un poco más. Mientras lo compartimos nos acariciamos con más tacto. Nos desnudamos sin prisa, pero igual estaba ansiosa por pasar a algo más estimulante.

Los ánimos se encendieron como una mecha de dinamita, cuando David nos cogió del cabello y nos usaba a su antojo para meternos el miembro y comerse nuestras bocas, esa rudeza y fuerza nos llevó al siguiente nivel de querer follar y arrancarnos hasta la piel.

Nos metimos los tres en la cama en un nudo de cuerpos, caricias, besos, manos, sudor y olor a sexo. Me volteaban a su antojo y hacían conmigo lo que les venía en gana, no me importaba la posición o forma en que quisieran hacerme sexo oral, yo encantada de tenerlo a él o a ella.

En algún momento David nos dejó solas, Tati quedó acostada boca abajo y yo encima en un delicioso 69, me tocaba parar porque ella me la chupaba tan delicioso que no era capaz de seguirle el ritmo. Levanté la mirada y David estaba ahí de pie viendo como nos dábamos placer con una tira de condones en su mano.

Lo cogí del miembro y se lo empecé a chupar, tiré los condones en la cama y le abrí las piernas a su esposa. David montó las rodillas a la cama, colocó sus piernas en los hombros y se lo metió.

- Ay que rico. ¡Chúpamela Alice!

Me metí entre sus piernas, chupando sus labios, estirándolos con los dientes y succionando su clítoris. David me levantaba del cabello, lo sacaba de su esposa, nos mirábamos a los ojos y me lo metía a la boca. Lo sacaba, yo escupía el sexo de Tati, él lo volvía a meter y yo a darle placer. Eso volvió loca a Tati y queriendo simular lo mismo que ella sentía me metió tres de dedos adentro, penetrándome con ganas y chupándomela como si me la quisiera arrancar.

La última vez que David me levantó la cabeza y me lo metió en la boca, me empujó hacia abajo y no me quise dejar. Lo miré a los ojos, me agarré de su miembro y lo empecé a masturbar chupando su glande.

- Tati, esta mujer está reclamando tu semen

- ¡Dáselo! --grito escarbando en mi interior--

Seguimos así por unos minutos más, cerré los ojos, no pude aguantar más lo que sus dedos y su lengua causaban en mí, me senté en su cara y me vine de nuevo. Empecé a sentir el miembro de David más duro y palpitando, sabía que no le faltaba mucho para venirse. Lo agarré de las nalgas empujándolo, mientras más atragantaba se me salían las lágrimas evitando tener arcadas. Lo escuché gruñir, su leche salía chocando mi paladar, el fondo de mi garganta y mis papilas gustativas me terminaron de llenar la boca con saliva.

- Comparte, no seas amarrada

Me di la vuelta, ella abrió la boca y dejó caer un fino hilo con su semen, le lamí los labios y con un beso degustamos el delicioso sabor de su orgasmo. Me pasó la lengua por la comisura para quitarme un poco que había quedado por fuera.

- Que delicia esto no se puede desperdiciar

David se acostó detrás de Tati, la abrazó en cucharita y los tres nos reímos mientras recuperábamos el aliento. Yo no era capaz ni de dejar de besarla me tenía embobada, tenía que aprovechar antes de que se acabara la noche y el cuento de hadas. Ella empezó a gemir de la nada y me di cuenta que su esposo se la estaba follando.

- No David, a mí no --gemía más duro-- a ella, quiero que te la comas a ella

David salió de la cama, Tatiana se acostó boca arriba abriendo las piernas. Él recogió los condones, arrancó uno de la tira lo rompió con los dientes y antes de sacarlo, me senté al borde de la cama y le pedí con la palma hacía arriba que me lo entregara. Lo terminé de sacar, lo metí en mi boca y se lo coloqué empujándolo con la lengua.

