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- ¡AYYY DIOS!

Daniela grito demasiado duro. Ella se salió de su sexo me miro con preocupación y entendí de inmediato que le tenía que tapar la boca. Coloqué mi otra mano cerrándole la boca y tapando también la nariz. Luchó con sus manos tratando de quitarla, pero no pudo, así que empezó a golpearme el brazo.

A doña Diana al contrario le encanto, aprovecho para abrir su boca, meter su sexo para jugar con sus labios, pasar su lengua entre ellos y con la punta de la lengua acariciar su clitoris.

Cada que tocaba esa deliciosa joya era como si la cogiera la luz, la hacía vibrar. Daniela me empezó a morder los dedos y alcanzó a respirar, pero lo que buscaba era que le entregara la mano abierta para morder el cartílago entre el dedo índice y pulgar. Le apreté el cuello con mi brazo y ella se dejó llevar cerrando los ojos hasta que no pudo más. Empezó a temblar apretando su trasero casi hasta ahorcar mi miembro y empujar su pelvis hacia adelante.

Doña Diana se levantó con toda la cara empapada y una sonrisa de oreja a oreja, saboreando su orgasmo y hasta chupándose los dedos.

-!Suéltala!

Me ordenó y así lo hice. Abrí mis manos y ella cayo de rodillas temblando en el piso, con todo su cabello tapando su cabeza y de la nada empezó a reírse como si estuviera poseída.

- Par de hijueputas, esa me la van a pagar

- No Daniela --le dijo ella-- fue tu culpa...

Sacó su teléfono y empezó a filmar de nuevo.

- ... por no cerrar la puerta como te lo pedí

- ¿Cómo esperas que piense en algo tan mínimo mientras besas, me metes los dedos y me metes a un cuarto diciéndote que me vas a comer hasta el culo?

- Ese no es mi problema y ese tampoco

Alumbrando mi miembro aun erecto y mirándome a los ojos.

- Quítate el condón

Junté las cejas y la miré extrañado.

- Ahora si quiero que te vengas

Con una seña para que me masturbara para ella y señalando con la linterna su trasero.

Levanté los hombros y no le di importancia. Me arranqué el condón y lo tiré al suelo para complacerla masturbándome y apuntando entre sus nalgas.

Daniela se dio la vuelta con mirada perdida y rabiosa, me empujó contra la pared y lo hizo desaparecer en su boca, haciendo un esfuerzo extra para meterlo completo.

- Ni lo sueñes, este es mío --volteo a renegarle--

Nunca en la vida me lo habían mamado con tanta hambre y desespero, su boca resonaba llena de saliva y un ruido ahogado e intermitente cuando trataba de meterlo hasta la garganta, pero no podía.

Glup, glup, glup, glup lo sacaba y los escupía y volvía el inconfundible sonido glup glup glup glup

La saliva caía por montones al suelo, ella lo sacaba se golpeaba la lengua, me miraba a los ojos masturbándolo, arrugando las cejas y nariz exigiendo su premio.

Doña Diana sonreía si para de filmar, moviendo su cabeza hacia los lados para indicarme que aún no tenía su aval.

Daniela quería su premio, desesperada me masturbaba con prisa, enrollaba mi glande con su lengua y me acariciaba las bolas con su otra mano. Busco mis manos y las colocó detrás de su cabeza pidiéndome que la empujara. Se agarró de mis nalgas y movió su cuello a una velocidad increíble cuál concierto de Death Metal mientras apretaba su boca con fuerza.

Ahora sí estaba llegando a mi límite, no creía poder aguantar demasiado. Doña Diana notaba mi angustia y la muy maldita se burlaba de mí. Reía sin dejar de mover la cabeza de lado a lado.

Me dio un poco de rabia, no me iba a dejar manipular de ella. Así que tomé a Daniela con fuerza, la empuje hacia adelante para metérselo hasta el fondo, pero de una empezaba a toser y hacer arcadas. Ella empujaba hacia atrás apoyada en mi cuerpo y yo de nuevo hacia adelante, hasta que se logró escapar, levantó su mirada con los ojos aguados, el mentón y los senos llenos de saliva.

- Ya casi, empuja más duro, yo soy capaz

Abrió su boca y se abalanzó hacia adelante y doña Diana colocó su mano detrás de las mías. Daniela hizo un movimiento extraño con su cuello y ahí fue cuando vi desaparecer mi miembro hasta la base.

