Sarah Ass 02

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Madre ve el fruto de educacion de su hijo.
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Parte 2 de la serie de 3 partes

Actualizado 06/10/2023
Creado 09/03/2020
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Sarah III

Aprovechando el hecho de que el relato de mi experiencia de joven con mi compañero de estudios y su mamá aclararon mis recuerdos de lo sucedido con ese capítulo de mi vida, voy a retomar, o mejor dicho continuar el relato de lo sucedido con Marcos, su madre Sarah y ahora una nueva protagonista su esposa Paulina

Para los que no han leído la primera parte de esta historia, les recomiendo su lectura, no de obligatoria necesidad, pero el hacerlo le permitirá situar sus mentes en el escenario allí descrito y podrán disfrutar mejor de los acontecimientos narrados en esta parte, y que se sucedieron 20 años después.

La casualidad o el destino, quiso que por recomendación de un amigo, saliera a almorzar a un pequeño restaurante del centro de la ciudad, donde la especialidad era comida francesa; este era en realidad un restaurant bastante pequeño, donde según mi amigo la comida era muy buena y la atención maravillosa puesto que estaba atendido por sus propietarios. Dicha pareja eran unos jóvenes, estarían llegando a los cuarenta, de ascendencia francesa, pero nacidos y criados en el país, una pareja comenzando los treinta diría yo, de origen extranjero, con bastante tiempo de residencia en el país, tanto que ya el idioma lo hablaban prácticamente sin acento. De no haber sido por los sucedido en el mencionado restaurante, lo cual paso a relatarte a continuación.?

Pues bien, entre al establecimiento y me dirigí hasta una mesa que vi vacante, donde me senté y mientras habituaba mi visión a la penumbra del recinto, se acerca a la mesa una mujer rubia, bastante elegante, aun con el traje que llevaba puesto que no era más que su uniforme de trabajo y con una sonrisa entre invitadora y sensual, me ofrece el menú mientras me pregunta

- Qué cosa desea tomar el caballero?

- Bueno eso va a depender de lo que seleccione para comer, permíteme ojear el menú y tan pronto esté decidido te llamo y acordamos la bebida. Te parece? Le respondí con la mejor de mis sonrisas.

La dama se retiró entonces hasta la barra, dejando ver su bien torneada figura, resaltando sobre su uniforme un cuerpo de, además de apetecibles formas, con un andar maravilloso.

Una vez en la barra la mujer conversó algo con el caballero que estaba detrás del bar, y por la forma como hablaban y las miradas un poco furtivas que dirigían hacia donde yo estaba sentado, me hizo pensar que conversaban algo sobre mí.

Le hice señas pues a la dama para que se acercara a tomar el pedido, a lo cual ella respondió haciendo un gesto con la mano para que esperara un momento. Al poco rato no sabría decir si fue largo o corto, se acerca la dama trayendo consigo en su bandeja una bebida espirituosa la cual me ofreció diciéndome

- Cortesía de la casa, el señor que está detrás del bar, que es mi esposo, desea saber su nombre, pues le pareces bastante a un amigo de su infancia, y a quien él tiene tiempo que no ve.

Y con un gesto delicado y sensual me invita a acercarme hasta el bar para aclarar la duda.

Dicha pareja eran contemporáneos conmigo, él estaría en los cuarenta, y ella de unos treinta calculé yo, de ascendencia francesa, sin acento extranjero, con lo cual a no ser por su apariencia física, hubieran podido pasar por un par de emprendedores criollos.

Guiado entonces por la dama nos dirigimos hasta la barra y antes de llegar a ella el caballero me recibe con una sonrisa amistosa, a la vez que con algo de duda y alegría me grita.

-- Grande? Al yo responderle afirmativamente, su sonrisa se hizo más amplia y con el rostro iluminado de alegría, salió de detrás del bar y vino hacia mí a saludarme con un efusivo abrazo mientras me preguntaba si lo reconocía, claro que al momento reconocí su voz, la cual no había variado mucho de sus días de joven, así como el apodo de Grande con el cual me había bautizado su madre e inmediatamente también como dudando. le dije, - Marcos?