Él me miró con lujuria por la maestría en que lo hice sin siquiera usar las manos. Debe pensar que soy toda una perra, pero yo ya sabía que mi ex me montaba tanto los cuernos que me acostumbre los últimos años a ponerle preservativo con la excusa de que me estaba haciendo daño las pastillas.

Me di la vuelta colocándome en cuatro, metiéndome entre el sexo de Tatiana, le pasé las manos por debajo de los muslos y la atraje un poco más hacia abajo para que el me pudiera follar de pie. Me paso su glande de arriba a abajo de la raja, lo metía un poco y me lo volvía a restregar, ese juego me desesperaba y lo que quería era que me follara. Me separé de su vagina y sin mirarlo le dije.

- Me lo podés meter por favor

- ¡David! no seas mala con la veci --lo regaño--

- Ahhhhh --gemí después de que me lo clavara hasta el fondo-- sí que rico. Fóllame David, fóllame

Chupaba el clítoris de Tati como una desquiciada mientras le metía 3 dedos. David me penetraba duro, durísimo, su cuerpo chocaba contra mis nalgas. Tati se levantó para mirar cómo me comía, se pellizcaba los senos estirando los pezones gimiendo.

- ¿Te gusta David? ¿Te gusta?

- Si mi amor, gracias por este regalo

- ¿Te gustan esas nalgotas?

- Si mi vida, grandes y redondas como las tuyas

Sentí sus manos entre las nalgas, como las abría para ver mi agujero mientras me follaba.

- Uyyyy que rico ese culito mi amor

- Tócalo

Yo me traté de levantar, no era para quejarme, al revés, le iba a decir que también quería que lo hiciera, pero Tati me cogió detrás de la cabeza y me empujó contra su sexo para que no pudiera hablar.

- ¡Anda tócalo! --le ordeno--

De la emoción David me apretó con fuerza las nalgas, sentí que se estiraban y los pliegues anales alisar. Trate de despegar mi cara de su sexo para gemir y me apretó aún más fuerte. Escuché como escupió un par de veces, uno cayó a un lado y el segundo intento justo en el blanco, con solo sentirme mojada en ese lugar me comenzaron a temblar las piernas de la emoción.

Con sus pulgares empezó a acariciar cerca de mi agujero, presionaba como si me estuviera haciendo un masaje rompiendo nudos en el cuello, poco a poco se fue acercando, acercando, acercando hasta pasar por turnos la yema de cada dedo sobre mi agujero de abajo hacia arriba. Con su mano libre Tati me acariciaba la espalda, dibujaba figuras en ella, me clavaba las uñas y se inclinaba hacia adelante para poder ver. Ahora el temblor sacudía mis brazos, se empezaba a apoderar de mi cuerpo y sabía lo que seguía.

- ¿Será que se enoja si le meto un dedito?

Obvio que quería que me metiera un dedo en el culo, Tati no me iba a dejar responder, pero igual trate de moverme para que me apretara más duro contra su sexo y el sin pestañas palpito emocionado un par de veces dejando más que claro el mensaje.

Volvió a escupir para llenarlo de saliva y uno de sus pulgares daba círculos alrededor. Jalé a Tati de los muslos para que cayera en la cama, metí mi nariz en su sexo y bajé mi lengua hasta su trasero, reconfirmando que lo deseaba demasiado.

- Ahhhhh --soltó un gemido delicioso-- si amor ¡méteselo!

Presionó gentilmente hasta introducirlo completamente, me penetraba con fuerza, mientras movía su dedo en círculos en mi interior y podía sentir el roce del dedo con su miembro.

- ¡Duro David! ¡follatela, duro! ¡más duro!

El temblor paso de las piernas y brazos a apoderarse de todo mi cuerpo, me quedé con la cara apoyada en su sexo, pero ya no era capaz de usar mi lengua solo penetrarla con mi nariz. Gemidos, quejidos, respiración agitada y el choque de nuestros cuerpos hacían eco por toda la habitación.

