El Feriante. Parte 06.

La enorme polla en mi mano comenzó a inclinarse hacia un lado en detumescencia. Ante mí yacía lo que a mis ojos parecía un monumento al concepto mismo de masculinidad, que se vislumbraba tan grande que me hacía sentir en comparación, casi insignificante.

Los gruesos chorros de potente semilla que había lanzado se hundían en los rizos de pelo áspero que le cubrían el pecho y el vientre. Sus suculentos pezones parecían estar mirando al techo aturdidos.

Me sentí orgulloso del papel que había jugado en lo que acababa de contemplar, pero no pude evitar preguntarme qué podría haber sido si no me hubiera acobardado.

Roy estalló en una sonrisa delirantemente feliz y sin esfuerzo me sacó de entre sus piernas para ponerme encima de él. Sentí resbalar su cálida y espesa sustancia pegajosa cuando me colocó encima de su varonil barriga, para llenar mi boca con su lengua una vez más.

Mis ojos estaban clavados en la porción de semen que se aferraba a su barbilla. Una batalla de tira y afloja rugía en mi cabeza sobre si debía o no enfrentar mi miedo y lamerla con mi lengua.

Cansado de mis propias batallas mentales, seguí adelante y la lamí mientras seguían luchando.

Como había descubierto con su pre-eyaculación, sabía gratificantemente similar a la mía. Presioné mi lengua contra el cielo de la boca y la hice girar alrededor. Incluso tenía el mismo toque de textura arenosa que la mía.

"Estás lleno de sorpresas esta noche", dijo Roy, pareciendo un poco sorprendido.

Luego me zambullí y acepté el ofrecimiento de su lengua. Gimió con deleitada satisfacción mientras probaba un poco de sí mismo en nuestro beso.

Presionando su sólida panza contra mi falo rígido mientras permanecíamos en contacto con los labios, comenzó a rodar de un lado a otro debajo de mí. Al final añadió un ligero respingo a él.

Sus movimientos ondulatorios me dijeron que estaba disfrutando la sensación de mi erección clavada en su abdomen. Sucumbí a la placentera sensación de su vello corporal.

Presioné mis ingles contra él y sentí que su capa superior de grasa cedía a mi dureza antes de aplastar la firmeza del músculo debajo que lo ceñía y moldeaba su autoritaria convexidad.

Sintió el placer que estaba experimentando y me envolvió en sus brazos mientras me retorcía sobre él. Parecía que una serie de flashes se encendieron en el momento en que exploté en el orgasmo. Cuando volví en sí, estaba riéndose y salpicando mi cara con besos afectuosos.

"¿He derribado tus barreras?", bromeó

"¡Oh, hombre! ¡Totalmente!", exclamé.

Envolví mis brazos alrededor de su cuello y presioné mi mejilla contra la suya. Su vientre se estremeció debajo de mí mientras se reía. Luego, con satisfacción, me dejó acostarme sobre él mientras mi delirio disminuía, y nuestras cargas se volvían gelatinosas y pegajosas entre nosotros.

Al final me quité de encima y nos limpiamos. No podía creer cuánta energía habíamos gastado en ese jugueteo, dado lo extenuante que había sido nuestro trabajo ese día. Aún más sorprendente fue lo descansado que me sentí.

Cuando regresamos a la cama, me pegué mi espalda a la suya. Se dio la vuelta y se acurrucó en mi espalda, luego pasó su antebrazo sobre mi estómago y me acurrucó contra su torso.

"¿Roy?"

"Sí."

"Esto me gusta incluso más... ¡MUCHÍSIMO más!

Se rio y mordisqueó la nuca de mi cuello. Noté su barba áspera más maravillosa que nunca.

"A mí también, campeón... ¡a mí también!"

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Texto original: https://www.literotica.com/s/the-carny-pt-06