A lo que respondió con un abrazo más fuerte aun

Me presento entonces a Paulina que era el nombre de su esposa, diciéndole que yo era el compañero de vecindario del que tanto le había hablado, y que después de tanto tiempo no pensaba dejarme escapar así no más, y que por favor le diera un vistazo al salón privado del establecimiento y chequeara que todo estaba disponible, para atenderme como yo y la ocasión merecíamos.

Dicho esto Paulina nos dejó solos y subió por unas pequeñas escaleras hacia donde se encontraba el mencionado salón, momento este que yo aproveche para preguntarle que exactamente había el conversado a cerca de mí con su esposa, a lo que él me respondió con una sonrisa diciéndome que me tranquilizara que él y su esposa no tenían secretos el uno para con otro y que todas sus fantasías eran compartidas y disfrutadas la mayor parte del tiempo en pareja.

Asegurándome así que su esposa conocía todo lo que habíamos vivido cuando éramos vecinos, unos veinte años atrás, y que más bien ella estaba ansiosa de conocerme. Ya que ellos se habían consolidado como una pareja que había construido su mundo según sus deseos e inclinaciones y que no había nada tabú para ellos, salvo la traición y el engaño, lo cual habían erradicado por completo de sus relaciones.

Le dije que por mí no había problema y que de solo saber esta situación que él me estaba contando me había producido tal excitación que ya podía sentir una hinchazón dentro de mis pantalones y seguidamente le agarre su mano y se la puse sobre mi bragueta y le dije:

- Tócame el corazón, siento que se me va a salir!

Seguidamente comenzó a acariciármelo por encima del pantalón apreciándolo y valorándolo en toda su extensión y en esa actividad fuimos sorprendido por Paulina, justo cuando ya él había introducido su mano por encima del pantalón, agarrándolo dentro del interior y se disponía a sacarlo para deleitarse aunque fuera con un vistazo.

Paulina hizo un sonido con su garganta para recordarnos que el negocio no estaba solo y diciéndonos, - A mí no me dejen por fuera eh, ya el reservado está listo, solo falta una botella de champan que voy a subir ahora, y cuando salgan los últimos clientes cerramos y comenzamos este reencuentro que se me hace que va a ser de lo mejor. Terminando con una sonrisa pícara y fijando su mirada en el bulto de mi bragueta.

Aceptamos pues las sugerencias de Paulina, y esperamos hasta la hora de cierre, para entonces mudarnos de la barra al salón privada donde iniciaríamos nuestro inesperado encuentro.

Al llegar al reservado, Marcos no perdió ni un minuto y arrodillándose delante de mí libero mi miembro que ya estaba erecto y sin más preámbulo se lo introdujo en su boca y comenzó a mamarlo, chuparlo y acariciarlo de una manera que hizo exclamar a Paulina de gusto, y colocándose a un lado de él, literalmente se lo arranco de la boca y se lo introdujo ella para continuar así con el trabajo que había comenzado su marido.

A decir verdad eran dos expertos en el arte de mamar y acariciar una verga y como si compitieran en un concurso a ver quién lo hacía mejor, cuando lo pasaban de una boca a la otra, buscaban mi mirada a ver si yo les daba un veredicto como jurado experto en esta situación.

No sé cuánto tiempo pasamos así, ni de quien fue la idea de que nos mudáramos a otra posición, sentados en un mueble, cómodamente, conformando un trío conmigo en el centro, de donde Marcos se dejó caer y se sentó en el piso entre mis piernas deleitándose con el tamaño de mi pene, y cuán grande se me había puesto, claro que no era cierto, desde la vez que le había partido el culo en presencia y con la ayuda de su madre.

Mientras Paulina y yo nos comíamos a caricias y besos todo nuestro cuerpo, aunque a decir verdad era yo quien devoraba sus firmes, tiernas y blancas y anacaradas tetas, a la vez que manoseaba su hermosa y bien depilada cuca.

Así transcurrió un buen rato, hasta que Paulina se incorporó del sofá, para secarse un poco su linda y hermosa cuca, pues según nos confesó, había experimentado más de un orgasmo que la había empapado por completo.