El orgasmo resultó en una reacción en cadena comenzando por Tati que, al explotar en mi cara, desencadenó un corrientazo que me hizo explotar, mis espasmos hicieron que su miembro se hinchara de placer entregándome ráfagas de su placer.

- ¡OOHHHH!

- ¡AHHHHH!

- ¡¡¡¡SIIII!!!!

Sacó su dedo lentamente cuando aún me estaba viniendo y eso me puso a convulsionar, me pegó una palmada en las nalgas y caí en la cama como electrocutada. Me apreté con una mano mi sexo, no paraba de venirme y los ojos se me iban solos hacía atrás. Seguro eran todos esos orgasmos que tuve acumulados este año sin sexo real.

Al fin se detuvieron, reía como una loca. Abrí los ojos y ahí estaba ella igual de sonriente, abrazándome, dándome mimos y colmándome de besos.

---

David estaba de pie mirando cómo nos consentimos con su miembro durísimo, aún seguía excitado por lo que acabábamos de hacer. Se balanceaba, ya estaba demasiado ebrio.

Sonó el timbre de y todos brincamos del susto mirándonos con cara de terror.

- ¿Quién será a esta hora? --preguntó Tati--

- Demás que algún vecino a quejarse porque no lo dejamos dormir --contestó David con la voz arrastrada--

Se colocó una pantaloneta, pero se le notaba demasiado la erección.

- Mejor voy yo --dijo Tati entre risas--

Se arropó con una sábana y se asomó por la puerta del balcón. Eran un par de sus amigos disculpándose por "despertarlos". A ella se le había quedado el bolso y no tenían como entrar a su casa sin las llaves. Se los tiró por el balcón y regresó muerta de risa, cogió a su esposo y lo ayudó a acostar, no más tocó la almohada y cayó dormido.

Yo me levanté y Tati me miró con ojos de tristeza.

- No te vayas

- Preciosa, mañana tengo que trabajar

Se sentó en la cama viendo cómo me vestía y después me acompañó hasta el primer piso envuelta en su sábana. Antes de abrir la puerta abrió sus manos para darme un abrazo y me dejo contemplar una vez más su delicioso cuerpo desnudo, obvio que aproveche para cogerla desde las nalgas, besarla y estrujar sus senos.

- Alice que delicia, de verdad que me gusto y me gustaría seguir repitiendo

- Claro que si mamacita en eso no lo dudes, de verdad que se lo tenían escondido, pero también quiero repetir

- Listo mamacita así será entonces

Nos dimos unos cuantos besos más y la terminé arrinconando contra una de las paredes, metiéndole un par de dedos y chupando sus senos. Ya estábamos gimiendo, listas a volver a empezar sin su esposo, pero con todas mis fuerzas la separe.

- No, no, de verdad tengo que trabajar

- No importa que llegues un poco tarde, ven --me volvió a besar--

- No, no, vos sos un peligro --le quité los brazos de mi cuello--

- ¿Me prometes que vienes mañana? voy a estar sola

- Claro que sí, mañana vengo y pasemos bien delicioso

Abrí la puerta y ella me tomó de la mano y me devolvió a darme un beso, que difícil era separarse de ella. Brinqué de susto, mi conciencia me regañaba porque alguna vecina chismosa nos podía estar viendo. Me despegué como pude y salí sin decirle nada más o sino nunca lo iba a poder hacer.

Ella se quedó esperando hasta que abrí la puerta y desde lo lejos se despidió dando un beso en su mano y lanzándolo como catapulta.

Cerré la puerta, me apoyé de espaldas a ella y me morí de risa. Acaba de tener una de las mejores noches de mi vida. Llevaba mucho tiempo pensando en hacerlo y me moría de miedo, creo que fue mejor no contarle que ella acababa de ser mi primera mujer... y mi primer trío.

---

Escrito: Alice

Edición: Agata + Axel

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