¿Suerte?

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Nunca tuve buena fortuna esto fue como ganar el premio mayor
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Parte 42 de la serie de 46 partes

Actualizado 09/07/2023
Creado 08/08/2023
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Hace rato no nos sentamos a escribir entre los dos una historia porque afortunadamente varias personas nos han escrito para contarnos las suyas.

Sin embargo, ya nos hacía falta salir a tomar algo, ver unas personas e imaginarnos una historia como una buena amiga nos enseñó.

Esperamos que la disfruten mucho.

---

Yo nunca me gano nada en la vida, o bueno, nada bueno. Si rifan una patada en las bolas, eso seguro si me lo gano.

En el trabajo tocaba hacer inventario nocturno así que como nadie se ofreció el jefe decidió tirarlo a la suerte y claro adivinen a quien le tocó quedarse esa noche. Por supuesto... a mí.

Ya había revisado las bodegas superiores que eran las más fáciles y los números estaban dentro de los márgenes, quería dejar las del sótano para más tarde que necesitan más cuidado, eso me ayudaría a estar entretenido y no terminar dormido.

A eso de las 2 de la mañana, bajé desde el 5 piso, pasé por el puesto de seguridad y el vigilante estaba apoyado con las manos en el escritorio viendo la pantalla, pero con los ojos cerrados. Preferí no despertarlo, dejar las llaves que tenía y tomar las de abajo.

Baje 2 pisos y vaya que ese lugar a esa hora y sin movimiento se sentía un tanto tétrico. Caminé hacia las puertas de los depósitos y cuando fui a abrir la primera noto que está sin llave, lo cual me pareció extraño.

Seguro se les había olvidado cerrar, prefería revisar antes de activar la alarma, porque si resultaba ser una bobada me iban a hacer bulling de por vida por gallina.

Entré con cautela por si se trataba de, no sé, algún ladrón que se hubiera metido en la noche. Caminé en puntas por el pequeño corredor y empiezo a notar un olor intenso a hierba. Ya no me esperaba ladrones, sino más bien algún grupo de adolescentes haciendo de las suyas. Caminé un poco más hasta la baranda, al borde de las escaleras para bajar y me quedé pasmado.

Daniela la secretaria de gerencia estaba sentada en una silla reclinable con la camisa abierta, la falda levantada. En el suelo de rodillas, otra mujer de cabello negro largo y lacio, sin ropa y solo cubierta por una fina y sensual lencería. No tenía ni idea de quién se trataba, pero sí que estaba encantada corriendo la ropa de la otra mujer a un lado, sosteniéndola con su pulgar para poderle hacer un delicioso sexo oral.

La cara de placer de Daniela era única, estaba ahí con los ojos cerrados, una mano con un cigarro de marihuana cerca de sus bocas sin fumar y la otra apretando la cabecera indicando lo bien que la estaba pasando. Mi miembro reaccionó.

Prefería no meterme en problemas con una persona tan influyente y aunque quería ver más decidí dejarlas en paz. Solo que al dar la vuelta no me fije y al apoyar mi mano en el tubo uno de mis anillos sonó levemente. Me quedé paralizado.

Daniela abrió los ojos y en vez de asustarse se sonrió, los cerró nuevamente le dio una calada al cigarro y mientras exhalaba el humo espeso acercó su dedo índice a su boca en señal de que hiciera silencio.

Bueno, pues si a ella no le molesta tener espectadores, me podría quedar. Sin embargo, si se notaba que ella cada vez que la otra mujer se movía demasiado la guiaba con su mano para que no levantara demasiado su cara y la pudiera reconocer.

Daniela abrió el sostén y salieron unos deliciosos senos de areola mediana y pezones prominentes. La otra mujer no tardó en subir a darles una probada.

Daniela me hizo señas con su mano detrás de la espalda de la mujer para que le mostrara cómo me masturbaba y bueno, como no complacerla, ella ya lo estaba haciendo para mí.

Me masturbaba despacio, mostrándole toda mi erección y ella se mordía los labios y se pasaba la lengua alrededor. Que ganas me daban de bajar hasta allá y meterlo en su boca, pero sabía que no las podía interrumpir.

La mujer bajó de nuevo, quitándole la ropa interior para poderle abrir las piernas y sumergirse en su sexo. Daniela se llenaba los dedos de saliva, mamando sus dedos de forma sugestiva y luego se acariciaba los senos mirándome con deseo.

