Espía vs. Espía

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Tras unos minutos recuperándose de la tortura, Barocca ya había recuperado el aliento, la fuerza y la compustura, cuando escuchó detrás de ella pasos de tacones, no giró la cabeza, ya que no quería mostrar ningún tipo de debilidad o nerviosismo, así que esperó a que Paula se pusiera delante de ella. Cuando Paula se puso delante Barocca, esta no pudo evitar mirar directamente a las piernas para ver que tipo de calzado llevaba, el cual eran unas botas de látex largas, que llegaban hasta la mitad de los muslos de Paula y se ajustaban como una 2ª piel, remarcando las estupendas piernas de Paula, dichas botas tenían unos tacones de entre 5 y 10cms de longitud, después observó que llevaba unos guantes de látex también, los cuales llegaban hasta la mitad de los bíceps y finalmente observó que había cogido de nuevo la batería y que la dejó en el suelo, pero que no cogió nada más que 2 eléctrodos, ni rastro de las pinzas, ni del resto de eléctrodos que ella usó contra Paula, lo cual la extrañó, al ver la cara de Barocca, Paula le dijo:

-Veo que pones cara de estar extrañada, pero como no sé cual es el motivo, permíteme explícarte todo esto.

Se señaló así misma y a la batería y luego prosiguió:

-Lo de la batería es una variante de tu tortura, que espero sea más efectiva que la tuya, lo de las botas de tacón es sencillo, me han gustado y me las he puesto y lo de los guantes es porque así puedo tocar tu sucia piel de zorra negra sin entrar en contacto directo mi piel con la tuya.

Barocca no sabía ya que cara poner, si la de comprensión por las botas, la de temor por la nueva tortura o la de rabia por la nueva ofensa con lo de los guantes, entonces Paula le puso un eléctrodo a cada uno de los pezones de Barocca, preparó la batería para soltar una descarga a mitad de potencia y la encendió, tal y como notó Barocca recorrer la electricidad por sus pezones y que se extendió a el resto de sus pechos, soltó un gemido de dolor, que procuró amortiguar lo máximo posible mordiéndose el labio inferior, además de tensar todos los músculos de su cuerpo de nuevo, lo que hizo que estírase lo máximo posible sus extremidades, todo esto sacó una sonrisa maléfica de Paula, que veía como Barocca se retorcía de dolor y que trataba de disimularlo lo mejor posible, pero no podía, al contrario que Barocca, Paula decidió no apagar en ningún momento la batería, ya que esperaba que tras varios minutos así, su enemiga se doblégase y decidíese confesarle todo, pero tras 5 minutos que se le hicieron eternos a Barocca, Paula paró la batería y le dijo:

-He de reconocer que tienes mucho más aguante que la mayoría de personas, ¿Me responderás a todas las preguntas que te he hecho antes o quieres que siga con la tortura?

La única respuesta que encontró Paula fue una mirada fiera y un absoluto silencio, por lo que le dijo a Barocca:

-Bien, veo que no quieres decirme nada, pues aumentaré un poco más la potencia de la batería, no sea que te hayas acostumbrado a esta y no te haga ya efecto.

Barocca miró con cierto temor hasta donde subía la potencia de la batería, la cual fue subida hasta el 75%. Nada más encendió de nuevo la batería, todo el cuerpo de Barocca se tensó lo máximo posible, al mismo tiempo que procuraba apretar lo máximo los dientes para no darle el placer de escucharla gritar a su torturadora, la cual, no había hecho más que empezar, ya que se puso delante de ella y le pasó una de las manos enguantadas de forma sensual por la cara, luego siguió bajando por el cuello, el pecho y el abdomen, donde se detuvo un momento para disfrutar de poder tocar unos abdominales tan duros y perfectos, hasta que finalmente bajó hasta su entrepierna.

Hasta ese momento, Barocca tenía una rara mezcla de dolor por la electricidad en sus pechos y de excitación por la forma en la que la acariciaba y tocaba Paula por todo el cuerpo, hasta que Paula decidió dejar de acariciar a Barocca y empezó a hacerle cosquillas en el clítoris, esto pilló completamente por sorpresa a Barocca, la cual era muy sensible en esa zona en todos los sentidos, por lo que no pudo aguantar más tiempo apretando los dientes y empezó a soltar una mezcla de dolor, risas y gemidos, según la sensación que tuvíese en ese momento, debido a todas esas sensaciones, Barocca intentaba hablar, pero solo atinaba a decir:

-AAAARRGGGHHHHDiosssssnooooojajajajajajajajaparammmmmmmporfavorrrrrrrrraaaaaaarrrrrggghhhhhh.

