Somos Felices Las Tres Capitulo 27

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Volvió a agachar su cabeza y pegó su boca a la vulva de Nuria, y buscó la fuente de la cual manaba aquel río de viscosas secreciones cuyo sabor iba aprendiendo a reconocer... y a disfrutar. Cuando su lengua quiso penetrar la vagina de Nuria, al acariciar aquellos tersos y muy sensibles tejidos, esta dio un respingo y exhaló un prolongado ¡AAAAHHHH! Después de entretenerse un rato en aquella abertura, Erika poniendo su lengua en forma de cuchara recogió todo lo que pudo del lubricante natural que por allí brotaba, para llevarlo hasta la zona anal.

Por la posición asumida, le resultaba un poco más cómodo lamer y atacar con su lengua el culito de Nuria, quien se relajó suficientemente como para que aquella lengua, endurecida a propósito por Erika, y auxiliada por la presencia de la lubricación arrastrada desde la vagina, cedió a las intenciones de Erika, quien gozaba el abuso que ahora podía hacer de aquella zona que había sido despojada del obstáculo que representaba la asombrosa abundancia de vellos que había encontrado en la primera vez que su boca había besado aquel rincón que ahora le pertenecía.

Por su parte, Belkis había comenzado a halar hacia afuera el falo que había enterrado en la vagina de Erika, pero antes de sacarlo por completo, cambió el sentido de su movimiento, empujándolo de nuevo hacia dentro, aunque muy delicadamente. Al hundirlo por completo, Erika sintió que Belkis movía su cadera, porque estaba fijando mejor sus pies al piso para comenzar a cojerla mejor. Después de esos pocos segundos de pausa Belkis volvió a halar aquel falo y antes de llegar a sacarlo, lo volvió a hundir, aunque menos lentamente esta vez. Mientras tanto Erika seguía entretenida con el ano de Nuria, el cual se había relajado a tal punto que su lengua no solo sus labios la besaban y chupaban toda aquella área sino que su lengua probaba con mayor audacia y mejor eficacia una penetración, aprovechando que el esfíter de su hembra ya no estaba tan cerrado ni presentaba ninguna reacción adversa a sus intentos de violar aquel secreto agujero.

Por su parte Belkis había comenzado a realizar su movimiento de vaivén, cojiendo propiamente a la hembrita rubia y tan atractiva que le había brindado la oportunidad de participar y disfrutar de aquel festín lésbico desde el día anterior. Quería hacer de aquella cojida algo memorable, y que Erika jamás olvidase. Cuando ya había tomado un ritmo más o menos regular, añadió a sus movimientos algunas flexiones laterales, de modo que Erika sintiera que estaba siendo penetrada de modo que toda su vagina fuese estimulada no solo por los movimientos regulares, sino además de las presiones laterales que los movimientos de la cadera de Belkis le comunicaban. Jamás en su vida se la habían cogido tan eficazmente, sin que hubiesen movimientos violentos. Era verdaderamente un concierto de arte sexual lo que estaba ofreciendo Belkis, logrando que el orgasmo de su amante comenzara a gestarse de modo irreversible.

Erika puso sus dedos en la cuca de Nuria mientras seguía haciéndole el amor a su ano. Le acariciaba toda la hendidura con una mano mientras que con los dedos de la otra comenzó a jugar con su gordito clítoris. Nuria comenzó a moverse, producto de la excitación, y sus gemidos de placer opacaban los de Erika y algunos de Belkis que también comenzaban a escucharse. Nuria sentía la frustración de no poder moverse libremente como había hecho en todos los orgasmos de su vida. Era la primera vez en que estaba completamente inmovilizada y sobre-excitada al mismo tiempo. Sentía un hormigueo en lo más profundo de su vientre, anunciándole que su orgasmo no tardaría en llegar.

Por su parte Belkis había ido incrementando el ritmo y la cadera de Erika bailaba al son de la cojida que le estaban dando, cada vez más intenso, cada vez más estimulante, cada vez más cerca del orgasmo... hasta que sintió en sus dedos las contracciones de los músculos púbicos de Nuria. Al mismo tiempo el ano en el quería meter más su lengua, comenzó a convulsionar, abriéndose y cerrándose de modo incontrolado.

Como Erika mantenía la presión sobre aquel agujero, con cada contracción de Nuria su lengua lograba penetrar unos milímetros más cada vez, hasta que al calmarse Nuria, su lengua quedó bastante adentro, y ahora aprisionada por el músculo esfíter de su hembra. No quería sacarla y de ese modo terminar aquel contacto tán supremamente íntimo que las unía físicamente. Sin embargo la labor de Belkis era demasiado buena como para conservar la calma y el auto-control, pues era inevitable su propio orgasmo, gracias a los expertos movimientos que Belkis hacía con su cadera, de modo que la cojida que le estaba dando era mucho más que una penetración. Se trataba de un baile sexual, cadera contra cadera, y una vagina plenamente llena y sintiendo la fricción interna de aquel órgano artificial que tan deliciosamente se movía en todas las direcciones posibles. Lo inevitable ocurrió, y Erika comenzó a sentir cómo todo su cuerpo temblaba de modo incontrolado e involuntario. Era un delicioso orgasmo, que no quería que se acabara. Perdió el control de todo su ser, y su lengua se desprendió del ano en el que hubiese querido permanecer por más tiempo, y su cabeza cayó hasta el colchón, apoyándose pues le fallaban las fuerzas para mantenerse erguida.