La otra mujer trataba de levantarse y ella colocaba su mano detrás de su cabeza empujándola hacia abajo. Sin que pudiera ver era obvio que no solo se estaba encargando de su sexo y cada que le metía la lengua en su agujero posterior soltaba un delicioso gemido, arrugaba sus cejas, se mordía los labios y miraba con antojo mi miembro.

La otra mujer extendió sus manos hasta sus tobillos, levantando sus piernas, concentrándose en su sexo húmedo que sonaba en eco por el recinto. Me masturbaba más rápido y fuerte, mirándola con deseo.

- Si así, así, me gusta verte, más rápido, más rápido

Obviamente lo decía en voz alta, para mí. La mujer metió sus dedos en posición spiderman y su meñique acariciando su asterisco. En segundos mientras aprisionaba su clítoris con sus labios a Daniela se le entrecortaba la respiración y se metía los dedos del medio en la boca simulando darme una mamada.

- Ya casi, ya caaaasssiiii, oh siii, no pares, no paaaaaahhhhhhhhh siiiisiiiii

Se vino mirándome a los ojos, sonriendo de forma pícara. La otra mujer se levantó dejando caer sus piernas al suelo para subir a besarla. Yo di unos pasos hacia atrás dentro del corredor para que no me fuera a descubrir.

Se escuchaban la pasión de sus besos. Me asomé con cautela y vi a la mujer acostada encima de ella, recostada sobre su hombro acariciando su cabello y la espalda. Daniela apenas pudo me hizo una seña para que saliera, diera una vuelta y regresara más tarde.

Me metí el miembro en el pantalón, salí con cautela y no me aguanté las ganas de ver quien era la otra mujer. Así que me escondí detrás de los telares, esperando a que saliera y luego regresar a ver si no había entendido mal lo que me dijo sin palabras.

Me reía solo como un idiota y me tocaba taparme la boca. Aun no podía creer mi suerte esa noche.

---

Ahí en silencio, tratando ni siquiera de respirar, escuché el taconeo subiendo las escalas y la mujer salir con cautela mirando para todos lados esperando no encontrarse con nadie.

No podía ser verdad ¿Doña Diana? ¿la esposa del jefe?. Camino con prisa por la planta y desapareció subiendo con premura las escalas hacia las oficinas.

Aún sin terminar de procesar lo que acababa de ver, caminé hacia la bodega. Apenas entré y cerré la puerta Daniela me agarró de las bolas de forma amenazante y me empujo contra una pared.

Levantó mi carnet que estaba colgando de mi cuello, dándole una mirada.

- Miguel Angel Jimenez. Area de Produccion

La mirada no se parecía en nada a las que me había dado minutos antes, ahora era más parecida a la de un sicario.

- ¿No serás de los chismosos que no saben mantener la boca cerrada?

Ya me imaginaba con pies de cemento tirándome a algún río. Eso es lo que esperaría de mi suerte.

- Yo no he visto, ni escuchado nada, estuve toda la noche solo trabajando sin ninguna novedad --dije en broma sonriendo--

- ¿El hombre Shakira?

La miré extrañada arrugando la frente. Ella levantó las cejas, decepcionada por mi lentitud.

- Bruta, ciega, sordomuda

Torpe, traste y testaruda --entonando la canción--

Los dos nos sonreímos y luego volvió a apretarme más fuerte y mirar con sus ojos como cuchillos. Levantando una ceja.

- Sí señora, ciego, sordo y mudo

Chasquee la lengua e hice una mímica como si apagara un interruptor en mi cabeza.

- Si se queda apagado el resto de la noche, tal vez deje que pasen más cosas, tal vez no

Se acercó peligrosa y sensualmente a mi boca.

- Totalmente apagado

- Me caes bien Miguel Angel Jimenez

Me comió la boca con un beso y casi como caníbal me mordió el labio inferior hasta sacarle sangre y chuparlo como un vampiro. Ella también se mordió el labio y degustamos el sabor ferroso entre nuestras bocas.

- Lo acabas de sellar con sangre y si lo incumples, te va caer una maldición de la que no te vas a librar fácil

La tomé detrás del cuello y la volví a besar tratando de tomar un poco el control, pero me quito la mano rápidamente y se separó mirándome a los ojos.