No hace falta decir que Paula sonreía y disfrutaba del espectáculo de ver a su presa retorciéndose por completo de dolor, placer y cosquillas, al mismo tiempo que escuchaba como música para sus oídos el tormento de su cautiva, que le pedía clemencia, pero que aún tardaría en dársela. No habían pasado ni 5 minutos desde que Paula conectó de nuevo la batería y empezó a hacerle cosquillas cuando Barocca empezó a decir, como mejor pudo:

-AAAARRRGGGHHHHNopuedejajajajajajajaserverdadmmmmmmmmdiossssssnoooooooaaaaaarrrggggghhhhhquemeeeejajajajajajajameoooooooommmmmmdenuevoooooooooo

Paula seguía sonriendo porque intuía que su presa estaba ya al límite y al escuchar esto le dijo:

-Venga puta, orínate de nuevo como la cerda que eres.

Barocca intentó reunir todas las fuerzas posibles para evitar orinarse de nuevo, pero le resultó completamente imposible, orinando no solamente de nuevo en el suelo, sino también en la mano enguantada de Paula, que sonreía de forma victoriosa, pensando que ya había conseguido doblegar a su presa. Cuando Barocca terminó de orinar, Paula sacudió con fuerza hacia el suelo la mano enguantada en la que había orina y lo poco que le quedaba en el guante, decidió limpiarla con el trasero de su cautiva, mientras que con la otra mano, detenía la descarga de la batería en los pezones y pechos de Barocca, consiguiendo de esta forma, que relájase el cuerpo por completo y también que déjase de gritar, gemir y reír.

Paula se puso delante de Barocca, le quitó los eléctrodos y se llevó la batería al sitio, solo para regresar un instante después y decirle susurrando al oído:

-¿Sabes?Eres peor que una niña pequeña, te has orinado 2 veces en muy poco tiempo, ¡Mira como has dejado el suelo de sucio con tu orina de zorra!

Esta última parte de la frase la dijo agarrándola por detrás de la cabeza y obligándola a mirar al suelo, haciéndola sentir de nuevo vergüenza por lo que no había podido evitar hacer, entonces Paula pilló por sorpresa con lo siguiente que hizo, ya que se puso detrás de ella, la rodeo con sus manos por debajo de los pechos, se los cogió, mientras que ella se había pegado tanto a Barocca, que sus pechos estaban siendo aplastados por la espalda de Barocca, tal y como le cogió los pechos le dijo:

-He notado que todo tu cuerpo es muy sensible, quiero comprobar cuanto de sensible es.

Y antes de que Barocca pudíese contestar, Paula empezó a masajear los pechos y los pezones de Barocca, mientras los movía de forma circular o los apretaba contra el cuerpo de Barocca o estiraba los pezones, mientras ella restregaba sus pechos contra la espalda de Barocca y su entrepierna con las nalgas de Barocca, todo esto hacía que Barocca se mordíese nuevamente el labio y que ténsase al máximo su cuerpo para intentar contenerse lo máximo posible ante las olas de placer que estaba recibiendo de Paula, pero le era del todo imposible no evitar soltar gemidos.

Al notar que estos gemidos eran tímidos y amortiguados porque su presa se mordía el labio inferior, decidió pasar al siguiente nivel, deslizó su mano derecha hasta el coño de Barocca y empezó a acariciar suavemente el clítoris de Barocca por encima, esto hizo que los gemidos aumentasen algo, pero no que déjase de morder el labio, por lo que decidió ir a por todas Paula, le metió un par de dedos por el coño a Barocca y la empezó a masturbar, mientras que empezó a lamerle el cuello, para luego pasar a morderle el lóbulo de la oreja, lo cual, excitó tanto a Barocca, que por fin separó sus labios y sus gemidos eran a cada instante, más intensos.