Estando en esa posición, sintió que el cuerpo de Belkis caía sobre su espalda. No le disgustaba sentir ese peso, que le daba al mismo tiempo abrigo. Sin embargo pudo sentir que el cuerpo de Belkis se movía en un movimiento de corto vaivén hasta que comenzó a temblar, y de su boca, la cual tenía pegada a su nuca salían gemidos y jadeos que no podían significar otra cosa que un orgasmo. En medio de su borrachera orgásmica Erika intuyó que Belkis también había acabado. Le parecía extraño, pues lo que llevaba puesto era un arnés del cual colgaba el dildo que todavía sentía enterrado en su vagina. También le pareció extraordinario que en el último minuto las tres hubiesen experimentado un explosivo orgasmo.

Después de un par de minutos, y tras haberse calmado, Belkis se irguió y comenzó a sacar el falo de la cuquita de Erika, quien lamentó no poder seguir sintiendo su vagina dilatada por la presencia de aquel instrumento. Erika también se irguió y al darse vuelta encontró la boca de Belkis quien buscaba sus labios, entre los cuales introdujo su lengua, dándose un beso pastoso y profundo. A pesar de la sorpresa, devolvió el gesto y sus lenguas se entrelazaron por un buen rato, hasta que Belkis se separó, dando espacio a Erika para que se pusiera de pie, mientras Nuria permanecía en la misma posición, atada de pies y manos, apoyada sobre sus rodillas y cabeza, exhibiendo toda su cuca y su culo desvergonzadamente y sin posibilidades de impedirlo. Simplemente se quedaba así, a la espera de que su dueña decidiera hacer algo más con ella.

Erika no podía aguantar su curiosidad y le preguntó a Belkis

- Tuviste un orgasmo, ¿verdad?

- Si. Y muy rico, por cierto

- Pero, ¿cómo? ¿Tan solo por cogerme?

- No, aunque te confieso que la escena por sí sola hubiese sido suficiente. Ven, que te muestro algo

- Muéstrame tu secreto

- Mira, me estoy sacando el arnés. Ahora fíjate que no está hecho solo de cintas y correas. Mira, aquí sobresale este dildo que llevaba yo dentro de mi vagina. Con cada empujón que te daba, yo me estimulaba. Cuando me recosté encima de tí, me faltaba muy poco para acabar. Por eso debes haber sentido que me movía todavía un poco, hasta que exploté, como lo habían hecho ustedes dos.

- ¡Claro! ¡Por eso te movías tan rico y lo gozabas tanto!

- Así mismo es. Yo me lo introduje cuando me estaba poniendo el arnés, y después fue que le conecté el dildo con el cual te cogería.

- Tengo que comprarme uno igual

- Ahora te daré la dirección donde lo podrás conseguir.

- Gracias, amiga. Has hecho mucho por nosotras.

- Y lo seguiré haciendo, si ustedes me dejan. Ahora, quiero bañarme para vestirme porque ya va a ser la hora de comenzar mi jornada de trabajo.

Erika se volvió hacia Nuria y la tomó por la cintura, obligándola a echarse de costado, y después tomando una de sus rodillas la hizo acostar sobre su espalda, todavía con sus manos y pies atados. En la posición en que se encontraba ahora le resultó fácil a Erika acostarse sobre ella, entre sus piernas abiertas. Erika se deslizó sensualmente y con una amplia sonrisa mientras los ojos de ambos se gritaban el gran amor que sentían en ese momento, La sonrisa de Nuria era todo un poema, mientras Erika, muy lascivamente restregaba su cuerpo contra el de Nuria, quien inmovilizada no podía hacer algo que ansiaba hacer, darle un fuerte abrazo a su mujer.

Erika llegó hasta la cara de Nuria y allí era inevitable el más profundo beso lleno de amor, deseo y lujuria. Ambas gemían mientras sus lenguas no solo se entrelazaban entre sí, sino que exploraban el interior de la boca de la otra, las encías, el paladar, por debajo de la lengua, en fin, no solo era un beso sensual y sexual, sino de reconocimiento anatómico también. Por eso resultó tan entretenido y prolongado. Tanto, que cuando Belkis salió del baño todavía estaban enfrascadas en aquella lucha húmeda que afirmaba no solo el amor que iba creciendo entre ambas, sino la felicidad de haber experimentado todo lo que durante la semana previa habían sido solamente sueños, deseos y planes de entrega mutua.

- Mi amor, no sabes lo feliz que me has hecho, dijo Erika.

- Y tú a mí, mi vida. Todo lo que imaginaba que podría ocurrir entre nosotras, en mi primera vez con otra mujer, se ha quedado corto. Ha sido una experiencia maravillosa. Todo ha sido tan bello. Si antes te quería y deseaba, ahora te amo. Y por amor me refiero a que estoy dispuesta a dar sin esperar nada a cambio. Me siento más mujer, completa, diferente. Lo que me has hecho vivir ha marcado mi vida en dos mitades, quedando la mejor de ellas aún por vivir. Quiero que estés siempre a mi lado. Ya no podría imaginarme una vida sin Claudia ni sin tí.

- Lo sé, mi amor. Yo también siento lo mismo. Ya verás que desde hoy, seremos felices las tres.

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Anonymous
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1 Comentarios
AnonymousAnónimohace más de 3 años

Muy bueno

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