- ¿Quedo claro?

- Sí señora, completamente

- Ni a tu mejor amigo, ni a nadie, ni tomando unas copas, nada de nada. Esto no pasó nunca ¿entendido?

- Completamente

Sonrió, junto sus labios con los míos de forma provocativa y me pasó la punta de la lengua sobre la herida que me había hecho. Bajo sus manos, me abrió el cinturón y metió su mano entre mis boxer masturbando mi miembro, mordiéndose la boca.

- ¿Tienes condones?

- Si, en la billetera

- ¿En la billetera? --se rio-- ¿acaso eres un crio?

Extendió su mano con la palma arriba.

- Peor es nada

Me apresure a sacar la billetera y entregárselo. Ella se sonrió rasgando el sobre con los dientes, haciendo una gran O con su boca y dándole una chupada para sostenerlo.

Mientras bajaba con sus manos hacia los mismo con mi pantalón y boxers. Apenas mi miembro quedó rebotando frente a su cara lo tomó entre sus manos y lo masturbo hasta tenerlo lo suficientemente duro para vestirlo con el condón.

Me dio un par de mamadas, acariciando mis bolas y agarrándose de mis nalgas, clavándome las uñas.

Se colocó de pie dándose la vuelta contra la pared, se levantó la falda, corrió sus tangas a un lado y abrió sus piernas. Le llegue por detrás, pasando mi miembro por debajo de su sexo y mientras nos besábamos ella se frotaba moviéndose de adelante a atrás, hasta que lo agarro y ella misma lo encamino dándole la bienvenida.

Todavía recuerdo la temperatura de su interior, si con preservativo se sentía así, al desnudo se debería sentir como si tuviera fiebre. Había actividad volcánica en su interior y yo quería ayudar con esa erupción.

Al fin bajó la guardia y me dejó tomar un poco el control. Me la follaba arrinconándola contra la pared, colocaba mis manos en su cintura, la empujaba con fuerza mientras acariciaba su cuerpo y trataba de quitarle la ropa, pero no se dejaba.

La empecé a besar el cuello, los lóbulos, a decirle guarradas al oído sobre lo ricas que estaban sus tetas mientras se las apretaba. Ella se metió la mano por debajo, me agarró las bolas y jalaba hacia adelante pidiendo que la penetrara más y más.

- Maldita sea me encanta que me coman contra una pared

Le di la vuelta, la levanté de las piernas cargándola contra la pared y ella sonrió encantada. Cerró los ojos al sentir mi miembro entrar de nuevo. Se arrancó los botones de la camisa, sacó uno de sus pechos y lo colocó en mi boca agarrándose de mi cabeza. Chupaba con fuerza, pasaba mi lengua en círculos jugando con su pezón y hasta me di cuenta que cuando le daba mordiscos se excitaba más.

- ¡HP! ¡HIJUEPUTA! ¡NO PARES! ¡NO PARES O TE MATO!

La puerta se abrió de repente y nos iluminaron con la luz de una linterna. La bajé hasta que apoyó los tacones en el suelo y mientras yo me subía los pantalones ella se bajaba la falda y se tapaba con la camisa.

Maldita sea ¿por qué en este momento? ¿por este idiota se tenía que haber despertado justo ahora? ¿por qué no podían haber hecho la maldita ronda media hora después?

- No se detengan

Dijo una voz femenina. Tras cerrar la puerta y alumbrar al suelo, nos dimos cuenta que se trataba de Diana, la esposa del jefe.

- ¿No te habías ido ya? --preguntó Daniela--

- Si, pero desde mi oficina se escuchaban tus gemidos y pensé que necesitabas una mano amiga, pero veo que ya tienes la ayuda que necesitabas

- Diana yo...

Le hizo una seña con su mano para que se callara.

- ¿Acaso no escucharon bien? Que continúen, dije

Con la linterna le alumbró mi miembro. Daniela se acercó, se hizo de rodillas, lo saco y me dio una deliciosa mamada mirándola a ella a los ojos.

- ¿Cuál es su nombre joven?

- Miguel

- ¿Miguel qué?

- Miguel Angel Jimenez

- ¿en qué área trabaja?

- Produccion

- ¿Y qué hace tan tarde por acá?