Paula no solamente escuchaba los gemidos cada vez más intensos de Barocca, sino que notaba en su mano izquierda que tenía el pezón completamente duro, mientras que escuchaba perfectamente, como chapoteaban sus dedos dentro del coño de su presa, el cual, estaba cada vez más húmedo, por lo que intuía que su cautiva estaba cada vez más cerca de llegar al orgasmo, cuando notó Paula que estaba a punto llegar a un orgasmo muy intenso, detuvo todo y separó su cuerpo del de Barocca, consiguiendo con ello no solamente que Barocca relájase de nuevo su cuerpo, sino que además soltó un suspiro como de pena por no haber podido llegar a ese orgasmo que parecía que iba a ser uno de los más intensos de su vida, al ver esta reacción Paula le dijo poniéndose delante de ella:

-Si quieres que te haga llegar al orgasmo, solo tienes que decirme todo lo que quiero saber y te haré sentir un placer aún mayor que el que te acabo de dar.

Entonces, Barocca que había conseguido recuperar un poco el aliento, le respondió:

-No te diré nada puta loca. Puedes hacerme lo que quieras que no diré nada.

Paula sonrió y le dijo:

-¿Lo que yo quiera?Suena a un buen desafío.

Paula estaba disfrutando de cada momento del suplicio de su cautiva, escuchar su respiración, ver como sus músculos reaccionaban involuntariamente, ver como se tensaba, observar el sudor correr por su piel. Sus ojos veían la figura atada de su presa, su mirada recorría su cuerpo y una de las partes más vulnerables de la chica era evidente, su cintura, su entrepierna. Si el castigo seguía en ese lugar, lograría su objetivo. La dominante mujer se agachó y sus manos cubiertas empezaron a acariciar los muslos de Barocca... su mirada estaba perdida.

-Voy a disfrutar de poder seguir torturando tu coño de zorra.

A lo que Barocca no respondió, más que con silencio,  mientras escuchaba la voz de esa zorra, su confianza, su decisión.... y este podía ser el momento justo para actuar. Barocca había notado como las correas de cuero de sus muñecas, estaban bastante sueltas, probablemente por la combinación de todas las veces que había tenido que tensar el cuerpo y destensarlo, así mismo su cuerpo estaba empapado de sudor, por lo que con un poco de maña podría intentar liberarse, sin embargo hacer eso de golpe era muy peligroso, ya que podía dejarla expuesta y alertar a Paula, por lo que poco a poco empezó a soltar su mano izquierda, suavemente... Solamente tenía una oportunidad y no podía desaprovecharla.

-Se nota que eres muy sensible aquí abajo, apenas te he acariciado y ya estás húmeda.

Con sigilo, finalmente sintió como liberó su muñeca... vió la expuesta nuca de Paula, era tirar toda la carne al asador, tenía que noquearla de un solo golpe, por lo que tenía que asegurarse de que no podía fallar ese golpe si quería liberarse de sus ataduras, cuando por fin vió que Paula había bajado completamente la guardia, soltó un golpe tan rápido y preciso en la nuca de Paula, que la dejó fuera de combate al instante, lo que provocó que Paula se desplómase en el suelo, encima de toda la orina de Barocca, la cual, al ver a Paula tendida sobre su orina, no pudo evitar sonreír mientras se liberaba de sus ataduras, primero su mano derecha, luego su pierna izquierda y finalmente su pierna derecha.

Sabía que seguramente disponía de poco tiempo y que era una mujer muy peligrosa, por lo que decidió actuar lo más rápido posible para evitar un enfrentamiento físico contra ella, ya que aunque no estaba agotada, sí que estaba bastante cansada debido a las torturas de Paula. Le dió la vuelta a Paula, pudiendo comprobar que seguía fuera de combate, la agarró de las axilas y la arrastró por el piso de la nave hasta que llegó a su destino, el cual era un cepo de madera de más o menos un metro de altura, con un agujero grande en el medio para meter la cabeza y otro más pequeño a cada lado para meter cada una de las manos, luego le encadenó los tobillos al suelo, para asegurarse de no que se podía defender lanzando patadas.

Soltó por un momento a Paula, abrió el cepo y la volvió a girar para ponerla mirando boca abajo, la cogió nuevamente de las axilas y con mucho esfuerzo y habilidad, consiguió poner las manos y la cabeza de Paula dentro de los agujeros del cepo y luego lo cerró con un candado, para asegurarse de que no se escaparía. Mientras Paula seguía inconsciente, Barocca fue a una de las mesas que había delante del falso espejo y cogió una paleta de madera, pero envuelta con cuero negro, dicha paleta era tan grande como una de las nalgas de Paula, parecía hecha a medida para ella.

