Voyeur

X.

Para estas alturas yo ya tengo que ocultar el efecto que tiene en mí esta correspondencia y de la cual soy un intruso. X y su gusto por la vida, sus ganas de vivir en medio de la pandemia del siglo. Es una foto a color, puedo ver casi por completo los pechos de X. Adivino su forma redonda mientras ella está acostada, una bata cubre el resto de su cuerpo, pero sus piernas escapan a la tela. Me gustan sus pechos, se asuma el inicio de sus pezones que parecen pequeños y rosados. ¿Realmente podemos vivir aislados sin la mirada del otro? ¿Acaso nuestro reflejo en otro no es lo que también nos hace reconocernos? Nuestra vida vista por otra ventana. Yo me he convertido en un mirón de la vida erótica de X, que me parece fascinante y una gran experiencia. Leer como forma de vivir otras vidas, de conocer más de la experiencia de existir. Tengo más preguntas sobre X, ahora quiero entender más de X.

Mon Cheri:

A veces la vida te da oportunidades disfrazadas. Me declaro fiel creyente de ese mensaje de filosofía barata. Tuve que ir a firmar unos documentos a la oficina. Como te imaginarás tuve que cancelar mi clase con Ricky. Debiste ver mi cara de sorpresa al ver que estaba esperando a la puerta del edificio donde trabajo. Olvidé que alguna vez antes de toda esta locura le conté donde trabajo o trabajaba, no se y no importa.

Prácticamente solo estaba el vigilante, así que Ricky me acompañó a pasar. Estábamos prácticamente solos en el piso. El resto de las oficinas siguen cerradas. Mientras buscaba los documentos que tenía que firmar, Ricky se puso tras de mí y puso sus manos en mi cintura. Mi primera reacción fue querer salir corriento como un puto pollo sin cabeza. Él se sorprendió, se disculpó. Le dije que esperara un momento. Firmé los documentos y los dejé en la recepción pues el mensajero pasaría por ellos en cualquier momento. Fuí al baño, me quite la ropa interior y regrese por Ricky. Lo senté en mi silla, metí mi mano en su pantalón y lo acomode. Lo pude sentir contra mí, pude sentir su respuesta a mis besos. Su cara entre mis manos. No sabes las ganas que me dieron que hiciera mis pechos suyos en ese momento.

Le pedí que nos fuéramos de ahí, a otro lado. Quería estar a solas con él. Verme reflejada en la ventana de sus ojos claros.

Fuimos a su casa. En el camino recuerdo su mano subir por mi pierna y por debajo del vestito. No podía evitar la respuesta de mi cuerpo a sus manos y él se dio cuenta de ello. Entramos a un pequeño departamento. Morìa de nervios Mon Cheri. Al entrar solo quería ganar tiempo para saber que hacer, así que puse el pretexto estùpido de necesitar agua. Fuimos a la cocina, sí, se que fue muy tonto. No se me ocurrió otra cosa que hacer al entrar, yo no debía estar ahí y sin embargo ahí estaba. Bebía el agua, y Ricky se alejò para poner algo de mùsica y cuando regresò se puso atràs de mì, como tantas veces había imaginado durante mis rutinas de ejercicio y otras tantas en los cinco minutos de soledad bajo la regadera concedidos en el encierro. Ricky beso mi cuello y ahí fue como si me transformara, en Mon Cheri. Ahí supe que no iba a ser él quien me tomara, Yo iba ser quien se adueñara de Ricky. Me gire, lo bese en los labios y me apreté contra su cuerpo bien formado, le arranque la camisa y pude sentir los músculos de su pecho y el pequeño vello que lo recubre. Fuí yo quien besó su abdomen, y mis manos recorrieron esos músculos en V que bajan a su entrepierna que respondía a mis caricias. Me abalance sobre él, lo envolví con mis piernas. Él era la presa. Ricky me cargo, nos seguimos besando y me llevó hasta la sala. Terminó por quitarme el vestido y lentamente pude sentir como entraba en mí, pude sentir lo tibio de su cuerpo recorrer mi interior. Lo hicimos ahí, de pie, yo sobre él, embistiendo con mi cadera su cuerpo. Pude ver su cara gozando con lo que le hacía. Yo me apodere de Ricky, todo fue a mi modo. Lo hice sentar y nuevamente fue para mí, lo volví a besar, lo volví a tocar, puse su cara entre mis piernas y con su boca y su mano volvió a estar dentro de mí. Y su cara Mon Cheri, era como si no pudiera creer lo que le estaba pasando, su cara a punto de explotar de placer, mi cuerpo reflejado en sus ojos claros.

Así que como te imaginaras, el regreso a casa fue interesante. Por todo eso haré una excepción. En esta envió la foto con mi rostro, si contrario a mis reglas. ¿Qué son las reglas y los límites en estos tiempos donde todo está difuso? ¿Se vale renunciar a vivir cuando la muerte te respira en el cuello?

Te elegí como guardián de mis fechorías porque de ti se poco, solo se que ahora estás ahí Mon Cheri. Hoy estás rodeado de otros que son como tú, se que estos días te han llenado de inesperada compañía, ellos que luchan por vivir y tú que estás ahí obligado. No se si entiendes lo que digo en estas cartas, si escuchas a quien describe mis fotos junto a tu cama. Solo estás conectado a las máquinas que te permiten respirar, nadie sabe si estás consciente, si aún puedes pensar en algo, o si solo eres un montón de despojos olvidados conectados a una máquina. Supe por tus visitas que eras de esos que viven para cuidarse y mirate ahora. ¿De que te sirvió no arriesgar nada en tu vida? ¿Sirvió de algo dejar que el miedo decidiera tu rumbo? Al final quedaste paralizado sin que nadie pudiera explicar que te paso, solamente te vas apagando poco a poco, pero no terminas de consumirte. ¿Gozas de tu vida ahora? Si es que a eso que tienes se le puede llamar vida. Debiste aprovechar tu oportunidad Mon Chéri.

Pero no dejaré que quien te lea esto arruine mi foto, esta te la voy a describir yo, te daré pistas y ya es tu problema si quien lee estas líneas resuelve tu morbo y alivia tu calentura, quizá eso aún lo tengas a pesar de tantos tubos y mangueras que salen de ti.

Se que no me conoces, pero esta soy yo Mon Cheri. Ese es mi rostro y estoy completamente desnuda. Esa la tomó Ricky, esta no la vieron los del laboratorio de imágenes. Esta solo la tendrás tú Mon Cheri. Finalmente verás mis pechos por completo, podrás ver esa pequeña línea color castaña, podrás conocer mi rostro, estoy completamente ante tus ojos Mon Chéri. Veras esa expresión en mi rostro, los ojos cerrados, mi boca entreabierta, como si aún lo sintiera dentro y estuviera a punto de explotar de nuevo. ¿No es una de las expresiones más íntimas que podemos conocer de alguien? Es el gesto que me dejó mi mañana con Ricky.

X.

Busco por todo el libro, muevo cada una de las hojas buscando la foto. Sigo sin encontrar la imagen. Al final llego a la última página sin rastros de X. Estoy en la última línea de este libro, no encuentro nada salvo esta línea al final de todo: "se encienden y se apagan los fanales de un Corvette amarillo."