- Inventario doña Diana, solo se puede a esta hora

- ¿Usted recuerda que en su contrato hay una cláusula que dice que está prohibido tener relaciones sexuales entre empleados y mucho menos dentro de las instalaciones de la empresa?

- Si Doña Diana, pero es que...

Me tapó la boca y me alumbró directo a la cara, dilatando mis ojos y obligándome a cerrarlos.

- Estará pensando que soy una hipócrita por decir esto ¿cierto? pero yo no soy parte de la nómina de esta empresa

- No señora, para nada

Ella volteó a mirar como me lo chupaba y sonrió encantada.

- ¿Ustedes dos son algo?

- No, señora, primera vez que... hablamos

Bajo a iluminar a ella que, sin sacarlo de la boca, lo negó moviendo la cabeza de lado a lado.

- ¿Hace cuanto que estaba acá?

- No vi nada, se lo juro

La cogió a ella del cuello, la hizo poner de pie y la colocó de espaldas hacia mí. Se le acercó quedando con la boca muy cerca mirándola a los ojos.

- ¿Diana?

- Nos vio juntas

Pasó su mano entre su camisa abierta acariciando sus pechos, pasando por su sexo hasta agarrarme de las bolas y apretarlas con fuerza.

¿Pero qué coño tienen estas mujeres con las bolas? A ese paso pensaba que iba a salir castrado de allá.

- Miguel, uno no jura en vano --pasó su lengua por el mentón de Diana hasta su labio inferior chupándose la saliva que colgaba-- eso es pecado

- No señora --con voz aguda-- lo que quise decir que es como si nunca hubiera estado acá --apretando mi boca y pasando el pulgar y el índice como si estuviera cerrando una cremallera-- como le dije a Daniela no se tienen que preocupar por mi

- Miguel --aumentando la fuerza en su mano-- no creo que tenga que decirle que no me gusta la gente que se mete en mi vida personal y privada

- No se preocupe doña Diana, yo no vi, ni escuche nada. No sé nada diferente al trabajo de inventario que hice juiciosamente sin novedad TODA la noche

Al fin aflojo mis testículos y su mano fue a dar al sexo de Daniela que inmediatamente empezó a moverse y gemir. Le mordía los labios y saboreaba los rastros del sabor a sangre.

- Vaya, vaya, la bruja te obligo a prometerlo --se rio macabramente--. Está bien, te creo, pero, solo por si se te olvida...

Sacó su teléfono celular y empezó a filmar.

- Eso no va ser necesario, se lo juro

- Creo más en los seguros de vida, que en las palabras de un hombre

Le dio una mirada a Daniela, ella se levantó la falda, se colocó mi miembro entre sus nalgas para masturbarlo. Meneando sensualmente su cuerpo, volteando su rostro hacia la cámara para besarme y no quedara duda de nuestra identidad.

- Creo que ya es suficiente --le dije--

Daniela se inclinó hacia adelante, pasó su mano por debajo y se lo metió soltando un delicioso gemido para ella, apoyándose en la pared al otro lado del estrecho corredor, meneando su trasero en círculos.

- No solo es un seguro, lo hace porque le gusta filmarme --dijo entre gemidos--

Se dio la vuelta, sonriendo para ella. Me miró sobre su hombro, pidiendo que la tomara de la cintura. La agarré con fuerza atrayéndola hacia mí, sus nalgas sonaban chocando contra mi cuerpo y Daniela la miraba encantada.

La doña no solo filmaba, sino que con la luz de la linterna me indicaba dónde quería que colocara mis manos. Me hizo abrirle la camisa, agarrarle los senos, tomarla del cuello y después anudarme su cabello en la mano. La penetraba con fuerza y sus senos se columpiaban en el aire siguiendo el ritmo de las penetraciones.

Ella se puso a mi lado, para ver las cosas desde mi punto de vista, colocando su mano en sus caderas, acercando su pulgar a su trasero.

La fricción con sus tangas me empezaba a molestar. Así que las jale de un lado con ambas manos y las revente. A Diana se le escapó un delicioso gemido, voltee a mirarla sonriendo y ella me regresó la mirada al frente con su mano.

Se acercó a mi oído chupando el lóbulo sensualmente y luego sin dejar de morder me dijo.