Al regreso del baño se dirigió hacia un pequeño bar donde había colocado la botella de champagne en una hielera, y después de descorcharla, sirvió tres copas que graciosamente nos acercó proponiendo entonces que brindáramos y celebráramos por este encuentro y reunión de dos amigos que el destino volvía a unir aunque en circunstancias mucho más favorables para el disfrute y deleite de nuestras pasiones.

Alzando su copa y a manera de brindis, propuso que bebiéramos y declaramos esa tarde y la noche que le seguía, la velada de Marcos. Así él sería el centro de la reunión, sus deseos serian satisfechos, y nos dejaríamos conducir por sus caprichos.

Yo acepte, con la condición de que las próximas noches o reuniones serian de cada uno en particular, y que la siguiente noche Paulina dirigiría la reunión, quedando mi turno para la tercera reunión.

En ese momento de descanso, podríamos llamarlo así, Marcos se sacó mi verga de la boca e incorporándose de la posición que mantenía desde que habíamos entrado al reservado, agradeció a Paulina el brindis y la dedicación que había hecho para esa noche, y aduciendo que aquel brindis lo había tomado de sorpresa, dijo que lo excusáramos mientras ordenaba en su cabeza lo que quería para él esa noche, su noche.

Paulina sugirió que conocedora como era de sus fantasías, podía ayudarlo en esa tarea, por lo que le entrego su ropa interior, la de ella, y le indico la puerta del baño para que se arreglara.

Al desaparecer Marcos para arreglarse en el baño, Paulina y yo después de admirarnos mutuamente nuestros cuerpos, ella de la grande y grueso de mi miembro, yo de lo hermosa y bello de sus tetas, lo rosado y erguido de sus pezones, que semejando pequeños trompos apuntaban hacia el frente, la redondez y firmeza de sus blancas y hermosas nalgas, así como de lo atractivo que lucía su bien afeitado y pequeño sexo, el cual me parecía el de una muñeca.

Comenzamos una conversación sobre lo bien que ellos llevaban su relación, y que aunque a mí no me lo pareciera por cómo se habían sucedido las cosas esa noche, cuán difícil era para ellos conseguir un compañero o una compañera para compartir y disfrutar sus fantasías eróticas.

Habían probado de todo; con conocidos, los cuales tenían el inconveniente de no comprender la situación y tildarlos de degenerados; con chicas u hombres prepagados, con los cuales casi nunca lograban conseguir personas de su nivel educativo y cultural, habiendo pasado en algunos casos por momentos de desagradable violencia y maltrato. Por lo que habían tenido que acudir a sus vacaciones anuales, las cuales siempre trataban de ubicarla en uno de estos países que ofrecen turismo sexual, reduciéndose así sus veladas sexuales a digamos una o dos veces por año debido a lo costoso en dinero y el poco tiempo disponible.

Es así pues que la aparición mía nuevamente en la vida de Marcos y por consiguiente de ella, significaba tanto para los dos. Por eso las demostraciones de ella para conmigo, ya que a sus ojos, desde su punto de vista, yo reunía las condiciones ideales tanto físicas como personales para este tipo de velada, pensadas para el deleite y regocijo sexual de la pareja o mejor aún del trío.

A un llamado de Marcos, Paulina se acercó al baño donde se encontraba su esposo vistiéndose para la ocasión y guiñándome un ojo me hizo señas para que esperara un momento mientras lo ayudaba en sus preparativos.

No habrían transcurridos más de unos diez minutos, tiempo que aproveche para disfrutar de otro trago, cuando la puerta del baño se abrió y aparecieron en el umbral un par de rubias deslumbrantes, una vestida en elegante ropa interior y la otra completamente desnuda guiando de la mano con mucha gracia a la otra. Lentamente se me fueron acercando y cuando estuvieron próximo a mi Paulina me brindo la mano de su acompañante y en tono bastante ceremonial me dijo:

- Aquí tienes a mi marido, es su deseo que esta noche él se convierta en tu esposa y yo sea su dama de honor porque él así también lo desea, tómalo pues y conviértelo en tu mujer hasta que el destino lo permita, no será por mi causa que esta relación se empañe porque muy conforme y contenta estoy de que así sea.

