El Masajista 3ra. Parte

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"Mi amor", le dijo Josefa, moviendo suavemente su rostro, "tienes que levantarte". Esteban despertó perdido, hasta que la miro, le sonrió y le dijo "hola, preciosa mía!" se humedeció los labios y atrajo su rostro hacia él, besándola.

"Mi amor", repitió ella, "tienes que bajar, Lucía podría encontrarnos, ella acostumbra a subir temprano a mi cama".

"Oh, sí," dijo Esteban y de un salto salió de la cama se colocó el pantalón de su pijama y bajo presuroso. Por las dudas, se fue directo a la cocina ante la posibilidad de encontrar a Lucía en el pasillo. Se fue directo al refrigerador y sacó la botella de jugo. Mientras bebía, apareció Lucía.

"¡Hola, hermano!" le dijo, mientras se refregaba los ojos soñolientos.

"¡Hola, pequeña!" le dijo Esteban, pasándole un vaso con jugo.

Mientras bebían, apareció Josefa vestida con una bata de algodón.

"¡Cómo amanecieron, mis amores!" les dijo acercándose a ambos y besándolos en la mejilla.

"¡Listos para el desayuno!" contestaron casi a coro Lucía y Esteban, riéndose a carcajadas.

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Temprano esa mañana de sábado, Helen recibió una llamada.

Era Yun Lo. Le habló en inglés diciéndole si podía conseguir alguna de sus chicas para unos colegas.

Helen sonrió al escuchar el poco fluido ingles de Yun Lo.

"Y para cuándo requiere las dos acompañantes", le contestó en inglés.

"Pala plóxima semana", le contestó Yun Lo en su ingles divertido.

"Veré que puedo hacer, le llamaré el lunes. ¿A qué hora puedo hacerlo?" le dijo Helen.

"Tendlía que sel antes de las 11 A.M." contestó Yun lo.

"Perfecto, veré si logro contactar a alguien y le llamo. Se despidió y corto.

Helen llamó de inmediato a Isabel.

"Amiga, necesito que nos juntemos a alguna hora hoy. Al parecer Josefa volvió locos a los chinos"

"¡Qué bien! ¿Qué te parece que nos juntemos a almorzar? Además quiero conversar otros temas contigo. Precisamente te iba a llamar para que nos juntáramos. ¿En donde siempre?", le preguntó Isabel.

"En donde siempre" respondió Helen y cortó.

Isabel miró la hora, eran las 10 A.M. Tenía tiempo para trabajar un poco, pensó. Se fue al escritorio que tenía en su casa. Se sentó e iba a tomar los planos que le había enviado el arquitecto, cuando se acordó de algo, tomó su agenda y anotó "llamar a Esteban", luego comenzó a ver los dibujos y los diseños de las instalaciones que le había enviado el arquitecto para el proyecto.

Como a las 11, decidió arreglarse para su cita con Helen; pero antes, llamó al restaurant y reservó una mesa.

Llegó al restaurant ubicado en Vitacura, y la encargada de la recepción la condujo a una enorme terraza, en donde las mesas quedaban bastante separadas unas de otras. Isabel y Helen siempre se reunían allí, ya que les permitía la privacidad necesaria que requerían.

Ordenó que le trajeran algo para picar y un pisco sour. A los pocos minutos, apareció Helen. Era una mujer de mediana edad, poco más de 40, como Isabel, alta, rubia con el pelo muy corto que enmarcaba su fino rostro y de una figura esbelta. Vestía una falda ceñida de un tono te claro, que hacía destacar unos muslos y piernas muy bien formados, y una blusa corta de diseño colorido.

Se acerco a Isabel, y se saludaron afectuosamente. Se sentó mientras Isabel hacía un gesto al garzón para que trajera otro pisco sour.

"Esta convención de los asiáticos, me tiene de cabeza", le comentó Helen como introducción. Era una mujer bastante ejecutiva que no le gustaba dilatar mayormente las cosas y era por eso que Isabel confiaba tanto en sus decisiones. Habían llegado a confiar plenamente la una en la otra y se contaban cada incidente de sus vidas.

"Tú sabes que 'colocamos' las seis 'gatitas' que creía que se adecuaban mejor al perfil que requerían los ejecutivos en esta convención; pero, al parecer el ejecutivo que es atendida por Josefa quedó tan impresionado, que me solicitó si podíamos conseguir dos muchachas más." Le explicó Helen mientras de daba un sorbo a su trago.

"Hum. Yo creo que sólo nos queda llamar a Paula y a Gloria, aunque no son bilingües, tienen una figura elegante, por lo que serían las precisas. El problema reside en que me comentaron que se iban con sus maridos a la playa este fin de semana, por lo que tendría que comprometerlas llamándolas", le dijo Isabel

"Yo creo que tendrás que llamarlas; yo ya le advertí al chino que con tan poca anticipación no tenemos otra alternativa que cobrar las tarifas VIP plus, por lo que creo que será un buen incentivo para Paula y Gloria si le ofrecemos la tarifa VIP, ¿te parece?" dijo Helen.

"Por supuesto, es lo menos que podemos cobrar y que el chino se dé con una piedra en el pecho que no le aplicamos la tarifa VIP platino que le cobramos a los petroleros el año pasado." Agrego Isabel.