Levantó sus ojos aguados y suplicantes, no iba a aguantar así por mucho. Tuvo un acto reflejo como si fuera a vomitar o si se estuviera ahogando y aunque yo afloje doña Diana no dio su brazo a torcer. Me miró a los ojos.

- Tienes mi permiso

Cerré los ojos y no me contuve en lo más mínimo, dejé que todo saliera de una vez. Daniela trataba de tragar todo lo que podía, pero igual no podía porque ya le faltaba la respiración. El líquido encontró otro camino al salir despedido por su nariz, el único lugar que le quedaba para tomar algo de aire.

Me golpeaba el cuerpo para que la soltara y le mostré mis manos. Sus ojos se enrollaron hacia atrás al darse cuenta que era obra de doña Diana, se lo saco un poco, tosió fuerte y me embadurno la pelvis de semen.

Doña Diana muerta de risa al fin la soltó, le volteó la cara hacia la cámara y le apretó la mandíbula para que abriera la boca y se la mostrara llena de semen.

Empapada en semen, mientras recuperaba la respiración, dejaba caer el semen combinado con saliva de su boca se lo refregaba en los senos y volvía a recuperar las tiras que quedan colgando de su mentón y se los metía a la boca. Si que era guarra esa muchacha.

- Adios Miguel --me dijo sin siquiera mirarme-- es hora de que termine su trabajo

Me levanté los pantalones y me vestí tan rápido como pude. Guarde el preservativo en mi bolsillo para no dejar evidencias.

- Claro que si jefa, que tengan feliz noche

- Por favor nos interrumpa que tengo que darle una lección a alguien --levantándola del pelo y dándole una cachetada--

Pasé por su lado y me detuvo agarrándole de mi brazo.

- Un momento Miguel

Se me heló todo, ese tono de voz fría no me gustaba para nada.

- Ciego, sordo y mudo, no se preocupe

- Agende una cita con Daniela en recursos humanos para este lunes

- Doña Diana, le juro que no digo ni una sola palabra, pero no me...

- No sea idiota, le tengo una propuesta

Se rio de forma pícara y sexual, mirándome a la entrepierna, tal vez me sirva para un puesto que tengo disponible.

- Esta bien, si señora

- Cierre con seguro

Abrí la puerta, cerré y con las llaves desde afuera obedecí su petición. Me metí a la bodega del lado para hacer mi trabajo, tratando de concentrarme, algo casi imposible pudiendo escuchar como gritaba y hasta los azotes mientras la sometía.

No era mi asunto, no me iba a meter en lo que no me habían llamado y tentar mi fortuna. Mejor me coloqué los audífonos.

Una hora después fui a tomar un descanso y ya no se escuchaba nada más. Nunca las vi salir. Regrese a la única bodega que me faltaba por inventariar, teniendo esos flashbacks de lo que acaba pasar mientras limpiando el desastre que había quedado de nuestro encuentro, cualquier sospecha iba a caer directo en el único que trabajó esa noche.

---

El lunes muerto de nervios reunido con Don Julio, doña Diana y Daniela fue cuando me enteré que ella no solo era la secretaria de gerencia, sino también su sumisa.

Pero eso fue lo de menos, la bomba me la dio mi propio jefe al contarme que su muchacho --señalando su entrepierna-- ya no funcionaba como esperaba.

Doña Diana le había mostrado el video de lo que habíamos hecho y por eso es que el trabajo que me querían ofrecer era el de encargarme de satisfacer las necesidades de su esposa, pero con la condición de que él pudiera ver. Primera vez en mi vida que escuchaba la palabra Cuckold.

No crean que fue solo estrechar manos y aceptar, me hicieron firmar varios documentos de confidencialidad para estar seguros de que si mencionaba una sola palabra de ese acuerdo prácticamente me dejaban en la ruina. Exclusividad de mantener relaciones solo con ellas dos y exámenes periódicos de enfermedades de transmisión sexual. El día que ya fuera a renunciar, la renuncia iba a ser por los dos puestos, pero lo podía hacer en el momento que quisiera.

Les confieso que la verdad es que si me sentía un poco prostituto por recibir dinero, pero doña Diana fue la que me pidió que entonces lo viera como un bono extra para que lo que gastáramos en los encuentros no saliera de mi bolsillo y así fue, no guardaba ni un centavo de lo que recibía por esos "servicios"

El primer encuentro fue con toda. En un bar swinger donde tuve, no solo ante la mirada atenta de mi jefe sino de otros cuantos espectadores... pero esa es otra historia.

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Escrito: Axel + Agata

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