Dicho esto hizo que Marcos se arrodillara ante mí, tomara mi verga y comenzara a acariciarla y mamarla como lo había hecho siempre desde que habíamos escalado nuestra relación de amigos a amantes, aquella tarde en la terraza de su edificio

Precisamente en ese momento vinieron a mi mente esos recuerdos y mi verga se endureció de manera tal que le pedí a Paulina.

- Consígueme algo de crema lubricante porque lo que quiero es enterrárselo completo. Y así consumar de nuevo, ahora delante de ti, su esposa, como hace 20 años fue ante su mamá, el deseo de ambos de convertirlo en mi mujer.

Paulina untó mi miembro con la crema y paúl se acomodó en cuatro frente a mí, se rodó hacia un lado la pantaleta de su mujer que estaba usando y abriendo sus nalgas con las manos, me mostro su agujero marrón, ahora más ancho y accesible que 20 años atrás y en tono ansioso y suplicante de dijo.

- Entiérramelo mi macho, entiérramelo todo como aquella vez que me lo reventaste y me hiciste derramar sangre y lágrimas de dolor y goce.

Le hice señas a Paulina para que le lubricara también su raja y asomándoselo en la puerta con la ayuda de Paulina le introdujo los primeros tres centímetros, la cabeza.

Cuando Marcos sintió la cabeza de mi miembro abriéndose camino dentro de su todavía apretado ano, volteo la cara hacia mí y buscando mis ojos comenzó con estos ruegos:

- Por favor, métemelo lo más despacio posible, quiero disfrutarlo en toda su extensión, centímetro a centímetro hasta desparecerlo completo dentro de mí.

Y con todo el dolor que le producía, lo cual se le notaba en sus ojos llenos de lágrimas, pero que para él era el placer más anhelado del mundo, despacito y con la ayuda de Paulina, quien se desempeñaba como asistente proporcionándonos caricias y besos tanto a mi como a su marido, el ano de Marcos se fue tragando literalmente mi verga en toda su extensión.

Por sugerencia y con la ayuda de Paulina, nos mudamos a la cama que quedaba detrás del mueble donde estamos sentados, y sin sacárselo del culo, a solicitud de Marcos yo quede de espaldas en la cama, Marcos sentado de espaldas a mí con toda la verga adentro, rememoraba su posición preferida la de "caballito" y mientras Paulina le retocaba el maquillaje, le fijaba de nuevo la peluca que se le había rodado y le quitaba el sostén que con la prisa no se lo habíamos quitado. Marcos comenzó a mover sus nalgas sobre mi ingle, con movimientos circulares de caderas suaves al principio y después poco a poco se levantaba dejando libre parte de la verga para después dejarse caer engulléndosela toda de nuevo.

Paulina mientras tanto, habiendo retocado la apariencia física de su marido, tomo posición entre nuestras piernas y a la vez que jugaba con la verga de su marido, con una mano me acariciaba las bolas, lo que me prensaba más la verga y hacía que su marido suspirara de placer.

Hubo un momento en que Marcos no resistió más y tumbándose sobre mi pecho me susurro al oído.

- Me voy mi macho, abrázame con toda tu fuerza!

Yo lo agarre por las tetas y apretándole los pezones, busque con mi boca por dentro de los pelos de su peluca, y mordiéndole la oreja le susurre.

- Espera un poco esposa mía que te quiero poner abajo para reventarte ese culo y llenártelo todo con mi rica leche.

Le hice señas a Paulina para que me dejara espacio, lo puse boca abajo sobre la cama y le comencé a maraquear esas nalgas, con movimientos circulares y de entrada y salida, retirándole mi verga hasta la mitad, para después con furia enterrársela toda de nuevo. Con esos movimientos lo tenía aprisionado contra el colchón, mientras le mordía la nuca y le susurraba al oído. - No querías verga.?, coge verga!

A lo que Marcos me respondió. -- Si mi macho rómpeme es culo como siempre lo has hecho, ese culo es tuyo mi macho, pero no aguanto más!, me voy coño!