"Entonces, cuento contigo, Isabel" le dijo Helen, cerrando el tema. "Y cuéntame tú ahora, que es lo que te traes entre manos"

Isabel abrió su cartera bastante grande que llevaba y sacó una carpeta que desplegó en la mesa para que la viera su amiga Helen.

Era un plano en que aparecía la foto del edificio, una foto de la recepción y el diseño de las instalaciones.

"No es ese hermoso edificio que está en la Plaza Lo Castillo?" le preguntó Helen.

"Exactamente y el nuevo negocio operará en el octavo piso con una vista panorámica hacia la cordillera, que no te cuento" le dijo Isabel.

Allí Isabel pasó a explicarle su proyecto y cómo tenía interés en que Helen tomara la gerencia con una importante participación. Le dio todos los pormenores respecto de la eliminación de esa área de negocios en el spa, al que Helen asistía periódicamente para mantenerse en forma. Helen en algún momento le dio su opinión de que parecía practico que las personas que hacían gimnasia en el spa, tuvieran la posibilidad de acceder a una sala de masajes, a lo que Isabel le respondió que probablemente dejaría algo más pequeño para atender sólo esos casos; pero, que en ningún caso tendría el enfoque de las nuevas instalaciones. Y pasó a explicarles lo mismo que le había dicho a Esteban, que se orientaría al grupo de mujeres clase alta y que se ofrecería masajes de tipo personalizado. Helen captó de inmediato y le encantó la idea y más, por el hecho de que ella tomaría la gerencia.

"¿Y cuéntame de ese tal Esteban, al que te referiste con tanta complacencia?", le preguntó Helen mirando a Isabel de forma inquisitiva y a la vez sonriente.

"¡Ah. Esteban! Es la joyita, nuestra punta de lanza, y qué punta!" dijo Isabel riendo a carcajadas por la forma en que lo había dicho.

"¡Vamos, vamos! Cuéntame más!" le instó Helen

Isabel entonces, le comenzó a contar con detalles el encuentro que había tenido con Esteban y cómo lo había incorporado a la plana de especialistas que harían el trabajo agradable con las damas, el mismo que hacían sus 'gatitas' con los ejecutivos.

No omitió ningún detalle de las características de Esteban, de tal modo que a Helen le brillaban los ojos imaginándose las escenas que le describía su amiga y socia.

"¡Ah, No. Me lo tienes que presentar!" le dijo Helen moviéndose inquieta en su silla.

"Por supuesto, amiga. Ya lo había pensado. Lo llamaré hoy para ver si lo puedo comprometer para el martes y así presentártelo como la nueva gerente del proyecto." "Cuando lo conozcas en el sentido bíblico, me darás las gracias. Eso sí te advierto, no quiero que lo enganches en exclusiva, ¿de acuerdo?". Le dijo Isabel

"De acuerdo, amiga" y levantó su mano abierta para chocarla con la de Isabel. Ambas se rieron a carcajadas.

Isabel llamó al maitre y ordenó el almuerzo. Helen se inclinó por un ceviche, plato que le encantaba, e Isabel decidió pedir lo mismo.

Cuando se levantaron como a las 4 de la tarde, habían llegado a un acuerdo que dejó a ambas satisfechas. Así habían convertido su estadía en el restaurant, en un verdadero almuerzo de negocios.

Quedaron de juntarse el martes, para ir a ver las instalaciones y conversar pormenores.

Isabel cuando llegó a su casa, lo primero que hizo fue comunicarse con Paula y después con Gloria. A ambas les encantó la idea de trabajar por la tarifa VIP, que significaba 4 mil dólares, menos el 25%, aunque GLAM cobraría la tarifa GLAM plus, de 5 mil dólares. Inmediatamente llamó a Helen y le confirmó que sus 'gatitas' adicionales estaban a firme.

Miró su agenda y vio la anotación, por lo que procedió a llamar a Esteban.

"Hola, Esteban. Habla Isabel" le dijo cuando éste contestó la llamada.

"Hola, Isabel" contestó Esteban, un tanto confundido con la llamada, tanto por el significado de recibir su llamada en la casa, como por el hecho de que vinieron de inmediato a su memoria las imágenes del reciente encuentro de la noche anterior que había tenido con ella, y agregó recordando su cuerpo desnudo en la ducha." Qué agrado de escuchar tu voz"

Isabel, titubeó un instante al escucharlo, ya que su timbre de voz le produjo el mismo efecto que a Esteban. Y, con lo reciente de su relato a Helen, no pudo menos que recordar cuando éste la tenía de espaldas a la pared mientras le daba por el culo; pero, rápidamente se recuperó y le dijo "Esteban, perdóname que te llame a esta hora, pero quiero pedirte dos cosas que olvide en nuestra última reunión: una, que veas si puedes reclutar compañeros de tu especialidad de la universidad y que deseen trabajar para mi empresa. Tú sólo debes decirle eso, y el resto me lo dejas a mí. ¿Es posible?".

"Claro, Isabel, yo hablaré para que se contacten contigo. ¿Algo más?" le preguntó

"Si. Me gustaría que me llamaras el martes temprano, porque quiero presentarte a mi socia ese mismo día. ¿Es posible?"

"No, ningún problema, Ese día tendré clases solo hasta las 11 AM. Te llamo. Un abrazo!" se despidió Esteban.

"O.K. Espero tu llamada, cariño" le dijo Isabel despidiéndose, mientras nuevamente sentía un ramalazo de deseo en su vientre al recordar cómo había culeado con ese muchacho hacía sólo un día atrás.

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