Secretos de Alcoba

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julio08
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Enfrentando nuevamente la realidad decidí esperar a que la verga de mi hermano terminara de expulsar toda su carga. Dos minutos mas tarde, Gustavo, ese pequeño adolescente que hace 6 años se masturbaba con las imágenes de las mujeres desnudas de Playboy teniendo en su mente el rostro de mi esposa, hoy se paraba de la cama con su erecta verga y dejaba a su icono sexual allí tirado, y de paso le daba a su hermano Andrés la posibilidad de tener otro hijo después de que su verga estalló en tres ocasiones dentro del sexo de su adorable esposa Verónica, entregándole a chorros abundantes cantidades de esperma fértil.

-"Mi vida.... como te extraño...", me dijo Verónica poniéndose de pie y acercándose a mi dándome un apasionado beso.

-"Gracias Gustavo.... Estaremos eternamente agradecidos contigo..", le dije mientras el tomaba un sorbo de su cerveza. Su mirada estaba centrada en las desnudas y paradas nalgas de Verónica.

Con la sensación de tranquilidad de que el hermanito de Sonia estaba en camino salí de la alcoba y bajando las escaleras me dirigí a la sala donde mi hija aun venia su película.

Vi a Sonia con su cabecita caída sobre el sofá. La película había finalizado y mi hija, o mejor la hija de mi hermano Luís, se había quedado dormida. Me acerque a ella y subiéndola por las escaleras, la cargue a su habitación. Luego de colocar a Sonia en su camita, taparla con la cobija, apagar la luz de su cuarto y cerrar su puerta, entre a nuestra habitación y vi como los ocultos cuerpos de mi hermano y mi esposa se sacudían bajo las sabanas nuevamente mientras que la cama se movía cadenciosamente. Por sus gemidos me daban a entender que cada uno disfrutaba de ese momento.

Recordé esa noche del 23 de Febrero de 1999. Esa noche me dormía en una fría y sucia celda mientras Luís y Verónica hacían forzadamente el amor. Hoy 6 años después, me quedo dormido nuevamente mientras en el cuarto de al lado, la verga de Gustavo descarga y le entrega a mi dulce esposa Verónica su fértil y calido esperma, y cierro los ojos complacido que muy pronto seré padre nuevamente y seguro que en familia, los secretos se guardan en la alcoba.

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