Libres en la Oscuridad [04]

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Sara se lamentó de que Jorge se fuera, pero eso no le impidió seguir disfrutando. Ahora tenía libre la concha de Marina, y empezó a chuparla toda, con más devoción que antes. La rubia no molestó en disimular sus gemidos de placer, los cuales inundaron toda la pieza. Esto calentó mucho a Sara, no sólo le estaban abriendo el orto a pijazos, sino que además era capaz de brindarle mucho placer a la rubia.

Javier creyó que los gemidos de Marina se debían a lo que él estaba haciendo, y ésto lo incentivó. Al parecer ella ya tenía el culo bien dispuesto, por lo que empezó a cogerla con cada vez más fuerza. Luego de unas cuantas embestidas, logró meter la pija entera. Él no pretendía parar hasta llenar ese culo de leche.

Por primera vez en su vida, Lionel estaba recibiendo una mamada de dos personas a la vez; no le importaba que una fuera un hombre... se la estaban chupando de maravilla. Lo hicieron tan bien que no pudo contenerse, su verga empezó a escupir grandes chorros de leche.

Mónica y Jorge compartieron el semen de Lionel, lamieron toda la pija y se besaron, para que cada uno pudiera llevarse una buena ración de leche tibia. Como la verga de Lionel se puso flácida, dejaron de chuparla; pero se sorprendieron cuando el rubio dio media vuelta y se puso en cuatro. Entre Mónica y Jorge empezaron a lamerle el culo y los testículos. Jorge sonrió, sin dejar de coger a Moni, ya adivinaba las intenciones de Lionel, y no lo iba a defraudar.

Sara hizo lo que pudo para darse vuelta, quería acostarse boca arriba. Por suerte sus dos amantes comprendieron sus intenciones, y la liberaron unos segundos. Levantó las piernas, las cuales fueron sujetadas por su amante masculino, él le volvió a meter la pija en el orto, y ella tuvo que estrujar las sábanas y apretar los dientes para no gritar. Pero de haber salido de su boca, hubiera sido un grito de puro placer. Le fascinaba sentir toda la verga dentro de ese orificio.

Marina, que no perdió el tiempo, se sentó en la cara de Sara y empezó a menearse. La chica le chupó la concha y el culo, cada vez lo hacía mejor y eso fascinaba a la rubia.

Jorge fue en busca del siguiente agujero en el que metería la verga. Se posicionó detrás de Lionel, quien aguardaba en cuatro patas, y le clavó la mitad de la pija de una sola embestida. «Este culo no es virgen, pensó». Por alguna razón le calentó saber que Lionel ya se había dejado coger. Como vio que podía exigirlo un poco, empezó un fuerte vaivén, disfrutando de cómo su verga se abría camino dentro de ese agujero.

Moni, que se había quedado sin nadie que se la cogiera, y sin nada para chupar, no supo qué hacer. Estaba perdida en la oscuridad. Dio la vuelta a la cama, como si estuviera buscando algún sitio por el cual pudiera reincorporarse a la orgía.

Hubo un parpadeo, como si un relámpago se hubiese metido en la habitación. Súbitamente se hizo la luz, y todos pudieron ser testigos oculares de lo que realmente estaba ocurriendo.

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