Enseguida yo sentí el corrientazo a lo largo de mi espalda que me anunciaba una indetenible erupción de leche que le inundaba los intestinos y que rodeaba mi verga de un calor adicional que producía una sensación relajante y feliz en todo mi cuerpo.

Todavía con la verga adentro lo voltee para que quedáramos de lado en la cama acurrucados esperando que mi miembro regresara a su posición normal.

Paulina que se había colocado detrás de mí, acariciaba y besaba mi cara, mientras bajaba una mano hasta mi verga y tanteaba la mitad que comenzaba a retirarse de la cueva de Marcos y asombrada me decía, - Coño todavía esta grande!

Y dirigiéndose a su marido, - Como te sientes mi amor?

- Me siento divino, como si me hubiera pasado una aplanadora por encima, fue la respuesta de Marcos.

Le pedí a Paulina que buscara una toalla limpia y una ponchera con agua tibia, porque yo estaba sintiendo entre mis piernas un fluido tibio corriéndome entre ellas, y eso tenía que ser sangre del culo de Marcos. Le había roto el culo de nuevo, como veinte años atrás.

Cuando Paulina regreso con lo solicitado, ya la verga se me había bajado lo suficiente, y con su ayuda poco a poco la fuimos retirando de las nalgas de su marido, después de limpiarlo y asearme a mí, pudimos evaluar la magnitud del daño. En efecto la entrada del ano presentaba tres pequeños cortes, que según Paulina había que darle por lo menos un día para que cicatrizaran y poder estar disponible para el combate de nuevo.

Y sugirió que lo que quedaba de velada, Marcos lo disfrutara mamándome y masturbándome, porque después de todo esta era su noche

A lo que Marcos le respondió. -- No mi amor tu no conoces a mi marido, él después de un culo apretado y rico como el mío, lo que le provoca es cuca, algo más blando suave y aterciopelado. Y eso lo tenía él cuando cogíamos con mamá. Así que ese es tu rol por lo que queda de noche, vas a ver lo que es un macho arrecho culiando.

- Por mi encantada mi amor, lo que pasa es que yo deseaba que te rindiera más la noche.

- No te preocupes por mí, ya yo tuve suficiente por hoy, prepárate tú ahora para proporcionarle a mi esposo la velada de su vida.

Relajados en la cama los tres pasábamos el tiempo tomándonos los tragos, habíamos cambiado para wiski, y así me enteré de Sarah, que estaba viviendo con ellos, que cuidaba de sus dos nietas mientras ellos estaban trabajando, y que asistía dos días a la semana a atender el restaurant mientras uno de ellos se quedaba en casa ese día.

Por supuesto pregunte por su salud y fue Paulina que con una sonrisa picara me contesto, - Esta buena y activa todavía, su cuerpo no refleja su edad, y desde que mi tío murió, no ha tenido marido fijo. No porque le falten admiradores, sino porque ella prefiere dedicar más tiempo a la familia.

- Que agradable noticia le respondí, porque estoy pensando que para la noche mía, ella participe, no sé si contigo o con mi esposa Marcos.

Marcos y Paulina se miraron uno al otro y entonces fue Paulina la que hablo.

- Pienso que como la tia Sarah ha sido la arquitecta de estas relaciones, ella debe al igual que nosotros dos, Marcos y Yo, disfrutar de dos noches contigo también, me explico; la noche mía que es la próxima, yo estaré para ti con ella. Y la noche tuya, tú la compartes con ella y Marcos, como fue al principio. Les Parece?

- Me parece perfecto dije yo.

Marcos se acercó, la besó en la boca y le dijo, - Eres un genio!

Para este momento Paulina con sus constantes caricias y amapuches con mi verga había logrado reanimarla y sacándosela un momento de la boca buscó mi mirada y en forma de ruego me dijo. -- Me permites el honor de sentir semejante espada dentro de mí?

- Es toda tuya mi diosa, le respondí

Y tirándose de espaldas en la cama, abrió sus piernas como si fueran a abrazarme, y abriendo los labios de su vulva con ambas manos me dijo, - Toda tuya también, has con ella lo que se te antoje!

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