Al cabo de unos minutos Paula recobraba el conocimiento y al igual que la anterior vez, le costó acostumbrarse a la luz de la nave donde estaba, pero con la diferencia de que notaba un fuerte golpe en su nuca y antes de que pudíese reaccionar o preguntar algo, Barocca le dijo:

-Vaya, vaya, parece que se han girado las tornas ¿eh?

Paula no se lo podía creer, tenía a su presa delante de ella, de pie y completamente libre, además de estar sujetando una paleta de madera de cuero negro bastante grande y gruesa, enseguida notó que no estaba sentada como antes o atada como su presa, sino que estaba en una posición bastante expuesta e indefensa, ya que no podia mover ni la cabeza, ni las manos, ni las piernas, además de tener completamente expuesto el trasero debido a dicha posición, cuando por fin recobró la compostura Paula, le preguntó a Barocca:

-¿Cómo demonios te has liberado?

Barocca sonrió ante dicha pregunta, cerró un ojo y moviendo el dedo índice de un lado a otro dijo:

-Eso es secreto.

Entonces Barocca se puso detrás de Paula y le dijo:

-Confíesa o sabrás lo duros que son mis golpes en tus nalgas.

Y Paula contestó:

-No diré una mierda, vete al infierno zorra.

Barocca soltó un fuerte suspiro de resignación y le dijo:

-Como desees.

Paula veía a través del reflejo del falso espejo como Barocca levantaba al máximo su brazo, por lo que se procuró preparar mentalmente para recibir dicho primer golpe, entonces Barocca bajó a toda velocidad y con toda su fuerza su brazo con la paleta y golpeó lo más duro posible la nalga derecha de Paula, tras lo cual, Paula soltó un fuerte grito:

-AAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! BESTIA!!!!! TE JURO QUE TE MATARÉ POR ESTO ZORRA!!!!!!!!!!

Barocca no hizo caso ni al grito, ni a las amenazas y siguió golpeando las perfectas nalgas de Paula, las cuales, estaban cada vez más y más rojas, al igual que la cara de Paula en una mezcla de rabia y dolor, ya que las lágrimas caían a borbotones por sus mejillas y llegaban hasta el suelo, durante este castigo, Barocca le preguntó varias veces más si confesaba y ella respondió otras tantas veces que no (aunque de una forma mucho menos educada, claro está), así duró el castigo en las nalgas de Paula durante más o menos una hora, que es lo que tardó en que se le cansase el brazo a Barocca de golpearla con la paleta.

Tras terminar de azotar las nalgas de Paula, Barocca se quedó contemplando maravillada las perfectas nalgas de su prisionera y no pudo evitar el acariciar suavemente cada una de las nalgas con su mano libre, cuando Paula consiguió recuperarse un poco y notó dichas caricias, gritó:

-¡¡¡NO PONGAS TUS SUCIAS MANOS DE ZORRA EN MI TRASERO O TE MATARÉ!!!

Ante este grito Barocca le dió un fuerte y rápido azote a cada dolorida nalga de Paula y le dijo:

-Esto por ser una desagradecida, solamente te estaba aliviando un poco el dolor.

A lo que Paula la respondió:

-Prefiero que me arda el culo a que me vuelvas a tocar zorra.

Entonces Barocca miró al suelo y vió que había un pequeño charco, el cual no era de orina precisamente, luego miró a la entrepierna de Paula y mientras pasaba su mano por el coño de Paula le dijo:

-Me parece que ya sé el motivo por el que has conseguido aguantar mis azotes durante tanto rato y es que te excita que te azoten.

Paula al escuchar eso y notar la mano de Barocca en su sexo, le dijo:

-No sé de donde te sacas que me gusta eso, pero te juro que como no dejes de tocarme con tu asquerosa mano, te mataré puta.

Al terminar de acariciar el coño de Paula, Barocca se puso delante de ella, la cogió de su melena, obligándola a mirar y al mismo tiempo que le mostraba su mano llena de los jugos vaginales de Paula, le dijo:

-Pues me lo saco de que esto no es precisamente orina, zorra de mierda.

