Sarah Ass 02

Me arrodillé entre sus piernas y con la verga bien tiesa comencé a pasársela de arriba abajo a lo largo de su raja. Empapada la cabeza con sus fluidos vaginales, forcé suavemente la entrada de esta, hasta verla desaparecer en su vagina. Entonces se la retire, lo cual produjo un sonido similar al descorche de una botella y le pregunte.

- Te sientes cómoda, crees que lo puedes manejar?

- Claro macho! Méteme todo lo que puedas que yo buscare la posición para tragarlo todo.

Continué introduciéndoselo poco apoco, para disfrutar el máximo de su apretada vagina, y me sorprendió la cantidad de verga que pude guardar en su bella y pequeña cuca, se lo tragó casi completo.

Ella debía haber notado algo de asombro en mi rostro, porque sonriendo me dijo, - La vida te da sorpresas!

Eso fue suficiente para que comenzáramos una danza con nuestros cuerpos entrelazados, besándonos, mordiéndonos, acariciándonos y apretándonos con tanta pasión que Marcos nos dejo libre la cama para que pudiéramos revolcarnos a nuestro antojo.

Yo ya no era el muchacho de diez y nueve, veinte años, que una mujer bella y ardiente despachaba en cuestión de segundos en un duelo sexual, y mucho menos después de esa acabada que le había echado a Marcos, así que después de proporcionarle varios orgasmos, la noté como que se me estaba cansando, por lo que le pregunte.

- Quiere que te lo meta por el culo?

- Si, me contestó, pero por delante!

- Explícame le dije.

- entonces se bajó de la posición de caballito en la que estaba montada, se tumbó en la cama de espaldas, se puso una almohada debajo de las nalgas, levantó las caderas y agarrándome por la verga me dijo.

- Ven en lugar de meterlo por el hueco grande métemelo por el chiquito.

Su cuca había generado tantos jugos con sus múltiples orgasmos que el interior de sus nalgas estaba bañado con su leche, por lo que lubriqué la cabeza de la verga con sus líquidos y se la posicioné en la entrada del ano. Un poco de presión y para adentro. Ella se cimbró un poco, estiró las piernas que tenía medio encogidas y levantadas, las dejó caer sobre el colchón y la verga comenzó a entrar con menos esfuerzos que con el que había entrado dentro de su marido. Mas tarde en la charla post orgásmica me dijo que esa entrada se mantenía disponible, gracias al mantenimiento constante que recibía de su marido

Cuando se la hube desaparecido completa me alargó los brazos en señal de invitación a que la abrazara, me tumbé sobre de ella y después de un largo beso en la boca, me dijo. -- Muévete ahora como lo hiciste con mi marido, que quiero acabar por el culo.

Nos movimos endemoniadamente como si fuera la última ves que íbamos a tener sexo. Debo confesar que le di con todo y ella me dio con todo también, hasta que finalmente gritó, - Dame más duro macho que no aguanto, me voy papi, rómpeme es culo como hiciste con mi marido!

Me incorporé un poco apoyado en mis brazos, y arrodillado entre sus piernas, se las levanté, las apoyé en mis hombros y comencé a darle la cogida de su vida. Se lo sacaba casi por completo, y después se lo dejaba ir hasta la base de mis bolas. Tres culiadas así y la explosión fue simultánea. Caí sobre ella como un fardo pesado y así permanecimos, abrazados, medio adormilados, hasta que Marcos rompió nuestro descanso acariciándonos el pelo tanto a mi como a ella y preguntándole.

- Como te sientes?

Su respuesta fue, - A ti te pasó una aplanadora por encima, a mi me atropelló un tren!

Entre risas, cariños y camaradería terminamos la botella que habíamos comenzado, y acordamos la fecha de la noche de Paulina, quedando pendiente mi almuerzo para la próxima. Todos reímos!

Fin de la segunda parte

Quino Lubrio