- No te atrevas a venirte sin mi permiso

- Sí señora --contesté de inmediato--

Ella levantó su mano soltando una palmada en las nalgas. Como si le hubiera activado una segunda fase, Daniela se rio y empezó a moverse en círculos, en ocho, de arriba abajo, de adelante hacia atrás. Maldita sea se veía tan sexi y provocativa con esa risa malvada. Quería ver si de verdad podía aguantar.

- ¿Es hermosa cierto?

- Si señora

Me volvió a morder el lóbulo, pero esta vez provocando dolor y dejando la marca de sus dientes. Apenas abrí la boca para gritar metió su pulgar dentro.

- Lo quiero bien mojadito --con tono malvado--

Lo llené de saliva, con la linterna me pidió que mirara hacia abajo y me mostró cómo le metía el pulgar despacito hasta el fondo en su trasero.

- Ese culito aprieta rico...

Se podía ver como Daniela apretaba y relajaba su esfínter para ella sin dejar de cabalgar mi miembro.

- ...pero aprieta mejor si tiene algo más grande

Me paso la lengua por el cuello, subiendo por mi mejilla como una demente. Sacó el dedo me agarro de la mandíbula y me volteo la cara.

- Si te vienes, tenemos problemas

La empujó hacia adelante. Daniela se pasó las manos hacia atrás abriéndose las nalgas y podía ver su asterisco abrir y cerrar de emoción. Doña Diana me agarró el miembro empuñando y lo sostuvo para que Daniela se lo metiera.

La cara de doña Diana de degenerada mientras empujaba mi miembro para romper esa barrera inicial de repulsa al meterlo por detrás era única.

Daniela ni siquiera se tomó un tiempo para acostumbrarse, lo quería todo de inmediato. Lo metía hasta donde la mano de Diana lo permitía, trataba de meterlo más y más al fondo, pero ella con cara de maldad no lo permitía.

- HP suéltalo, quiero que me lo meta todo --dijo con rabia--

Se apoyó en la pared usando sus manos para empujar con más fuerza, lo intentaba una y otra y otra y otra vez. Justo cuando lo hizo con más ganas le quitó la mano y se lo enterró hasta el fondo.

Se mordió la boca, se inclinó hacia adelante con una mano en su sexo y cruzo sus piernas tratando de no venirse pero ya era demasiado tarde. Empezó a temblar y doña Diana a reír.

- Por eso es que me gusta esta HP --dándole una nalgada-- tiene orgasmos infinitos

La levantó del pelo, la empujo contra mí y se hizo de frente tomándola del cuello.

- Te vas a venir para mi malparida

- Si mi señora

- Quiero la boca llena hasta con tu último aliento

- Sí señora, como quiera

Las dos se sonrieron, doña Diana tomó mi brazo lo pasó por delante de su cuello y me empujó la mano hacia atrás para que la apretara. Entendí lo que quería, endureciendo mis músculos para cortarle la respiración, Daniela se agarró de mi antebrazo clavando un poco las uñas y sentía como su trasero bombeaba ahorcando también mi miembro.

La tomó de las crestas ilíacas y la empezó a mover de adelante hacia atrás para volver a encontrar el ritmo.

- ¡Ay HP como me gusta que me lo metan por el culo!

Doña Diana sonrió levantando su ceja, estrujando su sexo hasta que sus dedos sonaran con la humedad, mientras la besaba se aseguraba de volver a instruirme para que no la dejara apretarla.

Me miró a los ojos, sonrió increíblemente sensual y maldadosa, bajó por entre sus senos, estirando sus pezones entre sus dientes, bajando por su vientre.

Se hizo de rodillas, levantó una de sus piernas por encima de su hombro y abrió su boca mirándola a los ojos. Se llenaba los dedos de saliva, movía su mano lado a lado agitando rápidamente y apenas ella gemía le daba una palmada.

- Que zorra eres

Metió su cara en su sexo. La empujaba hacia atrás para que se lo metiera y cuando volvía hacia adelante le pasaba la lengua rápidamente como un perro.

- ¡Ay dios! ¡Ayyyy diiooooosss!

No podía ni creer que esto me estuviera pasando a mí. Nunca ni en lo más remoto imagine tener a la esposa de mi jefe, toda una señora respetable, compartiendo una espectacular mujer conmigo.

Ella empujaba mis bolas hacia adelante como péndulos para que chocaran contra su sexo, tomaba de la abundante humedad de Daniela y me acariciaba las bolas mientras que presionaba su clitoris empujándolo con el pulgar

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