Esto hizo sonrojar a la prisionera, que intentó girar la cara hacia otro lado, pero Barocca no solo no le dejó hacerlo, sino que además, para más humillación, le pasó los dedos por una de sus mejillas, dejándola impregnada de sus propios jugos, lo que le valió a Barocca otra serie de insultos y amenazas de Paula tanto por atreverse a tocarla, como por hacerle eso. Barocca al ver que Paula no cedía, suspiró profundamente y se encogió de hombros, no le quedaba otra opción, si quería obtener el resultado deseado tenía que romper las barreras que se había prometido nunca traspasar, entonces le dijo a Paula:

-Veo que no me queda más remedio que usar mi último recurso, yo no quería, pero me has obligado a ello.

Paula completamente altiva, pero al mismo tiempo extrañada, le respondió:

-He sido entrenada para ver cualquier cosa, imágenes parpadeantes, escenas sangrientas, mutilaciones, cosas innombrables, no vas a poder someterme.

Barocca se pone unos audífonos que le cubren por completo los oídos, mientras toca un teclado que hay en una de las mesas, convirtiendo el falso espejo, en un monitor gigante, en el que se veía el salvapantallas del ordenador, mientras Paula decía:

-Ni siquiera sonidos fuertes me van derrotar! Podré contra cualq... 

Entonces Barocca la interrumpe y le dice:

-No te estoy escuchando nada, por lo que no te molestes en hablar, es que mira, la tortura es tan, pero tan fea, que ni siquiera yo puedo oírla, así que suerte... la vas a necesitar, aunque yo creo que la suerte saldría corriendo inmediatamente.

Tras decir esto, Barocca pone a pantalla completa un vídeo, el cual tiene como título "Usar solo en casos de emergencia" y que se veía una imagen de Donald Trump con un micrófono en la mano, esto desconcertó a Paula, la cual es una seguidora de Donald Trump y antes de que se pregunte como puede alguien a quien sigue, ser una tortura para ella, Barocca le da al play del vídeo, poniendo el sonido a la máxima potencia, para que su prisionera vea y escuche a Donald Trump cantando la canción "Despacito" con un montón de mujeres latinas alrededor suyo, en menos de 5 segundos Paula gritó:

-TE ODIO NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

No llevaba el vídeo ni un minuto transcurrido, cuando Paula movió como pudo sus manos de derecha a izquierda y agachó la cabeza, entonces Barocca paró el vídeo, se quitó los audífonos y escuchó a Paula decir:

-Por favor....no más....piedad....es demasiado cruel....lo confesaré todo, pero no lo vuelvas a poner.

Barocca sonrió y le dijo, mientras preparaba una cámara para grabar toda la confesión:

-Así me gusta, que colabores y recuerda de no dejarte nada o sino....

Un sudor recorrió la espalda de Paula al recordar dicha tortura, tras lo cual, empezó a confesar todo lo que quería saber Barocca de su organización conocida como la BBB. Tras varias horas de confesión, en las que Paula confesó absolutamente todo, con tal de no soportar de nuevo la última tortura, Barocca se levantó, fue hacia una de las mesas, cogió una botella, la abrió, cogió un paño y lo empapó del líquido de la botella, luego cerró al botella y se dirigió hacia Paula y dijo:

-Lo has hecho muy bien, ahora es el momento de que te eches una pequeña siesta.

Le puso el paño empapado cerca de la cara, lo suficiente como para que Paula reconociera el olor del cloroformo, trató de evitar por todos los medios que le pusieran el paño en la cara, pero no pudo debido a que estaba completamente inmovilizada, tras unos segundos intentando resistirse, sus ojos se cerraron por completo y su cuerpo se quedó totalmente relajado, al ver a Paula así, Barocca fue a por su ropa, la cual estaba tirada en el suelo, se la puso, luego cogió la tarjeta de memoria de la cámara que había usado para grabar el interrogatorio, se lo guardó enun bolsillo de su pantalón y finalmente se fue a por la ropa de Paula, cuando regresó con la ropa, abrió el cepo y le puso la ropa que llevaba Paula cuando la sedó con un dardo tranquilizante, la cual era unos zapatos blancos de tacón de unos 5cms y un vestido de fiesta como el de Jessica Rabbit, pero de color blanco, le puso unas esposas en las muñecas que de su parte central salía una cadena hacia arriba y que terminaba en un grillete de seguridad alrededor del cuello de Paula, pero al mismo tiempo salía otra cadena hacia abajo que conectaba con los eslabones de unos grilletes que había puesto en los tobillos de Paula, ya que había podido comprobar en sus carnes que era una mujer muy peligrosa y que no podía correr el menor riesgo con ella.